Este post es una traducción y adaptación personales de un articulo de David Zambon titulado “Les affrontements aéronavals en Méditerranée 1940” publicado en Histoire de Guerre nº 33 de febrero de 2003.
Comienzo con el artículo.
A pesar de los eternos clichés sabiamente mantenidos, la Royal Navy, solo se mostró superior puntualmente a su único adversario en el Mediterráneo, la Regia Marina. Esta se reveló como un adversario temible y no como un contrapunto como se nos ha intentado hacer creer desde hace más de 70 años.
Las estrategias en presencia
Es inútil subrayar la importancia que siembre ha tenido para Italia el Mediterráneo. A Mussolini le gustaba recordar que “si el Mediterráneo para los ingleses no es sino una ruta, para nosotros es la vida”.
A la entrada de la guerra, el 10 de junio, la flota italiana era una fuerza de primer orden: dos acorazados, siete cruceros pesados, doce cruceros ligeros, tres cruceros de tipo antiguo,59 contratorpederos, 67 torpederos, 115 submarinos,66 lanchas MAS, tres buques de combate de diversos tipos y 242 unidades auxiliares. Otros cuatro acorazados ultramodernos estaban a punto de entrar en servicio, orgullo del régimen, armados con nueve cañones de 381 mm y con un andar de 30 nudos. La flota mercante era poderosa pero la precipitación del Duce para abrir las hostilidades condenó a 212 buques de 786 a la confiscación…
Sin embargo la Regia Marina estaba condicionada por la carencia de portaaviones. Mussolini no juzgaba necesaria tal inversión pues, según él, “Italia era un gigantesco portaaviones”. Naturalmente tal afirmación se vio rápidamente desmentida por los hechos y la casi total incapacidad de la Regia Aeronautica para apoyar las acciones marítimas.
Imagen artística del acorazado Roma, uno de los orgullos de la Regia Marina
Fuente: http://www.elgrancapitan.org/foro/viewt ... 30#p613373
La lucha por el dominio de las vías de comunicación se convirtió en primordial. Los británicos realizaban una navegación “horizontal” en el seno del Mediterráneo: de Gibraltar a Malta o Port Said, pasaban entre Sicilia y los puertos africanos de Argel, Bizerta, Trípoli o Alejandría. Para interceptarlos los italianos debían aceptar el enfrentamiento en alta mar exponiéndose a los ataques de una aviación embarcada de la que su enemigo disponía a voluntad. Los italianos utilizaban “rutas verticales” desde los puertos continentales o sicilianos en dirección a Libia. Las dos trayectorias se cruzaban irremediablemente.
El desastre militar francés fue tanto una sorpresa como un alivio pues la potencia de la marina de guerra de estos últimos habría jugado un papel determinante en las rutas marítimas gracias sus puertos argelinos y tunecinos, verdaderas “pistolas apuntadas hacia Italia”, según las propias palabras de Mussolini. Si Francia no hubiera salido de la guerra las batallas de aniquilamiento habrían sido más que probables.La derrota francesa tuvo consecuencias importantes sobre el conflicto en el Mediterráneo y los italianos fueron sus primero beneficiados. El último acto de la lucha naval de La Royale el 14 de junio contra las instalaciones portuarias de Génova habría demostrado la incapacidad italiana de defender sus propias costas. Aunque las cláusulas del armisticio sumieron a los italianos en un total desconcierto, gracias a la voluntad de Alemania que solo hicieron neutralizar los puertos y los buques de guerra, mientras que lógicamente hubieran podido apoderarse de ellos y dejar a sus aliados italianos disponer de preciosas bases marítimas: incluso los llamamientos de Rommel a este respecto en 1942 se quedaron en papel mojado (la estrategia naval no era el punto fuerte del OKW…)
El Duce se plegó, pues, a los puntos de vista de su aliado no sospechando que “estas bases desarmadas” eran verdaderos viveros de información para los ingleses. En efecto, el general Weygand, comandante de las fuerzas francesas en África del norte, confesó después del conflicto que se mantenía una fuerte vigilancia de los puertos italianos desde tierra y desde el aire, advirtiendo de ese modo a Malta de los movimientos marítimos enemigos.
El problema de Malta no fue desechado por los italianos que tenían un plan de invasión desde 1938. Pero este último fue descartado por Mussolini que contaba con los sentimientos italianófilos de los malteses. Es cierto que los británicos esperaban un ataque un “poco serio” antes de “hacer las maletas”. Los ingleses abandonaron pronto tal idea e hicieron de Malta la llave de la victoria en este sector.
Fuente: Traducción y adaptación personales del articulo de David Zambon titulado “Les affrontements aéronavals en Méditerranée 1940” publicado en Histoire de Guerre nº 33 de febrero de 2003.
À bientôt