Berlín, 1945: el Armagedón total...
Acude a mi memoria el hermoso poema "La Segunda Venida", del insigne irlandés William Butler Yeats, Premio Nobel de Literatura de 1923:
Girando y girando en el creciente círculo
El halcón no puede oír al halconero;
Todo se deshace; el centro no puede sostenerse;
Mera anarquía es desatada sobre el mundo,
La oscurecida marea de sangre es desatada, y en todas partes
La ceremonia de la inocencia es ahogada;
Los mejores carecen de toda convicción, mientras los peores
Están llenos de apasionada intensidad.
Fuente: http://descontexto.blogspot.com/2008/10 ... utler.html
Saludos cordiales desde Nueva York,
Antonio Machado
IsabelRosa escribió:Cito:
" Los berlineses habían empezado a llamar a su capital DER REICHSSCHEITERHAUFEN, o "la pira funeraria del imperio".
Las tropas de Zhúkov lograron una victoria táctica nada baladí para su mariscal al llegar antes que los vehículos blindados de Kóniev al canal Landwehr, situado frente al Tiergarten. El Primer Frente Ucraniano se dirigió al Oeste a fin de despejar la zona más remota de la ciudad, lo que supuso una gran desilusión para este último y sus oficiales. Su rival (Zhúkov) quedó solo, en consecuencia, para culminar la destrucción de las pocas hectáreas que quedaban de calles, monumentos y edificios públicos en ruinas del Reich de Hitler.
Por su parte, los alemanes sostenían la defensa con 45.000 soldados, 40.000 milicianos del Volkssturm y 3.000 chiquillos de las Juventudes Hitlerianas .Entre quienes servían a esta empresa desesperada cabe destacar a los hombres de las unidades extranjeras de las SS congregados en torno al bunker de la Cancillería del Reich, construcción erigida en Wilhelmstrasse, que albergaba los edificios gubernamentales. Se trataba de bálticos, franceses, escandinavos y valones que lucían en sus guerreras las runas de Himmler y sabían que conformaban una legión de muertos que ninguna compasión podía esperar de los atacantes. su voluntad de resistir se veía reforzada por los pelotones de la SS que recorrían las calles de la capital para colgar de las farolas a todo aquel que tratase de abandonar la lucha. Los defensores de Berlín sabían que podían luchar hasta morir o morir ahoracados igualmente"
DE "Armagedón", DE mAX Hastings.