En 1922 ocurrió un incidente que despertó el interés público y que luego llegaría a formar parte de la apología del partido nazi. Las autoridades de la ciudad de Coburgo habían decidido celebrar el Día Alemán, un festival folclórico para animar la vida rural alemana. La situación geográfica de Coburgo se encuentra a unos 120 kilómetros al este de Francfort y a unos 64 km de Schweinfurt. La ciudad tenía una población de 30.000 habitantes aproximadamente, estaba controlada por el marxismo y carecía de todo interés... hasta octubre de 1922.
Hitler y su partido fueron invitados al festejo (algo sorprendente por parte de quienes controlaban la ciudad, conociendo su tendencia política), que se iba a celebrar en la localidad de Coburgo, entre el 15 y el 16 de octubre de 1922, el cual le ofrecía la plataforma pública que tan desesperadamente necesitaba para promocionar su incipiente agrupación. Las posibilidades de enfrentamiento político eran altas, pero cuanta más alteración provocara, mayor atención pública atraería. No obstante, tenía que solucionar primero un problema inicial: el medio de transporte para el traslado. Aunque sin fondos efectivos, logró alquilar un tren, y los billetes comprados por casi cada uno de los miembros del partido que viajaban por este medio, cubrieron los gastos. Con lo que prácticamente era la totalidad de su componentes -700, acompañados por una banda de 42 músicos— salió de .Munich en el “tren especial”. La devoción de algunos afiliados nazis era tal, que muchos habían comprado el billete con sus últimos Reichmarks.
Las fuerzas del orden de la ciudad marxista estaban lejos de alegrarse cuando se dieron cuenta de lo que iba a caer sobre el cuidadosamente controlado festival de Coburgo. Se envió a un capitán de la policía para recibir al tren y advertir a los nazis de que no podían entrar en la ciudad enarbolando banderas ni con música de la banda, porque era contrario a lo establecido. El oficial fue ignorado por Hitler, y el Partido Nazi desfiló en formación. Ocho imponentes bávaros que llevaban equipos y medias alpinas salieron de la comitiva y escoltaron a Hitler y a sus hombres de confianza; estos eran Max Amann, Hermán Hesser, Dietrich Eckhart, Christian Weber, Ulrich Graf, Alfred Rosenberg y Kurt Ludecke.
Había corrido la voz de que los nazis se acercaban, y una multitud, compuesta por varios miles de personas, trató de cortar su avance. Uno de sus integrantes marxistas empezó a lanzar proyectiles, provocando una pelea que duró cerca de 15 minutos. Entonces ocurrió algo curioso, porque la muchedumbre comenzó a pasarse a los nazis, los cuales iniciaron la marcha hacia la ciudad. Hitler pronunció una conferencia aquella tarde en el ayuntamiento, a la que asistieron los duques de Coburgo, convertidos más tarde en activistas nazis. El discurso sería ensalzado como uno de sus triunfos y, tras él, furiosas refriegas entre marxistas y nazis se prolongaron durante la noche. Por la mañana, la ciudad apareció llena de pasquines llamando a una «manifestación pública» para expulsar a los nazis. Los marxistas habían dado el primer paso. Hitler agrupó a sus hombres y los condujo a la plaza mayor de la ciudad. Se pensaba que allí se habrían reunido cerca de 10.000 ciudadanos esperando desbaratarlos. En cambio, sólo había unos pocos cientos de comunistas reaccionarios, cuyo bloqueo de la ciudad fue roto antes de que acabara el día. Banderas imperiales adornaban las ventanas, y la marea amenazadora de la muchedumbre fue reemplazada por ovaciones multitudinarias. Los marxistas, debilitados por la derrota, anunciaron que no dejarían salir al «tren especial». Hitler, crecido por su victoria, advirtió que haría prisioneros a los comunistas que encontrara y los llevaría a Munich en el eren. El término hizo efecto y los comunistas capitularon ante las advertencias de Hicler. Este había obtenido su primera victoria decisiva. En los círculos nazis, el suceso entró en la leyenda, y en años posteriores dio paso a la pregunta: «¿Pero estuviste en Coburgo?».
![Imagen](http://img442.imageshack.us/img442/1812/hacoburg10ba.jpg)
Una imagen de aquel día
Las concentraciones masivas continuaron. Durante 1922, Hitler organizó un mitin que tendría lugar en las afueras de Munich, con la idea de celebrarlo en los días 27 al 29 de enero del año siguiente. Iba a ser el más multitudinario del NSDAP hasta entonces, con 5.000 hombres de las SA, procedentes de toda Baviera, concentrados en Munich. También se organizaron marchas de las SA y seguidores del partido por las calles de la ciudad, de camino a los mítines masivos.
Aquel Parteitage (Día del Partido) sería trascendental, pues los primeros cuatro estandartes Deutschland Erwache («Alemania despierta») fueron consagrados a lo largo del Campo de Marte con otras banderas del NSDAP.
Fuente: El Tercer Reich día a día, de Christopher Alisby
Siempre me pareció muy curioso este episodio, y nunca he encontrado más información acerca de él. ¿Alguien sabe más?
Saludos cordiales