Mensaje
por maxtor » Mié Oct 24, 2012 1:55 pm
Saludos cordiales.
Ampliando un poco más el debate originario, con permiso del creador del post me atrevo a lanzar unas cuantas notas sobre ambas dictaduras.
Es muy interesante la comparativa entre ambos dictadores, ya que supieron sus dos dictaduras un terrible azote para el s. XX. La tentación de comparar a ambos es muy fuerte, dado el nexo común que ambas tenían: el totalitarismo (Tzvetan Todorov, así lo analiza en su libro Hope and Memory: Reflections on the Twentieth Century). Los viejos postulados y análisis occidentales tan marcados por la guerra fría, han variado su visión tras la caída del Muro de Berlín y el fracaso del comunismo europeo, actualmente se propone una definición de totalitarismo más compleja y que pone de relieve la medida en que los sistemas políticos nazis y comunistas fueron impulsados por una visión positiva de una exclusiva utopía social y cultural (que a veces se la llama “religión política”), los estudios eruditos de historiadores alemanes que se han enfrentado con su pasado sin cortapisas y la apertura de los archivos de la ex – URSS, han dejado claro que ambos sistemas eran también “significativamente distintos entre sí” (Todorov), a la vez que mantenían un carácter totalitario común.
La suposición implícita de que Hitler y Stalin estaban cortados por el mismo patrón ensangrentado ha hecho borrosa toda distinción real entre ellos, nadie pone hoy en día los horrores que había en el centro de las dos dictaduras, pero creo que es inútil comparar la criminalidad de ambos régimenes, si uno mató más o menos, creo que lo fundamental es ver qué fue lo que les llevó al poder en sus dos sociedades.
Ambos dictadores surgieron en un momento histórico especial de crisis de valores en Europa, ambos representaron de forma extrema la idea de la “superpersonalidad”, cuyas raíces se dice que están en la obra del filósofo Nietzsche; ambos mostraron obvias similitudes operacionales en la naturaleza del aparato de seguridad estatal, la explotación a gran escala del campo de concentración, el control total de la producción cultural o la construcción de una utopía social sobre una pila de cadáveres. Ambos sistemas fueron conscientes unos del otro y reaccionaron ante ese conocimiento. La dictadura de Hitler acabó emprendiendo una guerra de aniquilamiento cuyo objetivo era erradicar la dictadura de Stalin, pero sobre, todo el aspecto que más me ha inquietado siempre es que ambas dictaduras dependieron del apoyo o cooperación de la mayoría del pueblo al que gobernaron y que no duraron sólo gracias al terror que inspiraban. Las dos dictaduras formularon principios muy fuertes de su legitimidad, que compartieron gran parte de su población.
Los escritos de Hitler suelen desecharse por considerarlos irracionales, confusos o pesados de leer; a Stalin siempre se le ha considerado un pigmeo intelectual que poco o nada aportó a la corriente principal del marxismo. No obstante, los dos dictadores leyeron mucho, y dijeron o escribieron sobre muchos temas, no eran intelectuales – por quienes ambos sentían un fuerte desprecio – pero su base cultural fue amplia y no pueden considerarse en caso alguno como analfabetos. Ambos tuvieron un papel fundamental en la determinación de la ideología, como la ideología fue básica en la determinación de ambas dictaduras.
El común denominador de ambas dictaduras fueron los efectos de la Primera Guerra Mundial, sin ese cataclismo ninguno de los dos dictadores habría obtenido el poder supremo en los dos Estados más extensos y poderosos del mundo. La guerra causó un tremendo trauma a la sociedad europea, pero fue su efecto más profundo para las sociedades alemanas y rusas que para los Estados más prósperos y políticamente estables de Europa occidental y América del Norte. Stalin fue una criatura de la revolución bolchevique de octubre de 1917 que transformó la Rusia monárquica en cuestión de años; el nacionalismo radical de Hitler se forjó a partir del desorden moral y material de la Alemania derrotada, al desmoronarse el antiguo orden imperial. Los dos Estados tenían mucho en común. Ambos fueron derrotados en la 1ª GM, en el sentido de que habían pedido un armisticio al no poder continuar luchando, y en cada uno de ellos ese fracaso abrió las puertas a una transformación de su estructura política. Rusia pasó de imperio zarista a república comunista en nueve meses; Alemania, de imperio autoritario a república parlamentaria en menos de una semana. Esos cambiso provocaron violencia política y crisis económica generalizada.
Los bolcheviques lograron consolidar su dominio tras cuatro años de guerra civil y la instauración de un Estado autoritario de partido único. En Alemania hubo dos movimientos revolucionarios diferentes, uno comunista y uno nacionalista; el segundo se usó para derrotar al primero en los comienzos de la República alemana, pero luego fue sofocado, cuando los victoriosos Aliados ayudaron brevemente al Gobierno republicano a estabilizar el nuevo sistema. Ambos estados sufrieron una hiperinflación que destruyó la moneda por completo y desposeyò de su riqueza monetaria a todos los que la tenían. En la URSS esto favoreció la revolución, ya que arruinó a la burguesía, y en Alemania arruinó a una generación de ahorradores cuyo resentimiento ayudó al ascenso de un personaje como Hitler.
Ambos Estados fueron considerados parias a nivel internacional; la URSS por ser comunista, y Alemania por ser considerada responsable del estallido de la guerra en 1914, esa sensación de aislamiento empujó a ambos Estados hacia una forma extrema de política revolucionaria y la posterior aparición de sus dictaduras.
Las circunstancias determinaron la aparción de la dictadura en la misma medida que las ambiciones de sus protagonistas principales, pero creo que la mera comparativa de ambas dictaduras, y de sus antecedentes no debe menoscabar el hecho de que el régimen estalinista y el soviético estuvieron comprometidos – al menos teóricamente – con la construcción de una utopía comunista y encontraron fuera de la URSs paises que estuvieron dispuestos a ayudarles. Hitler y el nacionalsocialismo odiaban al marxismo, como muchos otros europeos fuera de Alemania. Hitler estuvo fuertemente comprometido con la edificación de un nuevo orden europeo basado en la jerarquía racial y la superioridad cultura de la Europa germánica. A pesar de su rechazo común al liberalismo y el humanismo europeos, sus ambiciones sociales revolucionarias, su colectivimismo y el papel importante que interpretaba la ciencia en la determinación de sus ambiciones sociales, las dos ideologías eran claramente distintias, lo cual puede explicar la lucha a muerte entre ambas durante la guerra. El objeto del comunismo fue de origen ser un instrumento para el progreso humano, por imperfecto que ahora nos parezca, mientras que el nacionalismo era por su propia naturaleza, un instrumento para el progreso de un pueblo en particular.
Ahora, con la luz de los hechos, esta declaración de intenciones del comunismo nos puede parecer ridícula o incluso ofensiva dado el absoluto carácter criminal del régimen de Stalin, pero en ambas dictaduras el pueblo aceptó el coste de libertad política, dignidad humana o verdad que había de pagar para ser incluido en la nueva sociedad.
Stalin quería que el pueblo soviético construyese un futuro socialista “en el que todas las personas serían iguales y felices”, Hitler estaba empeñado en crear “el imperio de la raza superior” y quería que su pueblo la construyeses a partir de la “mortandad de la guerra”. (Berezhkov, At Stalin`s Side, p. 7).
El punto de partida de toda comparación consiste en trtar de responder a la pregunta de por qué, en los años que siguieron a la primera guerra mundial, surgieron dos formas extremas de dictadura que gozaron de amplio apoyo popular y cuyos líderes predicaban la idea de una comunidad holística y exclusiva, unida a la persecución de la utopía absoluta. Ninguno de los dos sistemas era una abstracción; ninguno fue impuesto por fuerzas externas, fueron fruto ambas dictaduras de una cultura política y un entorno social determinados, no eran aberraciones históricas inexplicables. Y fueron únicas.
Ningún Estado europeo había intentado controlar o supervisar toda la producción cultural, dirigir la economía, regimentar la sociedad, definir los parámetros de la vida privada y los términos del comportamiento público. La 1ª GM dio lugar a los primeros esfuerzos por dirigir sociedades enteras y organizar su economía y su cultura, pero a una escala que no podía compararse con la de los intentos que hicieron las dictaduras de la posguerra, incluida la de Mussolini que fue la primera en dar a luz el término “totalitarios” para referirse a sistemas que abarcasen o controlasen a toda la sociedad.
Fuente: Richard Overy, "Dictadores. La Alemania de Hitler y la Unión Soviética de Stalin", capítulo introductorio y conclusiones finales.
Saludos cordiales desde Benidorm.