Mensaje
por José Luis » Mié May 22, 2013 10:18 am
¡Hola a todos!
La Wehrmacht, en particular el Heer, participó en la comisión de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad durante la IIGM, principalmente en el Frente Oriental. En este sentido no existen argumentos sólidos que la diferencien de la SS, y en particular de la Waffen-SS. La indecente falsificación histórica que crearon Manstein, Westphal, Brauchitsch, Halder y Warlimont en su infame “Memorando de los generales” de 19 de noviembre de 1945 para el Tribunal Militar Internacional de Nuremberg fue la base sobre la cual se construyó el mito de la “honorabilidad” de la Wehrmacht en la conducción de sus campañas militares y de su completa autoexclusión de la esfera política e ideológica del régimen nazi, un mito que, a pesar de su declive iniciado en la década de 1980, todavía perdura lamentablemente en la actualidad. Sin embargo, hoy en día es ya un hecho histórico probado que la Wehrmacht, en general, no se diferenció esencialmente de la Waffen-SS en el rosario interminable de crímenes que cometieron durante la guerra.
Al margen del criminal, el otro gran nexo de unión entre la Wehrmacht y la SS fue que el Heer y la Waffen-SS combatieron codo con codo en la guerra. Eran dos organizaciones diferentes e independientes, pero combatieron juntas, la segunda subordinada, que no dependiente, de la primera. Aunque ya creo que se ha tratado en los mensajes de este hilo, las principales diferencias eran las siguientes.
La Wehrmacht era una institución del estado; la SS lo era del partido nazi (NSDAP). Esta diferencia, que es fundamental en un régimen político pluralista, donde las fuerzas armadas, como cualquier otra institución del estado, están sujetas a la constitución y las leyes, suele diluirse en un régimen político autoritario, de sistema totalitario, como el nazi o el soviético de la época. Aquí sólo existe un único partido político, sostén ideológico del régimen, y, en consecuencia, las instituciones del estado frecuentamente son absorbidas por las instituciones del partido, produciéndose como resultado una identificación de estado y partido, y viceversa. En el caso concreto nazi, las fuerzas armadas (Reichswehr) de la República de Weimar eran una institución del estado sujeta a la constitución y las leyes. Pese a la imagen que intentó proyectar una gran parte de sus altos mandos durante Weimar, el liderazgo militar nunca fue institucionalmente apolítico, y varios de sus representantes (comenzando por Seeckt y terminando con Schleicher) se esforzaron, con diferentes suertes, por transformar el Estado de Partidos (lo que era realmente en Weimar su llamada democracia parlamentaria, y lo que sigue siendo hoy en día en la mayor parte de los países de Europa) en un estado aurtoritario de sistema dictatorial. Al tiempo que perseguió este cambio de régimen, el otro gran objetivo del máximo liderazgo militar consistió en preservar los privilegios del Reichswehr (cuyo punto de partida, tras la revolución de noviembre de 1918 y el caos político y militar resultante, había sido la negociación entre Groener y Ebert para conservar el status del cuerpo de oficiales a cambio de la contrarrevolución) y hacer de las fuerzas armadas, al igual que en el pasado, una especie de estado dentro del estado.
Fue gracias al beneplácito de una inmensa mayoría del liderazgo del Reichswehr y al apoyo recibido por su comandante supremo y presidente de la agonizante República de Weimar, Hindenburg, que fue posible, finalmente, la cristalización de un pacto político contra el gabinete Schleicher en enero de 1933 que llevó a Hitler a la Cancillería del Reich el 30 de enero de ese año fatídico. A partir de entonces, el Reichswehr comenzó a perder gradualmente su naturaleza como una institución del estado para convertirse finalmente en un instrumento del régimen nazi en las manos de Hitler. Bajo el liderazgo de Blomberg y Reichenau, y con la aquiescencia del generalato, el Reichswehr y Hitler fueron pactando una serie de acuerdos de intereses mutuos que culminaron con el asesinato del liderazgo de la SA (y su virtual desaparición como principal organización paramilitar y aparato represor y de protección del NSDAP) y el nombramiento de Hitler como Führer del estado alemán a la muerte de Hindenburg. Desde entonces comenzó una especie de “luna de miel” entre el liderazgo del Reichswehr (Wehrmacht a partir de 1935) y Hitler que duró hasta febrero de 1938, cuando el Führer llevó a cabo sus “purgas” militares, estableciendo un nuevo mando (OKW) para sus fuerzas armadas y nombrando nuevos líderes militares caracterizados por una sumisión completa a sus órdenes y deseos. Con la dimisión velada del general Ludwig Beck en agosto de 1938 desapareció el último vestigio de relativa autonomía de la Wehrmacht en general y del OKH en particular.
Durante todo ese proceso que fue de febrero de 1933 a febrero de 1938, el Reichswehr-Wehrmacht fue un instrumento decisivo para la consolidación del poder político de Hitler y su elevación como dictador absoluto del estado tras la muerte de Hindenburg, un dictador indiscutido e indiscutible. Pero además, el liderazgo del Reichswehr-Wehrmacht llevó a cabo un proceso gradualmente creciente de adoctrinamiento de sus tropas y oficiales en los principios básicos de la ideología nazi, principio racial incluido. Dicho adoctrinamiento, si no en las formas y en su grado, convergió en el fondo con el adoctrinamiento ideológico nazi llevado a cabo en la SS, Waffen-SS incluida. Sin el martilleo sistemático de la propaganda política e ideológica que durante los años de Weimar presentó a los eslavos y judíos como “razas subhumanas” enemigas mortales de la “raza” aria, propaganda que aumentó y se hizo oficial a través de las instituciones del estado nazi, educación incluida, serían inviables las guerras de aniquilación planificadas y ejecutadas por la Wehrmacht y la SS.
De esta forma, el Reichswehr, una institución del estado alemán (creada oficialmente en marzo de 1921 como las fuerzas armadas de Weimar para la defensa de la integridad territorial del estado contra cualquier amenaza exterior) y la Waffen-SS (denominación oficial desde marzo de 1941 de la SS-Verfügungstruppe o SS-VT que se había establecido en 1934, y que con anterioridad tenía sus unidades denominadas como “Politischen Bereitschaften” o piquetes antidisturbios políticos), una institución del partido, ambas de tan diferenciada naturaleza y función, covergieron finalmente como instrumentos del régimen nazi en la planificación y ejecución de las políticas y objetivos criminales de las guerras de aniquilación en el Este. La primera fue pervirtiendo gradualmente su mandato constitucional y el funcionamiento regulado en sus estatutos militares y en sus códigos de justicia militar durante los años de preguerra hasta llegar a la planificación y ejecución del quebrantamiento general de todos los covenios internacionales sobre las reglas y usos de la guerra en sus campañas militares del Este. La segunda ya había sido creada como una organización criminal del NSDAP antes de la llegada de Hitler a la Cancillería del Reich, operando impunemente, desde entonces, al margen de las leyes y responsable exclusivamente ante Hitler.
A pesar de éstos y otros importantes matices que diferenciaron a la Wehrmacht (y dentro de ella al Heer) y a la SS (y dentro de ella a la Waffen-SS) y a pesar de que el TMI de Nuremberg condenó a la segunda como organización criminal, exonerando de ello a la primera, no puede haber duda alguna de que la Wehrmacht se comportó durante la guerra como una organización criminal similar a la SS. Así pues, y en mi opinión, el calificativo de “Band of criminals” que el título de este hilo otorga a la Waffen-SS puede aplicarse igual y justamente a la Wehrmacht.
Saludos cordiales
JL
"Dioses, no me juzguéis como un dios
sino como un hombre
a quien ha destrozado el mar" (Plegaria fenicia)