¿qué sabía Stalin antes de Barbarroja?

La guerra en el este de Europa

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¿qué sabía Stalin antes de Barbarroja?

Mensaje por Chuikov » Mié Sep 14, 2005 4:52 am

Hola amigos.

Lanzo una pregunta muy muy interesante. ¿Qué sabía Stalin de los planes alemanes de Barbarroja? Dos meses antes, dos días antes; algo tendría que saber.

Saludos
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Mensaje por Chuikov » Mié Sep 14, 2005 6:56 am

Bien, empezaré yo mismo con un resumen de una parte de “The Eastern Front in Photographs”, con textos de John Erickson.



Con la firma del pacto de No Agresión entre Alemania y La Unión soviética, el 23 de Agosto de 1939, Stalin se declaró “contento” por ello. Ahora podría dictar el destino de los estado Bálticos, Finlandia, Besarabia y Bukovina, además de su parte de Polonia.

Finalandia resultó un desastre: 391.000 hombres muertos, desaparecidos o heridos. Un suspenso total: no fueron capaces de pasar ni los tests más rudimentarios. Esta humillación sólo sirvió a los alemanes para subestimar más a los soviéticos.

En Junio de 1940 Stalin contempla atónito cómo cae Francia y el triunfo de la Wehrmacht en el oeste. Inevitablemente Hitler ahora miraría para el este. La primera respuesta de Stalin a esto fue lanzar el Ejército Rojo hacia los estados Bálticos en el norte, y contra Bessarabia y el Norte de Bukovina en el sur. Paradójicamente, se redujeron las defensas en la frontera del oeste. Los planes soviéticos de movilización existentes por entonces eran obsoletos. Sin embargo la industria ya empezó a enfocarse al esfuerzo bélico: se empezó con controles más estrictos sobre la asistencia al trabajo.

El plan de guerra soviético de 1938 ahora tenía que ser revisado. A pesar de la disconformidad de Stalin, se repitió la misma principal suposición: cualquier ofensiva alemana se desarrollaría por los lagos de Pripet. Stalin demandó una nueva revisión de este plan; su convicción era que el ataque se haría desde el suroeste, directamente hacia Kiev y Ucrania: Hitler necesitaría el grano ucraniano y el carbón del Donbas. Así, se comenzó con el refuerzo de esta zona. El 12 de Noviembre de 1940 Molotov se reunió con Hitler en Berlín, rechazando una oferta para formar parte del Pacto Tripartito. Sin ningún interés en negociar, un mes y seis dias después –el 18 de Diciembre de 1941-, Hitler emitió la directiva Nº 21: Barbarroja.

En enero de 1941 la inteligencia soviética recibió información sobre movimiento de tropas alemanas hacia el este. Impresionado por lo que los Panzers fueron capaces de hacer en el oeste, Stalin ordena la reconstitución de los Cuerpos Mecanizados. Ya por estas fechas se hacían juegos de guerra que hacían revisar los planes de guerra. Que el ataque se iba a desarrollar desde el suroeste era algo claro para ellos, pero lo que nunca esperaban era la idea de un ataque sorpresa.

Después del ataque e invasion de Yugoslavia, Stalin fue advertido de que el siguiente objetivo sería Rusia, en Junio. El efecto de esta advertencia fue el intento de Stalin de evitar la guerra: confirmación de la adherencia al pacto de 1939, o incluso el pacto de neutralidad con Japón, en el que afirmó sus deseos de no entrar en guerra contra Alemania.

En mayo de 1941, las evidencias de guerra eran claras. Los agentes soviéticos confirmaron un movimiento masivo de tropas hacia el este, pero otra vez afirmaron que la guerra iría precedida de un ultimátum. Esto reforzó la política de apaciguamiento de Stalin, aunque ya se sabía que la época de riesgo de ataque alemán duraría hasta mediados de verano. Más tarde sería posponer la guerra hasta 1942.
Pero “la presa explotó”, cuando la inteligencia militar soviética redactó un informe, donde se aseguraba que había de 103 a 107 divisiones alemanas desplegadas cerca de las fronteras con la URSS, incluyendo 12 divisiones Panzer. El primer plan de Zhukov fue desplegar 152 divisiones para contrarrestar el primer ataque alemán. Esto fue rechazado por Stalin, que lo tomaba como una posible antesala del desastre.

La organización soviética en la frontera tenía en cuenta que nunca se actuaría sin previo aviso por parte alemana, que habría un acto deliberado por parte alemana, clave para el inicio de las hostilidades, y así habría tiempo para organizar las fuerzas soviéticas. Un ligero movimiento de Stalin fue llamar a reservistas, sólo con la excusa de hacer ejercicios de verano.

Mientras tanto la diplomacia seguía haciendo su parte de trabajo: el Trans-Siberiano continuaba proveyendo suministros a Alemania. Stalin pensaba que dos frentes podría ser mucho para Alemania, y con éste pensamiento jugaba Hitler, que dejaba caer con esa posibilidad que todavía sería posible llegar a un acuerdo con la URSS.

El 14 de junio de 1941 Stalin autorizó a publicar en la prensa a denunciar los rumores de un posible ataque alemán a la URSS. El mismo día, el OKW emitió la orden a los comandantes de los ejércitos del este, destinando la palabra clave “Dortmund” como señal para el inicio de las hostilidades.


Saludos.
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Mensaje por José Luis » Jue Sep 15, 2005 2:51 am

¡Hola a todos!

¡Saludos, Chuikov!

Es evidente que Stalin recibió información suficiente sobre los preparativos alemanes y la inminencia de una invasión, al menos desde marzo de 1941, pero por una u otra razón desechó siempre la información como campaña de desinformación o movimientos de Hitler para sacar mayor tajada de lo que Stalin consideraba que serían posteriores reclamaciones alemanas.

Según Beevor, el Kremlin llegó a tener ochenta (80) advertencias del despliegue militar e intenciones alemanas durante los ocho meses anteriores al 21 de junio de 1941. “El subdirector de la NKVD acababa de informar que había habido no menos de ‘treinta y nueve incursiones aéreas en las fronteras de la URSS’ el día anterior [20 de junio de 1941]”. Sin embargo, Stalin estaba convencido de “que esto era parte de un plan de Adolf Hitler para extraer mayores concesiones”. [Stalingrado (Editorial Crítica, Barcelona, 2000) p. 13]

Siguiendo con Beevor, dice que Dekanozov, embajador soviético en Berlín, compartía la idea de Stalin de que todo era una campaña de desinformación orquestada originalmente por los británicos. E incluso desdeñó el informe de su agregado militar, que señalaba el despliegue en la frontera germano-rusa de 180 divisiones.

También según Beevor, Schulenburg, el embajador alemán en Moscú, había confiado a Dekanozov a principios de junio de 1941 durante el curso de una comida privada los planes de Hitler para atacar a la Unión Soviética.

Schulenburg comunicó la declaración de guerra a Molotov a las cinco y media, dos horas después de que hubiera comenzado el ataque alemán.

Ian Kershaw dice que Churchill ya avisó a Stalin tan pronto como en abril de 1941 de que debía esperar un ataque alemán [Hitler 1936-1945, (Ed. Península, Barcelona, 200), p. 337]. Luego, en la página 388, dice: “(…) Stalin, con los tanques alemanes en pleno avance, aún pensaba que Hitler estaba tirándose un farol, que no se atrevería a atacar a la Unión Soviética hasta que hubiese acabado con Inglaterra. Stalin había estado bien informado sobre la concentración militar alemana y la amenaza creciente de invasión. Aunque había previsto algunas reivindicaciones territoriales por parte alemana, estaba seguro de que unas negociaciones podrían evitar el ataque en caso necesario, al menos en 1941. Y al año siguiente, la Unión Soviética estaría más preparada. Dos de los generales soviéticos de la máxima graduación, el mariscal Semyon Timoshenko y el general Georgi Zhulov habían propuesto un plan el 15 de mayo para un ataque preventivo contra Alemania, pero Stalin había descartado la idea, temiendo que provocase el ataque que quería evitar. No existían planes para invadir Alemania. La guerra preventiva contra una invasión soviética inminente era una leyenda de la propaganda nazi”.

Según Zhukov [Vospominaniya i razmyshieniya (Moscow: lzdatelstvo Agentstva pechati Novosti, 1974), Volume 1, p. 286] un informe de inteligencia de Golikov del 20 de marzo de 1941 reportaba una variante del plan de ataque alemán casi idéntica a Barbarroja, pero la información fue desestimada como falsa por el mismo Golikov y Stalin, que la consideraban “desinformación proveniente de los británicos, o incluso, quizás de la inteligencia alemana” (Ibid, 295-96).

Lo que está claro es que esos informes de inteligencia nunca fueron comunicados a los militares (Ibid, 296-297).

Saludos cordiales
José Luis
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Mensaje por HPG » Vie Sep 16, 2005 11:05 pm

Hola:

Pierre Miquel en el libro “La segunda guerra mundial” dice lo siguiente:

“De Leningrado a Sebastopol, la sorpresa de las tropas es total: nadie le había advertido. Los mismos jefes nada sospechaban.
Sin embargo, los indicios en las fronteras aumentaban desde mayo: los alemanes, manifiestamente, preparaban una agresión. Los agentes ucranios y polacos penetraban cada vez en mayor número en el territorio soviético. Cerca de cinco mil habían sido detenidos. La dirección general de las unidades de guardias fronterizos advertía a Moscú que verdaderos grupos armados operaban en el interior. Se había desenmascarado a dieciséis alemanes disfrazados de soldados pontoneros soviéticos. Se trataba de especialistas que ya habían operado en Francia, Holanda y Bélgica.
Las violaciones de ka frontera por la aviación de reconocimiento eran otra señal. Entre Enero y junio de 1941, se habían detectado esos aparatos en ciento cincuenta y dos oportunidades. Uno de ellos fue obligado a aterrizar en abril: se le requiso material fotográfico muy perfeccionado, así como un mapa topográfico de la URSS... Pero las órdenes impartidas a la DCA soviética eran formales: no abrir fuego.
El 5 de junio un informe de la guardia fronteriza precisa que veinticuatro divisiones alemanas están agrupadas sólo ene. Sector de Brest, y cuarenta a lo largo de la frontera de Bielorrusa. El 6 de junio se indica que ocho ejércitos alemanes, totalizando cuatro millones de combatientes, están concentrados en Polonia. Se ha señalado la llegada de centenares de aviones a la región de Varsovia y ala de Konigsberg.”(Pág. 293).

Concuerdo con José Luís que los informes de inteligencia nunca fueron comunicados a los militares ya que pocas unidades estaban alertas para el inminente ataque. Los alemanes tomaron casi todos los puentes intactos, y los únicos defensores fueron los guardias fronterizos sin el apoyo del ejercito. Lo mismo que la aviación nunca estuvo preparada ya que el 22 de junio a las doce, el ejercito Rojo había perdido mil doscientos aviones. En pocas horas los alemanes adquirieron la superioridad aérea.

Saludos
Hernán

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Mensaje por José Luis » Sab Sep 17, 2005 3:03 am

¡Hola a todos!

Quizás hoy, en una visión retrospectiva, nos parezca increíble la conducta de Stalin con respecto a la información de inteligencia que recibió en las semanas o meses inmediatamente anteriores a la invasión alemana del 22 de junio de 1941. Trasladarnos a la primavera de 1941 y acercarnos a las circunstancias que influyeron (o pudieron influir) en la toma de decisiones de Stalin y sus principales asesores político-militares tal vez pueda arrojar un poco de luz a este aparente misterio.

Yo clasificaría esas circunstancias como siguen:

1) El pacto de no agresión de Molotov-Ribbentrop y los acuerdos de cooperación económica de 1939. Aunque aparentemente pueda parecer irrisorio, Stalin concedía gran importancia a la exportación soviética con destino a Alemania, y basaba buena parte de su incredulidad a las advertencias de un ataque alemán inminente en la irracionalidad de tal postura, pues para él Hitler nunca abriría un segundo frente sin antes solventar el frente que tenía abierto con los británicos, y para ese fin la cooperación económica rusa era muy sustancial. Cabe recordar que Rusia envió a Alemania un millón de toneladas de petróleo, 800.000 toneladas de mineral de hierro, 500.000 toneladas de fosfato, 100.000 toneladas de algodón, 100.000 toneladas de mineral de cromo, 80.000 toneladas de manganeso, 10.800 toneladas de cobre, 1.575 toneladas de níquel, 1.300 toneladas de caucho hindú, 985 toneladas de estaño y 2.22 millones de toneladas de grano [Military History Research Office at Freiburg im Breisgau "Das deutsche Reich and der Zweite Welkrieg" (El Reich alemán y la IIGM))]. Además, en enero de 1941 los alemanes habían firmado con los rusos un nuevo acuerdo económico que modificaba al anterior de febrero de 1940, y que preveía la entrega de 2.5 millones de grano y 1 millón de toneladas de aceite (a cambio de bienes de equipo alemanes) en mayo de 1942.

2) La creencia de Stalin de que los movimientos de tropas alemanas cerca de las fronteras rusas occidentales no eran más que una operación de diversión alemana (juegos de guerra) destinada a la preparación de Seelöwe.

3) Igualmente, la creencia de Stalin de que la información de inteligencia recibida era una maniobra de la resistencia polaca y el gobierno británico para involucrar a Rusia en una guerra contra Alemania, o para incitar a Rusia a dar pasos que provocaran la reacción alemana.

4) Golikov, que era el jefe de la inteligencia militar soviética, también creía lo anterior, y a pesar de que sus informes recogían la situación real, su interpretación final los consideraba maniobras de desinformación británica. En consecuencia, no les daba curso posterior al ejército.

5) Stalin estaba obsesionado con su política pacifista de la primavera de 1941. Buscaba por cualquier medio no provocar a Hitler y ganar tiempo, al menos, hasta 1942, momento en que el ER ya estaría preparado para una guerra. Es posible, pues, que su perspectiva y conclusiones de los informes de inteligencia recibidos estuvieran muy afectadas por su principal objetivo de evitar una guerra con Alemania en el verano de 1941.

6) Por otra parte, desde las purgas de Stalin en el ER, había cierta psicosis entre los principales comandantes militares de los distritos fronterizos a la hora de confeccionar los informes que enviaban al STAVKA. Temían, sobremanera, que si realizaban informes alarmantes sobre los movimientos alemanes encaminados a una invasión (como así era), entonces serían castigados por alarmistas por Stalin. En consecuencia, elaboraban informes donde evitaban, por norma, cuidadosamente mencionar cualquier atisbo de amenaza de invasión alemana.

Todo lo anterior, y otras posibles causas, no quiere decir que Stalin y el EM del ER no tomaran muy en serio la posibilidad de un ataque alemán y, en consecuencia, desarrollaran planes de defensa para esa hipotética situación. La planificación defensiva soviética de julio de 1940 se basó en el plan desarrollado por el general A. M. Vasilevsky, segundo al mando del Directorado de Operaciones del Estado Mayor del ER, plan que fue aprobado por el jefe de EM del ER, B. M. Shaposhnikov. Vasilevsky partió de la hipótesis de un ataque alemán en Bielorrusia, a lo largo del eje Minsk-Smolensk. En ese ataque, estimaba Vasilevsky, apoyarían a Alemania, Italia, Finlandia, Rumania y posiblemente Hungría y Japón. Calculaba una fuerza inicial de 270 divisiones, 233 de las cuales estarían distribuidas a través de las nuevas fronteras occidentales de la URSS. El esfuerzo principal alemán -123 divisiones de infantería y 10 divisiones panzer- se concentraría al norte de los Pantanos del Pripet, con objetivos en la dirección de Minsk, Moscú y Leningrado. Pero el Comisario de Defensa, S. K. Timoshenko, rechazó el plan, quizás previendo la reacción negativa de Stalin, que abogaba por un ataque alemán al sudoeste del Pripet. Cuando Meretskov fue nombrado jefe del EM del ER, un mes después, se revisó la planificación anterior, con la participación de Stalin. La planificación finalmente aceptada por Stalin el 14 de octubre de 1940 ponía el énfasis del ataque alemán en el eje sudoeste, Ucrania, desdeñando el eje noroeste como el principal esfuerzo de un ataque alemán. Ese plan fue la base para la Planificación de Movilización (PM) 41*.

Para confirmar el plan de octubre de 1940 se llevaron a cabo unos juegos de guerra en enero de 1941, cuyos resultados pusieron en evidencia que el EM del ER había sobreestimado sus capacidades defensivas y subestimado la capacidad ofensiva alemana. Se revisó nuevamente el plan y se ejecutaron otros juegos de guerra..

• El PM 41 disponía que se desplegaran 171 divisiones en tres cinturones, o escalones operacionales, sucesivos a lo largo de la nueva frontera. El primer escalón debía tener una fuerza de cobertura de 57 divisiones, y los dos siguientes, 52 y 62 divisiones, respectivamente, con la mayor parte de los 20 cuerpos mecanizados en la Rusia europea. Detrás de estos tres cinturones debía formarse el Frente de la Reserva a lo largo de las líneas de los ríos Dnepr y Dvina. Toda esta planificación se comenzó a llevar a cabo en abril de 1941 (En abril de 1941 Stalin emitió una directriz (osoboe ugrozhanemyi voennyi period) [período de especial amenaza de guerra], que venía a decretar un estado de alerta especial sólo en el caso de que la guerra fuese inminente. La consecuencia práctica de esta medida fue una movilización parcial), y el ataque alemán del 22 de junio cogió al ER en plena fase de organización, desarrollo y despliegue de sus formaciones. Para una mayor información al respecto, recomiendo “When the Titans Clashed: How the Red Army Stopped Hitler” y “The initial Period of War on the Eastern Front…”, ambas obras de David M. Glantz.

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Mensaje por José Luis » Sab Sep 17, 2005 7:34 pm

En el Voyenno-Istoricheskiy Zhurnal, nº. 5 de mayo de 1989, pp. 23-32, el coronel V. P. Krikunov, bajo el título de “En busca de la verdad”, recopiló las respuestas de varios militares veteranos soviéticos para elaborar el artículo: “Los Veteranos de línea de frente responden así; cinco preguntas del Estado Mayor General”.

A la segunda pregunta (¿Desde qué fecha y sobre la base de qué ordenes comenzaron las tropas de cobertura a trasladarse a la frontera estatal, y qué número de ellas habían sido desplegadas antes del comienzo de las hostilidades?), contestaron los siguientes oficiales:

• Coronel general de blindados P. P. Poluboyarov (que había sido jefe de las tropas blindadas y vehículos de motor del PribOVO*), declaración de 1953.

• Teniente general P. P. Sobbennikov (comandante del 8º Ejército), 1953.

• Teniente general V. I. Morozov (comandante del 11º Ejército), 1952.

• Teniente general I. P. Shlemin (jefe de estado mayor del 11º Ejército), 1952.

• Coronel S. M. Firsov (jefe de tropas de ingenieros 11º Ejército), 1955.

• Coronel general M. S. Shumilov (comandante del XI Cuerpo de Fusiles del 8º Ejército), 1952.

• Mayor general I. I. Fadeyev (comandante de la 10ª División de Fusiles del 8º Ejército), 1953.

• Teniente general de Ingenieros P. M. Vasilyev (jefe del Directorado de ingenieros del ZapOVO**), 1953.

• Mayor general B. A. Fomin (vicejefe de la Sección de Operaciones del estado mayor del ZapOVO), 1952.

• Mayor general P. I. Lyapin (jefe de estado mayor del 10º Ejército), sin fecha de su declaración.

• Teniente general G. V. Revunenkov (jefe de estado mayor de la 37ª División de Fusiles del 3º Ejército), 1953.

• General de Ejército M. A. Purkayev (jefe de estado mayor del KOVO***), 1952

• General de Ejército I. Kh. Bagramyan (jefe de la sección de operaciones del estado mayor del KOVO), 1952.

• Mayor general N. P. Ivanov (jefe de estado mayor del 6º Ejército), 1949

• Teniente general D. I. Ryabyshev (comandante del VIII Cuerpo Mecanizado), 1953.

• Mayor general A. M. Baranov (jefe de estado mayor del XVII Cuerpo de Fusiles), 1955.

• Mayor general F. N.Smekhotvorov (comandante de la 135ª División de Fusiles del 5º Ejército), 1953.

• Coronel N. L. Loginov (comandante de la 135ª [sic] División de Fusiles del 6º Ejército), 1957.

• Mayor general P. I. Abramidze (comandante de la 72ª División de Fusiles de Montaña del 26º Ejército), 1953.

• Coronel P. A. Novichkov (jefe de estado mayor de la 62ª División de Fusiles del 5º Ejército), sin fecha.

• Mayor general S. F. Gorokhov (jefe de estado mayor de la 99ª División de Fusiles del 26º Ejército), 1953.

*PribOVO: Distrito Militar Especial del Báltico
**ZapOVO: Distrito Militar Especial Occidental
***KOVO: Distrito Militar Especial de Kiev

Bien, salvo que alguien esté interesado en alguna declaración en particular, dejo sólo la lista de los militares participantes y sus grados y destinos como énfasis de la importancia de esos testimonios. En base a esas declaraciones, Krikunov establece:

[Las memorias de los veteranos y un análisis de otros documentos de archivo indican que los comandantes por su propia cuenta y riego llevaron a cabo medidas para rechazar el peligro que se avecinaba. Sin embargo, colgando sobre todos ellos estaban las palabras: “No provoque una guerra”. Así, el comandante del 8º Ejército, el 20 de junio de 1941, pidió a los comandantes de los cuerpos de fusiles X y XI: “1. Me reafirmo en que las estructuras de batalla en la zona de seguridad en vanguardia no deben ser ocupadas por las unidades. Las sub-unidades deben mantenerse detrás de las estructuras, preparadas para el combate, dedicándose al refuerzo de las defensas. 2. Los obstáculos de madera deben ser hechos de tal manera que no puedan observarse desde la frontera”].

Krikunov habla del miedo creciente a la asunción de responsabilidades por los confusos y negativos efectos de la propaganda política soviética. Así por ejemplo, el informe político del 11º Ejército: “En vez de acelerar la concentración de unidades del ejército en las regiones defensivas, el estado mayor del distrito emitió instrucciones para realizar el entrenamiento normal en los campamentos, e incluso al atardecer del 21 de junio se retiraron los cartuchos a los hombres del Ejército Rojo. En tal situación de desorientación política, de falta de preparación de movilización, las unidades del ejército se encontraron desorganizadas ante fuerzas enemigas superiores”.

La falta de claridad y a menudo la indecisión de esas y otras instrucciones similares, llevaron la perplejidad al mando del ejército. Por ejemplo, el comandante del 12º Ejército, mayor general P. G. Ponedelin, al intentar conseguir una explicación sobre una cuestión de su interés, preguntó el 19 de junio al teniente general M. A. Purkeyev, jefe de estado mayor del KOVO: “El fuego de las armas antiaéreas sólo se puede abrir en términos generales en un punto del sistema de defensa aérea bajo órdenes especiales del consejo militar del distrito. Por favor explíquense, pues esto es incomprensible”.

La falta de un mando unificado competente, instrucciones claras y precisas, llevaron a situaciones como la siguiente. El 18 de junio el comandante del PribOVO cursó órdenes para poner al sistema de defensa aérea en preparación de combate. Tres días después recibía las siguientes instrucciones de Zhukov, entonces jefe del estado mayor general del ER: “Sin la aprobación del comisario del pueblo usted ha emitido órdenes para ejecutar el estado nº. 2 de la defensa aérea, y esto podría causar problemas a la industria al debilitar las condiciones del Báltico. Tales acciones sólo se pueden poner en práctica mediante una decisión del gobierno. Actualmente, sus órdenes están causando interpretaciones varias y están poniendo al público muy nervioso. Solicito la inmediata cancelación de la orden ilegal emitida y una explicación en un informe dirigido al comandante del pueblo”.

Una declaración de Zhukov en 1966 indicaba: “Es esencial recordar la petición categórica y la opinión categórica de Stalin. Él dijo con firmeza que si nosotros no provocábamos a los alemanes a la guerra no habría guerra, y nosotros podíamos evitarla. Teníamos los medios para evitarla. Pero no nos dijo en qué consistían esos medios….Pero Stalin mantenía esa opinión…Y cuando se presentó la cuestión de si al menos el escalón de cobertura debería trasladarse y de acuerdo con el plan desplegarse a la frontera, Stalin dijo: ‘Espere un poco”. Sabía que el Distrito de Kiev había comenzado el despliegue….Timoshenko había comenzado a mover ciertas cosas, con independencia de la estrictas instrucciones. Berya corrió inmediatamente a ver a Stalin para decirle: ‘los militares no están ejecutando nuestras órdenes y están provocando la guerra’. Stalin telefoneó inmediatamente a Timoshenko y le dio una reprimenda. Ese ataque también me alcanzó a mí. ‘¿Qué está usted buscando? Llame inmediatamente a Kirponos, retroceda inmediatamente, castigue a los culpables…’. (…) Los otros comandantes ya no se arriesgarían a partir de entonces… ¿Quién iba a sacrificar su cabeza? Supongamos que yo, Zhukov, al estar enterado del peligro que pendía sobre la nación, diera la orden de despliegue. Esto sería comunicado a Stalin. [Stalin preguntaría a Berya] ¿Sobre qué base? Sobre la base del temor. Bien, entonces, Berya, puede encerrarlo [a Zhukov] en su sótano".

Recapitulando, Krikunov considera que, a tenor de las memorias de los comandantes y oficiales veteranos, el temor de los jefes y comandantes militares a instruir órdenes (que las circunstancias y el sentido común reclamaban imprescindibles) que podían ser consideradas negativamente en el Kremlin provocó un vacío de liderazgo entre los ejércitos rusos que condujo finalmente al caótico estado de las defensas soviéticas el 22 de junio de 1941.

El artículo de Krikunov es una exposición del interminable rosario de contradicciones y fatales errores que tuvieron lugar en las semanas previas a la invasión alemana entre el Kremlin, el STAVKA, los distritos militares de la frontera, comandantes de ejércitos, cuerpos y divisiones, causados todos ellos, en gran medida, por la falta de “realismo” político de un Stalin que quería evitar la guerra por todos los medios posibles.

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Re: ¿qué sabía Stalin antes de Barbarroja?

Mensaje por José Luis » Lun Dic 01, 2014 9:15 pm

¡Hola a todos!

Reanudo este antiguo hilo para aportar más información sobre el tema.

David Holloway* dice que a partir de la década de 1970 comenzó a cambiar la valoración sobre el papel de Stalin en este asunto de Barbarroja, que tanto en la URSS, bajo Khrushchev, como en Occidente culpaban a Stalin por no saber aprovechar la copiosa información de inteligencia que tenía sobre las intenciones alemanas. En Codeword Barbarossa (1), Barton Whaley tomó como punto de partida la conclusión principal del clásico estudio de Roberta Wohlstetter sobre Pearl Harbor: "it is only to be expected that the relevant signals, so clearly audible after an event, will be partially obscured before the event by surrounding noise.” En otras palabras, sólo después de que haya tenido lugar un ataque -o definitivamente no haya tenido lugar- será posible decir con certeza qué informes de inteligencia han sido precisos y cuáles no. Whaley analiza las ambigüedades de los informes de inteligencia que llegaban a Stalin y el papel de la campaña de desinformación de Hitler para engañar a Stalin en cuanto a las intenciones alemanas. Señala que la tesis de Wohlstetter es inadecuada, porque considera la desinformación intencionada como parte del "ruido" de fondo, en vez de como un tipo especial de señal, cuyo objetivo no es añadir ambigüedad sino crear falsa certidumbre.

En Nachal’nyi period voiny (El Periodo Inicial de la Guerra) (2), un estudio publicado por el Ministerio de Defensa soviético en 1974, se subraya la importancia de la campaña de desinformación nazi, la creencia de Stalin de que podría evitar la guerra hasta 1942 y su temor a que Alemania aprovechara cualquier acción provocativa soviética como un pretexto para la guerra. Estas premisas condicionaron la manera en que Stalin trató la información de inteligencia. Según el ministerio, no era sólo Stalin a quien había que culpar por esos errores, sino también al Alto Mando soviético por basar sus planes en la falsa asunción de que se necesitarían dos semanas después del primer ataque enemigo para que ambos bandos completaran todo el despliegue de sus principales fuerzas.

Las nuevas pruebas que salieron a la luz desde finales de la década de 1980 no han llevado a un consenso sobre el manejo de Stalin de la información de inteligencia. Dmitrii Volkogonov, que utilizó archivos previamente cerrados para su biografía de 1989 sobre Stalin (3), escribe sobre los "fatídicos errores de cálculo" de Stalin y lo culpa no sólo por su fracaso en extraer de la información de inteligencia las conclusiones correctas, sino también, y de consecuencias mucho más dañinas, por crear una máquina burocrática incapaz de darle asesoramiento independiente.

Los compiladores de 1941 god (El Año 1941) (4), una colección de documentos publicada en dos volúmenes en 1998, expresan que Stalin disponía de la información necesaria para tomar la decisión correcta: "los documentos testifican que el ataque de 22 de junio no fue de ningún modo un ataque sorpresa, como Stalin afirmó más tarde. Él, como los otros máximos líderes del partido, del estado y militares, tenían a su disposición amplia información sobre las intenciones alemanas, conseguida por los órganos de inteligencia y diplomáticos".

En un estudio de inteligencia militar de 1939 a 1943 (5), Vladimir Lota concluye, de forma similar, que los informes del Kremlin y del Estado Mayor General recibidos del servicio de inteligencia militar en la primera mitad de 1941 "eran completamente suficientes para que el liderazgo del país tomara medidas para reforzar la seguridad del país y pusiera las fuerzas armadas en un estado adecuado a la amenaza militar que pendía sobre el país". Sin embargo, añade que aunque los líderes soviéticos sabían de la amenaza, fueron confundidos por la campaña de desinformación de Hitler.

Sin embargo, Holloway dice que lo anterior no es una posición del todo satisfactoria: "No es suficiente decir que entre toda la información que Stalin tenía a su disposición estaba la información que necesitaba para tomar la decisión correcta". Holloway dice que eso ignora el problema previo de discriminar entre la información correcta y la engañosa antes de que los hechos hayan establecido cuál es una y cuál es otra. Es decir, la información debe ser analizada e interpretada, lo que lleva a preguntarse inevitablemente: "¿quién realiza esta función y qué asunciones, ideas preconcebidas y formas de pensar prevalecen en el proceso?".

No todo el mundo, concluye Holloway en este breve análisis historiográfico, suscribe la opinión de que Stalin tenía la información que necesitaba. En su meticuloso estudio sobre la política exterior soviética en 1939-1941 (6), Gabriel Gorodetsky recalca el carácter indeterminado de la inteligencia que recibió Stalin, expresando que "there was sufficient ambiguity in the vast intelligence offered to Stalin for him to be convinced that the attack might be deferred, or at best unleashed at a time of his own choosing, if he played his diplomatic cards well.” A la misma conclusión llega Geoffrey Roberts en su Stalin's Wars (7).

Bien, Holloway comienza acto seguido a examinar la información de inteligencia que recibió Stalin para poder valorar su actuación. Es un análisis bastante extenso para introducir aquí, por lo que remito a su artículo para quien esté interesado.

* David Holloway, Barbarossa and the Bomb. Two Cases of Soviet Intelligence in World War II, en Jonathan Haslam y Karina Urbach (eds.), Secret Intelligence in the European States System, 1918-1989 (Stanford, California: Stanford University Press, 2014) pp. 36-80.

(1) Barton Whaley, Codeword Barbarossa (MIT Press, 1973).
(2) S. P. Ivanov, Nachal’nyi period voiny (Moscow: Voenizdat, 1974).
(3) Dmitri Volkogonov, Triumf i tragediia: politicheskii portret I. V. Stalina (Moscow: Novosti, 1989).
(4) 1941 god (Moscow: Mezhdunarodnyi fond “Demokratiia,” 1998).
(5) Vladimir Lota, Sekretnyi front General’nogo shtaba (Moscow: Molodaia Gvardiia, 2005).
(6) Gabriel Gorodetsky, Grand Delusion: Stalin and the German Invasion of Russia (New Haven, CT: Yale University Press, 1999).
(7) Geoffrey Roberts, Stalin’s Wars: From World War to Cold War, 1939–1953 (New Haven, CT: Yale University Press, 2006).

Saludos cordiales
JL
"Dioses, no me juzguéis como un dios
sino como un hombre
a quien ha destrozado el mar" (Plegaria fenicia)

maxtor
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Re: ¿qué sabía Stalin antes de Barbarroja?

Mensaje por maxtor » Jue Dic 11, 2014 3:53 pm

Saludos a todos.

Stalin sabía mucho sobre las intenciones de Hitler, el principal problema del gobierno de Stalin era que él era el único que tomaba las decisiones cruciales y más en política exterior. En el mundo de los servicios de información lo que los dirigentes políticos deciden, suelen tratar de justificarlo los servicios de información, en el cine y las novelas muestran lo contrario: los políticos aparecen allí como peleles de los expertos en información secreta, en realidad, las evaluaciones de la información siguen más a menudo las decisiones políticas en lugar de guiarlas, lo que puede explicar la tremenda exageración de las fuerzas alemanas, por ejemplo, en el caso de la ocupación de Renania… Francia no quería intervenir y sus servicios de información agrandaron la fuerza militar alemana. Stalin recibió mucha información y algunos de los altos informes al final de exponer datos objetivos aportaban comentarios sobre que eran una provocación alemana, o de otro servicio secreto, o de que era improbable la invasión hasta que GB fuera derrotada.

Hasta última hora no dejaron de llegar informes de fuentes diversas acerca de los planes alemanes (Georgy Kumanev, “Ryadom so Stalinyn”, Smolensk, Rusich, 2001, p. 24)., Stalin apenas unos días antes no daba crédito a tales informaciones porque analizaba a Hitler como un político racional y como otros analistas (incluso británicos) no pensaban que Alemania podría atacar a la URSS sin antes no derrotaba a GB, y eso se podría situar alrededor de la primavera de 1942, pero no antes. Stalin se empezó a poner nervioso, no con el rápido despliegue de las líneas alemanas a lo largo de la frontera occidental de la URSS, sino ante la insistencia de sus dos mandos militares de mayor rango, el comisario del Pueblo para la Defensa, Semen Timoshenko y el tenaz y franco jefe del Estado Mayor, Georgy Zhukov. Ambos, se mostraron menos optimistas que Stalin en cuanto a la posible fecha de ataque alemán.

Stalin les había ocultado los alarmantes informes que sus espías en Europa le habían suministrado, informes que sistemáticamente anunciaban un inminente ataque alemán, y los generales ya habían recibido de las fronteras informaciones suficientemente preocupantes; un mínimo de 10 aviones alemanes cruzaban a diario la frontera, y algunos se adentraban en territorio soviético hasta 50 km. Uno de ellos no regresó hasta haber alcanzado Moscú, esto es, 1000 km más allá de la frontera y posiblemente efectuó un reconocimiento de la ruta que las tropas terrestres alemanas seguirían desde la frontera hasta la capital soviética u otros objetivos más cercanos. Timoshenko y Zhukov coincidieron en que incursiones de ese calibre eran una inequívoca señal de la intención de Hitler de lanzar un ataque en un futuro inmediato, y el 13 de junio empezaron a precionsar a Stalin para que les permitiera ordenar el estado de alerta máxima a las tropas de la frontera occidental (Zhukov, 2002, 1, p. 257).

Ambos generales siguieron presionando a Stalin (y mostraron considerable coraje personal e intelectual), pese a las reticencias del dictador, solicitándole una mayor determinación, y un agresivo reagrupamiento de las tropas, e incluso una movilización de los reservistas. Stalin, confiaba en que las 149 divisiones que había ya en la frontera occidental fueran suficientes para detener el avance alemán, si finalmente se producía. Zhukov indicó que según servicios de información, una división alemana se compone de 16.000 hombres, mientras que las soviéticas no tienen más de 8.000… Stalin se exasperó: “No siempre podemos fiarnos de nuestros servicios de información” – replicó…. La cruel paradoja es que Stalin estaba al tanto de la situación: los generales no tenían acceso a la mayoría de los telegramas de los espías, de modo que no sabían que éstos ya habían anunciado la invasión germana, primero en julio de 1940, más tarde en las primeras semanas de 1941 y finalmente en abril. Stalin, podría omitir dichos informes bajo las más variadas excusas, pero la opinión de sus expertos profesionales militares junto a la enorme concentración de tropas de la Wehrmacht a lo largo de la frontera occidental y la presencia de aviones de la Luftwafe en espacio aéreo soviético eran hechos irrefutables.

Hasta el momento y desde la firma del Pacto nazi-soviético, el comportamiento soviético había sido impecable, ambos dictadores cumplieron lo pactado y ocuparon sus zonas y la URSS cumplía puntualmente el envío de valioso material hacia Alemania, no se le puede achacar que no tuviera conciencia del peligro, pero siguió creyendo que Hitler no podía atacar antes del verano de 1942, la resistencia británcia le daba tiempo para los preparativos finales para la guerra.

La clave para poder determinar si pese al análisis lógico estratégico de Stalin, de que Alemania evitaría una guerra en dos frentes, es determinar qué valor tenían los informes de inteligencia que recibió puntualmente. Algunos intuyeron más o menos correctamente la fecha de la invasión, pero esas mismas fuentes llevaban un año anunciando dicho ataque y el flujo de telegramas flagrantemente falsos que anunciaban el ataque alemán ya en verano de 1940 habían alimentado el escepticismo de Stalin con respecto a la fiabilidad de la red de espionaje en general, aunque dicha cautela no es una excusa para que ni una sola institución del país funcionara con eficacia la víspera del ataque: el ejército no tenía puestos de mando en reserva, el Kremlin no tenía búnker subterráneo, los ferrocarriles no daban abasto ante toda la jerarquía militar, la industria defensiva no sabía construir bombas de relojería. Ni siquiera la policía de Stalin, supo interceptar los comandos alemanes que paralizaron al Ejército Rojo al interrumplir la virtual totalidad de las comunicaciones por cable en la zona oeste del país, la noche del 21 de junio (C. Pleshakov, “La locura de Stalin”, prólogo, p. 32).

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maxtor
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Re: ¿qué sabía Stalin antes de Barbarroja?

Mensaje por maxtor » Jue Dic 11, 2014 4:01 pm

En el libro de Chris Bellamy, “Guerra Absoluta” se aborda con cierto detalle los informes de inteligencia que recibió Stalin, y el complicado juego diplomático que se vivió meses antes del ataque alemán a los soviéticos. Creo que una valoración conveniente del conocimiento soviético de los planes alemanes, no debe pivotar en si sabía mucho o poco, sino en que habían factores diplomáticos y de otro orden que se mezclaban, una "guerra de nervios", basada en la desconfianza mortal que Stalin demostró respecto a GB y que hicieron que finalmente los deseos de Stalin se impusieran a los datos de inteligencia. Fue un deseo basado en un análisis racional, en el sentido de que Hitler no atacaría a la URSS hasta que primero venciera a GB, y un deseo preñado de cautela en la valoración de los datos de inteligencia que anunciaban intenciones agresivas dado que no era extraño que GB intentara que la URSS tuviera una actitud más agresiva hacia Alemania.

Al analizar los meses anteriores al ataque alemán a la URSS, la zona de los Balcanes deviene mucho interés geoestratégico, tanto para GB, como para Alemania y la URSS. Las relaciones de Alemania con Rumanía estaban diseñadas para incrementar la influencia alemana en los Balcanes, pero Hitler no estaba preparado para aceptar una relación similar de la URSS con Bulgaria, y en la cabeza de todos, había una lógica pregunta que gravitaba en los tres países referidos (GB, Alemania y la URSS), ¿Hitler podría traicionar el pacto de 1939 y atacar a Stalin?, ¿O podría atacar Stalin a Hitler, antes de que éste lo atacara a él?. La cautela de Stalin, a los informes de inteligencia era debido a que el dictador pensaba que los británicos estaban tratando de inducirle a participar en una guerra con Alemania, y también por su miedo a que los británicos firmaran una paz con los alemanes y se unieran (o por lo menos dejaran sola) a Alemania contra la URSS. La misión de Rudolf Heβ en GB el 10 de mayo de 1941 dio más credibilidad a esta posición y despistó a Stalin en un momento crítico. Las sospechas de Stalin respecto a los británicos lo llevaron a desconfiar de la información de inteligencia que éstos le proporcionaron, así como de la que le ofrecieron sus propios servicios de inteligencia, muy competentes.

La cautela de Stalin le llevó a no presionar demasiado a Finlandia a principios de 1940, por miedo a una respuesta de la entente franco-británica y que la podría arrastrar a la guerra del lado alemán, lo cual no deseaba, pero la derrota franco-británica fue un punto de inflexión para Stalin, hasta entonces no habían motivos para dudar de una prolongada guerra de desgaste entre Alemania, GB y Francia, mientras la URSS podría seguir fortaleciéndose.

Sutílmente GB desde el pozo de la derrota empezaba a dejar claro a la URSS que Alemania no tardaría en volverse contra ella, el 14 de junio, antes incluso de la caída de Francia, sir Stafford Cripps informó de que los soviéticos estaban alarmados por los éxitos alemanes en Francia, y le dijo de Molotov que “según nuestra información”, Alemania se volvería hacia el este si Francia se derrumbaba, una advertencia repetida por Churchill el 26 de junio. Fueron advertencias, aunque sinceras, ajenas a información militar, ya que las sucursales del MI decían que Alemania continuaría dando prioridad a la operación León Marino, mientras que el Foreign Office tenía menos certeza, y preveía una ofensiva alemana en Ucrnia, aunque no de forma inmediata (Harry Hinsley: “British Intelligence and Barbarrossa”, en Erickson y Dilks (eds): Barbarrossa, pp. 43-75, esp. p. 43).

Otro factor, a tener en cuenta, fueron las simulaciones tácticas que el Estado Mayor soviético dirigió en enero de 1941. De acuerdo con el posterior testimonio del vicejefe del Estado Mayor General, Matvéi Zajárov, el escenario de guerra se pareció en muchos sentidos a los acontecimientos que se desplegaron en las fronteras soviéticas en junio de 1941 (M.V. Zakharov: “Gueneralny shtab v predovoyenney gody (El Estado Mayor General en los años de posguerra), Voyenizdat, Moscú, 1989, p. 240). Entre otras cuestiones que salieron a la luz, como la dificultad de dirigir y controlar el movimiento y la logística en distancias tan vastas fue una lección clave para la guerra en el frente oriental, pero sobre todo, según Zajárov, fueron simulaciones que “sobrestimaron en cierto modo nuestra capacidad defensiva”, y por lo tanto “no aportaron propuestas realistas sobre el carácter de las acciones en el período inicial de una guerra”.

Un detalle sobre el posible engaño de Stalin sobre las intenciones alemanas, está en el ambiente que se respiraba en la URSS en 1941, la atmósfera había cambiado. Aunque Stalin desechó violentamente las advertencias sobre un inminente ataque alemán, el 24 de abril llamó al escritor Iliá Ehrenburg, que se convirtió en un destacado propagandista durante la guerra. El censor acababa de prohibir la segunda parte de “La caída de París”, una novela que Ehrenburg estaba escribiendo sobre la derrota de Francia, ya que podría parecer desfavorable a los alemanes. Stalin le dijo a Ehrenburg que continuara trabajando en la novela, señal clara de que se prevía un cambio en las relaciones gerno-soviéticas.

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maxtor
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Re: ¿qué sabía Stalin antes de Barbarroja?

Mensaje por maxtor » Jue Dic 11, 2014 4:10 pm

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Un aspecto interesante es poder determinar qué sabían los que posteriormente fueron los aliados de la URSS, una vez que fue atacada por Alemania, y qué actitud tuvieron ante sus propias informaciones de inteligencia que anunciaban primero, un cambio radical en las relaciones alemano-soviéticas y posteriormente noticias sobre la futura y más que posible agresión de Alemania a la URSS.

El 2 de noviembre de 1940 un informe alto secreto de la inteligencia británica comenzaba: “Recientemente ha habido indicios de que en breve podremos estar en condiciones de intercambiar información militar y, quizá, puntos de vista con el Estado Mayor General soviético”. (The Foreign Relations of USSR, UKNA, WO 193/642). Los británicos claramente se habían enterado de la decisión de Hitler de atacar a la Unión Soviética, ya fuera a través de informes de agente o mediante descifrado. Sin embargo, un informe “alto secreto” sólo podía insinuar “indicios”. En Julio, el Servicio de Inteligencia británico – SIS informó de que el agregado militar soviético en Berlín había advertido de las intenciones alemanas de atacar Rusia, pero otro agente creía que la guerra estaba “descartada en el presente” (Hinsley: “British Inteliligence and Barbarrosa”, p. 45).

No obstante, Alemania mantenía sus planes de expansión militar hasta 180 divisiones y el despliegue altamente secreto hacia el este. A mediados de octubre de 1940, el Grupo de Ejércitos Este se había estacionado en Polonia y el OKH (Alto Mando del Ejército) se había trasladado desde Francia hasta su ubicación para el resto de la guerra: en el gran complejo Zossen-Wünsdorf. Hitler rechazó las peticiones del OKH de más fuerzas, aparte de resucitar las 35 divisiones disueltas después de la caída de Francia y la creación de diez nuevas divisiones motorizadas y otras diez nuevas divisiones Panzer (aunque reduciendo a la mitad la fuerza de tanques de las divisiones existentes). Por excéntricas que fueran, esas indicaciones también se ocultaron bien. El 31 de octubre, la cautelosa inteligencia británica, sólo pudo informar de que Alemania se está preparando para una campaña en las zonas adecuadas para operaciones de fuerzas mecanizadas en gran escala, esas áreas adecuadas podrían ser tanto Rusia como Oriente Próximo, lógicamente, la atención británica comprensiblemente se enfocó en los Balcanes y Grecia.

A partir de noviembre, incluso la prensa mundial empezó a hablar de una inminente guerra germano soviética, diplomáticos extranujeros en Moscú se refirieron a movimientos alemanes hacia el Este y el SIS informó de que Alemania atacaría Rusia en la primavera ( Hinsley: “British Inteliligence and Barbarrosa”, p. 49). Las informaciones cambiaban y es lógico que la URSS, pese al aluvión de noticias y de informes de inteligencia mantuviera una prudente posición.

Para Alemania, el mejor engaño posible sería dar la impresión de que estaba planeando un ataque contra el Reino Unido; en marzo de 1941, 21 divisiones, sobre todo de mala calidad, se trasladaron desde la Europa oriental a Bélgica. La inteligencia militar británica, pese a la confusión inicial, no picó el anzuelo por completo, y algunos consideraron que el movimiento de estas fuerzas de segunda fila hacia el oeste era una indicación de la intención de atacar Rusia. Mientras tanto, en Washingtonse habían recibido informaciones útiles. Según relatos estadounidenses publicados, el agregado comercial de EEUUen Berlín fue informado por un alto miembro del partido nazi de los planes alemanes. Los informes cubrían desde la sugerencia inicial de Hitler del 31 de julio de 1940, pasando por la Directiva nº 21 Barbarroja del 18 de diciembre, hasta la conferencia de Hitler del 9 de enero de 1941. Según las mismas fuentes, las autoridades de EEUU recibieron la información el 21 de febrero de 1941 y la pasaron al embajador soviético en Washington el 1 de marzo. El embajador estadounidense en Moscú, Launrece Steinhardt, advirtió que los rusos, obviamente desconfiarían de cualquier alerta contra su presente “aliado” y la considerarían una provocación (Hinsley: “British Inteliligence and Barbarrosa”, p. 51).

Hasta ese momento, los comentarios alemanes sobre una guerra con Rusia, o sobre preparativos militares con una orientación hacia el este, podrían explicarse, y por lo general, así se hacía, en el marco de una “guerra de nervios”. Los rumores o amenazas de una acción militar alemana estaban concebidos para ejercer presión diplomática sobre la URSS, para mantener y mejorar su contribución económica al esfuerzo de guerra alemán, y para disuadirla de interferir en los planes de Alemania para los Balcanes. (Gorodetsky: Gran Delusion, p. 157, que cita fuentes de marzo de 1941. La frase “guerra de nervios” se usó en el informe de inteligencia del War Office hasta el 9 de abril, y el 10 de abril, un informe del JIC todavía sostenía que los rumores de una acción armada probablemente estaban concebidos para asustar a Rusia y que hiciera lo que Alemania quería. Véase Hinsley: “British Inteliligence and Barbarrosa”, p. 59).

En condiciones de la más estricta confidencialidad, la Escuela Gubernamental de Código y Cifrado (GCCS) británica había estado descifrando en Bletchley Park transmisiones de radio codificadas enviadas entre unidades militares mediante la máquina de codificación Enigma. Los británicos todavía no podían descfirar todos los mensajes alemanes, incluidos los del ejército, ni el mucho más complejo sistema Lorentz (de doce rotores) utilizado para las comunicaciones de alto nivel entre los ejércitos, grupos de ejércitos y OKH. En cambio, estaban descifrando comunicaciones de la Luftwaffe y de los ferrocarriles, que utilizaban la máquina Enigma (Hinsley: “British Inteliligence and Barbarrosa”, p. 62). La información sobre movimientos de ejércitos de ambas fuentes era fragmentaria, y requería interpretación cualificada. La inteligencia obtenida de esa fuente fue clasificada como “alto secreto” con un sello adicional “Ultra”, lo que contribuía a dar la sensación de que procedía de una fuente humana ultrafiable y sensible (humint) y no de inteligencia de señales (sigint), como de hecho era el caso (Gorodetsky: Grand Desilusion, p. 159. Ultra es la clasificación genérica dada a la información derivada de la información de inteligencia de señales descifrada en Bletchley. Para ayudar a analizar los resultados, la información descifrada tenía una calificación de una estrella (transmisiones de rutina) a cinco para las que en principio eran extremadamente importantes. Para romper los códigos de Lorenz, los británicos desarrollaron Colossus, el primer ordenador electrónico. Para el Día D el 6 de junio de 1944, se usaron diez máquinas Colossus).

No obstante, el tráfico de radio interceptado indicaba que el 26 de marzo, el día después de que Yugoslavia se uniera al Eje, tres de las cinco divisiones blindadas alemanas y dos divisiones motorizadas, entre ellas una de las SS, habían sido enviadas al norte a Cracovia (Polonia), cerca de la nueva frontera soviética, pero volvieron a ser llamadas en cuanto los alemanes se enteraron del golpe de Estado en Belgrado. El general de división sir Stewart Menzies, jefe del MI6, el Servicio de Inteligencia Secreto, mostró a Churchill la primera información interceptada el 28 de marzo de 1941, posteriormente Churchill afirmó que fue el momento en que realmente se convenció de que dicho movimiento de tantos blindados que se necesitaban en la esfera de los Balcanes sólo podían significar la intención de Hitler de invadir Rusia en mayo.

El 3 de abril, Churchill envió un mensaje a Stalin: “Tengo información de un agente de confianza (Ultra) de que cuando los alemanes pensaban que tenían Yugoslavia en el saco, es decir, después del 20 de marzo, comenzaron a trasladar tres de las cinco divisiones Panzer desde Rumanía al sur de Polonia. En el momento en que se enteraron de la revolución serbia este movimiento fue cancelado. Vuestra Excelencia apreciará fácilmente la importancia de estos hechos” (L. Woodward: British Foreign Policy in the Second World War, HMSO, Londres, 1970, vol.1, p. 604 y citado por Gorodetsky en Grand Desilusion, p. 162, y Hinsley: “British Intelligence and Barbarrossa”, p. 57).

El críptico mensaje no llegó a Stalin hasta el 19 de abril, y una de las razones fue que el embajador británico en Moscú, Cripps, creía que los rusos se lo tomarían mal, no era porque Cripps dudase de que Alemania iba a atacar a la Unión Soviética, sino que el problema era cómo decirle a Stalin lo que no quería oir, y habían argumentos para reinterpretar el mensaje ambiguo de Churchill, ya que el hecho de que los alemanes tuvieran que volver a llamar a tres divisiones de primera para ocuparse de un oponente relativamente menor mostrada que sus fuerzas no eran ilimitadas, lo cual era un argumento en contra de atacar a la URSS. De hecho, las operaciones contra Yugoslavia y Grecia maniataron a relativamente pocas fuerzas alemanas: quince divisiones de las 152 asignadas a Barbarroja. La concentración alemana se estaba realizando con mucha lentitud, de modo que sólo una de las cinco divisiones desviadas para hacer frente a los resultados del golpe en Belgrado ya había comenzado a moverse hacia el Este.

El historiador Martin van Creveld, opina que Grecia y Yugoslavia sólo provocaron un retraso insignificante en la concentración de tropas para el ataque a Rusia (Gorodetsky, cita a Martin Van Creveld: The Balkan Clue: Hitler`s Strategy 1940 – 1941, Cambridge University Press, 1973, p. 149 y 151). Belgrado cayó el 12 de abril, y el 14 el efímero gobierno pidió un armisticio. La resistencia en las zonas montañosas de Yugoslavia comenzó casi de inmediato, pero las tropas alemanas que retuvo fueron relativamente escasas, por lo tanto, Yugoslavia y Grecia desviaron un número relativamente pequeño de divisiones alemanas durante un mes, y lo peor, fue que los agentes que informaron como fecha de la invasión el 15 de mayo quedaron desacreditados.

Asimismo, la inteligencia militar británica había comenzado a desviarse del punto de vista de WC y Cripps, el 15 y 16 de abril, el War Office, concluyó que los informes eran coherentes tanto con la guerra de nervios como con la intención de invadir. El Foreign Office, sin embargo, advirtió, con razón que los acercamientos al gobierno soviético resultarían vanos “porque serían tomados como prueba de que nuestra posición era desesperada y de este modo reforzarían la propensión de Molotov a mantener un compromiso con los alemanes” (Gorodetsky: Gran Delusion, p. 176).

Los estadounidenses que mantenían su neutralidad en la guerra, tenían mejores fuentes de inteligencia en Alemania ye l sur de Europa que los británicos, y a principios de marzo, los EEUU tenían fuertes indicios de las intenciones alemanas de una ofensiva hacia el este, y consideró contactar con el gobierno soviético. Launrece Steinhardt, embajador de los EEUU en Moscú, se encontró en la misma posición de Cripps. Sin embargo, le dijo al secretario de Estado, Cordell Hull, que una advertencia a los rusos no tenía sentido porque no lo creerían. Considerarían que no era "ni sincera ni independiente". (Gorodetsky: Gran Delusion, p. 178)..

La valoración de la actitud de Stalin previo al ataque nazi, no es tan sencilla, no es blanco o negro y los datos de inteligencia puros y duros posteriormente pasaban el filtrado diplomático, ideológico y geoestratégico de cada nación implicada.

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maxtor
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Re: ¿qué sabía Stalin antes de Barbarroja?

Mensaje por maxtor » Vie Dic 12, 2014 12:16 pm

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El historiador Chris Bellany, en el capítulo 6 de libro “Guerra Absoluta”, titulado “El secreto peor guardado de la guerra” analiza la información que la inteligencia soviética manejó meses antes del ataque alemán. A pesar de la obsesión de Stalin por evitar provocar a los alemanes para no abrir la puerta a una invasión y de su tendencia natural a favorecer la cooperación económica pacífica, sus servicios de información no se quedaron ociosos, y actualmente se han empezado a publicar los informes de la inteligencia soviética.

El 9 de julio de 1940, el jefe de Inteligencia Exterior de la Dirección general de Seguridad del Estado (GUGB) del NKVD, escribió a la Dirección General de Inteligencia (GRU) del ejército rojo pidiendo su opinión sobre los infores de agentes referidos a los preparativos alemanes para la guerra con la URSS. Los informes eran dispares, iban desde los fantasiosos a los que sí contenían datos fiables y lógicos. El 14 y 15 de julio de 1940 se recibieron más informes de concentración de tropas alemanas en las fronteras de Lituania y Bielorrusia. El 18 de septiembre de 1940, el Comisariado del Pueblo para la Defensa comunicó al Comité Central del partido comunista que Alemania contaba con entre 205 y 226 divisiones de infantería, de ellas 8 motorizadas, y de 15 a 17 divisiones Panzer: 243 en total. De éstas, 85 de infantería y un máximo de 9 Panzer se desplegaron al este, frente a la Unión Soviética, o en el sureste, en los Balcanes. Se calculaba que, en caso de guerra entre ambas potencias, Alemania podría desplegar 173 divisiones con 10.000 tanques y 13.000 aviones contra la URSS, además de 15 divisiones finlandesas, 30 rumanas y 15 húngaras, así como otros 550 tanques y 2.100 aviones de esos aliados. En esa etapa, se esperaba que los alemanes lanzaran su ofensiva principal en el norte con 123 divisiones y que sólo otras 50 acometieran un ataque de apoyo en Ucrania (Archivos FSB: Véase Stepashin, S.V (teniente general) (ed.): (Órganos de Seguridad del Estado de la URSS en la Gran Guerra Patria. Colección de documentos) – (Vol. 1, libro 1, doc. 103, docs. 110, 111, pp. 228-230, y doc. 128, pp. 253-259).

A medida del despliegue alemán a lo largo de 1941, agentes soviéticos que vigilaban todos los cruces de ferrocarril cerca de su propia frontera permitieron al NKVD y al NKGB acumular detallada información de inteligencia sobre los movimientos alemanes. En el plano político – estratégico, estos informes se complementaron con los que proporcionaban una serie de agentes de alta calidad. Uno de ellos fue Arvid Harnack, que trabajaba en el Ministerio de Economía alemán con el nombre en clave de “corso”. Harnack proporcionó un raudal de información valiosa desde 1940 hasta su detención por la Gestado el 22 de diciembre de 1942 y posterior ejecución. Un informe del NKVD al Comisariado del Pueblo para la Defensa de fecha no anterior a octubre de 1940 cita una reunión entre el “corso” y un oficial del EM del Alto Mando alemán que proporcionó la información de que la guerra contra la URSS empezaría a principios del año siguiente, y otra fuente daba un plazo de seis meses (Archivos FSB, doc. 132, p. 269).

Parece claro que en 1941, nadie en la URSS dudaba de que la amenaza alemana era grave e inminente, el 3 de febrero del Politburó consideró dividir en dos el existente NKVD, y el 1 de marzo de 1941 Beria firmó la orden de partición creándose el NKGB con funciones más típicas de inteligencia exterior y se centró exclusivamente en tareas de la seguridad del Estado, y se nombró a Vsévolod Merkúlov, nuevo jefe del NKGB. El 11 de marzo de 1941, el nuevo Comisariado del Pueblo para la Seguridad del Estado de Merkúlov señaló una información del 6 de marzo proporcionada por Cripps (embajador británico en Moscú) a seis destacados corresponsales en Moscú de medios de comunicación británicos y estadounidenses. Las relaciones germano-soviéticas estaban empeorando, y Cripps citó las fuentes diplomáticas más fiables en Berlín, como prueba de que Alemania tenía previsto un ataque a la URSS en 1941, probablemente en el verano. Hitler todavía podría estar intentando una paz por separado con GB, lo cual implicaría la restauración de un gobierno independiente en Francia, Bélgica y los Países Bajos y la toma de la URSS, hecho que no sería mal visto por círculos influyentes de GB y de los EEUU. Merkúlov, sabía que estos no era lo que Stalin quería escuchar, y por ello hizo hincapié en los comentarios de Cripps de que el Ejército rojo se estaba reforzando, y que por ese motivo Hitler quería atacar lo antes posible. El informe concluía con la tesis de Cripps de que el ER era significativamente mejor de lo que creían Eden, secretario del Foreign Office británico, y sir John Dill, jefe del Estado Mayor General del Imperio.

En abril y principios de mayo, Schulenberg, embajador alemán en Moscú, pasó dos semanas en su país y trató de disuadir a Hitler de la guerra con la URSS, de la cual se estaba hablando en las más altas esferas militares y políticas, a su regreso, trató de convencer a Stalin de que todavía era posible restaurar la confianza entre Alemania y la URSS. A grandes rasgos, los informes de inteligencia soviéticos apuntaban que el liderazgo alemán estaba dividido, con una facción, encabezada por Göring, que farovería la guerra con la URSS, y la otra, en la que se contaban Hitler y Ribbentrop, dispuesta a colaborar. Anthony Blunt, de los “Cinco de Cambridge” que trabajaban como agentes del NKGB, proporcionó a sus controladores algunos de los resúmenes semanales de inteligencia del Foreign Office. El correspondiente a la semana del 16 al 23 de abril afirmaba que los preparativos alemanes para la guerra contra Rusia continuaban, “aunque hasta el momento no hay ninguna prueba de que los alemanes tengan intención de atacar a la URSS en el verano de 1941”. (Gorodetsky: Grand Delusion, pp. 184 – 185). Esto alimentó las esperanzas de Stalin de que aún podía trabajar con Hitler.

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Panzer_79
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Re: ¿qué sabía Stalin antes de Barbarroja?

Mensaje por Panzer_79 » Mar May 05, 2015 6:51 pm

Por lo que cuenta la historia, el espia sovietico de origen aleman, Richard Sorge, le habia avisado a Stalin de la fecha exacta del ataque e invasion de los alemanes con meses de anticipacion en ese verano de 1941, ademas del espionaje britanico del inminente ataque aleman, aunque Stalin penso que era mas bien una excusa de Churchill para abrir otro frente y darle respiro a los ingleses en su batalla ante los nazis, en estos dos ejemplos, minimo tuvo conocimiento de los planes, aunque segun los historiadores, el dictador sovietico no tenia la menor duda que tarde o temprano se enfrentaria a los alemanes, pero el creia que eso se daria hasta la primavera de 1942, debido a que los alemanes aun no habian terminado de cerrar el frente que tenian ante los ingleses.


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