![Imagen](http://img577.imageshack.us/img577/2002/51msuynex4lbo2204203200.jpg)
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Fuente: 2003 Random House Trade Paperback Edition. Copyright 2001 by Margaret Macmillan
Fotografía tomada de http://www.amazon.com
Título: París, 1919: los seis meses que cambiaron el mundo.
(“Paris, 1919: six months that changed the world”)
Autora: Margaret McMillan
Editorial: Random House, New York. (http://www.atrandom.com)
ISBN: 0-375-50826-0
Páginas: 570.
Idioma: inglés.
Ha sido traducida al Castellano y publicada por "Tusquets Editores", ISBN 9788483104385, (712 páginas) aquí la portada de la edición en Castellano:
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Fuente: http://www.casadellibro.com
El libro está estructurado en una introducción -de casi 50 páginas- y nueve capítulos; incluye 7 mapas y 30 fotografías, al igual que un interesante apéndice “El plan de los catorce puntos de Woodrow Wilson” y una abundante bibliografía conteniendo aproximadamente 640 obras relacionadas.
![Imagen](http://img27.imageshack.us/img27/3009/urlib.jpg)
El Palacio de Versalles, en donde se celebraron las Conferencias que resultaron en el Tratado que lleva su nombre.
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Fuente: http://www.picturesoftheplanet.com
La forma en la cual la Primera Guerra Mundial terminó -con un armisticio- desempeñó un papel significativo en los eventos siguientes. "Las cosas pudieron haber sido muy diferentes -escribe Margaret MacMillan- si Alemania hubiera sido más claramente derrotada".
Pero muchos alemanes -fuera del Alto Mando Militar- nunca estuvieron plenamente conscientes ni convencidos de que Alemania estuviera acabada militarmente y por lo tanto no vieron el 11 de Noviembre de 1918 como un día de rendición sino de traición, de ahí nació la creencia de que Alemania había sido traicionada y apuñalada por la espalda.
Más adelante Hitler capitalizaría lo anterior: su promesa de destruir el "Tratado de Versalles" fue un tema potente y popular durante su ascenso al poder. MacMillan afirma que los pagos y reparaciones impuestos por los victoriosos sobre Alemania fueron tan onerosos que causaron la quiebra económica sobre la cual se cultivó el ascenso de Hitler.
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Woodrow Wilson, vigésimo octavo Presidente Norteamericano, de 1913 a 1921, en funciones durante el Tratado de Versalles, tema de esta obra. Por primera vez en la historia, los Estados Unidos de América desarrollaron una fuerte presencia en el centro de un drama mundial. El Presidente Woodrow Wilson inspiró a cientos de millones de personas alrededor de todo el mundo y su influencia trascendió su época, al grado de que el Presidente Richard Nixon tenía el retrato del Presidente Wilson en la Sala de Sesiones de su Gabinete. El Presidente Wilson fue uno de los "Cuatro Grandes" en Versalles y el único no-europeo.
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Fuente: http://www.wikipedia.com
![Imagen](http://img850.imageshack.us/img850/1822/urlqq.jpg)
David Lloyd George, Primer Ministro del Reino Unido de la Gran Bretaña de 1916 a 1922, otro de los "Cuatro Grandes" que negociaron en Versalles.
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Fuente: en.wikipedia.org
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Georges Clemenceau, Primer Ministro Francés: su primer período en ese puesto fue de 1906 a 1909 y su segundo período de 1917 a 1920, durante las negociaciones en Versalles. Otro de los "Cuatro Grandes" en esa gran Conferencia.
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Fuente: http://www.maritimequest.com
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Vittorio Orlando, Primer Ministro Italiano presente en las Conferencias de Versalles. Tuvo muchas diferencias con el Presidente Wilson, al grado de que se retiró de Francia y solamente regresó a firmar el Tratado. Otro de los Cuatro Grandes de Versalles.
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Fuente: http://www.mediahex.com
En este interesante libro Margaret MacMillan recrea muchos de los dramas vividos durante la Conferencia de Versalles, especialmente durante los seis meses que constituyeron el núcleo de todas las negociaciones: la disolución del Imperio Otomano y sus efectos en la arena internacional, la presencia de las dos Delegaciones Chinas, las demandas de los principales países participantes, la forma en que la delegación italiana se retiró de las conversaciones después del fracaso de sus gestiones para dominar a Yugoeslavia, el desmembramiento de Hungría, la inhabilidad de "Los Cuatro Grandes" (Wilson de Estados Unidos, Lloyd George de la Gran Bretaña, Clemenceau de Francia y Vittorio Orlando de Italia) para negociar con la Unión Soviética y mucho más.
Durante seis meses en 1919, París fue literalmente la Capital del mundo. La Conferencia de Versalles que ahí se celebraba era el tema más importante del mundo, protagonizada por los más importantes líderes del planeta, quienes se reunían a diario, discutían, negociaban, pactaban, debatían, disentían y discutían acerca de todo tópico importante imaginable; mientras tanto, creaban nuevas organizaciones mundiales, cenaban y asistían al teatro y todo ello mientras París significaba para el mundo el foco de todas sus esperanzas y temores.
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"Los Cuatro Grandes de Versalles" durante un descanso de la negociaciones. De izquierda a derecha: David Lloyd George (Primer Ministro del Reino Unido de la Gran Bretaña), Vittorio Orlando (Primer Ministro Italiano), Georges Clemenceau (Primer Ministro Francés) y Woodrow Wilson, Presidente de los Estados Unidos de América.
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Fuente: commons.wikimedia.org
Aunque oficialmente la Conferencia de Versalles duró hasta mediados de 1920, esos seis meses de 1919 fueron los que realmente contaron y pesaron para el desarrollo histórico del mundo. La humanidad no había presenciado algo parecido y no ha vuelto a contemplarlo desde entonces.
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"El Programa para la Paz del Mundo" presentado por el Presidente Norteamericano Woodrow Wilson en la Conferencia de Versalles, del cual se decía que sería más difícil de cumplir que los Diez Mandamientos de Moisés...
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Fuente: glogster.com
Algunas pocas naciones se las arreglaron para permanecer fuera de la Conferencia: los Países bajos, Escandinavia, Irlanda, España.
La razón por la cual decenas de países estuvieron presentes en esa Conferencia es simple: porque la admirada, rica y orgullosa Europa se había destruido a sí misma en pedazos como consecuencia de una guerra que comenzó con un atentado en los Balcanes con el asesinato del Archiduque Francisco Fernando el 28 de Junio de 1914 y se terminó tragando millones de vidas de soldados provenientes de los más variados y distantes países: Canadá, Nueva Zelanda, Australia e India luchando por la Gran Bretaña; Viet Nam, Marruecos, Algeria y Senegal luchando por Francia; norteamericanos, rusos, alemanes, etc.; en los aproximadamente diez millones de vidas perdidas en el conflicto, niños perdieron a sus padres, mujeres a sus esposos, países a sus líderes, científicos, profesionales y poetas, sin contar con los centenares de miles de mutilados quienes regresaron improductivos a sus países en los momentos en que más se necesitaba su capacidad de trabajo.
Después de esos cuatro años de conflicto que sacudieron sus cimientos, Europa no podía emprender nuevamente -y ni siquiera hablar de- su misión civilizadora ante el mundo.
Todo había cambiado: el Imperio Austro-húngaro se había desvanecido dejando un enorme hueco en el centro de Europa; el Imperio Otomano había desaparecido casi por completo, la Alemania Imperial era ahora una República; viejas naciones como Polonia, Lituania y Estonia volvían a la vida y algunas nuevas naciones como Yugoeslavia y Checoeslovaquia luchaban en medio de dolores de parto.
Las quejas y las demandas menudeaban: eslovacos en contra de los checos, croatas en contra de los serbios, árabes en contra de los judíos, los chinos en contra de los japoneses; en Europa occidental se temía y se hablaba en voz baja de las nuevas, revolucionarias ideas que habían prendido llama en la inmensa Rusia, etc.
Estadistas, líderes políticos y personajes famosos de todo el mundo arribaron a París: el Presidente norteamericano Woodrow Wilson llegó acompañado de su Secretario de Estado Robert Lansing; los Primeros Ministros de Francia e Italia (Clemenceau y Orlando, respectivamente); Lawrence de Arabia estuvo presente; el patriota griego Venizelos, el célebre pianista polaco Ignacio Paderewski, la Reina María de Rumania, el economista John Maynard Keynes -a quien la revista Times incluyó en la lista de las cien personas más influyentes en el Siglo XX-, el General John Pershing (Comandante en Jefe de las fuerzas norteamericanas en la Primera Guerra Mundial, acá en el centro de Manhattan existe un puente con su nombre) entre muchos otros. Winston Churchill también estuvo presente, en su calidad de Secretario de Guerra.
Algunos quisieron estar presentes pero no pudieron, como un joven Coreano recientemente graduado de la Universidad de Princeton (Nueva Jersey) quien intentó obtener un pasaporte, pero le fue denegado, luego se convertiría en el primer Presidente de Corea del Sur.
La complejidad de la Conferencia y la multiplicidad de los problemas a resolver, hicieron que el Primer Ministro Francés Clemenceau exclamara, al final de la Conferencia "Es mucho más fácil hacer la guerra que lograr la paz", lo cual pareciera ser la divisa de algunos dirigentes mundiales en la actualidad.
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Portada (carátula) del texto final del "Tratado de Versalles"
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Fuente: http://www.en.wikipedia.org
El libro comienza con la salida del Presidente Wilson y su comitiva desde el Puerto de Nueva York, convirtiéndose en el primer Presidente Norteamericano en viajar a Europa mientras ejercía su cargo; su estadía en París se prolongaría hasta un total de cuatro meses; algunos analistas ven la presencia de Wilson en la Conferencia de Versalles como un precedente a la presencia de Franklin D. Roosevelt en Yalta y a las reuniones en Camp David sostenidas por Jimmy Carter y Bill Clinton con dirigentes mundiales, dirimiendo diferencias y trazando nuevas fronteras. Wilson estaba ejerciendo su segundo período presidencial y se hizo acompañar por su segunda esposa, una millonaria de Washington casi veinte años menor que él -la primera esposa de Wilson había fallecido recientemente.
La posición de Wilson en los asuntos tratados se veía constantemente reforzada por el hecho de que para ese entonces U.S.A. se había convertido en el banquero de Europa; recordemos que Wilson fue quien propuso la idea de formar la "Liga de las Naciones", precursora de la actual Organización de las Naciones Unidas.
Rusia fue la potencia que brilló por su ausencia en la Conferencia de Versalles; su país había salvado a Francia de un colapso cuando atacó a Alemania, infligiendo grandes pérdidas y sufriéndolas ella misma, aún mayores. Cuando luego Rusia pactó la paz con Alemania, liberó centenares de miles de soldados alemanes del frente Este para reforzar su ataque a Francia. Ahora Rusia era una potencia socialista en medio de sus propios problemas políticos, sociales y económicos.
El papel de Rusia -aún en su ausencia- era fuerte en la Conferencia: era imposible ignorar un gigante cuyas fronteras comenzaban en Europa y terminaban en Asia, su territorio lindaba con muchos de los países presentes; era igualmente imposible ignorar a sus doscientos millones de habitantes, obviamente tenían todo el derecho a estar presentes y a ser escuchados y tomados muy en cuenta.
Sin embargo, su sistema Socialista era mal visto por la mayoría de dirigentes presentes e inclusive temido por ellos y si se les extendía invitación -argumentaban- ello les otorgaría aún más autoridad al interior y legitimidad en la comunidad internacional.
Lloyd George y Clemenceau, sin embargo, a pesar de todo favorecían invitar a Rusia: "No podemos continuar pretendiendo que Rusia no existe". El sexto de "Los 14 puntos de Wilson" proponía, precisamente, la evacuación de todo soldado extranjero de territorio ruso, aunque pensaba particularmente en las tropas japonesas.
En cuanto a Lenin y Trotsky, su posición era igualmente ambigua y compleja: si la revolución mundial iba a prender fuego rápidamente en Europa, no necesitaban negociar con quienes estaban sentados en París; pero si iba a tomar más tiempo, sería conveniente hacer algunos tratados provisionales mientras se despejaba la situación: "Wilson habla de la autodeterminación de los pueblos pero no habla de Irlanda ni de las Filipinas". Todas estas ambivalencias rusas reforzaban las suspicacias de Versalles.
![Imagen](http://img832.imageshack.us/img832/6462/urlir.jpg)
Vladimir Lenin, Premier de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
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Leon Trostky, Revolucionario Soviético y Teórico Marxista, fundador del Ejército Rojo.
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Fuente: http://www.russianworldforums.com
La Unión Soviética (U.R.S.S.) fue la gran ausente en la Conferencia de Versalles.
Recordemos también que Rusia estaba sufriendo el bloqueo internacional a raíz de su revolución bolchevique, por ese tiempo se decía "Un fantasma recorre Europa, el fantasma del bolchevismo soviético". Fue hasta 1924 que Gran Bretaña estableció relaciones diplomáticas plenas con Rusia, seguida por una renuente Francia. Los Estados Unidos necesitaron más de una década para pensarlo, hasta que Roosevelt terminó haciéndolo.
Les comento que mientras leía los comentarios de Margaret MacMillan sobre Rusia, acudía a mi mente la frase de Metternich: “Rusia es un misterio entre Europa y Asia: nunca es tan fuerte como parece ni tan débil como parece…”
Todos los países terminaron logrando algo y cediendo algo; algunos aceptaron términos con los cuales no estaban de acuerdo, por ejemplo los Estados Unidos decidieron finalmente no insistir en cambiar algunas cláusulas que siempre consideraron equivocadas: la cesión a Italia de la región del Tirol con toda su población alemana y la cesión de grandes áreas alemanas a Checoslovaquia y Polonia -esto último sería revertido por Hitler, no así el Tirol.
Las colonias alemanas fueron repartidas entre los vencedores, particularmente Gran Bretaña y Francia. Inclusive Bélgica obtuvo Rwanda y Burundi. Bien dice el refrán que "Del árbol caído todos hacen leña".
Franklin Delano Roosevelt también estuvo presente en Versalles: en ese tiempo era Secretario adjunto de la Marina norteamericana, supuestamente para supervisar la venta de navíos, material y equipo a los países europeos.
En cuanto a Alemania, sus antiguos aliados fueron abandonándola, uno tras otro: Bulgaria, luego Turquía, luego Austria-Hungría; cuando el armisticio fue firmado en un carro de un tren francés el 11 de Noviembre de 1918, los alemanes comprendieron la magnitud de su derrota. Hindenburg colapsó en una profunda depresión y el General Erich Ludendorff, usando una barba postiza y lentes oscuros se fue a casa de su hermano, el astrónomo Hans, en Postdam, luego huyó hacia Dinamarca y luego a Suecia, en donde escribió varios libros; en 1920 regresó a Alemania y apoyó a Hitler, inclusive fue parte del Beer Hall Putsch de 1923.
Alemania también representaba un problema para los aliados: se le estaba imponiendo castigo, pago por reparaciones e inclusive se le estaba previniendo el inicio de nuevas hostilidades, pero... si se le imponían condiciones demasiado drásticas, cómo podría pagarlas? debían procurar un balance entre debilitarla hasta tal punto de que no representara una amenaza inmediata para sus vecinos pero no al punto de no poder pagar las indemnizaciones impuestas.
Qué hacer con el Kaiser Guillermo II ? era el tercero y último líder del Imperio creado por Bismarck, andaba por los sesenta años de edad, vivía confortablemente en un castillo cerca de Utrecht, algunos de sus generales lo odiaban diciendo que nunca había superado las inmadureces de su infancia y juventud; su primo Jorge V de Gran Bretaña decía que había arruinado su país y a sí mismo y al hacerlo hablaba por millones. Cuando el mundo buscaba un culpable, quién mejor que el Kaiser, junto a su hijo mujeriego y a sus líderes militares incapaces? En Versalles se habló de todo tipo de soluciones: llevarlo a Londres y juzgarlo, otra idea fue trasladarlo a Londres y juzgarlo en Francia; otra fue desterrarlo al exilio de por vida, sea en el Canadá o en las Islas Malvinas, ante lo cual Wilson exclamó "Por favor no lo manden a las Islas Bermudas porque yo pienso vacacionar en ellas...". Inclusive se habló de colgarlo de una buena vez por todas.
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El Kaiser Guillermo II de Alemania: los aliados no sabían qué hacer con este Monarca alemán caído en desgracia...
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Fuente: http://www.monarchus.worpress.com
Finalmente todo resultó en incluir una cláusula en los Tratados según la cual se le condenaba "por supremas ofensas en contra de la moral internacional", el Kaiser Guillermo II vivió hasta 1941 escribiendo sus Memorias, tomando té inglés, paseando sus perros y despotricando en contra de judaísmo internacional a la cual siempre culpó por todas las desgracias de su país y las suyas propias, una percepción generalizada entre la población alemana debida al hecho de que ni una pulgada de territorio alemán fue ocupado por los aliados sino todo lo contrario, era Alemania la que había ocupado parte de los territorios de las otras naciones; además, la propaganda oficial alemana había venido haciendo creer a los alemanes que el balance de la guerra era favorable a Alemania, lo cual no era el caso: el Alto Mando Alemán disponía de las cifras y estadísticas reales y las perspectivas de ganar la guerra eran prácticamente nulas; sobre este tema pueden encontrar abundante información en varios hilos de este magnífico Foro.
La mencionada percepción del alemán promedio sobre lo ocurrido en la Primera Guerra Mundial fue plasmada en esta caricatura de la época:
![Imagen](http://img6.imageshack.us/img6/16/imgresdk.jpg)
El Judaísmo Internacional asestando una puñalada en la espalda a la Wehrchmacht.
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Fuente: http://www.sunray22b.net
El Kaiser luego se mostró feliz por "la sucesión de milagros" que ocurrieron después de que Hitler comenzara la guerra en 1939. Falleció cuando contaba 81 años de edad, en 1941, justo antes de la invasión alemana a Rusia, aquí su tumba:
![Imagen](http://img221.imageshack.us/img221/9743/urle.gif)
Modesto Memorial: tumba del Kaiser Guillermo II de Alemania.
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Fuente: http://www.american-buddha.com
El Rhineland: desde el punto de vista francés, Alemania representaba siempre un peligro potencial para Francia, por lo cual el Generalísimo Ferdinand Foch demandaba que los aliados confiscaran la mayor parte del equipo militar alemán, ocuparan la región del Rin y destruyeran las fortificaciones alemanas en ella, además de limitar las Fuerzas Armadas Alemanas a un máximo de cien mil hombres. Sin embargo todo ello implicaba también un dilema, pues si lograran imponer todas esas condiciones a Alemania, sería ésta capaz de resistir un ataque bolchevique desde el Este? Los aliados no lo harían por ella; tampoco ninguno de los estados de la Europa central. Gran Bretaña proponía elevar la cifra a doscientos mil hombres. También se consideró crear la región del Rin como un país independiente y formar una confederación de estados que incluyera a Bélgica y Luxemburgo como un anillo defensivo entre Alemania Y Francia. En cuanto a todo esto y a otros aspectos militares, también decidieron esperar el regreso del Presidente Wilson.
En cuanto a territorios, Polonia exigía Silesia y sus minas de carbón y el Puerto de Danzig; Lituania quería el Puerto de Memel; Dinamarca reclamaba para sí la región de Scheswig-Holstein, una región de historia y población tan complicadas que el Canciller Bismarck solía decir que solamente existían dos personas que entendían perfectamente el asunto: él y un loco que estaba internado en un asilo.
Al final de todo, Alemania fue dejada -según los mismos aliados lo reconocían- con algo más parecido a un Cuerpo de Policía que a un Ejército, con una Fuerza Armada de 100.000 hombres, una Marina de apenas 15.000 hombres y sin Fuerza Aérea, ni tanques, ni artillería pesada, ni submarinos. Debió destruir todos los puestos militares dentro de la Región del Rin (Rhineland) así como sus depósitos de municiones. Solamente algunas de sus fábricas quedaron autorizadas a producir armamentos y municiones y le quedó prohibida cualquier importación de ellos. Todo ello sería supervisado por una Alta Comisión Inter Aliada. "Vae Victis !"
Y qué hacer con la Fuerza Naval Alemana ? lo mismo que con sus colonias: canibalizarlas entre los vencedores: Francia logró diez submarinos y el resto fueron hundidos; diversos navíos fueron a manos de varios países y algunos de los navíos alemanas fondeados en la base naval británica de Scapa Flow fueron hundidos por los mismos alemanes.
Y en cuanto a las reparaciones económicas que Alemania debía pagar a los vencedores? Francia había sufrido los daños más directos y extensos, seguida por Bélgica. Pero la Gran Bretaña era la que había gastado más en el conflicto. Alemania debía pagarles compensaciones a todos.
Las reparaciones económicas que pensaban imponer a Alemania eran tan altas que el mismo economista londinense John Maynard Keynes se opuso a ellas, explicando que si la cifra que se le impusiera a Alemania era demasiado alta, ésta simplemente no podría pagarla y cualquier pretensión de cobro sería ilusoria, además de que provocaría una tensión social insoportable para la clase trabajadora alemana y ello pudiera provocar a una revolución -algo indeseable para los vencedores; si la cifra era demasiado baja, Alemania la pagaría con demasiada facilidad y rápidamente se recuperaría económicamente, una alternativa preocupante para Francia.
Por si todo el embrollo económico fuera poco, los británicos sospechaban que Francia por sí misma no estaba haciendo esfuerzos suficientes para pagar la deuda que había adquirido con Gran Bretaña. Los franceses argumentaban que primero Alemania debía comenzar a pagarle las reparaciones a Francia y sólo después podría Francia comenzar a pagarle a Gran Bretaña.
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Uno de los salones del Palacio de Versalles en 1919, cuando se reunieron centenares de diplomáticos de decenas de países para tomar decisiones que cambiaron la Historia del mundo.
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Fuente: o2dddd4.netsolhots.com
![Imagen](http://img547.imageshack.us/img547/3483/urlax.jpg)
Otro salón del Palacio de Versalles en 1919, lleno de los Estadistas y Diplomáticos quienes trazaron las nuevas fronteras de Europa y otras regiones del mundo.
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Fuente: schoolworkhelper.net
Además, factores militares y económicos de índole continental se hicieron presentes: desde la perspectiva británica, lo más conveniente para ella era un balance de fuerzas en el continente europeo, lo cual siempre había sido beneficioso para su país en el pasado, siendo su intervención necesaria solamente cuando una sola nación continental intentara dominar todo el continente.
Alemania había sido una amenaza, es cierto, pero sería un error destruirla completamente ahora y dejar a Francia como poder supremo de la Europa continental.
Además, en el pasado habían existido problemas y rivalidades entre la Gran Bretaña y Francia y había habido amistad duradera entre Gran Bretaña y Alemania, las cuales ahora terminada la guerra podría renovarse.
Por otra parte, en un plano más mercantilista, Gran Bretaña necesitaba también recuperar su propia economía estimulando sus exportaciones y para ello estaba ahí cerca el mercado potencial de setenta millones de alemanes. Por todo lo anterior, Gran Bretaña buscaba un balance en el continente, un equilibrio de poderes, una estabilidad que la beneficiaría a ella en particular y todos en general; una Alemania sólida económicamente al centro de Europa propiciaría precisamente éso.
En todas estas negociaciones, Francia finalmente tuvo que ceder y acomodar sus posiciones a los deseos de los Estados Unidos por ser la nación que emergió de la Primera Guerra Mundial como la gran potencia económica del planeta y también a los intereses de Gran Bretaña, al fin que Francia siempre ha ido a remolque de ella.
![Imagen](http://img849.imageshack.us/img849/8569/urlbv.jpg)
"El momento más grande en la Historia: la firma del Tratado de Versalles"
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Fuente: smokeandstir.org
Y el problema de Polonia: el renacimiento de Polonia y la definición de sus nuevas fronteras ocuparon gran parte del tiempo y esfuerzo de los asistentes a Versalles: debieran permanecer las mismas fronteras que antes de iniciado el conflicto? debían los polacos absorber parte del territorio alemán como compensación por los daños sufridos? debería Versalles respaldar una Polonia grande y fuerte como defensa ante el temido bolchevismo? qué necesitaba Polonia para ello? minas de carbón? minas de hierro? tendidos ferroviarios? un puerto sobre el Mar Báltico? esto último era defendido por Wilson, en el decimotercero de sus famosos catorce puntos.
Para Polonia, ahora era una buena oportunidad para consolidarse y expandirse: sus tres enemigos tradicionales estaban destruidos o debilitados (Alemania, Rusia y Hungría). Cuando estalló la guerra, Polonia fue sorprendida en el peor bando: el del centro, por ello algunos polacos se adhirieron al Imperio Austro-Húngaro y otros apoyaron a Rusia. Cuando Rusia colapsó en 1917 y el Imperio Austro-Húngaro se debilitaba rápida e inexorablemente, Polonia se preocupó pues lo último que necesitaba era una Alemania poderosa con sus ojos siempre puestos en ella.
Durante la guerra, gran parte de la riqueza polaca había sido saqueada o destruida: los alemanes extrajeron de ella todo lo que pudieron, materias primas, bienes y materiales, productos terminados, fábricas enteras desensambladas y trasladadas, inclusive las campanas de las iglesias habían sido fundidas para ser usadas en la industria bélica alemana. Cuando la guerra terminó, Polonia prácticamente tenía dos gobiernos, uno en Varsovia y otro en París, cinco monedas diferentes, nueve sistemas de legislatura. Inclusive su sistema de ferrocarriles era una pesadilla: 66 clases de rieles, 165 clases de locomotoras y ni hablar de los sistemas de señalización. Muchos dudaban que Polonia podría salir adelante.
Francia veía en el problema polaco con una mezcla de romanticismo y practicidad: por una parte, Polonia ha despertado siempre en Francia una mezcla de vieja amistad, de nostalgia y romanticismo: recordemos a la Condesa María Walewska, la bella y culta amante de Napoleón Bonaparte (el hijo de ambos llegó a ser Ministro de Relaciones Exteriores de Francia), los miles de polacos exiliados en París, la música de Federico Chopin (el amante de la francesa George Sand) y los miles de voluntarios polacos luchando para Francia en contra de Prusia en 1870.
En un plano geopolítico más práctico, los franceses analizaban lo siguiente: después de terminada la guerra, Francia ya no contaba con Rusia como contrapeso para Alemania, pero quizás una Polonia fuerte, unida a Checoeslovaquia y a Rumania pudieran llenar ese vacío para su propia tranquilidad.
Sobre el Puerto de Danzig se resolvió finalmente dejarla como una ciudad independiente, lo cual enfureció a Paderewski: "Danzig es indispensable para Polonia, no podemos respirar sin esa ventana al mar".
Territorios alemanes perdidos a raíz del Tratado de Versailles:
![Imagen](http://img24.imageshack.us/img24/9370/imgreswe.jpg)
La Región del Rin (Rhineland) no fue perdida por Alemania, solamente fue desmilitarizada para servir como protección a Francia (ante un eventual ataque alemán a la nación gala) y al mismo tiempo una disuasión ante un posible ataque alemán hacia Polonia pues Alemania dejaba su retaguardia vulnerable a la penetración francesa; esto último cobraba una importancia relevante pues recordemos que en esa región se concentra su mayor reserva de carbón y una importante zona industrial.
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Fuente: http://www.ushmm.org
El problema de Silesia: esa área de unos 11.000 kilómetros cuadrados en que Polonia y Alemania comparten una parte de su frontera Sur era un premio valioso, con minas de hierro y fábricas de acero; dado que el 65 % de su población era polaca, se pensó que quedara como parte de Polonia, los Alemanes protestaron pues esas minas le proveían un cuarto de sus necesidades de carbón, más del 80 % de zinc y 34 % de plomo. "Si Alemania pierde Silesia -argumentaban- simplemente no podrá hacer frente a las reparaciones económicas que se le están imponiendo".
Recordemos que la historia posterior fue que en 1939 recuperó toda esa zona para Alemania y en 1945 regresó a Polonia, después de lo cual se expulsó de ahí a casi toda la población alemana.
Muchos historiadores consideran la excesiva severidad de los aliados sobre Alemania y las terribles condiciones impuestas a ésta, una de las causas primigenias de la Segunda Guerra Mundial: argumentan que una nación tradicionalmente poderosa como Alemania no debió ser sometida a condiciones inaceptables por cualquier otra nación e incompatibles con la dignidad de su pueblo. El Nacional Socialismo explotó el resentimiento del pueblo alemán hacia "El Tratado de Versalles" como herramienta política para accesar al poder, pues el tema tocaba una fibra emocional en el alma alemana.
Aquí una caricatura de la época, la cual ilustra esta línea de pensamiento:
![Imagen](http://img94.imageshack.us/img94/8855/versailleshitler.gif)
El Partido de Hitler (Nacional Socialismo) saliendo del "Tratado de Versalles"
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Fuente: todayinsocialsciences.blogspot.com
Estimados amigos: siendo ésta una recensión, debo ser lo más conciso dentro de lo posible; recordemos que éste es un libro que pasa de las seiscientas páginas cargadas de información y análisis. Por ello me veo en la necesidad de pasar por alto varios temas tales como la situación de los checos y eslovacos, Hungría, Austria, la región del Tirol en el Norte italiano, Japón y otras áreas y países, pues en Versalles en 1919 se trazaron de nuevo las fronteras de Europa, literalmente hablando.
China. En ese tiempo se llamaba simplemente "China", después de la Revolución comunista se llama "República Popular de China". China había declarado la guerra a Alemania en el Verano del '17 y había contribuido sustancialmente a la victoria de los aliados, más de cien mil chinos fueron trasladados en barco hacia Francia, donde miles de ellos murieron tanto en batallas como por diversas enfermedades.
La delegación china en Versalles era de las más numerosas (unas sesenta personas) pero no estaba muy claro a quienes exactamente representaban pues China por esa época estaba pasando por un período de desintegración: mientras una parte de su Ejército controlaba Pekín y el Norte del país, otra parte había proclamado un gobierno independiente en el Sur (en Cantón). Inclusive mientras se desarrollaba la "Conferencia de Versalles", se desarrollaba otra reunión, la "Conferencia de Shangai" en la cual trataban de reconciliar ambos gobiernos. La Delegación China en Versalles había sido seleccionada por ambos gobiernos chinos y era lógico que sus miembros desconfiaran unos de otros. Qué enredo ! un verdadero misterio chino !
Alemania tenía una colonia en territorio chino: Tsingtao (Qingdao) y había invertido en ella más fuertemente que en sus posesiones en Africa, construyendo vías ferroviarias, explotaciones mineras, etc. al grado de convertirla en un modelo de desarrollo portuario con instalaciones completas, vías pavimentadas, sistemas de distribución de agua, moderna red telefónica, escuelas amplias y ventiladas, hospitales e inclusive una moderna fábrica que producía cerveza alemana de la mejor calidad (esta fábrica aún existe), era conocida como "La Brighton del Este".
Alemania sentía un alto aprecio por esta colonia portuaria, al grado de negociar cuidadosamente muchas condiciones con el Gobierno chino, por ejemplo el ejército chino desplegaba tropas para cuidar las estaciones ferroviarias y las principales minas, Alemania renunció a su derecho de construir nuevas vías ferroviarias e inclusive llegó a renunciar al status de "puerto libre", todo ello con miras a mantener una relación cordial con el gobierno de China.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Japón atacó a China y ésta poco pudo hacer por defender Qingdao (mucho menos lo pudo hacer Alemania desde tan lejos, de tal manera que el Kaiser se limitó a enviarles sus mejores saludos) y todo pasó a control de Japón.
Los nuevos dueños inmediatamente lo cambiaron todo a su sistema: trenes, sistema de correos, impuestos, etc., al poco tiempo habían sobrepasado el nivel de control que Alemania había ejercido sobre ella. Japón, en un acuerdo secreto con Gran Bretaña, Francia e Italia, se había asegurado la posesión de esa colonia alemana.
La única nación que se oponía a ello era Estados Unidos, la cual se mostraba cada vez más preocupada por la creciente influencia japonesa tanto en el territorio asiático continental como en el Océano Pacífico.
Los Estados Unidos mostraba una razonada ambivalencia ante al conflicto sino-japonés: por una parte consideraba que la presencia japonesa en China era causa de constante irritación en ésta y que a largo plazo podría desencadenar un conflicto en gran escala; por otra parte consideraba que si Japón no podía expandirse hacia el Oeste (China) se volvería hacia el Pacífico hacia las Islas Filipinas y posiblemente aún más hacia el Este. Wilson estaba indeciso y preocupado, al grado de que le confesó a su médico "Anoche no pude dormir casi ni una hora, por lo preocupado que estoy sobre la controversia entre China y Japón".
Como un gesto de acercamiento a China, invitó al Embajador de China en Washington (Wellington Koo, 32 años, graduado con honores en la Universidad de Columbia, aquí en Nueva York) a viajar con él en el mismo bote que lo llevaría a París.
A pesar de las diferencias al interior de la delegación china -a las cuales aludimos antes- una instrucción llevaban muy clara: China debía recuperar la soberanía sobre Shantung, incluyendo el puerto antes bajo dominio alemán y ahora bajo dominio japonés. Pero no lo lograron, pues el Tratado de Versalles finalmente estableció que continuara bajo dominio japonés. Pobres chinos...
Cuando se supo la noticia en China, hubo las más amargas demostraciones de repudio no solamente hacia su propio gobierno (en realidad hacia sus dos gobiernos) sino en contra de las potencias occidentales en general y de Wilson en particular. Decenas de miles de estudiantes y trabajadores inundaron la Plaza de Tienanmen portando pancartas "Devuélvannos Shantung", "Es nuestro territorio", etc., las autoridades capturaron a los principales líderes pero ello inflamó aún más los ánimos y las manifestaciones proliferaron en muchas otras ciudades del interior del país, el gobierno tuvo que dar marcha atrás y liberó a los detenidos.
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Región de Shantung, en la ahora República Popular de China.
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Fuente: en.wikipedia.org
A todo esto, uno de los gobiernos chinos (el del Sur) demandaba que el Gobierno de Pekín rechazara el Tratado, lo cual era inaceptable para éste el cual estaba dominado por líderes más inclinados a un acomodamiento con Japón. El resultado fue que la Conferencia de Shanghai fue suspendida indefinidamente y China quedó condenada a sufrir nueve años más de desunión y guerra civil.
China no firmó el Tratado de Versalles y firmó un Tratado de Paz con Alemania ese mismo año (1919).
Una opción se presentó para el futuro de China: no la alternativa de regresar a los cánones del pasado sino el ejemplo de su poderosa vecina Rusia: la decepción china con las potencias occidentales aunada a la triunfante y promisoria revolución rusa hicieron pensar a millones de chinos que el socialismo (o comunismo) podrían ser la solución para los problemas de su país.
Si alguna confirmación necesitaban la obtuvieron en un gesto sin precedentes del nuevo gobierno bolchevique en el verano del '19, el cual ofreció renunciar a todas las conquistas y concesiones extraídas a China en los tiempos de los Zares. En realidad, el gobierno ruso nunca hizo honor a tal ofrecimiento, pero el solo hecho de considerarlo y manifestárselo oficialmente a China hizo que la población viera en ello una solidaridad y generosidad que ninguna otra potencia estaba mostrando.
Más adelante -como sabemos- Mao Tse-Tung y Chu En Lai llegaron al poder por medio de la revolución comunista China en 1949.
Poco tiempo después, en 1922 y con la mediación de los Estados Unidos, Shantung pasó a dominio de China.
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Mao Tse Tung (Mao Zedong) y Chou-En-Lai, líderes de la Revolución Comunista que fundó la actual República Popular de China.
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Fuente: http://www.businessinsider.com
In sum: una obra excepcionalmente interesante y excelentemente escrita sobre un tema pivotal para comprender el desarrollo del Siglo XX, tan intenso y controversial.
La extensión de la obra -casi 600 páginas en Inglés, 712 páginas en la versión en Castellano- provee espacio suficiente para copiosa información e innumerables reflexiones sobre temas específicos; a lo largo de la obra, la autora ofrece una panorámica de los principales eventos alrededor del Tratado de Versalles y trata in profundis varios aspectos del mismo.
El estilo de la obra es a la vez animado y sustancial, uno recorre sus páginas con creciente avidez al mismo tiempo que va acumulando información sobre lo ocurrido y llenando muchas lagunas sobre lo ocurrido en Versalles, en verdad que esta obra es de una lectura suculenta y provechosa.
Yo diría que se trata de una obra de Historia Moderna per excellence, casi indispensable para formarnos una visión panorámica del Siglo recién pasado, pues sintetiza las consecuencias catastróficas de la Primera Guerra Mundial y las relaciona con aspectos nodales causales de la Segunda; mucho de lo decidido en 1919 se refleja en nuestro días -alrededor de un siglo más tarde- y esta obra nos ayuda a recordar los orígenes de lo que ahora vemos a nuestro alrededor: “Estudiar Historia para leer el presente; -decía Ortega y Gasset- leer lo pasado para interpretar lo actual.”.
Estimados amigos, distinguidos foristas: dado que el Siglo XX estuvo marcado hondamente por las dos Guerras Mundiales, esta obra nos ayuda a comprender las relaciones entre ambas y –en términos más generales- el desarrollo de la primera mitad del Siglo XX, tan intensa y controversial.
La lectura de esta obra -debo confesarlo- ha constituido para mí una revelación, pues gracias a la luz de las explicaciones de MacMillan ahora dispongo de una más amplia perspectiva de lo ocurrido en las negociaciones de Versalles, los países participantes, los intereses en juego y sus consecuencias. El "Tratado de Versalles" fue una de las bisagras que definieron el rumbo del Siglo recién pasado y esta obra explica mucho de lo ocurrido.
Al final del libro, Margaret MacMillan plantea varios ejercicios ucrónicos: dice -por ejemplo- que las cosas hubieran sido distintas si Alemania hubiera sido claramente derrotada en el campo militar, o si los Estados Unidos hubieran quedado tan fuertes después de la Primera Guerra Mundial como quedaron después de la segunda, o si la Gran Bretaña y Francia no hubieran quedado tan debilitadas por el conflicto, o si el Imperio Austro-húngaro no hubiera desaparecido del mapa, o si China no hubiera estado tan debilitada interna y externamente, o si el Japón hubiera estado más fuerte y seguro.
Ella misma se contesta estos planteamientos hipotéticos: Los pacificadores -en el Palacio de Versalles en 1919- debieron trabajar con realidades y tratar lo que pasó, no lo que pudo haber pasado."
Nota sobre la autora:
De nacionalidad Canadiense, Margaret MacMillan es Historiadora y Catedrática en las Universidades de Oxford (Inglaterra) y de Toronto (Canadá). Esta obra le valió el Premio Duff Cooper en el 2001; este Premio es otorgado anualmente a la mejor obra literaria en los campos de Historia, Biografía, Ciencias Políticas o Poesía publicada en Inglés o Francés, el primer ganador de este Premio (1956) fue Alan Moorehead por “Galípoli”.
![Imagen](http://img802.imageshack.us/img802/516/imgresv.jpg)
Margaret MacMillan, autora de esta enjundiosa obra de Historia Moderna.
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Fuente: http://www.historyandreconciliation.org
Margaret MacMillan ha escrito también las siguientes obras:
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“Juegos peligrosos: los usos y abusos de la Historia”
(“Dangerous games: the uses and abuses of History”)
![Imagen](http://img831.imageshack.us/img831/4606/51bb2bmaxlplbo220420320.jpg)
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Fuente: http://www.amazon.com
“Mujeres del Raj: las madres, esposas e hijas del Imperio Británico en India”
(“Women of the Raj: the mothers, wives and daughters of the British Empire in India)”.
![Imagen](http://img801.imageshack.us/img801/4264/urlpw.jpg)
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Fuente: http://www.thecaptivereader.wordpress.com
“Nixon y Mao: la semana que cambió el mundo”
(“Nixon and Mao: the week that changed the world”)
Estimados amigos: hace varios meses leí esta obra y la recomiendo con entusiasmo y sin reticencias de ninguna clase: es una extensa narración de lo ocurrido durante la visita de Nixon a la República Popular de China en Febrero del ‘72, sus orígenes, la coyuntura internacional en que se realizó ese histórico encuentro, sus consecuencias inmediatas y las esperables a mediano y largo plazo, etc.; esa visita constituyó otra de las bisagras de la Historia del Siglo XX.
Por un tiempo pensé redactar una recensión de esta interesante obra y subirla al Foro pero el tema está fuera de los confines de la Segunda Guerra Mundial y por tanto transgrediría la Normativa del Foro.
Aquí la portada de esta magnífica obra de Historia Moderna:
![Imagen](http://img707.imageshack.us/img707/492/urllz.jpg)
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Fuente: http://www.tower.com
“1914: la guerra que terminó la paz”
(“1914: the war that ended peace”)
“Canadá y la OTAN: incómodo pasado, incierto futuro”
(“Canada and NATO: uneasy past, uncertain future”)
“El Siglo incómodo: Relaciones Internacionales 1900-1990”
(“Uneasy Century: International Relations 1900-1990”)
Estimados amigos, distinguidos foristas: espero que esta recensión haya sido de vuestro interés y agrado.
Saludos cordiales desde Nueva York,
Antonio Machado.
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