Soldado hasta el último día. Memorias del Mariscal Albert Kesselring.
Editorial: Niseos
Año: 2005
Páginas: 319
ISBN: 987-21381-1-7
Kesselring vuelve a mostrarse, al igual que la mayoría de jefes militares que escribieron sus memorias de posguerra, solamente como un soldado al que no le gustaba entrar en política. No menciona un sólo desmán en relación al Holocausto judío y se muestra en ocasiones muy "legalista" a la hora de defender sus actuaciones militares. De hecho se apoya en numerosas ocasiones en la Convención de la Haya a la hora de justifcar dichos ataques.
Me ha llamado también la atención su total discrepancia con la manera de ejecutar la guerra de Rommel, aunque ello no es óbice para que no alabase la clase militar del mismo. No sé, se respira cierta antipatía hacia el zorro del desierto. Su critica hacia las malas relaciones existentes entre Rommel y el Ejército italiano son demoledoras. Prácticamente lo acusa de ser el responsable de ellas. En cuanto al frente Mediterráneo, acusa a Hitler de no haber valorado en su justa medida la importancia que para el devenir final de la guerra tenía este frente secundario.
Kesselring se muestra también muy crítico con la dejadez del Alto Mando Alemán a la hora de llevar a cabo la Operación León Marino. Cree que no hubo voluntad política de llevar a cabo dicha operación que el creía factible en sus primeros momentos.
Parece también, en el caso de la guerra en el Este, que se alinea con la tesis de "ataque preventivo". Para el mariscal no hay ninguna duda de que Stalin se estaba preparando para un ataque a Alemania.
Defiende con vehemencia el maltrato dado por la historia de preguerra al general Jold, al que consideraba un gran militar.
Otro punto muy delicado es el apoyo de Kesselring al plan del Obergruppenfuher Wolff de establecer contacto con los americanos a través de Suiza para iniciar negociaciones. Esto sería en otoño de 1944. Lo más curioso es que ni tan siquiera lo comentó a su Jefe de Estado Mayor. En cuanto al complot contra Hitler se muestra también claramente en desacuerdo. Kesselring hacia suya la máxima de que un soldado alemán debe ser fiel al poder legalmente constituido, lo contrario hubiera afectado a la política exterior alemana.
En fin, siempre es apasionante leer las memorias de los principales protagonistas de la IIGM. Aunque eso sí, hay que separar muy bien el grano de la paja para no llevar a equívocos.
Un saludo.