¿Quiénes eran y qué querían ofrecer a la ciudadanía francesa este grupo tan curioso? El Groupe Collaboration fue hijo de la ocupación alemana en Francia, pero con unos objetivos que ya habían sido elaborados y tratados durante el período de entreguerras, es decir, la situación bélica ofreció una plataforma sin igual para llevar a cabo sus deseos políticos e ideológicos discutidos años atrás. El Grupo estuvo compuesto principalmente de parisinos que anhelaban convertirse en un polo atractivo de reflexión y de promoción cultural para todos aquellos intelectuales deseosos de estimular cualquier proyecto que significara una unión europea, que era como decir entonces incentivar la unión franco-alemana que sería el primer paso para la definitiva cohesión continental. Este movimiento quería desligarse totalmente de los partidos políticos, es decir, debía ser una especie de laboratorio de ideas ajeno a la política, no debía intoxicarse con las nuevas formas de orientar el país desde la óptica ultra parisina. Es difícil poder encontrar mucha información al respecto sobre este Grupo elitista creado por el escritor francés Alphonse Van Bredenbeck de Châteaubriant, un aristócrata al que no se le dio nada mal escribir y que fue en aquellos momentos una celebridad intelectual, su papel como elite ideológica hizo que su presencia siempre estuviese envuelta en sombras que determinaban ambigüedad y pragmatismo por igual.
Debemos partir de la base de que la idea de una Europa unida no fue algo que llegó con la Segunda Guerra Mundial , el europeísmo siempre estuvo latente en muchas de las elites intelectuales y en numerosos asociaciones de excombatientes de la Gran Guerra tanto en Francia como en Alemania, aunque tal vez podamos destacar a la primera con una figura que fue determinante en este aspecto, el que fuera uno de los políticos más importantes de la Tercera República francesa y Premio Nobel de la Paz en 1926, Sr Aristide Briand. Él fue uno de los impulsores de lo que podríamos denominar Europa federal, a partir de aquí hay un antes y un después en el europeísmo como idea política.
La idea europea definida como una corriente europeísta que agrupara en su seno a todo aquel que deseara la ansiada unión continental parece tener un freno con la presencia nazi en Europa, su peculiar aportación a esta idea ha dejado un vacio que ha repercutido en un salto histórico durante 1939-1945 en lo que podríamos denominar génesis de la configuración de Europa. Uno podría preguntarse si existía sustento ideológico en la Nueva Europa que deseaban los nazis, seguramente habría algo más que la idea hitleriana de Europa, pero no hay duda de que hay que ser muy ingenuo para creer que toda ella no era sino la voluntad de Adolf Hitler. Partiendo de esta premisa indiscutible, todo lo que vamos a relatar a continuación no deja de resultar una ilusión baldía, cándida si se me permite el uso de este término, por no denominarlo de una manera más franca y detallada. Es curioso que antes de la guerra la idea paneuropea agrupara a un gran número de personalidades de izquierdas y derechas, pero posteriormente, con la invasión y sumisión de Europa a la ocupación nazi, esta idea supusiera algo así como un acercamiento a las tesis colaboradoras con el mencionado ocupante, ofreciendo de esta manera otro punto de vista totalmente alejado de aquellos primeros acercamientos. Algunos pueden preguntarse el por qué de este hecho, pero es difícil no poder caer en la percepción, no muy alejada de la realidad, de que sin la ayuda nazi esta unión resultaba imposible. Los colaboracionistas hicieron de la idea de Europa un tema privilegiado y clave para sus relaciones con los germanos. La Europa como garante de unidad de los pueblos pasaba a constituir una concepción política con entidad propia, casi podríamos estar hablando de que era una tercera vía, es decir, se situaba por encima del nacionalsocialismo o del comunismo imperante en aquella desolada Europa. Alguien también puede pensar que nos olvidamos de la democracia, desgraciadamente no tenía su sitio en ese momento y su papel era testimonial una vez confirmada la supremacía nazi en el continente.
La Alemania nazi dominaba Europa, su “unificación” había sido lograda con las armas, la Wehrmacht era la garante de la misma, pero aún y así el Groupe Collaboration veía en este delicado momento una oportunidad única para llevar a buen término la unión continental, Europa como mito había nacido. Si anteriormente nos preguntábamos si existía sustento ideológico en la concepción de Europa entre los nazis, ahora podríamos hacer lo mismo con esta asociación surgida de la ocupación alemana, el Groupe Collaboration. Ciertamente, la idea europeísta envuelta en una nebulosa de concepciones era parte esencial de este grupo, lo complicado era decidir si subirse a este tren que comandaban las ideas nazi-fascistas y apostar por un realismo impuesto por las circunstancias. Este grupo de personas decidió hacer uso del pragmatismo más severo y aproximar su dualidad Europa-mito siguiendo la órbita marcada por la guerra.
El Groupe Collaboration, aunque ellos pretendiesen siempre alejarse de cualquier calificativo político, siempre estuvo marcado por este último componente. ¿Cómo si no podríamos entender que su ingreso era negado a judíos y francmasones? Por mucho que ellos decidieran situarse como una élite intelectual por encima de luchas políticas no lo consiguieron, si bien lograron mantener esa idea de alejamiento de los grupos políticos ultra colaboracionistas parisinos como fueron el RNP, con el ex socialista Marcel Deat a su cabeza, y el mayoritario PPF del ex comunista Jacques Doriot. Su función debía únicamente centrarse en la reflexión política, ellos debían crear y hacer extender a través de la sociedad civil la idea-mito de Europa como garante de la paz en el continente. En definitiva mantenían un deseo de influencia política, pero no con la intención de “tocar” a las masas, ahí surgía su vertiente más elitista, a pesar de la ambición a la hora de popularizar sus ideas. Parece algo contradictorio, pero creo que este término es el que más se ajusta a la hora de calificarlos. Intentaban también desligarse de todo aquello que hiciese suponer, ingenuamente, que eran parte de la propaganda nazi. Para ello promovían las relaciones “espirituales” entre alemanes y franceses a través de conferencias, lecturas, organización de manifestaciones culturales como eran la emisión de películas o la interpretación de obras teatrales.
Transcribo literalmente los cuatro puntos esenciales definidos por el Groupe Collaboration en su reunión del 7 de febrero de 1941 y que marcaban sus objetivos y la finalidad por la que había sido creado*:
1) Reunir a todos los buenos franceses de buena voluntad que deseen sinceramente establecer una Francia Nueva en una Europa Nueva.
2) Realizar ese deseo tal y como se ha expuesto en los mensajes del mariscal Petain
3) Sostener la política exterior e interior de Francia tal y como ha sido definida en el mensaje del Jefe del Estado de 10 de octubre de 1940 y su necesidad de defender dicha colaboración.
4) Establecer en las relaciones franco-alemanas ese espíritu de colaboración tal y como ha sido preconizado en la entrevista de Montoire y para hacer mejor conocer a los franceses la Alemania real.
*.Julien Prévotaux. Un Européisme nazi. Paris, Histoire Essentielle, 2010, p. 41.
Como podréis comprobar la figura del Mariscal Pétain como garante de la Colaboración queda patente, ¿por qué eligieron la figura del héroe de Verdun? Por una razón muy sencilla, la unión franco-alemana debía lograrse partiendo inicialmente de una Revolución Nacional asociada a una Renovación de la idea de Francia como tal. Renovación francesa nos haría llegar a construcción europea, así veía el Groupe Collaboration la mejor manera de acariciar esa idea de Europa.
Por supuesto esta ligazón del Groupe con los vichystas no era muy del agrado de los colaboracionistas parisinos, pero el acuerdo de Montoire entre Petain y Hitler en octubre de 1940 debía ser la línea a seguir
Otro aspecto interesante sobre esta peculiar asociación es la cuestión de preguntarse si eran nazis o fascistas, como he mencionado anteriormente, ellos deseaban permanecer fuera de cualquier calificativo ideológico, pero no hay duda de que la democracia les producía cierta aversión. Todo aquello que supusiera el precepto de que cantidad es equiparable a calidad les parecía una aberración. Sus orígenes políticos, al menos de algunos de sus más destacados dirigentes, provenían de la extrema derecha o de la derecha extraparlamentaria, los principios de Igualdad, Fraternidad y Libertad no iban precisamente con ellos, tampoco el nacionalismo extremo, por eso resulta difícil poder calificarlos de fascistas en su término más político. Colaboración más que adhesión parecía ser su lema. A través de la primera, ambicionaban situar a Francia como pilar indiscutible de la Unión Europea. El país galo podía aportar esa magnificencia cultural que poseía y, de esta manera, convertir a Paris en la capital del arte de la Nueva Europa aunque sin desechar la supremacía alemana como modelo a seguir.
La diferencia entre Colaboración y Colaboracionismo fue para el Groupe Collaboration determinante, ellos se veían a sí mismos y a sus actividades como una Colaboración respetable alejándose del colaboracionismo de los ultras de París, aunque como podremos comprobar no lo lograron del todo, sobre todo una vez la guerra fue radicalizándose en Francia conforme la misma iba evolucionando. La Resistencia y sus continuos ataques, la intervención Aliada en el norte de África con la operación Antorcha en 1942, actuaron de acicate para los miembros más extremistas del Groupe Collaboration de cara a un acercamiento al nacionalsocialismo, pero esto siguió siendo la eterna contradicción de esta asociación, su inicial colaboracionismo se acercaba más al marcado por Vichy que al ultra parisino. Por supuesto, todo ello fracasó con la derrota de los nazis en Europa y, en el caso particular de Francia, con el protagonismo de la Resistencia, que curiosamente estuvo más asociada a sentimientos nacionalistas que a europeístas, la sola idea de una Europa unida les hacía ver al nazismo como catalizador de la misma y su aversión a esa idea de Europa era rechazada.
Para concluir esta microhistoria del Groupe Collaboration, me gustaría destacar y resumir algunos de los aspectos más importantes de éste. Sin duda, estamos ante una asociación donde el autoengaño fue una constante, para ellos colaboración no era lo mismo que colaboracionismo. ¿Hitler pensaba igual? Me temo que no. Su idea principal era la de ser un grupo de reflexión y de laboratorio de ideas que concluyeran en una unión continental. Su europeísmo frente a la supremacía nazi era cuanto menos ingenuo. Su concepción de Europa debía estar marcada por una superación del marco nacional y a su vez el rechazo a una globalización desmesurada, su creencia en una Europa sin fronteras aprovechando la coyuntura histórica del momento les cegó totalmente, no había Europa sin fronteras….solamente para los nazis….
Idea ilusa pensar que una destrucción del Estado-Nación llevaría consigo la paz, el gran espacio económico era la solución a todos los problemas que habían llevado a Europa a su destrucción en la primera mitad del siglo XX. La economía política debía transformarse en política económica, ello podría acercar a los europeos sin necesidad de utilizar la guerra como garante de la supremacía continental.
Los miembros del Groupe Collaboration creyeron que aprovechando el dominio nazi de Europa podría llevarse a cabo todas aquellas ideas por las que habían luchado en el periodo de entreguerras, pero muchas de esas ideas nacieron ya contaminadas por su sumisión al nazismo imperante en Europa, y desde luego, se alejaban de los primigenios pensamientos de lo que sería una unión franco-alemana que era tanto como decir una Unión Europea.
Brunetau, Bernard, L'Europe nouvelle de Hitler, editions Rocher, 2003.
Prévotaûx Julien, Un européisme nazi. Le Grooupe Collaboration et l'idéologie européenne dans la Seconde Guerre Mondiale, editorial F-Xavier de Guibert, 2010.
Lambauer Barbara, Otto Abetz et les Français ou l'envers de la Collaboration, editorial Fayard, 2001.
Faraldo, José M, La Europa clandestina. Resistencia a las ocupaciones nazi y soviética 1938-1948, editorial Alianza, 2011.