¡ Saludos a tod@s !
Muy interesante la exposición realizada por Jose Luis sobre el libro o contribución de Terry Copp y Dennis Whitaker.
Las observaciones realizadas en el mismo me parecen pertinentes en cuanto hemos visto una sucesión de mitos sobre la campaña de Normandía
Quisiera puntualizar no obstante una serie de reflexiones –y obviamente habrá quién no estará de acuerdo con algunas de ellas- sobre lo dicho, no como crítica sino como complemento.
Terry Copp escribió:Se unen a historiadores como Stephen Ambrose al cuestionar el estereotipo del cauto e inefectivo soldado aliado contra el resuelto y habilidoso panzergrenadier. La tarea no será fácil: la disciplina de la historia militar en Gran Bretaña, Canadá y Estados Unidos está dominada por hombres que insisten en que los aliados superaron a sus enemigos solamente por la aplicación de “fuerza bruta” aplastante de soldados que no eran rivales para la Wehrmacht y la SS.
Francamente los conceptos de “valentía” o “cobardía” son difícilmente mensurables y muy subjetivos. Me recuerdan a la vieja discusión sobre la presunta “cobardía” de las tropas italianas durante la guerra. ¿Qué es más valiente o cobarde, el combatir con pocos e inferiores medios materiales o hacerlo con una gran abundancia de los mismos ? Esta pregunta retórica ilustra mucho de las trampas de establecer una discusión en estos términos.
Por ello es muy pertinente desmontar el mito de la presunta “timidez” de la infantería aliada. Se batió con valor pesar de que tenía que atacar contra un enemigo que atrincherado causaba bajas sin cuenta en un terreno muy favorable para la defensa. Las inmensa mayoría de las bajas aliadas lo fueron entre la sufrida infantería mientras que armas como la artillería o las tropas blindadas sufrieron bajas mucho menores. Así por ejemplo durante la operación Goodwood un regimiento blindado británico que perdió 41 carros en un solo día sólo tuvo que lamentar 17 muertos y 39 heridos.(1)
Y frente a la visión de aguerridas divisiones alemanas habría que hacer una observación. Las famosas divisiones panzer o de granaderos panzer eran una minoría dentro del OOB alemán. De las aproximadamente 59 divisiones que guarnicionaban Francia y los Países Bajos tan sólo 13 divisiones –y eso contando al II Cuerpo Panzer SS que se encontraba en Rusia- eran divisiones panzer o de granaderos panzer (una única división por lo demás, la 17 PzGr SS en formación) Si contamos las 2 divisiones paracaidistas y unas dos o tres divisiones de infantería con formación y efectivos correctos (la 352 y la 353) tan sólo un cuarto aproximadamente del OOB alemán en el Oeste estaba integrado por divisiones de primera categoría. Los tres cuartos restantes eran divisiones de infantería de tercera categoría, con muy poca artillería, movilidad y con un buen porcentaje de “voluntarios” extranjeros de dudosa fidelidad.
Si bien en Normandía una gran proporción de las fuerzas móviles y de élite combatirían durante junio, julio y agosto, seguimos teniendo a la mitad de las fuerzas alemanas integradas por divisiones de infantería de tercera. Y obviamente se pedía a esas divisiones que cumplieran un cometido defensivo en dificilísimas circunstancias contra divisiones aliadas mucho más potentes y apoyadas por un colosal poder aéreo y naval. Por otra parte los alemanes tenían la experiencia de muchas campañas y habían experimentado una guerra defensiva muy dura en el Frente del Este donde habían aprendido técnicas defensivas eficaces contra un enemigo dotado de muchos medios materiales. Y además contaban con muy buenas armas que empleadas eficazmente podían poner en un brete a un adversario dotado de superioridad material pero donde gran parte de las tropas eran relativamente bisoñas.
Y la artillería aliada es la gran olvidada pues fue la que causó las mayores bajas al enemigo, la que paralizó gran parte de los contraataques alemanes. Las fuentes alemanas hablan con admiración sobre la capacidad paralizante de la artillería angloamericana, de su precisión y poder.
Y es finalmente el arma de ingenieros junto al poder aéreo el que posibilitó el éxito del desembarco aliado. Recordemos que prácticamente ningún ejército del mundo era capaz de arrostrar una operación anfibia con éxito frente a una defensa en fuerza de las playas. Los japoneses que habían conquistado medio Pacífico y todo el Sudeste asiático no fueron capaces de efectuar una operación de esa índole (de hecho en Wake frente a una débil oposición la operación inicialmente fue un desastre) Esto debe ser un tributo a la capacidad angloamericana de planificación y organización.
El dominio aéreo aliado fue parte fundamental antes, durante y después del desembarco propiamente dicho.
Sin embargo las consecuencias del dominio aéreo han sido malinterpretadas por los historiadores militares durante muchos años demasiado centrados en analizar las bajas directas sufridas por los alemanes en las operaciones. Como las estadísticas estudiadas en el número de carros alemanes puestos fuera de combate por efecto de la aviación y que revelaron el pequeño número de los mismos destruidos o el número de bajas sufridas por las divisiones que se trasladaban a Normandía. Las divisiones que marchaban a Normandía sufrieron en general bajas de poca consideración, fue su cohesión, su capacidad logística y por ende de combate la que se resintió.
La verdadera importancia de la aviación además del apoyo táctico durante la campaña de Normandía fue el aislamiento del campo de batalla, la limitación del movimiento estratégico alemán y táctico hasta impedir casi por completo la realización de operaciones de calado. Fue la aviación junto a la artillería aliada la que redujo a los alemanes a encajar golpes lo mejor que podían y privarles de cualquier iniciativa, inteligencia sobre el enemigo y caos en las comunicaciones y suministros.
Terry Copp escribió:Estudios cuidadosos de equipos de investigación operacional determinaron que el elaborado programa de bombardeo llevado a cabo por el Bomber Command de la RAF y la Fuerza Aérea del Octavo Ejército estadounidense ocasionaron poco daño a las defensas porque “la mayor parte de las bombas cayeron a alguna distancia detrás de las playas”. La intensa nubosidad limitó los esfuerzos de los caza-bombarderos de la fuerza aérea táctica, y estos aviones no jugaron papel alguno en la superación de las defensas de las playas. El fuego naval, que se creía una de las claves para el éxito del asalto de desembarco, “no dañó seriamente las defensas” y hubo pocas pruebas de que la potencia de fuego masiva dirigida contra las playas “tuviera ningún efecto paralizante importante...cuando la infantería desembarcó, el enemigo fue capaz de asestar fuego letal en gran cantidad”. La Muralla del Atlántico de las playas de Normandía fue rota por los “soldados sin agresividad y excesivamente cautos que dudaban en disparar sus armas.
Efectivamente el bombardeo aéreo y el cañoneo naval no obtuvieron los resultados apetecidos de destruir las defensas alemanas pero no creamos que no tuvieron ningún efecto. Como ya vimos en el presente hilo:
viewtopic.php?f=4&t=1238&start=15
Pocos reductos de hormigón armado o piezas de costa alemanas fueron destruidas pero el bombardeo si causó una tremenda desorganización en las comunicaciones y en el control de tiro, lo que a la postre benefició y mucho a las fuerzas de asalto aliadas.
El dominio aéreo aliado rindió muchos réditos pero no de la forma en la que muchos imaginan. El mayor de los efectos fue lo que he descrito anteriormente.
La superioridad material aliada fue abrumadora aunque por las características del terreno del bocage y las limitaciones tácticas aliadas no pudiera trasladarse por completo al campo de batalla. La superioridad en tierra –de la aérea y naval mejor ni hablamos- era enorme. Los aliados contaban con 5 veces mas carros de combate que sus adversarios germanos. Durante la operación Goodwood entre el 18 y 21 de julio de 1944 por ejemplo los británicos contaban con unos 1.200 carros de combate contra unos 240 alemanes del Grupo Panzer Oeste.
Al inicio de la operación Cobra los alemanes contaban con unos 410.000 hombres en estructuras divisionarias y no divisionarias. Si se multiplica esto por 1.19 (El factor calculado por Niklas Zetterling para añadir el personal en unidades de apoyo y servicio fuera de las divisiones y unidades no divisionarias alemanas) tenemos apróximadamente 490.000 soldados. Sin embargo, hasta el 23 de julio, las bajas sumaron 116.863, mientras que tan sólo llegaron 10.078 reemplazos. Esto significa que no había mas de 380.000 soldados alemanes en Normandía o apoyando la lucha allí.
El 25 de julio los aliados contaban con 812.000 soldados americanos y 640.000 británicos en unidades tanto de combate como de apoyo en Normandía. Esto supone que los aliados contaban con una superioridad de 3.8:1 en personal. Este es un ratio incluso mejor que el que disfrutaba el Ejército Rojo en el Frente del Este.(2)
En el terreno artillero las cosas estaba igual de mal. Así por ejemplo el día 10 de julio de 1944 el 2º Ejército Británico disparó un total de 80.000 obuses pero sólo tuvo que encajar 4.500 proyectiles alemanes. Una proporción de casi dieciocho a uno en disparos de artillería.(3)
Terry Copp escribió:Una buena parte de la controversia sobre la toma de decisiones estratégicas en Normandía surge de una falta de voluntad de admitir que la respuesta alemana dictó la forma de la campaña. La decisión de Hitler de intentar contener la cabeza de puente aliada sin transferir más divisiones de infantería del norte del Sena obligó a Rommel a mantener las divisiones Panzer bien adelante en el terreno abierto alrededor de Caen. No había ningún papel para estas divisiones en el bocage hasta que se planeó una operación mayor como la ofensiva de Mortain. Mientras que Montgomery se mantuviera atacando, las divisiones Panzer no podían romper el contacto, y la batalla de Normandía se convirtió en un tosco combate [“slugging match” en el original] que recordaba al frente occidental en la Gran Guerra.
Esto es consecuencia de la superior inteligencia aliada y la práctica falta de inteligencia alemana sobre las intenciones de sus enemigos:
En realidad los alemanes no tenían ningún plan maestro sobre como arrojar a los aliados al mar caso que triunfara el desembarco. No había ninguna estrategia coherente sobre como rechazar el desembarco aliado ni como afrontarlo una vez se hubiera asentado. Todo lo más había unas intenciones confusas de montar un gran contraataque blindado e intentar arrollar a los aliados. Muchos de los generales alemanes con Rommel a la cabeza eran profundamente escépticos sobre las posibilidades de tamaño plan.
La realidad es que el desembarco en sí, probablemente la operación más compleja de la historia, fue un éxito clamoroso –y por tanto un fracaso completo alemán- Es cierto que la operación se empantanó casi dos meses por no ser capaces los aliados de explotar completamente su superioridad material. Y por otra parte la campaña terminó en absoluto desastre para las armas alemanas que fueron completamente trituradas en parte debido a la incapacidad de Hitler de limitar las pérdidas y realizar una retirada por etapas.
Lo que la campaña de Normandía demuestra es que si bien los alemanes todavía eran los grandes maestros tácticos, al nivel estratégico fracasaron por completo mientras que sus adversarios tenían un dominio total del mismo.
Fuentes:
(1) Chester Wilmot: The Struggle for Europe. (pág. 399) The Reprint Society London 1954.
(2) Zetterling, Niklas. Normandy 1944: German Military Organization, Combat Power and Organizational Effectiveness. Winnipeg, Manitoba: J.J. Fedorowicz, 2000.
(3) Samuel W. Mitcham Jr.: Retreat to the Reich: the German Defeat in France, 1944. (Pág. 79) Praeger Publishers, Westport 2000.