Va de cuento: nos regía
un capitán que venía
mal herido, en el afán
de su primera agonía.
¡Señores, qué capitán
el capitán de aquel día!
E. Marquina
En Flandes se ha puesto el sol
Defensa de Sinevino. Segunda batalla del lago Ladoga.
Despues de tomar el relevo de la division polizei de las SS, habida cuenta del éxito de la operacion Iskra, el 12 de Enero de 1943, la division azul amplia su frente a 34 km, y recibe la orden de pasar el 2º batallon del 269, a la reserva de cuerpo de ejercito. Ya no lo manda el caballero Román, que decían los alemanes, sino el capitan Manuel Patiño. De inmediato, el 2º del 269 queda asignado a la division 61 alemana, que al norte de Mga está sufriendo un tute atroz.
El desplazamiento se hace en camiones el 21 de enero, bajo un frío espantoso
El 2º del 269 iba asignado al 162 regimiento de granaderos. En Sinevino, los oficiales alemanes mostraron a los españoles sus exhaustos hombres y confesaron que los rojos habían cruzado el Kornaia y se estaban infiltrando hacia el sur. Los españoles saludaron y partieron. Se caminó durante tres horas, agobiados con la impedimenta. Al filo de la medianoche, los ruídos del frente eran tan inminentes, que los oficiales decidieron hacer alto en unas alturas, en pleno bosque, al lado de unos refugios de artillería.“El viaje habria de durar toda la noche. Fue un viaje horroroso, algo que no podría olvidar nunca Villada. Trece horas en un camión que era como pasarlas a la intemperie, envueltos en mantas, sin poder revolverse, recibiendo la ventisca por todas las grietas, aguantando los baches, las interminables paradas, el espantoso frío. Alguno gritaba. Gritaba que se estaba helando, que le sacaran de allí, por Dios, por sus madres ¿Y que se podía hacer? Nada. Que se aguantara, como aguantaban los demás. Algunos, pese a todo, se dormían. No podía ser, era preciso despertarles. El sueño enfriaba los cuerpos, era una suave caricia de la muerte.”
Por entonces, era ya más de la una. Después de un tiempo de no encontrar más alemanes, podía temerse que se encontraran en terreno enemigo. El batallón se detuvo. La detención trajo una nueva calamidad: el frío. Mientras estaban caminando, el esfuerzo y la mucha ropa que llevaban encima hacía que hasta sudaran. Pero el alto significó enterrarse en la nieve, sin poder hacer fuego alguno. Y los 30 o 40 grados bajo cero empezaron a hacer de las suyas.. Para colmo un fuego persistente de cañones y morteros empezaron a batir el bosque. Una andanada hirió al capitán Aranda y a ocho soldados, que fueron acomodados en un refugio.“Los ruídos del jaleo, para decir verdad, se escuchaban enfrente, a la derecha y a la izquierda. Balas trazadoras surgían encima del arbolado, sin que se supiera donde iban a caer”
Bastante mas allá de la una, agotado por la busqueda de su batallón, apareció el capitán Patiño. La situación era confusa porque los rusos habían logrado una infiltración en aquel sector, y el batallón español había caído en el mismo centro de la brecha. Patiño ordenó el despliegue. Abrió el batallón como un abanico, buscando al 176 de granaderos por la izquierda, y al 366 por la derecha. La 6ª compañía a la izquierda, la 5ª a caballo y al este del cortafuegos, y el capitán Masip a la derecha con la 7ª compañía. El capitán Olmedo de la 8ª compañía repartió sus piezas: una seccion de ametralladoras a cada compañía, y los morteros de 81 mm cerca de la carretera, entre las compañías 5ª y 6ª.
No había fortificaciones. Los alemanes habían perdido la línea el día antes. Los guripas empezaron a recoger maderos y ramas, los apilaban en parapetos y cubrían todo con nieve. Patiño encontró media docena de someros fortines a lo largo de la carretera, unos 500 metros detrás de la 5ª compañía. Allí se quedaron el capellán del batallón y los médicos. El goteo inicial de heridos se transformó en un torrente al acercarse el alba. Hacia las 6 de la mañana, las divisiones soviéticas 11 y 71, abrieron fuego con todo lo que tenían: artillería media, cañones de asalto, anticarros, lanzacohetes y morteros. El demoledor ataque cayó sobre el 2º del 269 y 366 de granaderos.