Mensaje
por José Luis » Lun Feb 02, 2009 8:50 am
¡Hola a todos!
Como el texto se vuelve, por momentos, algo repetitivo y soporífero, he decidido abreviar tales pasajes, indicándolo mediante (...).
British Intelligence on Japanese Military Efficiency prior to December 1941 (Inteligencia británica sobre la eficiencia militar japonesa antes de diciembre de 1941) (III)
Al mismo tiempo, los informes que enfatizaban los atrasos del EIJ demostraron cómo la inteligencia disponible oscurecía una de sus principales fortalezas, a saber, la eficiencia de sus unidades de infantería. Su habilidad para avanzar largas distancias sin basarse en el transporte o comunicaciones fijas, y superar las defensas enemigas con armamento ligero, se probó fatal para las fuerzas aliadas en el sudeste asiático durante las fases iniciales de la guerra.
La creación de un cuadro preciso del EIJ se vio aún más dificultada por su fracaso en conseguir una victoria decisiva durante la guerra sino-japonesa, que por contra reforzó la opinión de que sus capacidades no necesitaban ser tomadas en serio. Las valoraciones del desempeño del EIJ en China revelaron un malentendido de cómo se estaba enfrentando a un número de obstáculos únicos, ninguno de los cuales iba a encontrarse más tarde en el sudeste asiático. Primero, la extensión geográfica del teatro chino significaba que el EIJ tenía que lidiar más probablemente con contraataques enemigos y dificultades logísticas que con un campo de batalla tan compacto como Malaya. Segundo, como los ejércitos chinos estaban combatiendo en su territorio y podía echar mano de un suministro de reservas sin fin, eran más capaces de ofrecer una resistencia efectiva que un ejército occidental operando a miles de millas de su base de operaciones. Tercero y más importante, las guerrillas chinas, así como las tropas regulares, poseían un nivel de entrenamiento significativamente más alto que las fuerzas del imperio británico que defendían Malaya.
Por tanto, los británicos tuvieron dificultades a la hora de evaluar las implicaciones de las debilidades y fortalezas japonesas. Su malentendido provenía de una noción equivocada de que los problemas del EIJ en China eran una prueba incuestionable de su incapacidad para desafiar a sus rivales occidentales. Los informes de campaña ilustraban con concienzudo detalle cómo la resistencia de la guerrilla había había obligado a dedicar recursos importantes para “tareas de pacificación”. Las dificultades del EIJ para hacer frente a este tipo de oposición dieron pie a sugerencias de que los japoneses estaban fuertemente presionados para derrotar a los enemigos más pobremente equipados.
Las evaluaciones de la moral japonesa proporcionaron otro ejemplo clave de un hábito frecuente, dentro de la comunidad de la inteligencia y el establecimiento del ejército nbritánico, de sobrestimar cómo los problemas del EIJ afectaban su valía. Los sucesos en China revelaron que la moral de los soldados japoneses, que el EIJ contemplaba como su activo más valioso, estaba sujeta a deteriorarse a la vista de un conflicto prolongado. Las impresiones de la moral excepcionalmente alta del EIJ eran en gran parte un vestigio de su desempeño durante la guerra ruso-japonesa. Sin embargo, desde las fases iniciales del conflicto sino-japonés, los informes de campaña observaron cómo la mayoría de las tropas del EIJ eran reclutas que expresaron abiertamente su desaprobación del esfuerzo de guerra y demostraron regularmente apatía. Los viajes a las áreas de batalla realizados por observadores británicos, como Grimsdale y el capitán Boxer, jefe del departamento de inteligencia en Hong Kong, revelaron que los reveses inesperados causaban a menudo una ruptura de la disciplina. En la víspera de la guerra del Pacífico, los británicos correctamente conjeturaron que la tendencia del soldado japonés a perder la confianza en situaciones imprevistas lo hacía vulnerable......
A pesar de los fallos analíticos que plagaban las valoraciones británicas, se necesita tener presente el hecho de que la única fuente de inteligencia tangible era las operaciones del EIJ en China, que a menudo daban pie a imágenes negativas. Grimsdale recordaba que el revés en Taierchwang en abril de 1938 formó la base de las creencias occidentales de que, dado un equipamiento adecuado, los chinos podían derrotar a los japoneses. El corolario a esta noción, puesto que el ejército chino era desesperadamente ineficiente, luego el EIJ también estaba en un pobre estado, consiguió una amplia aceptación. La convicción de Brooke-Popham, que el EIJ no podía considerarse como un formidable enemigo, estaba basada en observaciones de guardias fronterizos japoneses mientras estuvo de viaje en Hong Kong a finales de 1940. Como admitieron invariablemente las investigaciones de la campaña de Malaya, el grueso de las tropas japonesas en China eran soldados reclutas de segunda categoría que no representaban del todo las capacidades del EIJ. Por tanto, la subestimación británica se puede atribuir a la falta de acceso a información sobre el entrenamiento y eficiencia de los ejércitos que sus fuerzas iban a encontrar en el sudeste asiático. Sin una confrontación directa que pudiera proporcionar un cuadro completo de las capacidades del EIJ, la evidencia de incompetencia se tomó como una realidad.
(…) El MI2 fue la única sección dentro de la Oficina de Guerra que reconoció que, debido a su experiencia en China, el EIJ era un difícil enemigo si había que enfrentarse con él en los campos de batalla de Asia. Pero incluso el MI2 jamás concedió explícitamente que el EIJ era capaz de derrotar a sus homólogos occidentales. Por ejemplo, en mayo de 1940, y nuevamente en diciembre de 1941, unos pocos días después del estallido de la guerra, el MI2 difundió informes ambivalentes que terminaban con una advertencia de que el EIJ estaba “entrenado y solamente requerido para combatir en Extremo Oriente, donde tendrá ventajas inherentes”. Sin embargo, antes de mostrar tal incómoda información, ambos documentos declaraban como conclusión general: “El ejército japonés [todavía] no había alcanzado los niveles de los ejércitos occidentales”. Además, contenían un número de duras críticas con respecto a la deficiente cooperación de infantería-artillería, y una tendencia a minimizar las fuerzas enemigas.....
(…) A la hora de evaluar el desempeño del EIJ en el caso de que avanzara hacia el sudeste asiático, los británicos conjeturaron que los japoneses difícilmente disfrutarían de la misma suerte. Las valoraciones de las capacidades japonesas en desembarcos anfibios y en guerra de jungla pusieron de relieve este dilema. Las operaciones combinadas en China fueron conducidas sofisticadamente. Los desembarcos tuvieron lugar con poco aviso, y los avances contra objetivos del interior fueron lanzados antes de que los defensores pudieran contraatacar. Sin embargo, como los desembarcos apenas encontraron oposición naval y aérea, operaciones similares contra fuerzas bien atrincheradas estaban condenadas a obtener unos resultados menos favorables. De igual forma, las operaciones en China meridional e Indochina dieron al EIJ una experiencia inestimable para conducir operaciones en terreno casi virgen. Sus fuerzas fueron capaces de avanzar rápidamente a través de un país muy montañoso y boscoso, donde las comunicaciones deficientes y las dificultades para transportar equipo pesado requerían un despliegue eficiente de las unidades de infantería. Sin embargo, puesto que los japoneses sólo se habían enfrentado a guerrillas que no presentaron una resistencia organizada, la opinión aceptada era que no podían hacer grandes progresos contra las fuerzas británicas en Malaya.
A seguir.
Saludos cordiales
JL
"Dioses, no me juzguéis como un dios
sino como un hombre
a quien ha destrozado el mar" (Plegaria fenicia)