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quisiera aportarles la traducción y adaptación propia de un artículo de David Zambon, profesor de historia especialista en la intervención italiana durante la II GM y colaborador en revistas especializadas de la II GM como Histoire de Guerre e Histoire(s) de la dernière guerre, entre otras. El artículo de titula “BETASOM, los submarinos italianos en el Atlántico” aparecido en Histoire de Guerre nº 30 de noviembre de 2002. Comienzo con el artículo:
La inmensidad agitada del océano Atlántico fueron el escenario, durante toda la duración del segundo conflicto mundial, de una feroz batalla entre la flota de comercio aliada y los sumergibles alemanes, los célebres U-Boote. Sin embargo, sería injusto silenciar la intervención italiana que, con medios muy limitados, consiguió algunos éxitos sobre todo durante los años 1942 y 1943. Este episodio se mantiene como uno de los menos conocidos, incluso en Italia, de la II GM.
Los inicios
Muy poco tiempo después de la firma del Pacto de Acero, los responsables de las marinas del Eje se reunieron en Friedrichsafen los días 20 y 21 de junio de 1939. El almirante Domenico Cavagnari y el gran almirante Raeder, conversaron sobre las probabilidades de una futura guerra submarina en el Atlántico dentro de la cual los alemanes solicitaban la ayuda de su aliado latino. Debemos subrayar que en aquella época Italia alineaba 115 unidades de este tipo de buque, haciendo de ella la segunda potencia submarina del mundo (detrás de la URSS primera con 160 sumergibles) mientras en esos momentos Alemania sólo poseía 83.
Contrariamente a la idea extendida, la mayoría de las unidades italianas eran modernas y poseían buenas cualidades de navegación, de robustez o de fiabilidad y sus tripulaciones estaban bien adiestradas. No obstante, algunos graves defectos la traicionaban: la ausencia de puesto de tiro, perjudicial para su precisión y el tamaño imponente de su vela, que ralentizaba considerablemente la inmersión urgente (entre uno y dos minutos, contra unas decenas de segundos solamente de los U-Booten), lo que ofrecía un objetivo perfecto para los aviones enemigos. Además la táctica adoptada por Supermarina (alto mando de la marina italiana) era antediluviana: los submarinos italianos tenían como misión esperar a los navíos enemigos en una especie de “emboscada”, limitando de este modo las oportunidades de éxito y aumentando las pérdidas (esto se confirmó en el Mediterráneo). Por último los alemanes reprocharon a los italianos el frecuente uso del cañón en lugar y en sustitución del torpedo, exponiendo de esa manera al navío, en superficie, a múltiples peligros.
Los almirantes Perona y Cavaganari
Fuente: http://www.24flotilla.com/foro/viewtopi ... =8&t=32866
En cuanto al personal no tenían nada que envidiar a cualquier marina. Los oficiales provenían de la magnífica Academia Naval de Livorno y el personal especialista, mecánicos, artilleros… de las escuelas de Venecia, La Spezia, Génova y Pula (Croacia). Señalemos que la Regia Marina estaba animada de fuertes sentimientos realistas (algo que explica su actitud en la fecha del armisticio del 8 de setiembre de 1943) y anglófilos (surgieron numerosas polémicas después de la guerra a propósito de ciertas traiciones entre 1940 y 1943), pero la especialidad submarina estaba considerada como “fascista”. Naturalmente ese estereotipo era perfectamente exagerado.
Pero volvamos a los acuerdos: estos preveían el reparto de la zona de actuación en dos hemisferios, los alemanes se encargarían de la superficie al norte de la ciudad portuguesa de Lisboa y los italianos al sur de esta misma línea (eso era la teoría, aunque con frecuencia los acuerdos no se cumplían). El océano Índico y el mar Rojo fueron también objeto de conversaciones ya que aquellas bañan las cercanas costas de las colonias de África Oriental Italiana.
La derrota de los franceses tan rápida como inesperada, descargó a la Regia Marina en el frente mediterráneo, ofreciendo, además, más perspectivas de poder utilizar grandes puertos sobre la fachada atlántica con el fin de navegar hacia allí y apoyar a su aliado germano.
Burdeos base de los submarinos italianos
El contraalmirante alemán Eberhard Weichold, jefe del estado mayor encargado de las relaciones con Supermarina, concluyó los acuerdos permitiendo el envío de un cierto número de submarinos italianos. Una comisión mixta compuesta por el mismo Weichold y el contraalmirante Angelo Parona, eligió el puerto de Burdeos para acoger los navíos italianos. LA base tomó el nombre de Betasom, “Beta” por la primera letra en griego de la ciudad y “som” como inicial de “sommergibili” submarinos en la lengua de Dante.
Vista aérea de las instalaciones en forma de "T" de Betasom en Burdeos
Fuente: http://www.regiamarina.net/detail_image ... =280&lid=1
La elección de Burdeos, puerto fluvial situado en el estuario del Garona, parecía, justo es decirlo, excelente. Está, en efecto, a 50 km del golfo de Vizcaya y unido con el mar Mediterráneo por el canal del Midi. Las infraestructuras aunque abandonadas desde finales de junio de 1940 no necesitaban sino unas pequeñas reparaciones. El puerto comprendía un gran dársena en forma de T a nivel constante gracias a un sistema formados por dos esclusas ( no debemos de olvidar la fuerte diferencia de nivel de la marea dos veces al día) así como otras dos dársenas de carenado. La base podía acoger al mismo tiempo treinta buques y cada uno disponía de todo lo necesario para su mantenimiento, por ejemplo, agua potable, electricidad e incluso aire comprimido.
Château Moulin d'Ormon residencia del mando de Betasom
Fuente: http://www.regiamarina.net/detail_image ... =277&lid=1
El personal fue alojado en un primer momento en el trasatlántico francés Amiral de Grasse y en un carguero alemán el Usaramo. Después del bombardeo inglés del 8 de diciembre de 1940 (que provocó la destrucción del mercante alemán) los oficiales fueron acantonados en los chateaux Robat y Tauzia, mientras que las tripulaciones (unos 1.600 hombres de los cuales 70 son obreros especialistas) se alojaron en el colegio Gradignan y el mando el chalet de Moulin d’Ormon. En cuanto a los fusileros marinos del regimiento San Marco unos 225 se alojaron a la derecha de la estación de bombeo, en pleno puerto. (La guarnición alcanzó después los 450 soldados. Estos hombres, así como una buena parte de las tripulaciones, permaneció en Burdeos después del armisticio de 1943 y combatieron junto a los alemanes. La bolsa de Burdeos resistió hasta los últimos días de la guerra)
Un poco más tarde, vino a trabajar a la base italiana personal francés, en tareas de mantenimiento, sin que, por supuesto, no pudieran entrar en los buques italianos. Las relaicianos fueron completamente cordiales y no hubo que lamentar ningún acto de violencia o de sabotaje a lo largo de toda la presencia de los marinos transalpinos. Además un práctico local era el encargado de guiar a los submarinos a lo largo del trayecto bien hacia el océano o hacia la base.
Continuaré en otro momento. À suivre.
Fuente: Traducción y adaptación propia de un artículo de David Zambon titulado “BETASOM, los submarinos italianos en el Atlántico” aparecido en Histoire de Guerre nº 30 de noviembre de 2002.
À bientôt