Mensaje
por pastelsjl » Lun Jun 02, 2014 7:12 pm
Deseo ampliar este tema con un articulo de Janusz Piekalkiewicz titulado detrás de mi el diluvio extraído del libro espías, agentes y soldados.
Guy Gibson, comandante del 617! Escuadrón de bombarderos de la R.A.F, tuvo una visita real.
El 27 de mayo de 1943, el rey Jorge VI y la reina Isabel de Inglaterra visitaron la base de la 617° Escuadrilla de Bombarderos, que desde entonces se llamó Dumbuster Squadron " Escuadrilla de romprepresas".
La destrucción de las presas de la cuenca del Ruhr fue uno de los ataques aéreos mejor preparados y, de la noche a la mañana, Gibson y su escuadrilla se convirtieron en la unidad más popular más popular de la R.A.F.
Los aniquiladores ataques a efectuar contra las presas alemanas del Mohne, Eder y Sorpe se llevaron a cabo días después, y con ello se confiaba en dar la vuelta a la suerte de la campaña, pues con el resultado de estos ataques se pensaba mermar el potencial bélico alemán, al reducir la producción de la cuenca del Ruhr.
Después de estas acciones, la Escuadrilla 617°, recibió un escudo con la siguiente frase, atribuida a Madame de Pompadour " Aprés moi, le deluge ( después de mi, el diluvio ).
En julio de 1913 se inauguro la presa más grande de Europa, construida en el pantano del Mohne. El muro de contención tenía 40 kilómetros de altura, 34 metros de ancho en la base y 640 metros de longitud. Se tardaron cinco años en terminar las obras, incluidas el sistema de bombeo, y la central generadora de electricidad. Con una cuenca de 406 kilómetros cuadrados, se podía acumular hasta 130 millones de metros cúbicos de agua, suficiente para suministrar energía a la zona industrial y mantener constante el nivel del Ruhr, con objeto de facilitar la navegación.
Dos años más tarde se construyó la presa del Ruhr, que desempeñaba una función parecida en el Canal Medio, suministrando energía al área industrial de Cassel. Las dimensiones de esta presa superaban en un tercio a las de la primera.
El doctor ingeniero Link, constructor de la presa del Mohne, publicó en julio de 1932 un articulo con toda suerte de pormenores, sobre los trabajos y la utilidad de la magna obra.
En octubre de 1939, un científico inglés leía cuidadosamente el artículo de Link: se trataba del profesor doctor Barnes Wallis, que desde hacia algún tiempo se ocupaba en estudiar la mejor forma de destruir las presas alemanas. El doctor Wallis había fabricado dirigibles durante el conflicto anterior y durante la segunda guerra mundial fue el constructor del avión de bombardeo Wellington, el más utilizado por los ingleses.
Basándose en el citado articulo, Wallis redacto un estudio en el que señalaba la importancia de destruir las presas. Así lo entendió el Ministerio de la Guerra, puesto que no tardo en nombrar una comisión para que se encargara de preparar loa ataques aéreos a dichas presas.
El comité, formado por militares y hombres de ciencia, permitió a Wallis construir una presa a escala reducida, sobre la que no tardo en aplicar las pruebas iniciales.
En los numerosos ensayos realizados con un modelo de la presa de Mohne, se comprobó con gran desilusión que para destruir el original era necesario una bomba de 40 toneladas ¡¡¡ Y el bombardero inglés de mayor capacidad --- todavía sobre el papel--- sólo llevaba 10 toneladas de explosivos.
Sin embargo, el doctor Wallis no cejó en su empeño: tras repetidas pruebas consistentes en estallar cargas bajo el agua, llegó a la conclusión de que podía utilizar los efectos de las ondas de choque, más intensas si la explosión tenía lugar entre las aguas, que si la bomba tocaba el fondo. Por otra parte, conocía la inutilidad de utilizar torpedos, puesto que el muro estaba debidamente protegido por redes. Entonces se le ocurrió la solución: si se lanza un guijarro de agua formando un determinado ángulo con la superficie, efectúa varios saltos antes de hundirse. En Teddington, donde la Marina posee un importante centro de experimentación, se realizaron pacientes observaciones --- en un gran estanque para estudiar el comportamiento de una bomba esférica.
El profesor Wallis sostenía que una bomba de este tipo, lanzada con la suficiente velocidad, salvaría los obstáculos que pudiese encontrar en el agua y, al chocar con el muro, se hundiría poco a poco, por efecto de la fuerza centrífuga. Si se graduaba la espoleta de manera que la bomba estallase al llegar junto al zócalo la onda expansiva sería aprovechada al máximo, practicando una brecha en el muro de la presa. Sin embargo, este tipo de conocimientos resultaba una novedad, y aún cuando Wallis logró apoyar sus teorías en pruebas realizadas en diques fuera de servicio, quienes debieron haberle concebido una debida atención no se la prestaron
continuara