Mensaje
por beltzo » Vie Jun 02, 2006 4:16 am
Hola a Todos:
Me parece particularmente interesante y reveladora la manera en que James Bradley en su libro "Iwo Jima, seis hombres y una bandera", aborda la personalidad de Ira Hayes, por ello voy a transcribir una parte textualmente.
[Tras sopesarlo mucho, me di cuenta que buena parte de aquello que podía conocerse de Ira Hayes estaba contenido en la foto del monte Suribachi.
Ante todo su mutismo, su absoluta calma. Probad a sentaros delante de la imagen una tarde, una hora, por ejemplo, tranquilamente. Ira no os hablará. Sólo entonces conoceréis ese profundo silencio que era su esencia. Un chico cuyos juegos favoritos eran los solitarios.
¿Queréis otra pista? Mirad su posición en la instantánea. Es la última figura de la izquierda, el marine cuyas manos no sujetan ya el asta. Así era él, diferente, apartado del resto, incapaz de coger ese poste del mismo modo que fue incapaz, más tarde, de mantenerse agarrado a la vida.
Si pensáis que no tenéis suficiente información sobre Ira Hayes, entonces sabréis cómo me sentía yo en verano de 1998. Había entrevistado a bastante gente sobre el particular, compañeros de escuela, ex marines, sus tres últimos parientes vivos, pero tenía la certeza que había algo que se me escapaba. No sabía aún quién era, qué le hacía palpitar. De modo que decidí viajar hasta Arizona, a la busca del "verdadero" Ira Hayes. Y aprendí la lección: se hallaba fuera de mi alcance.
[…]Desde su nacimiento Ira vivía ya en un mundo aparte, separado del resto de estadounidenses por la ley y las tradiciones. Arizona, un estado reciente de solo 11 años cuando nació, no reconocía a los Pima como ciudadanos: no podían votar, no podían presentar demandas en los tribunales.
[…]Ira heredó el mutismo de su padre. "Mi abuelo era un hombre silencioso", recuerda Sara Bernal su nieta. "Podía pasar días sin decir nada si uno no se dirigía directamente a él". Kenny su hijo, y asimismo una persona poco dada a conversar, afirmaba que "padre dificilmente hablaba nunca".
Niño, muchacho o, adulto, Ira fue siempre extremadamente contenido. No sentía ninguna necesidad de entablar una conversación. de romper el silencio. Podía estar en presencia de alguien durante horas sin que una sola palabra saliese de sus labios, mudo e implacable como las montañas que dominaban la reserva. Como me contó Dana Norris, uno de sus compañeros de la infancia, "piense que, incluso a mi, que soy de su misma tribu, me era muy difícil adoptar tal actitud hasta el extremo que él lo hacía. Ira tenía la cualidad del silencio, ésa era su peculiaridad".
Entre los Pima el mutismo, el retraimiento y la modestia eran cualidades estimadas y potenciadas. "En nuestra cultura no estamos interesados en la búsqueda de la notoriedad", me explicó el líder tribal Urban Giff. O, en palabras de Dana Norris, "los Pimas no tenemos tendencia a ir voceando nuestras cualidades". Pero Ira no era sólo reservado, era como una isla autosuficiente, separado desde la infancia del resto del mundo.
Pero cuando hablaba, demostraba poseer una mente despierta y un dominio sorprendente del inglés.
[…]Toda su vida Ira se mostró una auténtico devorador de libros. De los seis de la bandera es, con mucho, el que mantuvo una actividad epistolar más intensa.
Entre los Pima el gusto por las letras no era una cosa extraordinaria. Se trata de una tribu que cuenta con una larga historia y una rica cultura, comparada con la de otras naciones indias e incluso con la de los colonos blancos.
La nación de Ira estaba formada por hombres acostumbrados a observar y a escuchar más que a hablar,. Las voces que le describían eran parcas en palabras y generalmente se referían a aquello que no era, como si nunca hubiese abierto a nadie su corazón haciéndole participe de sus inquietudes.
"No era un muchacho travieso, ni amante de las competiciones que se entablan entre niños", recordaba Dana Norris.
"No le iba demasiado eso de jugar", afirmaba su primo Buddy Lewis.
"El resto de los Hayes bromeaba conmigo, pero no Ira. Él se mantuvo silencioso y distante", según su sobrina Sara Bernal.
Y cuando les pedí que me definiesen el rasgo más distintivo de su personalidad, hubo una coincidencia absoluta: su mutismo, su reserva:
"Era muy callado. Prefería quedarse siempre en segundo término" me dijo Buddy Lewis.
"No hablaba a menos que te dirigieses explícitamente a él. Era como su padre, mi abuelo", opinaba Sara Bernal.
"Un tipo muy silencioso. Realmente muy silencioso", confirmaba Dana Norris.
[…]Pasé tres días en la reserva de río Gila y hable con mucha gente que habían conocido a Ira. Pudieron transmitirme las lineas básicas de su vida ya que le recordaban. Pero sencillamente sacudían sus cabezas cuando les pedía que me refiriesen alguna anécdota respecto a sus actitudes, sus creencias, sus peculiaridades. Sólo evocaban su autodominio, su independencia.]
Saludos
"Si mi teoría de la relatividad es exacta, los alemanes dirán que soy alemán y los franceses que soy ciudadano del mundo. Pero sino, los franceses dirán que soy alemán, y los alemanes que soy judío". Albert Einstein