La actuación de Stalin en vísperas de Barbarroja

Cuestiones generales relativas a la Segunda Guerra Mundial

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José Luis
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La actuación de Stalin en vísperas de Barbarroja

Mensaje por José Luis » Vie Sep 22, 2006 10:22 pm

¡Hola a todos!

¿Cómo pudo Hitler sorprender a Stalin de forma tan increíble con la Operación Barbarroja?

Esta pregunta da para mucha especulación y debate razonables siempre que nos atengamos a los hechos conocidos, y para auténtica ciencia-ficción si obviamos los hechos. Sea como fuere, aquí os dejo un texto –a modo de introducción- del coronel (retirado) Jerry D. Morelock, Ph.D., editor jefe de la revista Armchair General, titulado "The Mystery of Stalin’s Barbarossa", publicado en Armchair General de mayo de 2006 (páginas 34-37).

Me abstengo de traducir los primeros pasajes del artículo, que no son más que una mera introducción de cómo se sucedió el ataque alemán del 22 de junio de 1941 y cómo llegó hasta las puertas de Moscú.

[Lo que sabía Stalin

Aunque reunió y eliminó a los “sospechosos habituales” (1), por ejemplo, a los generales soviéticos que no tuvieron éxito, el mismo Stalin fue claramente culpable de los desastres de 1941. Un número de libros recientes ha arrojado luz sobre este misterioso fracaso en conocer la amenaza obvia representada por los alemanes y en preparar a sus ejércitos para la inminente invasión de Hitler.

Unos cuantos ejemplos principales incluyen Grand Delusión: Stalin and the German Invasión of Russia de Gabriel Gorodetsky; Stalin’s Folly: The Tragic Ten First Days of WWII on the Eastern Front de Constantine Pleshakov; y What Stalin Knew: The Enigma of Barbarossa de David E. Murphy. Aunque los tres presentan un gran detalle de información sobre el tema –la mayor parte recientemente extraída de los archivos soviéticos- el libro de Murphy va de lleno al corazón del misterio.

Antiguo jefe de estación de Berlín y más tarde jefe de las operaciones soviéticas para la CIA, Murphy detalla exactamente la inteligencia recibida por Stalin. Por ejemplo, el magistral espía soviético Richard Sorge conoció la fecha precisa del ataque nazi de fuentes de la embajada alemana en Tokio y pasó esta información a Stalin. Sin embargo, más que honrar a Sorge por su trabajo, Stalin repudió al desafortunado agente después de su captura por los japoneses. Cuando ofrecieron cambiarlo por prisioneros japoneses en poder de los rusos, Stalin respondió: “¿Richard Sorge? No conozco a ninguna persona con ese nombre.”. Los japoneses colgaron a Sorge en 1944.

Stalin ignoró incluso el caudal de inteligencia de Barbarroja proporcionado por la fiable red de espías “Orquesta Roja” de Europa Occidental, llevada por el agente soviético de origen polaco Leiba Domb. Harto de recibir informes de Domb que contradecían sus propias creencias, Stalin garabateó en el margen de uno de esos mensajes: “Encontrar y castigar al autor de esta provocación”. Domb sobrevivió a esta sentencia de muerte por los pelos.

La evidencia presentada por Murphy –en realidad, por los tres autores- es una acusación condenatoria de la política dictatorial y represiva de Stalin y su rechazo resuelto y misterioso de conocer la verdad.

¿Por qué Stalin falló en actuar?

El inexplicable fracaso de Stalin para actuar cuando fue advertido de la inminente invasión nazi ha generado varias teorías. Quizás, alguien ha sugerido, estaba demasiado absorto en la planificación de su propio ataque sobre la Alemania nazi. Otros achacan el complaciente modo de pensar de Stalin al exitoso plan de engaño nazi, subrayando que la desinformación alemana cuidadosamente plantada ya había ayudado a volcar al dictador soviético contra líderes del Ejército Rojo como el mariscal Mikhail Tukhachevsky, que fue eliminado en las purgas de 1937. Aunque no fue ni de cerca un plan tan elaborado como el plan de engaño aliado que dio cobertura a la invasión de Normandía, los esfuerzos alemanes para ocultar Barbarroja fueron realmente importantes, si no particularmente ingeniosos.

Una teoría incluso realiza la increíble afirmación de que Stalin prohibió al Ejército Rojo prepararse para la invasión porque estaba realmente incitando a Hitler a atacarle para así atraer a las fuerzas nazis a una trampa cuidadosamente planificada dentro de la Rusia Occidental. Semejante especulación sólo sirve para realzar cuán ilógico muchos consideran que fue Stalin a raíz de su extraordinario autoengaño.

Puesto que Stalin no dejó tras sí memoria alguna –sólo un reguero sangriento de cadáveres y un estado policial represivo- nosotros nunca conoceremos sus verdaderos pensamientos en los meses que precedieron al ataque alemán de junio de 1941. Sin embargo, parece irrefutable que estaba convencido de que Hitler no se atrevería a lanzar un ataque contra la Unión Soviética mientras que Gran Bretaña todavía resistiese. Realmente, la decisión de Hitler de atacar en el este mientras la daga inglesa todavía pendía sobre sus espaldas conmocionó incluso a los propios generales del dictador nazi. Según Pleshakov, Stalin declaró: “Hitler y sus generales no son tan idiotas como para comenzar una guerra en dos frentes. Los alemanes se deslomaron con esto en la IGM. Hitler jamás se arriesgaría a semejante cosa.”

Antes del 22 de junio de 1941, Stalin temía en grado sumo arriesgarse con cualquier acción defensiva que pudiera “provocar” un ataque alemán, y fue tan lejos como prohibir disparar a sus unidades de defensa aérea sobre las docenas de sobre-vuelos de la Luftwaffe que se introdujeron en el espacio aéreo soviético en las semanas previas a la invasión. Sospechando que Alemania podía utilizar las acciones defensivas del Ejército Rojo como pretexto para justificar un ataque, Stalin llegó incluso a imaginar que un conciliábulo de generales alemanes podría estar planeando obligar a Hitler a una guerra con Rusia lanzando un ataque de su propia iniciativa destinado a provocar una respuesta soviética. Según Murphy, Hitler envió una carta a Stalin un mes antes de Barbarroja sugiriendo la existencia de tal complot y explicando que la agrupación de tropas nazis en la frontera de Rusia era simplemente “ejercicios de tropas”. Refiriéndose all rumor de que el masivo agrupamiento alemán señalaba un ataque inminente sobre Rusia, Hitler escribió: “Le aseguro por mi honor como jefe de Estado que éste no es el caso.”. Aparentemente, Stalin creyó a un hombre que ya había demostrado que rara vez cumplía su palabra.

Increíblemente, Stalin supuso que cualquier ataque nazi sobre Rusia estaría precedido por un ultimátum listando las demandas alemanas, y que el ataque sería cancelado o pospuesto simplemente accediendo a ellas. El chaparrón de actividad diplomática soviética en los meses anteriores a Barbarroja subrayaba la gran ansiedad del dictador soviético para calmar a Hitler.

No es tampoco un secreto de estado que Stalin desconfiaba de los líderes capitalistas –especialmente del virulento anti-bolchevique Churchill- más que de Hitler. Cuando el Premier británico le envió un mensaje personal el 19 de abril de 1941, avisando del ataque nazi, Stalin sospechó que se trataba simplemente de un pobre intento de recuperar la tambaleante fortuna de Gran Bretaña metiendo a Rusia en la guerra. Según el Grand Delusión de Gorodetsky, Stalin mostró la carta de Churchill a Zhukov y comentó: “Mire esto, estamos siendo amenazados por los alemanes y los alemanes por la Unión Soviética, y ellos nos están enfrentado al uno contra el otro. Es un astuto juego político.”

Finalmente, parece más probable que Stalin ignoró la evidencia y se engañó a sí mismo sobre Barbarroja porque no podía comprender que algún otro –Hitler, en este caso- buscase la guerra. Stalin había estado jugando su personal juego de política maquiavélica y siguió con resolución su propia agenda diplomática por tanto tiempo que asumió que sólo sus decisiones determinarían el destino de Rusia. Cuando la evidencia acumulada sugirió otra cosa, Stalin simplemente optó por ignorarla o interpretarla como refuerzo de sus ideas preconcebidas. Por su misma naturaleza, el sistema represivo que él había creado reprimió el disenso, castigó el desacuerdo, y evitó la prudente consideración de estrategias alternativas al afrontar la amenaza nazi. Que un sistema así permitió a Stalin revolcarse en el autoengaño conduciendo a los desastres de 1941 no es realmente un misterio en absoluto]

(1) He puesto esta llamada porque, y esto está completamente al margen del tem, el entrecomillado de Jerry me ha recordado el callejón sin salida en que se encontraron los guionistas que remataron finalmente la película Casablanca. No sabían cómo salir de la escena en que Rick mata al mayor nazi que quería avisar por teléfono de la fuga en avión de Victor Laslo y justo después aparece la policía francesa de Vichy. Una noche, mientras iban en coche, se le ocurrió la genial idea a uno de los dos guionistas (creo recordar que eran hermanos) para salir del brete en que quedaba el comisario Renau, que estaba con Rick ante el cadáver del mayor Strasser. Cuando los policías preguntaron con la mirada a su jefe qué había sucedido, Renaud (el gran Claude Rains) respondió: "Detengan a los sospechosos habituales".

Saludos cordiales
José Luis
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sino como un hombre
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Mensaje por Sagital31 » Jue Oct 12, 2006 6:25 am

Yo, lei en una revistas de estas de historia, que Stalin, en un primer momento, pensaba que lo que quería Hitler, simplemente era presionarle para que le diese algo, y decía que no le iba a invadir, por eso tardó en reaccionar.

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Mensaje por David L » Sab Jul 21, 2007 1:41 am

Alemania atacó a Checoslovaquia, pero antes de que se produjera este hecho ¿qué había reclamado Hitler?: Los Sudetes.

En sep del 39 los alemanes atacan Polonia..¿la excusa?: el pasillo de Danzig.

Junio del 41, Alemania ataca a la URSS; ¿cuáles furon las reclamaciones territoriales esta vez?: Ninguna; sencillamente porque Hitler no deseaba que Stalin accediera a alguna cesión territorial, él quería la guerra total con los soviéticos.

Un saludo.
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Mensaje por ALP » Lun Oct 29, 2007 11:07 pm

Baicamente lo que le sorprendio (como a muchos) era que Hitler abriera otro frente sin cerrar el occidental o ingles, Stalin perjuraba que Hitler no volveria a caer en las mismas, lo que al final hizo para su desgracia.

Saludos
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Mensaje por Kasparov » Mar Oct 30, 2007 1:33 am

Pienso que Stalin estaba tan embaucado en sus pensamientos de reestablecer los acuerdos, en preparar nuevos términos para una fructífera alianza con la Alemania Nacionalsocialista que simplemente no se lo esperaba.
Aunque por otra parte, Barbarroja en realidad, estuvo influenciada por acontecimientos como la anexión de Besarabia y Bucovina, la presencia de bombarderos soviéticos a 30 minutos de los pozos de petróleo de Ploesti...la cuestión racial, como principal cuestión, la encuentro insignificante y solamente un guiño a las teorias que se relatan en el Mein Kampf, poco que ver con la realidad.

Aun así, es un tema muy escurridizo, creo que sería de gran ayuda los siguientes datos bibliográficos, para tener una visión más amplia de la cuestión:

-Nazi-Soviet Relations 1939-1941. Documents from the archives of the German Foreign Office. Ed. James Sontag and James Stuart Beddie
-Histoire de l'URSS. Louis Aragon, Ed. du Pont Royal.
-Sur la scène internationale. Paul Schmidt.
-Hitler et ses généraux. Raymond Cartier.
-Les archives secrètes de la Wilhelmstrasse.


Saludos
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"Nosotros no queremos que triunfe un partido ni una clase sobre los demás; queremos que triunfe España como unidad, con una empresa futura que realizar en la que se fundan todas las voluntades individuales. Esto hemos de conseguirlo aún a costa de los mayores sacrificios, pues es mil veces preferible caer en servicio de tal empresa que llevar una vida lánguida, falta de ideal, sin otra meta ni ambición que llegar al día de mañana"

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Mensaje por kasserine » Mar Nov 13, 2007 12:09 am

Gran pregunta. Sin duda es un interrogante que nunca podremos descifrar.

Leyendo una entrevista de Ronald Seth ante la pregunta de por que Stalin no tomo en serio las informaciones de Sorge, Roessler y de los aliados dice:
"
“Es muy difícil decir si Stalin los creía o no, pero se comporto como si no los creyera. ¿Por qué lo hizo? Pienso que una de las razones de tal comportamiento es que no podía ni quería querer que Hitler fuera a atacarle.

Sabemos que en esos días Hitler y Stalin fingían ser amigos, pero ¿cual de los dos interpretó mejor su papel?
"

Sin duda Stalin, hizo lo imposible por cumplir los acuerdos establecidos en el pacto de no agresión……

Parece como el jugador de ajedrez, centrado en su jugada, que de repente escucha "jaque mate" y aturdido no sabe como reaccionar.

Respecto a la teoria de atraer a una trampa a los ejercitos alemanes, no cabe duda que de haber concentrado todas sus tropas en la forntera, hubieran sido barridas y destruidas (casi) de igual manera dejando toda la retaguardia desprotegida. Creo que algo de esto debió circular por la cabeza de este dictador.

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David L
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Mensaje por David L » Mar Nov 13, 2007 10:44 pm

Yo cuanto más leo sobre el tema más me acerco a la teoría de John Luckas: Alemania invadió la URSS siempre mirando con el rabillo del ojo el principal objetivo que traería la derrota soviética, es decir, la solicitud por parte británica de un armisticio.

Un saludo.
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Grossman
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Mensaje por Grossman » Dom Feb 24, 2008 6:05 am

Difícil llegar a conocer qué pasaba por la cabeza de Stalin, pero sus camaradas generales se estaban oliendo algo, o al menos eso manifiesta Rokossovski (1) en sus memorias de la guerra (p 13)
  • “La Alemania fascista, embriagada por sus éxitos en el oeste, empezó las operaciones en los Balcanes, subyugando un país tras otro. Todos nosotros, los militares, presentíamos que se aproximaba el momento en que nuestro país también sería arrastrado –quisiéramos o no- al remolino de la guerra desencadenada. En las conversaciones entre camaradas, los oficiales del cuerpo de ejército –tengo en cuenta su personal de mando- tocaban necesariamente y con preocupación los problemas de la situación internacional de nuestro país. En el fondo del corazón estábamos preocupados.
    Hablando con franqueza, poníamos en tela de juicio que Alemania respetase el pacto concertado con la Unión Soviética. Era evidente que también nos atacaría. Mas el pacto nos daba posibilidad de ganar tiempo para reforzar nuestra defensa.”

Tras realizar una exhaustiva labor de preparación de los mandos del 9º Cuerpo de Ejército Mecanizado -“no perdíamos el tiempo”- con maniobras, ejercicios militares sobre mapas, marchas de campaña, etc, acaban encontrándose prácticamente sin tanques operativos (p 13)
  • “La circunstancia más alarmante era que había pasado mayo, junio se encontraba en pleno apogeo, y aún no habíamos recibido el material. Los tanques para el estudio estaban desgastados, los motores terminaban su plazo. Me vi precisado a limitar el empleo de los carros de combate para fines de estudio, ante el temor de que los tanquistas nos encontrásemos en la guerra sin ninguna clase de tanques”
Explica como le llega un chivatazo sobre el día en que se produciría el ataque (p 16)
  • “El 21 de junio llevé a cabo el análisis del ejercicio nocturno del estado mayor del cuerpo de ejército. Una vez terminado el trabajo invité a los jefes de división a salir de pesca al amanecer del día de descanso. Mas, por la tarde, a alguien de nuestro estado mayor le comunicaron por la línea telefónica de las tropas fronterizas, que en aquel puesto había desertado un cabo del ejército alemán, polaco de nacionalidad, de Poznan, y afirmaba que el día 22 de junio los alemanes atacarían a la Unión Soviética. Decidí suspender la jornada de pesca.”
En conclusión, si se hicieron los preparativos, en una época en que nadie en el Ejército Rojo movía un dedo sin que lo aprobara Stalin, quiere decir que él los ordenó. Y eso quiere decir, que no confiaba en Hitler. No solo es que hubieron preparativos, sino que, según Rokossovski, se aplicaban en ellos a marchas forzadas, pero el sistema adolecía de ineficiencia, y no se consiguió terminarlos a tiempo.

Si eso fue así, no hubo sorpresa con Barbarroja para Stalin, sino que este, por mucho que le avisaran los Sorge, Domb, etc, simplemente no tuvo al Ejército suficientemente preparado en ese momento.

Un saludo

Referencia
(1) Rokossovski, K. El deber de un soldado. Historia Inédita, Barcelona 2007.
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Mensaje por Grossman » Dom Feb 24, 2008 11:27 pm

Tampoco los historiadores Murray&Millett (1) se plantean la cuestión de la sorpresa; se hicieron muchos preparativos pero los efectivos se distribuyeron de una forma no apropiada a como después fue el ataque:
  • “Durante toda la primavera, los soviéticos aumentaron sin parar sus fuerzas en las fronteras hasta que sus efectivos fueron los propios de una guerra. A comienzos de junio, cuando le dijeron que había 149 divisiones en el oeste, Stalin todavía preguntó a Zhukov si eran suficientes.

    Otros dos factores exacerbaron las dificultades soviéticas. El primero fue que Stalin se equivocó al pensar por dónde atacarían los alemanes.”
Saludos

Referencia:
(1) Murray, W., Millet, A.R. La Guerra que había que ganar. Historia de la Segunda Guerra Mundial. Crítica Edición bolsillo (página 173), Barcelona,2006.
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Mensaje por Álvaro » Mié Feb 27, 2008 2:22 am

Si alguien tiene la oportunidad de leer Stalingrado de Antony Beevor, podrá encontrar también mucho sobre este tema al inicio del libro, y la verdad es que no tiene desperdicio.

En Moscú, el ministro de Asuntos Exteriores soviético, Molotov, llamó al conde Von der Schulenburg al Kremlin. El embajador alemán, después de supervisar la destrucción de los papeles secretos de la embajada, salió para ir a la reunión fijada para las nueve y media. Cuando se le puso ante las pruebas de los preparativos alemanes, no admitió que una invasión fuera a tener lugar. Simplemente expresó su consternación de que la Unión Soviética no pudiera entender la situación y rehusó responder a cualquier pregunta hasta que hubiera consultado con Berlín.

Schulenburg, un diplomático de la vieja escuela, que creía en el aforismo de Bismarck de que Alemania nunca debería entrar en guerra con Rusia, tenía buenas razones para sorprenderse de la ignorancia del Kremlin. Más de dos semanas antes había invitado a Dekanozov, entonces de regreso a Moscú, a una comida privada y le advirtió de los planes de Hitler. Era evidente que el viejo conde se sentía libre de toda lealtad hacia el régimen nazi después de que el Führer le hubiera mentido descaradamente, asegurándole no esconder ningún designio contra Rusia. (Hitler tuvo casión de vengarse al final. Schulenburg, escogido en 1944 por los conspiradores de julio como ministro de Exteriores según el plan de asesinato en Rastenburg, fue colgado por los nazis el 10 de noviembre de ese año).
Pero Dekanozov, estupefacto ante tal revelación, inmediatamente sospechó una treta. Stalin, que reaccionó de la misma manera, estalló ante el Politburó: «¡La desinformación ha llegado ahora hasta las embajadas!». Estaba seguro de que la mayoría de advertencias habían sido «Angliyskaya provokatsiya» (parte de una trama de Winston Churchill, el archienemigo de la Unión Soviética, para que se iniciara una guerra entre Rusia y Alemania). Desde la fuga de Hess a Escocia, la conspiración se había hecho aún más complicada en su mente.

Stalin, que se había negado a aceptar la posibilidad de una invasión hasta la tarde de ese sábado, todavía sentía terror de provocar a Hitler. Goebbels, con alguna justificación, lo comparaba con un conejo hipnotizado por una serpiente. Una serie de informes de los guardias fronterizos hablaba de que en los bosques al otro lado de la frontera se mantenían encendidos los motores de los tanques; que ingenieros alemanes construían puentes sobre los ríos y rompían las barreras de alambres de púas frente a sus posiciones. El comandante del distrito militar especial de Kiev advertía que la guerra comenzaría en cuestión de horas. Llegaban informes de que en los puertos del Báltico, las naves alemanas habían parado súbitamente de cargar y navegaban de regreso a su país. Sin embargo, Stalin, el dictador totalitario, todavía no podía aceptar la idea de que los acontecimientos podían estar fuera de su control.

Esa noche, después de largas discusiones en su estudio con los altos
comandantes del Ejército Rojo, Stalin aceptó despachar en clave un aviso a todos los cuarteles de los distritos militares en el oeste: «En el curso del 22 al 23 de junio de 1941, es posible que los alemanes ataquen por sorpresa los frentes de Stalingrado y los distritos militares especiales del Báltico, del oeste, de Kiev y de Odessa. La tarea de nuestras fuerzas es no ceder ante cualquier provocación que suscite complicaciones importantes. Al mismo tiempo las tropas ... deben estar completamente preparadas para el combate, para responder a un posible ataque sorpresa de los alemanes y sus aliados». La marina y algunos altos oficiales habían ignorado calladamente las órdenes de Stalin contra la movilización, pero, para muchas unidades, la advertencia, que no salió hasta pasada la medianoche, llegó demasiado tarde.
…y ahora ellos estarán diciendo ¡***, es el Hijoputa de Patton otra vez!
Y sí, es el Hijoputa de Patton, que ha vuelto.
(George Smith Patton)

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Mensaje por alejandro_ » Mié Feb 27, 2008 4:22 am

Por ejemplo, el magistral espía soviético Richard Sorge conoció la fecha precisa del ataque nazi de fuentes de la embajada alemana en Tokio y pasó esta información a Stalin.
El problema es que Richard Sorge no era la única fuente de información. Algunos canales de información ya habían dado fechas de ataques y no había sucedido nada. Otras fuentes no veian al ejército alemán preparado para una invasión: la producción de carros no se había aumentado, no había equipos de invierno, el Reino Unido seguía en la guerra y se había abierto un nuevo teatro en el mediterraneo... por si ésto era poco la posición de EEUU estaba moviendose hacia la guerra.

Lo más sensato hubiese sido mantener al grueso de las tropas en las fronteras de 1939, mucho más fáciles de defender y con fortificaciones. Esto fue propuesto por los generales soviéticos -como Rokossovsky- pero Stalin no hizo caso. Y asi les fue... quizás en la frontera de 1939 las bajas alemanes hubiesen sido mucho mayores y se hubiesen quedado sin fuelle antes de llegar a Moscú como en Diciembre de 1941.

Saludos.

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Mensaje por kasserine » Mié Feb 27, 2008 5:51 pm

Su actitud ( la de Stalin) es muy significatvia, por lo visto, hasta el 3 de julio no habló al pueblo y declaro la guerra de tierra quemada, hasta esa fecha no reaccionó.

Durante los meses previos a la ofensiva alemana tuvo dos actitudes diferentes. mayo de 1.941 la relaciones con alemanis se fueron enfriando, llegando a expulsar a embajadores alemanes en los paises bálticos.

Posteriormente, en los días previos a la ofensiva sovietica, intentan por todos los medios contentar a Hitler. Los envíos via ferrocarril de materias prima a Alemania y los contactos diplomaticos con esta se intensifican.

Podría ser, que al tener la certeza del ataque Alemán, hizo lo imposible por evitarlo, y al llegar este, sintió pánico. Se enfrentaba a un ejercito imparable en todo tipo de frentes y ante todo tipo de enemigo, mientras su ejercito estaba en plena fase de renovacion tanto de material como de personal.

Creo que Stalin estaba convnecido de la derrota en esos momentos y de la falta de piedad de Hitler. No podía rebajarse más y no tuvo mas remedio que luchar a la desesperada.

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Mensaje por KAISER (mx) » Sab Mar 01, 2008 11:23 am

Hola Camaradas!!

Simon Berthon en su libro Amos de la Guerra Ed. Destino, mantiene que Stalin estaba hecho a la idea de una invasión alemana, pero que esta se produciría en 1942, nunca antes de ese año y de ahi el que los haya tomado por sorpresa en junio de 1941, cuando el programa de modernización de fuerzas armadas rusas estaba en marcha.

Al respecto me permito transcribir lo siguiente:

"En su dacha, amueblada con sencillez, situada en Kuntsevo, en las afueras de Moscú, Stalin miraba el futuro con temor. Eran casi las nueve de la noche y sus invitados se preparaban para partir cuando éste cogió su copa y anunció que deseaba hablar. "La historia nos ha sentenciado -empezó a decir con su acento georgiano-. La gente no estudia las lecciones de la guerra contra Finlandia, contra Europa... No estamos preparados para el tipo de guerra aérea que se está librando entre Alemania e Inglaterra -prosiguió-. Pero yo soy el único que se enfrenta a todos estos problemas. Vosotros os dedicáis a despilfarrar el legado de Lenin"56. La guerra que Stalin tanto temía se le iba a echar encima mucho antes de lo que podía imaginar".

"...Hitler está jugando a dos bandas -dictaminó Stalin-. ¿Que significado entraña que Hitler se explaye sobre la colaboración entre Alemania y la Unión Soviética? ¿Es posible que Hitler haya modificado sus planes de atacar la Unión Soviética como declaraba en Mi Lucha? Es evidente que no... Debemos recordar en todo momento esta particularidad de Hitler y prepararnos a fondo para repeler el ataque" 73

"Stalin, sin embargo, creía que disponía de tiempo. A principios de diciembre les dijo a sus generales: "Sabemos que sus triunfos han embriagado a Hitler, que esta convencido de que el ejército rojo necesitará al menos cuatro años para prepararse para la guerra. Es obvio que para nosotros cuatro años serían mas que suficiente, pero debemos estar listos mucho antes. Intentaremos retrasar la guerra dos años mas"74.

"El análisis de Stalin era correcto en todo salvo en el calendario. El 5 de diciembre Hitler se reunió con los generales Walther von Brauchitsch y Halder. Aunque todavía no había tomado una decisión final, estaba listo para llevar la guerra contra Stalin. "La decisión por lo que a la hegemonía de Europa se refiere llegará en la batalla contra Rusia", les dijo, y ordenó que se aceleraran los preparativo para atacar en mayo de 1941" 75

Si bien es cierto que Stalin no dejó una obra escrita, este autor se basa en las declaraciones de la gente que lo rodeó y que a su vez plasmaron en documentos, diarios, informes etc.

56.-Colville, Fringes of Power
73.-Gilbert, Churchill War Papers, vol. II
74.-Maiski, Memoirs of a Soviet Ambassadora
75.-Davies, Kenneth, FDR the President 1940-1943: A history, Nueva York, 2000 y Black, Franklin Delano Roosevelt.
Solo estan perdidos aquellos que se abandonan a si mismos... Hans Ulrich Rudel

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Mensaje por kasserine » Sab Mar 01, 2008 3:57 pm

Interesante Kaiser, confirma una vez mas la teoría de que a Rusia le interesaba retrasar la guerra y a Alemanía le urgia sin embargo inciarla.

El misterio sigue siendo la Actitud de Stalin los instantes previos y posteriores en el momento del ataque.

Un dato que desconozco y no me he dado habilidad a encotrar son las fuerzas rusas posicionadas en la Frontera.

Tengo entiendido que no eran simples guarniciones fronterizas. Puede ser indiciario, al menos para mi, saber el volumen de dichas fuerzas ( repito, posiconadas en la frontera), aviones, carros, soldados.....

Saludos y gracias

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Mensaje por Grossman » Mar Mar 11, 2008 2:07 am

Hola:

Sigo en la línea de cuestionar la “sorpresa”.

En su libro “Operación Barbarroja” Álvaro Lozano dedica 13 páginas a describir la famosa ceguera de Stalin ante la mas que evidente amenaza nazi. Que por desconfianza y menosprecio, desechó la costosísima y valiosísima labor de su extraordinario servicio de inteligencia para acabar vigilando el precio de la lana en Alemania, cuya alza advertiría de los preparativos para invadir Rusia. Que desconfiaba también de información esencial facilitada por británicos y norteamericanos, que tampoco atendió las advertencias de Golikov (Jefe de la Inteligencia entonces) sobre las intenciones alemanas, que desatendía las peticiones de Zhukov y Timoshenko para enviar mas tropas a la frontera, que erró sus pronósticos sobre Hitler por atribuirle una personalidad calculadora y fría, en lugar de impulsiva. Utiliza incluso el término “ingenuo” para calificar al dictador soviético.

Sin embargo, en esas 13 páginas, no hay una sola línea (yo no la he sabido encontrar) para enunciar qué es lo que Stalin hubiera tenido que hacer de no haber estado tan “cegado”, cuáles hubieran sido opciones mejores con los medios y el tiempo entonces a su disposición.

Muy distinto es el punto de vista de los hermanos Medvedev, historiadores disidentes, que en “El Stalin desconocido” describen, del despiadado personaje, facultades como una notable inteligencia, memoria, capacidad intelectual y capacidad reflexiva, y además de infatigable trabajador.

Del aprovechamiento de los servicios de inteligencia afirman (p. 259):
  • “Durante el período de junio de 1941, Stalin recibía gran número de informes de agentes y de la inteligencia militar, con información precisa y detallada, y podía distinguir sin dificultad los mensajes auténticos de aquellos que pretendían confundir. Durante esta época, la inteligencia soviética contaba con muchos agentes dignos de confianza en Alemania y en otros países y cuyos informes Stalin se tomaba muy en serio”.
Describen la actividad de Sorge, Starshina (Schulze-Boysen), Rumanía, Polonia, etc, concluyendo al final: “Toda esta información apenas podía ignorarse y en la práctica se tuvo en cuenta”.

Niegan el disimulo de los alemanes en sus preparativos de la frontera. Su intención era provocar y atraer el máximo de efectivos del Ejército Rojo cerca de la frontera para, aplicando toda la eficacia del “Blitzkrieg”, conseguir la mayor destrucción de un solo golpe (p. 248):
  • “La poco disimulada concentración de tropas de la Wehrmacht a lo largo de la frontera soviética, las violaciones del espacio aéreo y otras numerosas provocaciones tenían un único objetivo: llevar a las tropas del ejército rojo lo más cerca posible de la frontera. Hitler quería ganar la guerra en una gran batalla”
Para lo que citan a Zhukov que afirmó (p. 255):
  • “La voz de mando de Hitler contaba con nosotros para que llevásemos nuestras principales fuerzas hasta la frontera, con intención de rodearlas y destruirlas”
Por otra parte, de la negativa a acceder a las peticiones de Timoshenko y Zhukov de enviar mas tropas al frente, los Medvezev señalan cierto reconocimiento de Zhukov, en sus memorias, de haberse equivocado en su consejo y de Stalin haber acertado al negarse, con la consecuencia de haber preservado mayores reservas que permitirían después una mejor defensa en profundidad (p.254-255). Lo transcribo en el post siguiente

Un saludo

Referencias:
LOZANO, A. (2006) Operación Barbarroja. La invasión alemana de Rusia, 1941. Inédita (p.100-113 de la edición de bolsillo)

MEDVEDEV ZA, MEDVEDEV RA (2005). El Stalin desconocido”. Crítica (p.241-266)
Espérame y yo volveré, pero espérame mucho
Espérame cuando las tristes lluvias lleguen, y cuando el calor llegue no dejes de esperar
Espérame y yo volveré para que la muerte rabie
No comprenderán jamás los que jamás han esperado, cómo tú del fuego me salvaste
Es que sencillamente me esperaste como nunca nadie me esperó
****************** Konstantin Simonov ******************

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