José Luis escribió:¡Hola a todos!
Se pregunta en este hilo si “no sobreestimamos a Estados Unidos”. Para valorar (ya sea en su justa medida, hacia abajo o hacia arriba) uno debe primeramente conocer. Y para conocer uno necesita, entre otras cosas, tener acceso a la información disponible. Así que quizás habría que preguntarse en primer lugar qué tipo de información publicada (bibliografía) es más abundante y de fácil acceso (idioma y precio) sobre la IIGM. Nunca me he detenido a comprobar esta cuestión en detalle, pero me atrevería a decir que por cada libro publicado sobre cualquier tema político, económico, social, militar, etc., sobre la guerra en el Frente Oriental hay 100 (200..., no lo sé exactamente) libros sobre la guerra en el Frente Occidental, en el Frente del Pacífico o en el Frente del Mediterráneo y África del Norte. En otras palabras, por cada libro publicado sobre la guerra nazi-soviética debe haber 1.000 (1.500....) publicados sobre la guerra anglonorteamericana-Eje. La diferencia se hace mucho más notable si, además, observamos que la guerra nazi-soviética publicada en Occidente está escrita en una aplastante mayoría desde la perspectiva occidental, ya sea estadounidense, británica, alemana o francesa. Es más, me atrevería a asegurar que raramente subirá del 1 por ciento las historias leídas por los lectores del mundo occidental escritas desde la perspectiva soviética, rusa, de los antiguos países bajo la esfera de influencia de la URSS, o desde los actuales países del antiguo bloque soviético sobre la guerra nazi-soviética.
Dejando al margen la calidad de lo publicado (desde cualquier perspectiva geográfica, cultural y política), parece evidente que en el mundo occidental existe una supremacía de la bibliografía de la IIGM centrada en la guerra desde el punto de vista anglonorteamericano que trata especialmente sobre la guerra en sus frentes internos y sobre la guerra en los frentes donde combatieron. Y también parece claro que hay supremacía de bibliografía anglosajona y alemana para la historia de la guerra nazi-soviética, incluso la muy minoritaria que utiliza fundamentalmente fuentes primarias soviético-rusas.
De lo anterior se puede deducir fácilmente que la perspectiva general que tiene el lector occidental de la historia de la IIGM es marcadamente anglosajona, y si tenemos en cuenta que los historiadores anglosajones han utilizado durante muchísimos años fuentes primarias y secundarias fundamentalmente alemanas, y añadimos además la propia bibliografía alemana de la guerra, no creo aventurado afirmar que la perspectiva general del lector occidental sobre la IIGM es una perspectiva casi por entero occidental en lo referido a las fuentes de su conocimiento.
Por tanto, creo que se puede afirmar de partida que la valoración del papel jugado por las potencias aliadas en la guerra contra las potencias del Eje descansa, en general, sobre un conocimiento casi exclusivamente brindado por la historiografía occidental. Tenemos una ausencia notabilísima de historiografía "oriental", japonesa e italiana traducida y publicada al inglés (o al alemán, o al español, etc.) sobre la guerra. Esto nos impide, hasta cierto punto, tener una visión global del conflicto desde, al menos, una de las partes principales implicada en él.
La segunda conclusión principal que saco, en esta misma línea, es que no hay comparación posible entre la bibliografía publicada sobre la guerra en el Frente Occidental-Frente del Mediterráneo y África del Norte-Frente del Pacífico-Guerra en el Atlántico-Guerra Aérea de los anglonorteamericanos/germano-japoneses... y la guerra en el Frente Oriental. En lo que a publicación se refiere, es evidente que la historia de la guerra en el Frente Oriental está en un segundo plano, e incluso en un tercero porque, aunque no lo he comprobado, sospecho que tiene menos libros publicados que la guerra en África del Norte y el Mediterráneo. Tal es así, que de la guerra en el Frente Oriental, especialmente en el terreno militar, apenas conocemos con cierta profundidad una tercera parte de la misma. En cambio, nos resulta relativamente fácil desgranar las batallas "más insignificantes" de las campañas de África del Norte o, por ejemplo, de la campaña de Normanía. Hablando de Normandía y del previo Día-D, uno puede incluso perderse entre la enorme proliferación de libros que historian ese desembarco y campaña, pero tendrá que esforzarse mucho más para leer algo más de las dos o tres clásicas historias de la Operación Bagration.
Con este bagaje disponible de acceso al conocimiento, no es difícil suponer que el lector, en general, tenga mucho más conocimiento sobre lo que hicieron los anglonorteamericanos y alemanes, en su guerra, que lo que hicieron los soviéticos en la suya, y quizás y por esta causa hay una tendencia generalizada a valorar más el esfuerzo de guerra anglonorteamericano y alemán que el soviético (dejando al margen italianos, rumanos, japoneses, etc.). Y quizás, en este sentido, puede haber una cierta sobrevaloración del papel jugado por USA en la guerra, o bien una infravaloración del jugado por la URSS. Sin duda, en la URSS se ha tendido a infravalorar la ayuda material recibida de Estados Unidos y el papel jugado por los anglonorteamericanos en la guerra; y en el bando anglosajón sucedió lo contrario. Curiosamente, si le preguntáramos a los generales alemanes dónde perdieron la guerra, la aplastante mayoría de los mismo contestaría que en Rusia. El chovinismo y la propaganda, de uno y otro lado, y la Guerra Fría también jugaron su papel en la motivación de estas tendencias.
Tampoco ayuda a una valoración ponderada de lo que se plantea aquí la naturaleza de la coalición "aliada" (USA, Gran Bretaña y URSS), llamada Gran Alianza y que no se estableció formalmente hasta la Declaración de las Naciones Unidas de 1 de enero de 1942 con la inclusión de China, firmada finalmente por 22 naciones. Fue una declaración multilateral cuyo único término vinculante fue el de no firmar una paz por separado con las potencias del Eje, y cuyos objetivos finales hacían referencia a lo establecido en la Carta del Atlántico de agosto de 1941. La "alianza" entre los "Tres Grandes" (USA, Gran Bretaña y la URSS) tuvo como principal objetivo derrotar a las potencias del Eje y fue perfilándose ad hoc en las tres grandes conferencias de Teheran, Yalta y Potsdam. Pero fuera de esta necesidad circunstancial y del acuerdo de Préstamo y Arriendo que la puso en marcha, con lo que ello significó, no hubo en dicha alianza ninguna estrategia militar conjunta para derrotar al Eje, sino un esfuerzo de guerra conjunto que se distribuyó separadamente, aunque su objetivo último fuese idéntico: derrotar por completo a las potencias del Eje. Creo que todos estaremos de acuerdo en que la parte de león de ese esfuerzo de guerra conjunto fue realizado para derrotar a Alemania en primer lugar, y luego a Japón.
Yo no tengo duda alguna de que el grueso de esa parte de león del esfuerzo de guerra conjunto destinado a derrotar a Alemania fue realizado por la Unión Soviética, y no por ello subestimo la ayuda material y política brindada por el esfuerzo de guerra estadounidense (y británico). En otras palabras, el artífice principal, que no el único, de la destrucción de la Wehrmacht y sus ejércitos aliados fue el Ejército Rojo. Es un poco absurdo aventurar qué habría hecho finalmente el Ejército Rojo sin la ayuda recibida por el Préstamo y Arriendo aliado y sin la participación de Gran Bretaña y Estados Unidos en la guerra contra Alemania. No saldríamos de la pura especulación, aparte de ser un escenario irreal. Alemania (e Italia) pasó de estar en guerra contra Gran Bretaña en el verano de 1940, contra Gran Bretaña y la URSS en el verano de 1941 y contra estas dos últimas potencias y USA (junto al resto de países que le declararon formalmente la guerra) a partir de diciembre de 1941. Es un poco estéril, pues, plantearse un escenario de guerra exclusivo entre Alemania y la URSS.
Sin embargo, en ese proceso de extensión del conflicto destacan dos hechos principales, a mi juicio. El primero, cronológicamente hablando, es el papel decisivo jugado por Gran Bretaña desde el verano de 1940 (fundamentalmente) hasta el verano de 1941. En este tiempo, Gran Bretaña impidió que Alemania se alzase con la victoria final de la guerra que había iniciado en septiembre de 1939. Nadie informado ignorará la ayuda material y política que durante ese tiempo (y después) prestó Estados Unidos a Gran Bretaña, pero yo no tengo duda alguna que el esfuerzo principal de ese freno a la victoria nazi en el periodo señalado fue británico.
El segundo hecho principal, y el decisivo para mí, fue el papel jugado por la URSS en 1941 desde que fue atacada por Alemania y sus aliados. La Unión Soviética fue capaz de prevalecer finalmente ante un coloso nazi que se desangró y desgastó de tal manera en ese medio año de 1941 que ya nunca más volvería a tener la fuerza que desplegó el 22 de junio de 1941. Y lo que destaca como un hecho irrefutable en esta historia particular y decisiva de la guerra es que la Unión Soviética consiguió hacer eso virtualmente con sus propios medios y sus propias fuerzas. La ayuda anglonorteamericana durante ese tiempo fue más política que material, y la material no dejó de ser literalmente marginal. Alemania empezó a cavar su tumba en Rusia a lo largo de 1941 y para cuando la ayuda material aliada a la URSS comenzó a ser sustancial y las acciones militares anglonorteamericanas comenzaron a hacer mella en el esfuerzo de guerra alemán, la Wehrmacht ya tenía más de medio cuerpo enterrado en esa tumba cavada en Rusia. Había que enterrar el resto, por supuesto, pero el grueso del trabajo ya estaba hecho.
En una escala incomparablemente menor, sin duda, puede hablarse de la contribución soviética a la derrota de Japón: para entonces puede decirse, si se me permite la licencia, que los anglonorteamericanos ya habían dado la extremaución a las fuerzas armadas japonesas; sólo quedaba enterrarlas. Y a ello ayudó la URSS.
Saludos cordiales
JL
Saludos cordiales a todos.
Estimado Jose Luis, me ha parecido acertado el comentario que has efectuado y aunque asumiendo mi inferioridad intelectual y de cantidad de lecturas sobre la temática de la 2GM me gustaría hacer algunas puntualizaciones o matices.
Es cierto que la mayoría de la bibliografía existente sobre la 2GM es de carácter anglosajón, en unos casos dicha abrumadora mayoría no creo que únicamente se deba a que se menosprecie lo que ocurrió en el frente Oriental sino que tras la guerra en la URSS y en los países del pacto de Varsovia se instauró una censura total que hacía imposible no ya publicar cualquier libro en ruso que sometiera a cuestión la figura de Stalin o su política durante la guerra o antes, sino el mero hecho de que la consulta de archivos históricos era casi imposible salvo que se trabajara en ellos. En Occidente no ocurrió eso y habitualmente ha existido una libertad de pensamiento y de publicación artística que nos guste o no ha podido estar mutilada en su calidad precisamente porque era imposible el acceso a determinados archivos.
Aún en el mismo Occidente hay temáticas que todavía es imposible su consulta y por ejemplo en el caso de crímenes nazi y su paso por Spandau el único país que permite su libre acceso son los EEUU, en la URSS los archivos oficiales rusos siguen clasificados, los británicos estarán a disposición del público en el 2017. Los archivos norteamericanos fueron descalificados por la Ley de Comunicación de los Crímenes de Guerra Nazis de 1998 en virtud del cual todos los archivos estadounidenses relativos a los criminales nazis han de estar abiertos al público, y se llegó a descalificar cerca de 10.000 páginas de material del departamento del Estado de los años 60 y 80 previamente clasificado y que recogía negociaciones y acuerdos internacionales sobre la figura de Rudolf Hess.
Es cierto que en la década de los años 90 la obsesión oscurantista soviética se relajó y tras la caída de su régimen soviético se abrieron los archivos a familiares de represaliados o purgados, a familiares de agentes del KGB o a determinados historiadores, pero incluso hoy en día existen fuertes dificultades para el acceso a determinadas informaciones que los historiadores rusos intentan salvar con ingenio y perseverancia.
Hoy en día va surgiendo un ramillete de historiadores post-ideológicos que poco a poco van haciendo un trabajo increíble y digno de elogio y darán luz mayor si cabe al frente Oriental, pero creo que todo el que profundice un poco sobre la 2GM sabe que dicho frente fue fundamental sino básico para el devenir de la guerra y si la perspectiva durante décadas ha sido exclusivamente de corte anglosajón occidental creo que ha venido motivada por factores externos y geopolíticos – guerra fría – y a la imposibilidad física de consulta de archivos.
Todos somos mayorcitos y creo que aunque nuestra socialización cultural pueda ser occidental y basada en historiadores occidentales, podemos claramente discernir cuándo una opinión está basada en hechos lógicos e históricos o cuando es pura y simple propaganda o carente de lógica militar o política.
Por ejemplo los dos libros más recientes que he podido leer sobre temática general de la 2GM, de Richard Overy y de Allan Millet, abordan con pelos y señales el frente Oriental y le dan una importancia fundamental y en el caso de Overy casi básica para explicar porqué los aliados ganaron la 2GM, si los historiadores soviéticos poco a poco van reconociendo la importancia por ejemplo del Préstamo y Arriendo, creo que también los historiadores occidentales poco a poco van reconociendo la importancia de la URSS en la victoria final.
He estado pensando en lo que ha comentado Jose Luis sobre la abrumadora mayoría de libros anglosajones y creo que es por la propia naturaleza y proceso interno que conlleva escribir un libro, la mayoría de historiadores con su cátedra o plaza de profesor en una universidad como Harvard, Yale, Cambridge, Oxford, etc, necesitan becas o subvenciones durante años para poder escribir un libro de historia con pretensiones de calidad, se necesitan años de consulta de archivos, viajes al extranjero, traductores, gastos en definitiva y salvo que sean ricos, muchos de ellos dependen del dinero que la propia universidad les dote para su estudio, creo que ese puede ser el motivo fundamental de que en el mundo universitario anglosajón se “invierta” mucho más que otros países en esa calidad universitaria que finalmente redundará en su propio beneficio.
En no pocas explicaciones sobre el resultado final de la guerra se sitúa a los propios errores de Hitler en primer lugar para explicar el triunfo aliado en la guerra, sobre todo, centrándose en la decisión de invadir la URSS en 1941 creyendo que la táctica de guerra relámpago le daría la victoria en pocos meses. En diciembre del mismo año, Alemania se encontró en guerra con una combinación de las tres principales economías industriales fuera de la Europa continental, una guerra que Alemania, aliada con estados económicamente débiles no podía albergar ninguna esperanza de ganar. Este argumento es fruto de la perspectiva que nos ha dado el tiempo, la idea de que toda la guerra fue defectuosa desde el principio es una racionalización nacida en la posguerra, a posteriori y sabiendo el resultado, pero en los años de 1940 – 1941 no había tanta gente que considerara imposible que Alemania ganara la guerra.
Otra explicación que se suele dar es que la derrota de Alemania fue inevitable al hacer la guerra en dos frentes, pero es discutible, no existe ningún vínculo ineludible entre la derrota militar y hacer la guerra en dos frentes. Estados Unidos combatió en tres frentes, cinco si consideramos la ofensiva de bombardeo y la Batalla del Atlántico como frentes propiamente dichos. Durante buena parte de la primera guerra mundial Alemania hizo la guerra en dos frentes, hasta que Rusia se derrumbó en 1917, pero paradójicamente fue derrotada en una guerra de un solo frente en 1918.
Con dos frentes incluso Alemania pudo ganar la guerra, entonces ¿la superioridad económica de la coalición, el PIB de los aliados en conjunto ganó la guerra?. Es un punto de vista más que tentador ya que los recursos económicos y su posibilidad de movilizarlos arrojan un buen indicador del potencial bélico de cualquier país. En 1946 el economista Raymond Goldsmith afirmó que el PIB ganó la guerra, fue una opinión que incluso mantuviero dirigientes soviéticos. Cuando Maxim Litvinov, adjunto del comisario de Asuntos Exteriores soviético, oyó leer en voz alta la lista de suministros estadounidenses y británicos, en un encuentro celebrado en Moscú en septiembre de 1941, rompió todas las reglas de negociación soviéticas, se levantó de un salto y gritó: “Ahora ganaremos la guerra”.
La diferencia del producto económico explica muchas cosas, pero no todas las cuestiones: la voluntad política, la modernidad técnica, la disposición del pueblo a aceptar sacrificios, las limitaciones geográficas, la propia cultura e historia pasada de las naciones, fueron factores determinantes que se elevaron incluso por encima de los meros datos económicos.
Esa superioridad económica se tenía que trasladar al campo de batalla, como dijo Stalin no iban los alemanes a saltar al vacío sin que nadie les empujara, tal vez se pudo haber llegado a algún acuerdo de compromiso con el Eje pero por favorables que hubieran sido hubieran supuesto hacerles concesiones; luchar y luchar mejor fue la única forma de expulsar a Alemania e Italia del Nuevo Orden europeo o a Japón de su esfera de influencia en Asia. Para ganar la guerra los aliados tuvieron que aprender a luchar más eficazmente, aunque la relación no fue fácil entre los aliados tuvieron que aprender a luchar juntos y seguir haciéndolo hasta el final de la guerra. Es cierto que la coalición siempre tuvo tensiones: en la ofensiva de bombardeo las fuerzas británicas querían hacerla de noche y los norteamericanos preferían objetivos diurnos, surgieron fuertes discusiones entre GB y los EEUU en cuanto a cuándo y dónde empezar el segundo frente en Europa continental, ya que los británicos preferían golpear lo que ellos llamaban el “bajo vientre” por los Balcanes o Grecia, y los norteamericanos desde inicio tuvieron claro que había que entrar por el norte de Francia, y no digamos en las continuas tensiones entre la URSS y los aliados en cuanto a la urgencia de abrir ese segundo frente. No es casualidad que Alemania fuera derrotada durante el periodo de nueve meses en que los 3 aliados, con la ayuda de las fuerzas exiliadas de los países de Europa conquistados por los alemanes, juntaron por primera vez el peso principal de su esfuerzo militar.
En los primeros años de la guerra quedó patente que los aliados no estaban preparados para la guerra y que sus tropas no eran combativas como las alemanas, después de las terribles derrotas soviéticas de 1941 el Estado mayor soviético empezó una revisión detallada de lo que había funcionado mal y bien en la actuación del ER, los soviéticos en un tiempo record efectuaron reformas que abarcaron prácticamente todo, la progresiva mejora de las armas y del entrenamiento aumentó la moral de sus combatientes, se siguieron cometiendo errores pero la distancia se fue acortando en todas las esferas de la guerra.
Alemania hizo poco por aumentar la eficacia combativa, de su organización militar y su práctica operaciones, ante sus iniciales victorias el apremio en dicha tarea no era igual que la de los aliados y fue lenta en responder al súbito cambio que se produjo en la capacidad combativa del ER en 1943. En Alemania y Japón se concedía mucho más valor a las operaciones y al combate que a la organización y el abastecimiento, eran ambas sociedades donde el esfuerzo militar se consideraba el más alto deber social, en ambos países se daba mucha menor importancia a aspectos no combativos de la guerra; compras, logística, servicios militares.
Los norteamericanos y los soviéticos sin duda aumentaron su capacidad combativa pero siempre tuvieron en gran consideración los servicios militares. En 1941 los EEUU estaban poco preparados para la guerra, su industria tuvo libertad para concentrarse en la producción a gran escala, los científicos más libertad para inventar y experimentar, las habilidades administrativas también se recompensaban al igual que las combativas. Sin duda el militarismo del Eje tuvo sus compensaciones pero dificultó la tarea de formar una fuerte coalición de pericia civil y militar, o sacar partido de las primeras victorias después de que los Aliados pudieran movilizar sus capacidades económicas, intelectuales y organizativas para hacer la guerra. Los Aliados tanto en dictadura como en democracia estaban comprometidos con la explotación racional de la modernidad, los países del Eje trataron de poner la modernidad al servicio de causas irracionales.
A pesar de ello, el margen entre la victoria y la derrota fue a veces muy corto y todas las teorías parecen fuera de lugar. La decisiva batalla de Midway se ganó porque de los centenares de bombas que arrojaron los norteamericanos, diez dieron en el blanco apropiado. La victoria en el Atlántico llegó con la introducción de un número reducido de aviones dotados de gran autonomía de vuelo que cubrieron el notorio vacío del Atlántico. La ofensiva del bombardeo que estuvo a punto de interrumpirse en el invierno de 1943 – 1944 se salvó cuando se dotó a los cazas de escolta de depósitos de combustible que aumentaron su autonomía de vuelo. La Batalla de Stalingrado dependió del valor desesperado, casi incomprensible, de unos cuantos miles de hombres que contuvieron al 6º ejército alemán, durante el tiempo suficiente para hacerle caer en una trampa decisiva. La invasión en Normandía dependió de la capacidad de ocultar al enemigo cuál sería el centro de gravedad operacional y luego dependió de factores metereológicos.
Cada vez que sigo leyendo libros de historia y me doy cuenta de lo cerca que estuvo Alemania de ganar la guerra y de lo que costó vencerla me sorprendo de la enorme calidad que tenían sus tropas, creo que en la historia militar reciente no ha habido un ejército tan preparado y combativo. El principal instrumento del esfuerzo bélico del Eje fue el ejército alemán que en 1941 ya contaba con más de 200 divisiones, apoyadas por la aviación táctica más moderna y eficaz. Esta fuerza militar era la que debían derrotar los Aliados, los EEUU dedicó sólo el 15 % de su esfuerzo bélico a la guerra contra Japón, y aplicó el otro 85 % a la tarea de derrotar a Alemania.
Si para ganar la guerra había que derrotar al ejército alemán, eso ocurrió en la URSS, allí fue debilitado primero y obligado a replegarse, antes de que los Aliados utilizaran el peso principal de sus fuerzas de tierra y aire en 1944. Se calcula que las fuerzas soviéticas destruyeron o inutilizaron para el combate 607 divisiones del Eje entre 1941 y 1945, las bajas en los dos bandos fueron espeluznantes y si hay que poner un factor que explique en primer lugar la victoria Aliada es al victoria del ER sobre el Ejército alemán.
La derrota de las fuerzas aéreas alemanas fue obra de los aliados occidentales. La recuperación de la aviación soviética en 1942 contribuyó en gran medida a neutralizar la aviación táctica alemana, pero el eje principal de la derrota estuvo en el Reich mismo, y fue el resultado de la ofensiva de bombardeo estratégico sobre Alemania. Las fuerzas aéreas alemanas se vieron obligadas a adaptarse a una estrategia desconocida y el grueso de cazas tuvo que volver al Reich, detrás de una muralla de radar, cañones antiaéreos y reflectores para desempeñar un papel al que no estaban acostumbrados y que consistía en defender su industria. En septiembre de 1944 el 80 % de los cazas ya tenía sus bases en Alemania y su misión era hacer frente a los bombardeos.
El esfuerzo económico – militar alemán se desequilibró totalmente cuando todos sus recursos fue destinado al objeto de construir cazas, defensas antiaéreas y la entrada en acción de los cazas aliados de gran autonomía de vuelo acabó con la aviación alemana, las fuerzas aéreas alemanas sufrieron una sangría de aviones y pilotos; los bombardeos aliados obstaculizaron la producción de aviones y causaron graves daños a las plantas que producían combustible para la aviación. Al finalizar el conflicto el último jefe del Estado Mayor de la Luftwaffe, el general Karl Koller al abordar la pregunta de por qué los alemanes habían perdido la guerra constestó: “Lo decisivo en sí mismo fue la pérdida de la supremacía aérea”- ( Ministerio del Aire británico, Rise and Fall of the German Air Force, pp. 407).
Está claro que parece una respuesta algo partidista, pero la supremacía aérea es un factor que atraviesa varios frentes simultáneamente o incluso la totalidad de los campos de combate, incluso en la guerra naval, el poderío naval fue sustituido aunque no del todo, por aviones que fueron los que decidieron las principales batallas navales de la guerra del Pacífico. En el Atlántico los portaviones de escolta y los aviones dotados de gran autonomía de vuelo acabaron con la amenaza de los submarinos alemanes. En 1943 los aviones hundieron 149 del total de 237 submarinos que perdieron los alemanes. ( fuente: Lord Tender, Air Power in War, Londres, 1948, pp. 82).
En el frente oriental la aviación soviética pudo hacer, a partir del verano de 1943, lo que Alemania había hecho en Polonia, Francia, Yugoslavia, Grecia y Ucrania. Debajo de todo se encontraba la ofensiva de bombardeo en los países del Eje cuyos efectos de gran alcance sobre el potencial económico y el frente interior alemán fue suficiente para limitar la expansión de poderío militar alemán y permitieron a las fuerzas de tierra aliadas luchar en mayor pie de igualdad.
Por lo tanto no comparto en absoluto argumentos como el que las guerras únicamente se ganan en tierra, y que más pronto o tarde las tropas llegarán al frente a pie, en camión o en burros, es claro que el poderío aéreo no ganó la guerra por sí sola, pero resultó ser el principal punto débil del bando del Eje y la mayor ventaja de los Aliados y supieron aprovecharla. En el verano de 1941 en Washington, el general Marshall ordenó a las fuerzas aéreas que redactaran un estudio – informe al Programa de la Victoria, o lo que es lo mismo que planificaran la guerra aérea. Un reducido grupo de expertos encabezados por el coronel Hal George, recibió dicho encargo y cuando acabaron al presentarlo se quedaron atónitos de la cantidad de recursos que serían precisos movilizar para ganar la guerra, los EEUU antes de entrar en la guerra ya comenzaron a trabajar para lograr esas cifras que a la postre les daría la victoria aérea. El plan se filtró a la prensa unos días antes de Pearl Harbor, y los agentes alemanes en los EEUU enviaron dicho plan en sus puntos esenciales a Hitler y el Estado Mayor alemán preparó una directriz – la número 39 – que ordenaba defender la primera línea en Rusia, mientras se trazaban planea para evitar que EEUU mandase aviones y tropas de tierra a Europa. Hitler se negó a aceptar dicha recomendación e insistió en que se luchara contra el ER.
Fue una decisión que hizo que Alemania quedase atrapada en una estrategia en que la derrota de las fuerzas de tierra soviéticas era la misión principal, al fracasar en dicho intento, el ejército alemán quedó expuesto no sólo a un ER reformado y furioso, sino también al cabo de poco tiempo, al masivo poderío aéreo de los aliados occidentales que se preveía en el Programa de la Victoria. Ambas circunstancias juntas derrotaron a las fuerzas alemanas, tras lo cual los débiles aliados de Alemania fueron destruidos de uno en uno.
El Ejército Rojo pasó a ser fundamental para la estrategia soviética durante y post-guerra y el poderío aéreo norteamericano fue un pilar fundamental de su potencial militar, para evitar que Alemania se hiciera con el poder en el mundo, la URSS y los EEUU tuvieron que convertirse ellas mismas en potencias mundiales. La guerra que se ganó en 1945 no fue causa de la debilidad alemana sino de la fuerza de los Aliados.
Con todo lo dicho creo que dejamos en el tintero un factor que es muy importante para entender cualquier conflicto bélico; la voluntad de ganar, la voluntad de seguir combatiendo durante períodos de graves crisis – como la sufrida por GB tras la derrota de Francia – de la capacidad de movilizar todas las energías nacionales y morales de los pueblos amenazados, dicha voluntad de ganar que tuvieron los aliados y en parte al considerar que su causa era justa fue también determinante en la victoria final.
Durante los primeros años más que sombríos GB estuvo sola en la lucha, y aunque militarmente podamos ahora despreciar un poco lo que hicieron; Dunkerque, la victoria en la Batalla de Inglaterra, sí que es cierto que demostraron al mundo que pasara lo que pasara lucharían hasta el final y ahí estuvo W. Churchill para sarcar “la lengua inglesa a las trincheras”, cualquiera que lea sus discursos de esos años no puede dejar de sentir cierto cosquilleo. El compromiso tanto de los gobernantes como de los pueblos – en especial del pueblo soviético que soportó increíbles padecimientos y el mayor número de bajas – resultó ser un elemento positivo para los aliados, ese compromiso tuvo que ver poco con el PIB, para los que estaban en el frente, en Stalingrado, en el Atlántico, en los aires, en el Pacífico, en la resistencia de los diferentes países ocupados por Alemania, las fuerzas económicas no significaban nada, las personas luchaban por muchas razones, por miedo, odio, por algún sentido de superioridad moral o racial, por lealtad o patriotismo, no lucharon por demostrar que las estadísticas eran correctas sino impulsadas por una esfuerzo de voluntad increíble.
La superioridad material no es suficiente para ganar guerras sino va acompañada de voluntad de ganar. Desde 1945 hemos visto varios conflictos bélicos donde la superioridad material era abrumadora en Occidente y han acabado perdiendo el país que mayor potencia bélica tenía en principio, como en Argelia, Vietnam o Afganistán, en los tres casos Francia, los EEUU o la URSS terminaron por retirarse de dichos conflictos por falta de voluntad de ganar.
Los Aliados ganaron la 2GM porque convirtieron su fuerza económica en capacidad combativa eficaz y las energías morales de su pueblo, en una eficaz voluntad de ganar, aunque ahora tras varias décadas podamos pensar que el resultado final fuera previsible la victoria en muchos momentos pendió de un hilo sobre todo hacia su mitad y en este punto creo que la URSS por su victoria terrestre merece un lugar destacado, sino principal, en la victoria final.
Creo que la URSS soportó un terror inconcebible, una guerra absoluta como dice el título del libro de Cris Bellamy, motivado por su invasión y posterior comportamiento genocida nazi, y tampoco tengo dudas que el pueblo norteamericano si hubiera sido invadido en su coste este – por ejemplo – por Alemania y hubiera sufrido las innumerables bajas y maltrato de su pueblo finalmente también finalmente habría planteado una lucha absoluta contra el invasor. La URSS ganó la batalla terrestre pero no la guerra en global de forma solitaria, sin la participación norteamericana es difícil aventurar qué habría pasado, pero siguiendo la temática del hilo, con todo lo dicho anteriormente creo que no se puede subestimar la participación norteamericana.
Dicho todo lo anterior me atrevo a dar o comentar una sensación algo personal; a mí este tipo de debate me encanta pero el trasfondo que destila la propia pregunta de si los EEUU están o no sobrevalorados o si la URSS fue decisiva o no para ganar la guerra hace inevitable que se mezclen valoraciones ideológicas.
La URSS – que no su pueblo – representaba una dictadura totalitaria, con campos de internamiento, con policía secreta, y aún así debe ocupar su Ejército un lugar destacado en el altar del olimpo de la victoria, hay que intentar no perder de vista el matiz moral que supuso que la propia URSS fue considerada por GB y los EEUU más como un enemigo que un aliado, pero con su agresión por Alemania, mucha gente se tragó sapos y culebras y llegaron a trabajar juntos, con fricciones, pero finalmente dicha unión decantó la balanza, son debates que en el fondo me dan pena, ya que ignoran el sacrificio de millones de víctimas, de miles de personas que dejaron sus vidas para luchar por lo que ellos consideraron que era justo. Eran gente dura de verdad.
Cómo no emocionarse con el comportamiento del pueblo soviético, con su fanática resistencia, con su milagro industrial que se recuperó de un golpe devastador en 1941, pero también hubo mucha gente que fuera de la URSS se dejó su vida para que ahora todos podamos comentar tranquilamente sus acciones; los espías polacos que consiguieron robar la máquina de descifrado de comunicaciones a Alemania y la pasaron a los británicos – murieron muchos de ellos; los más de 400.000 franceses que murieron luchando por su patria; los pilotos polacos que en la Batalla de Inglaterra al quedarse sin municiones preferían maniobrar para ver los ojos de cerca de los pilotos alemanes y provocaron muchas caídas de los aviones alemanes, las operaciones en toda Europa ocupada de los comandos especiales británicos, la resistencia francesa, los miles de chavales norteamericanos que en Omaha se hicieron hombres en 5 segundos, etc.
Todos ellos merecen un reconocimiento absoluto y tienen mi total admiración y gratitud, ¿cuándo pasará la gloria?, - con esa frase termina el libro de S. Ambrose, “El Día D”, no lo sé supongo que cuando muera el último soldado que haya participado en la 2GM poco a poco se irá borrando el recuerdo vivo de dicha guerra, pero por eso me gusta tanto este foro, porque con nuestras pequeñas aportaciones habrá gente joven que pueda interesarse por estos temas y no se olvide lo que millones de valientes hicieron por nosotros.
Saludos desde Benidorm.