No es de extrañar. Si ya para un adulto era difícil reintegrarse a la vida civil tras la guerra (tema tratado con desigual fortuna por la literatura y el cine), para un adolescente simplemente tendría que ser imposible. A esas edades las impresiones fuertes (si de esta guisa pueden disfrazarse las atrocidades que vivieron durante la guerra) dejan una huella imborrable, y marcan fatalmente presente y futuro.Untergefreiter escribió: Después de la guerra tuvieron muchas dificultades para readaptarse a la vida civil, a la compañía de otros niños y a las actividades propias de su edad."
Saludos cordiales
José Luis