Trabajos forzados
La ocupación alemana de Hungría creó, el 19 de marzo de 1944, una nueva situación para el sistema de trabajo en el país. Después de la organización de treinta y una nuevas compañías, extendidas por toda Hungría, el primer ministro Döme Sztójay, ofreció a los alemanes, 50.000 trabajadores auxiliares procedentes del gueto.
El gobierno de Szálasi, “prestó” a las autoridades alemanas, una cantidad de de hombres judíos entre los 16 y 60 años, y otro de mujeres entre los 16 y 40 años. A cambio solicitaron el traslado de todas las empresas donde iban a trabajar, a Hungría occidental. Antes de diciembre de 1944, trasladaron a unos 30.000 judíos de Budapest a Alemania y entregaron a los alemanes a tres millares de trabajadores adicionales para construir nuevas líneas de defensa en la región fronteriza. Obligaron a los trabajadores, a “marchar” hacia esas posiciones tratándolos con mucha brutalidad. Un superviviente relató a cerca de esas marchas:
“El comportamiento de hombres de las Cruces Flechadas, fue mucho más brutal que el de los SS. Cuando llegamos en Csomád, 4 días más tarde, ya habíamos tenido algunas muertes producidas por los Cruces Flechadas, durante el trayecto. Antes de salir nos habían torturado. Teníamos hambre, estábamos cansados y, psíquicamente atormentados”. (
http://degob.org/index.php?showarticle=2032#)
En los campos de trabajo, en la frontera occidental, varios miles de judíos murieron a causa de enfermedades, hambre y por el tratamiento cruel de las manos de sus captores.
Resistencia
La resistencia judía realizada en el gueto puede dividirse en dos facciones:
- La resistencia llevada a cabo por los adultos.
- La resistencia de los jóvenes.
Ambos grupos se organizaron para desafiar el programa del genocidio, eligiendo diversas formas de resistencia: negociaciones, sobornos, falsificación de documentos, proporcionando escondites y ayuda a los refugiados…
El líder de los “adultos” era Rezső Kasztner, en una de sus primeras acciones, llevó a cabo negociaciones con el Eichmannkommando y más adelante con el plenipotenciario de Himmler, Kurt Becher. Como resultado de estas negociaciones y del pago de 2 millones de dólares americanos, el 30 de junio de 1944, 1.692 judíos húngaros fueron autorizados a abandonar Budapest y dirigirse a Suiza.
Los “jóvenes”, llevados de la mano de Márton Elefánt, Rafael Friedl, Perec Révész, David y Endre Grósz, y Ernő Teichmann rechazaron la idea de una resistencia armada, no obstante algunos grupos realizaron tiroteos ocasionales con los Cruces Flechadas. Se dedicaron a enviar, sobre todo a sus propios familiares y amigos a Eslovaquia, Rumania y a los territorios de la antigua Yugoslavia. Falsificaron, con mucha calidad, los papeles oficiales esenciales para permanecer vivos.
Vestidos con uniformes alemanes y húngaros, y falsificando órdenes, salían fuera de los límites del gueto y la ciudad, para rescatar a gente de las cuadrillas de trabajo controladas por los Cruces Flechadas, ocultándolos y entregándolos a la Cruz Roja Internacional o a los diplomáticos extranjeros, especialmente a los niños.
Grósz, disfrazado con un uniforme de los Cruces Flechadas
También abastecían de alimentos al gueto central.
Ambos grupos trabajaban en coordinación con la Cruz Roja Internacional y con diversos diplomáticos extranjeros, entre ellos Raoul Wallenberg, Ángel Sanz Briz, Giorgio Perlasca, Carl Lutz…
Kühnheit, Kühnheit, immer Kühnheit...
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