Quiero hacer partícipes a los miembros del foro interesados en la aviación y el armamento del artículo de Patrick Ehrhardt titulado “El armamento de a bordo de los aviones de la Luftwaffe” aparecido en la revista Histoire de Guerre en marzo de 2002.
LA PARADOJA ALEMANA
En materia de armamento de a bordo, la historia retendrá ante todo de la II GM el nombre de Browning unido a la ametralladora pesada M2 Model 1921 de calibre 50 ( 12,7 mm). Fabricada en los USA por Colt, las ametralladoras Browning las encontraremos montadas sobre prácticamente todos los aviones de las fuerzas aéreas norteamericanas, tanto como armas ofensivas como defensivas. Se caracterizaba por su sencillez de mantenimiento y por una eficacia muy satisfactoria. A parte de las armas montadas en el P-38 Lightining y en el P-39 Aircobra, no encontraremos armas de mayor calibre montadas en los cazas del US Air Corps. Para las fuerzas aéreas norteamericanas, los cañones de 20 mm o de 37 mm serán la excepción de la regla durante todo el conflicto mundial. El montaje de cuatro, seis u ocho M2 en los planos de los cazas garantizaba una buena cantidad de munición de 12,7 mm lo que daba a los pilotos una buena oportunidad de tocar el objetivo.
Ametralladoras Browning M2 de 12,7 mm
Fuente: http://www.flickr.com/photos/alexprevot/3892698679/" onclick="window.open(this.href);return false;
Uploaded with ImageShack.us
En Europa en el periodo de entreguerras, el armamento de a bordo se limitaba genralmente al montaje de ametralladoras de un calibre medio de unos 7,5 mm. Al aproximarse la guerra, dos escuelas verán el día. Francia representará la voluntad de reforzar el armamento por añadir un cañón de 20 mm montado en el eje del motor (el moteur-cannon) para los Dewoitine D.520 y Morane- Saulnier MS.405. Para los aviones de caza equipados con motor radial los franceses optarán por una dotación mixta de dos cañones de 20 mm y de ametralladoras ligeras montados en las alas como el Bloch MB 152. Por el contrario, los británicos preferirán multiplicar el número de ametralladoras ligeras ( Browning de calibre 0.303) en las alas de sus Hurricane y Spitfire, incluso previendo dotar de 12 ametralladoras ligeras a los primeros Typhoon. A la luz de las enseñanzas de la guerra aérea, Gran Bretaña modificará progresivamente su concepción dotando sus cazas monomotores de dos , más tarde cuatro cañones de 20 mm colocados en sus semiplanos, para terminar pura y simplemente eliminando la ametralladoras ligeras en las últimas versiones de Spitfire, Typhoon y Tempest.
Entre los dos extremos que son “todo ametralladoras” o “todo cañones” en Alemania la Luftwaffe adoptará en un primero momento la solución media, mediante el armamento mixto de ametralladoras y cañones. Después, la prioridad será progresivamente para el cañón. La paradoja alemana será la gran variedad de armas de a bordo que se opone a la homogeneidad del lado aliado. De esta diversidad nacerá una alternativa contradictoria entre una concentración y una multiplicación de este armamento. Esta paradoja se expresará también en una búsqueda continua del rendimiento máximo del armamento de a bordo, por la investigación antinómica de una mayor cadencia de tiro y la puesta a punto de municiones de un calibre cada vez mayor.
Moteur-canon
Fuente: http://www.bibert.fr/Joseph_Bibert_fichiers/MS406.htm" onclick="window.open(this.href);return false;
Uploaded with ImageShack.us
UNA LOCA CARRERA POR LA VICTORIA FINAL
Más que ningún otro ejército del aire, la Luftwaffe presenta la originalidad de haber concedido una gran importancia al armamento de sus aviones de combate y sobre todos en los últimos años de la guerra. Al incorporar este elemento en la definición de los nuevos modelos de aviones de combate, los responsables de la Luftwaffe buscaron compensar algunas de sus debilidades. Con el tiempo, la cuestión del armamento de a bordo había llegado a ser, incluso, más importante que la motorización. Para convencerse de eso es suficiente constatar la variedad y la originalidad de los modelos de armamento desarrollados por los ingenieros alemanes. Mejorando continuamente la capacidad destructiva del armamento, los alemanes esperaban compensar la distancia que no cesaba de aumentar entre sus aviones y los de sus enemigos. En sí, la idea no era del todo descabellada.
Ametralladoras lamadas "Spandau"
Fuente: http://www.flickr.com/photos/joseluiscel/page198/" onclick="window.open(this.href);return false;
Uploaded with ImageShack.us
Sin embargo, como fue el caso de las células y los motores, el armamento de a bordo sufrirá los mismos males inherentes a la rstión de la Luftwaffe: falta de anticipación y vanguardismo exgerado, inicio de la producción en serie antes de acabar los ensayos , definición de nuevos programas sin relación con los aviones en estado de desarrollo, modificaciones inoportunas en la programación de los nuevos sistemas de armas y acumulación contradictoria de proyectos… La voluntad de unir en un mismo avión todas las nuevas soluciones preconizadas por los investigadores se traducía en una acumulación sin fin de problemas de puesta a punto. Los bruscos cambios de orientación dadas a los programas en marcha no hicieron sino complicar la situación. En el momento en el que las soluciones eficaces pudieron ser aplicadas por iniciativa de la Luftwaffe, las intervenciones del Ministerio de Armamento de Albert Speer provocarán una vez más el desorden en los programas en curso.
Esta asombrosa contradicción, resultado del hecho de que en los primeros años de creación de la Luftwaffe el armamento de a bordo no había sido tenido en cuenta por sus responsables. Los constructores de aviones se conformaban con retomar lo que ya existía, acomodando las tradicionales ametralladoras de calibre 7,92 mm. a los nuevos cazas. La aparición de los monomotores modernos de caza necesitará un esfuerzo de reflexión que desembocará en el cañón de 20 y después de 30 mm. En el trascurso de las hostilidades, con el desarrollo de la actividad aérea aliada, el armamento de a bordo se encontró con rapidez en el centro de los debates. En la urgencia, se estudiaron las soluciones más sorprendentes, con vista a encontrar el “arma milagro” que podría salvar a la Luftwaffe de la derrota final.
LA PROBLEMÁTICA ALEMANA DEL ARMAMENTO DE A BORDO
El artículo del Tratado de Versalles había prohibido totalmente a la Alemania vencida disponer de una aeronáutica militar. Con algunos límites impuestos temporalmente por las potencias aliadas, era posible a Alemania de proseguir el estudio, la construcción y la puesta en marcha de aviones civiles. Desgraciadamente los redactores del Tratado de Versalles habían omitido definir lo que era un avión civil por oposición a un avión militar. Toda la dificultad reside en el hecho de que es imposible dar una tal definición, puesto que un avión civil puede ser fácilmente convertido en un aparato militar, y a la inversa también es posible. Los aviones capaces de transportar pasajeros y mercancías se encuentran situados en la frontera que separa el mundo militar del dominio civil. En un instante pueden transportar soldados, material militar o bombas, después transportar pasajeros y mercancías comerciales. A fin de cuentas, el criterio más próximo a la realidad es el del uso que puede hacerse de una aeronave, es aquí donde se encuentra toda la ambigüedad del Tratado de Versalles que será hábilmente explotado por los que no habían aceptado el “Dicktat” impuesto por las potencias victoriosas.
Por el contrario, si hay un aspecto sobre el cual no hay ninguna discusión en cuanto a la clasificación una aeronave, es la del equipo instalado en ella, comenzando por el armamento a bordo. Por otra parte, el Tratado de Versalles había tenido cuidado de prohibir el estudio, el ensayo y la fabricación de toda clase de armamento de a bordo de un aeroplano. Una vez más, este mismo Tratado caía en la incoherencia ya que autorizaba el mantenimiento de un ejército reducido a 100.000 hombres equipados con armamento ligero. Este último, después de una rápida adaptación,¿no podía estar instalado a bordo de un avión clasificado como de uso civil? En caso de problema, una tal prohibición será muy fácilmente superable mediante una deslocalización de las investigaciones, de las pruebas y de la producción hacia el extranjero. Esto explica el por qué no había, al día siguiente del fin de la Primera Guerra Mundial, una verdadera ruptura en el desarrollo por parte de Alemania de una armamento adaptado a la aeronáutica.
Continuaré en otro momento. À suivre.
Fuente: Traducción y adaptación de un artículo de Patrick Ehrhardt titulado “El armamento de a bordo de los aviones de la Luftwaffe” en al revista Histoire de Guerre nº 23 de marzo de 2002
À bientôt