Hitler en el diván
Publicado: Sab Ene 19, 2008 10:45 pm
Hola a todos, me gustaría en este topic realizar un intercambio de opiniones para ver las distintas maneras de pensar sobre qué patologías poseía Adolf Hitler, ¿Locura? ¿Psicosis? ¿Neurosis? ¿Fobias? o cualquier tipo de trastorno que diera la pista en algún punto de la historia del tipo de persona que sería en un futuro este personaje.
Permítanme empezar con un extracto del libro "Psicoanálisis de Adolf Hitler" de Roberto Merle y Raymond de Sassure;
>>>>Freud ha demostrado que las actitudes neuróticas del adulto son consecuencia de conflictos mal resueltos, o no reabsorbidos, durante la primera infancia. Aun cuando han desapareecido los personajes primitivos del drama, el individuo recrea situaciones análogas a las de su infancia y ello le permite vivir los sentimientos que reprimió en el pasado.
Si un niño no ha podido liquidar normalmente su odio, sus celos, su amor, o su curiosidad, se empeñará toda su vida, aunque no a sabiendas de su conciencia, en suscitar condiciones que le permitan revivir esa emoción. Descargar ese afecto (1) se le convierte en una necesidad psicológica. Para conocer bien esos conflictos de la infancia es precsiso someter al enfermo al psicoanálisis. Como no es posible proceder de ese modo con Hitler, nos vemos reducidos a las informaciones que nos ofrecen sus biógrafos o su Mein Kampf.
1 Se emplea aquí el término afecto para expresar un sentimiento que había sido más o menos reprimido y que emerge nuevamente no de la conciencia, sino de la subconsciencia del individuo.
Crisis Infantil
Adolfo, aún ingenuo, confesó su deseo de llegar a ser pintor. Un poco de comprensión habría permitido tal vez al guardia aduanero de Braunau orientar progresivamente a su hijo hacia otros centros de interés: pero su carácter arrebatado pudo más. Quería decidir la carrera de su hijo, y no toleraba que éste tuviera otra opinión. (manera de ser moralmente en la sociedad de època)
Contrariado en sus sueños más anhelados, Adolfo se indignó y se mostró resuelto a una oposición irreductible. Ese primer combate es grave. Fija definitivamente unos modos de reacción que veremos reaparecer en toda la existencia de Adolfo: tozudez y disimulo si se le resiste. Desde ese momento, algo se ha quebrado en él. No es ya el muchacho de agradable y fresca sonrisa, no tiene ya esa claridad que animaba su semblante. La vida lo ha golpeado ya en inumerables ocaciones. No será el alumno normal, ávido de saber, que ha sido hasta ahora. ¡Qué es lo que retiene ahora en la escuela? Ciertamente, sólo aquello de que podrá servirse contra su padre, como de un arma. Tiende el oído cuando habla ese viejo profesor Potsch, pangermanista convencido que enseña historia. Adolfo, que odia la escuela, tiene, en cambio, verdadera veneración por ese maestro que emplea un lenguaje tan distinto al de su padre. >>La monarquía austríaca no tiene poder ni gloria, esta hecha de un conglomerado de pueblos, y se convierte, cada dia mas, en sierva de los esclavos y de los judíos. Lo que corresponde a Austria es colocarse al flanco de Alemania. ¡Qué vergüenza no haber participado, en 1870, de la victoria prusiana!<<.
Hitler tiene ahora un aliado. Se identifica con él y se siente ma{s fuerte que su padre. Nútrese de esas lecciones de historia; ellas le consuelan de la prisión cotidiana que soporta. Así estaban las cosas cuando,súbitamente, murió su padre. ¡Qué tumulto en esa alma de niño! Adolfo se ve libre de aquél que lo abrumaba, de aquél a quien detestaba y a quien, en ciertos momentos, no podía ver.
¿Pero es posible combatir a quien ya no existe? ¿Puede uno alegrarse de una victoria sobre un muerto? Es una cobardía. Es una culpa grave.Una duda confusa y terrible se mezcla a la revuelta. La hora del triunfo, la hora de las victorias fáciles ha pasado. Confía en que ya no tendrá necesidad de ir a la escuela; pero la orden de su madre es categórica: "Continuarás tus estudios como quería tu padre". "¡Es demasiado! Que mi padre, a quien yo odiaba, haya querido hacer de mí un empleado público, un prisionero.... ¡Pero mi madre! ¿La que yo amaba, la que puede comprenderme, vendrá a ser cómplice de mi enemigo? ¿Deberé luchar contra ella como he luchado contra él? No puedo levantar la mano contra mi madre, si lo hiciera, todos mis sueños se vendrían al suelo. Debo avanzar lentamente hacia ese porvenir sombrío. ¡Piedad, piedad! ¡Es imposible una vida así!". Adolfo vuelve a la escuela. Quienes lo ven podrían creer que llora a su padre, pero en realidad lo que ha sepultado son sus proyectos, su futuro. Es hosco, no trabaja más, de su juventud se retira la vida, adelgaza. Pronto cae en cama, con una enfermedad de varias semanas, y el médico le impone un largo reposo antes de que pueda recomenzar sus estudios.
Cuando Adolfo escucha esas palabras, una sonrisa pasa por sus labios de adolescente. Querría saltar al cuello de su médico, para besarlo, y besar con él a la vida; pero está aún muy débil, demasiado abatido por todo lo que la muerte de su padre ha representado para él. Por su sonrisa, por la vida que reaparece en su semblante, Adolfo se apega a su madre, que ya ha visto morir a tres de sus hijos, y que en su alegría por no haber perdido este otro consiente en inscribirlo en la Academia de Bellas Artes. ¡Ya no tendrá necesidad de volver a esa maldita Realscchule!<<<<
Gracias por estar
Permítanme empezar con un extracto del libro "Psicoanálisis de Adolf Hitler" de Roberto Merle y Raymond de Sassure;
>>>>Freud ha demostrado que las actitudes neuróticas del adulto son consecuencia de conflictos mal resueltos, o no reabsorbidos, durante la primera infancia. Aun cuando han desapareecido los personajes primitivos del drama, el individuo recrea situaciones análogas a las de su infancia y ello le permite vivir los sentimientos que reprimió en el pasado.
Si un niño no ha podido liquidar normalmente su odio, sus celos, su amor, o su curiosidad, se empeñará toda su vida, aunque no a sabiendas de su conciencia, en suscitar condiciones que le permitan revivir esa emoción. Descargar ese afecto (1) se le convierte en una necesidad psicológica. Para conocer bien esos conflictos de la infancia es precsiso someter al enfermo al psicoanálisis. Como no es posible proceder de ese modo con Hitler, nos vemos reducidos a las informaciones que nos ofrecen sus biógrafos o su Mein Kampf.
1 Se emplea aquí el término afecto para expresar un sentimiento que había sido más o menos reprimido y que emerge nuevamente no de la conciencia, sino de la subconsciencia del individuo.
Crisis Infantil
Adolfo, aún ingenuo, confesó su deseo de llegar a ser pintor. Un poco de comprensión habría permitido tal vez al guardia aduanero de Braunau orientar progresivamente a su hijo hacia otros centros de interés: pero su carácter arrebatado pudo más. Quería decidir la carrera de su hijo, y no toleraba que éste tuviera otra opinión. (manera de ser moralmente en la sociedad de època)
Contrariado en sus sueños más anhelados, Adolfo se indignó y se mostró resuelto a una oposición irreductible. Ese primer combate es grave. Fija definitivamente unos modos de reacción que veremos reaparecer en toda la existencia de Adolfo: tozudez y disimulo si se le resiste. Desde ese momento, algo se ha quebrado en él. No es ya el muchacho de agradable y fresca sonrisa, no tiene ya esa claridad que animaba su semblante. La vida lo ha golpeado ya en inumerables ocaciones. No será el alumno normal, ávido de saber, que ha sido hasta ahora. ¡Qué es lo que retiene ahora en la escuela? Ciertamente, sólo aquello de que podrá servirse contra su padre, como de un arma. Tiende el oído cuando habla ese viejo profesor Potsch, pangermanista convencido que enseña historia. Adolfo, que odia la escuela, tiene, en cambio, verdadera veneración por ese maestro que emplea un lenguaje tan distinto al de su padre. >>La monarquía austríaca no tiene poder ni gloria, esta hecha de un conglomerado de pueblos, y se convierte, cada dia mas, en sierva de los esclavos y de los judíos. Lo que corresponde a Austria es colocarse al flanco de Alemania. ¡Qué vergüenza no haber participado, en 1870, de la victoria prusiana!<<.
Hitler tiene ahora un aliado. Se identifica con él y se siente ma{s fuerte que su padre. Nútrese de esas lecciones de historia; ellas le consuelan de la prisión cotidiana que soporta. Así estaban las cosas cuando,súbitamente, murió su padre. ¡Qué tumulto en esa alma de niño! Adolfo se ve libre de aquél que lo abrumaba, de aquél a quien detestaba y a quien, en ciertos momentos, no podía ver.
¿Pero es posible combatir a quien ya no existe? ¿Puede uno alegrarse de una victoria sobre un muerto? Es una cobardía. Es una culpa grave.Una duda confusa y terrible se mezcla a la revuelta. La hora del triunfo, la hora de las victorias fáciles ha pasado. Confía en que ya no tendrá necesidad de ir a la escuela; pero la orden de su madre es categórica: "Continuarás tus estudios como quería tu padre". "¡Es demasiado! Que mi padre, a quien yo odiaba, haya querido hacer de mí un empleado público, un prisionero.... ¡Pero mi madre! ¿La que yo amaba, la que puede comprenderme, vendrá a ser cómplice de mi enemigo? ¿Deberé luchar contra ella como he luchado contra él? No puedo levantar la mano contra mi madre, si lo hiciera, todos mis sueños se vendrían al suelo. Debo avanzar lentamente hacia ese porvenir sombrío. ¡Piedad, piedad! ¡Es imposible una vida así!". Adolfo vuelve a la escuela. Quienes lo ven podrían creer que llora a su padre, pero en realidad lo que ha sepultado son sus proyectos, su futuro. Es hosco, no trabaja más, de su juventud se retira la vida, adelgaza. Pronto cae en cama, con una enfermedad de varias semanas, y el médico le impone un largo reposo antes de que pueda recomenzar sus estudios.
Cuando Adolfo escucha esas palabras, una sonrisa pasa por sus labios de adolescente. Querría saltar al cuello de su médico, para besarlo, y besar con él a la vida; pero está aún muy débil, demasiado abatido por todo lo que la muerte de su padre ha representado para él. Por su sonrisa, por la vida que reaparece en su semblante, Adolfo se apega a su madre, que ya ha visto morir a tres de sus hijos, y que en su alegría por no haber perdido este otro consiente en inscribirlo en la Academia de Bellas Artes. ¡Ya no tendrá necesidad de volver a esa maldita Realscchule!<<<<
Gracias por estar