He estado consultando algunos trabajos para aportar mi grano de arena a este hilo. En un primer apartado hablaré de los submarinos enanos japoneses (desde los Tipo A hasta los D) para finalizar detallando el papel que éstos llevaron a cabo durante el ataque a la flota nortemericana en Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941.
Las fuentes sobre las que me he servido para escribir el texto han sido las siguientes:
- Midget submarines of the Second World War. Paul Kemp. Caxton editions 1999
Submarines of the Imperial Japanese navy. Norman Polmar & Dorr Carpenter. Conway Maritime 1986
The japanese submarine force in WWII. Carl Boyd & Akihiko Yoshida. Naval institue press 2002
A very rude awakening. The night the japanese midget subs came to Sydney Harbour. Peter Grose. Allen & Unwin 2007
The Pearl Harbor papers. Inside the japanese plans. Donald M. Goldstein & Katherine V. Dillon. Brassey’s 2000
Espero que el texto arroje algo de luz sobre estas armas y el desempeño que éstas llevaron a cabo durante la guerra del Pacífico y especialmente en el ataque sobre Pearl Harbor.
El desarrollo del submarino enano fue una idea del capitán de la Armada imperial Takeyoshi Yokoo, el cual, a través de la experiencia obtenida de la guerra ruso-japonesa de 1904-05, consideró que el uso de torpedos tripulados podría obtener éxitos considerables a la hora de hundir buques enemigos dentro de sus bases. Esta idea fue transmitita al capitán Kanji Kishemoto, el cual estaba a cargo de la segunda sección de la primera división del Departamento técnico de la Armada (responsable del desarrollo de torpedos) el cual hizo realidad la idea del capitán Yokoo.
Kishemoto pasó la propuesta al comandante Toshihide Asama, un especialista en desarrollo de torpedos, ordenándole que la construcción del submarino enano comenzara bajo el más estricto secreto. A grandes rasgos, la propuesta consistía en un torpedo “madre” el cual se acercaría a la flota de batalla enemiga sigilosamente para poder atacarla a gran velocidad cuando se encontrara a corta distancia de ésta. Después de varias consideraciones, se llegó a la conclusión sobre los requisitos que se deberían tener: lo primero, para ser efectivo debería disponer de una velocidad de al menos 1,5 veces la velocidad estándar de la flota de batalla norteamericana, lo que hacía que se llegaran a los 30 nudos sumergidos; segundo, debería ir armado con dos torpedos; tercero, el alcance sería dictado por la distancia existente entre los alcances de los cañones de las dos flotas (en otras palabras, más allá del alcance del armamento principal de la flota de batalla japonesa) y fue fijado en unas 35 millas náuticas; y cuarto, el submarino debería disponer de la suficiente habitabilidad para permanecer en el área de operaciones para ser recuperado después de su misión.
El resultado de la propuesta fue la producción de un aparato capaz de alcanzar los 30 nudos requeridos usando una batería pequeña, ligera y de gran capacidad y un motor eléctrico de similares características. Los tests utilizando un aparato no tripulado se desarrollaron con éxito durante el verano de 1932, por lo que Kishemoto tuvo la oportunidad de presentar su plan al jefe del estado mayor de la Armada, el almirante Príncipe Fushimi Hiroyasu, hermano del Emperador Hirohito. El presentar la propuesta directamente a Hiroyasu no era el cauce habitual, pero Kishemoto se sintió obligado a ello en aras de mantener el secreto de la propuesta y obtener respaldo suficiente para que el proyecto no se perdiera en la burocracia de la Armada.
Fushimi dio su aprobación al proyecto, después de indicar que a la tripulación no se le habían dotado de medios para poder salir del submarino en caso de emergencia. Llegados a este punto hay que indicar que no estoy de acuerdo con la conclusión que llega Millet en el texto que ha indicado el compañero Tigre ya que, a diferencia de los
Kaiten y sus derivados, estos submarinos enanos no se pueden considerar como armas suicidas, en el idioma japonés conocidas como
Tokko Heiki (armas de ataque especial). El suicidio era una parte integral del código militar japonés, pero no se llevaba a la práctica excepto en casos de fuerza mayor, en muchos casos para no tener que soportar la desgracia del deshonor en caso de captura por el enemigo. Únicamente cuando el fantasma de la derrota militar era evidente en el verano de 1944, se comenzaron a utilizar tácticas suicidas para detener el avance norteamericano.
La aprobación al proyecto por parte de Fushimi fue el punto de partida para el inicio de la construcción del primer prototipo. El vicealmirante Sugi, jefe del Departamento técnico de la Armada, creó un comité para llevar a cabo el proyecto, a cuya cabeza se nombró a Kishemoto. Los cuatro miembros del comité eran: comandante Arika Katayama, responsable del diseño del casco, comandante Toshihide Asama, responsable del desarrollo de los torpedos y los comandantes Takeshi Nawa y Kiyoshi Yamada para el desarrollo de la propulsión. Es interesante destacar que todos estos oficiales llegaron a obtener posteriormente altos rangos en la Armada imperial.
El equipo de diseño comenzó pronto a enfrentarse con un elevado número de dificultades ya que no se tenía experiencia alguna en este campo. ¿Cómo se podrían ventilar los gases tóxicos que la batería podría llegar a emitir? ¿Cómo se podría simplificar el mecanismo de gobierno? ¿Cómo se podría mantener la flotabilidad del submarino? Estos eran los problemas fundamentales a los que el equipo debería dedicar todo su empeño en resolver. No obstante, en un tiempo récord de dos meses el equipo pudo sortear todas las dificultades y obtener unas especificaciones claras para el prototipo: el submarino podría alcanzar una velocidad sumergido de unos 25 nudos con un radio de acción de unas 60 millas náuticas. Para agosto de 1933 el prototipo, construido por la división de torpedos experimentales del arsenal de Kure, estaba listo. Las pruebas se llevaron a cabo bajo el más estricto secreto.
Me quedo sin tiempo. Más adelante seguiré con mi exposición.