¡Hola a todos!
El 11 de enero de 1923 tropas francesas y belgas ocuparon el área del Ruhr, mientras tropas lituanas marcharon sobre la región de Memel. Estos movimientos causaron indignación y un gran temor en el gobierno y el alto mando del ejército alemán a que Polonia hiciera lo mismo y anexionara territorio alemán de Prusia del Este o de la Alta Silesia.
En el ámbito militar, Seeckt lanzó el eslogan de guerra de liberación en el semanal militar (Militärwochenblatt) de 15 de enero, y poco tiempo después Joachim von Stülpnagel presentaba su concepto de guerra popular (Volkskrieg) al nuevo jefe del Truppenamt, el coronel Hasse. En el plano político, el 19 de enero el gabinete Cuno decretaba la resistencia pasiva en los territorios ocupados.
Sin embargo, pasar de una resistencia pasiva a una activa como pretendía en última instancia el liderazgo del ejército (Seeckt) era algo que estaba más allá del alcance del Reichsheer debido a su reducido tamaño (algo que se podía solucionar a corto plazo) y, especialmente, a su carencia de armamento y municiones en la cantidad requerida (un problema inviable a corto plazo). Esta realidad sería confirmada a principios de mayo de 1923 en un informe de la Heereswaffenamt (Oficina de Armamento del Ejército) que concluía que los stocks de municiones utilizables en caso de guerra eran tan pequeños que por esta razón era del todo imposible llevar a cabo una guerra.
En esta situación y ante la posibilidad de que Polonia siguiese los pasos de Francia, Bélgica y Lituania, las esperanzas alemanas se centraron en Moscú para conseguir un acuerdo de defensa caso que Polonia invadiese territorio alemán. La posibilidad de una escalada en las relaciones germano-francesas en 1923 ya había sido contemplada en Moscú en noviembre de 1922 durante el Cuarto Congreso Mundial del Comintern, donde Bukharin habló sobre la idea de formar un “bloque militar” con un estado burgués (Alemania) contra otros estados burgueses. Más tarde, el 22 de diciembre de 1922, en su primera reunión con Brockdorff-Rantzau y ante una pregunta en este sentido del embajador alemán, Trotsky fue más preciso acerca de la posición soviética al responder que si Polonia atacaba Silesia bajo el escudo francés, el gobierno soviético no lo toleraría bajo ninguna circunstancia e intervendría.
Cuando se produjo finalmente la ocupación franco-belga del área del Ruhr en enero de 1923, la reacción de Moscú, publicada en el Izvestia de 21 y 24 de enero por Yuri Steklov, fue advertir con urgencia al liderazgo polaco contra cualquier acción contra Alemania.
En esta dramática situación de enero de 1923, el Subcomisario de Guerra de Moscú, Skljansky, se encontraba en el Ministerio de Defensa del Reich en conversaciones con Seeckt y el jefe de la Waffenamt, Wurtzbacher, a quienes presentó una gran lista de pedidos de armamento y equipo para cuya discusión requería la asistencia alemana a Moscú. Seeckt vio en esta invitación la oportunidad de conseguir un aliado militar para hacer frente a la amenaza polaca y en tal sentido se lo expresó a Skljansky, quien le respondió sin evasivas que tal supuesto sólo podía plantearse por autoridades políticas y militares importantes en la capital soviética.
Pocos días después de estas conversaciones, el Presidente Ebert se reunió con el ministro de Defensa Geßler y el liderazgo militar (Seeckt, Behncke y Hasse) para aprobar finalmente el viaje a Moscú con el conocimiento de Brockdorff-Rantzau en Moscú. En febrero viajó a Moscú una delegación del Ministerio de Defensa del Reich para negociar una “cooperación militar” formada por el Jefe del Estado Mayor de la Heereswaffenamt, teniente coronel Wolfgang Mentzel (alias Morsbach), el mayor Major Fritz Tschunke (alias Teichmann) del Sondergruppe R, y el capitán Kurt Student como experto para cuestiones aéreas (alias Seebach). Como representante de asuntos navales de la delegación viajó el capitán z. S. Paul Wülfing v. Ditten (alias Wolf), y como intérprete el mayor Wolfgang Freiherr v. Plotho (alias Probst) del Departamento de Estadísticas del Ejército (T-3) del Truppenamt. Como jefe de la delegación iba el jefe del Truppenamt, el general Hasse.
La delegación fue recibida en Moscú por Arkady Rozengol'c y alojada en una antigua villa industrial de Moscú, recibiendo como oficial de escolta al comandante divisional de Smolensk Vitovt Putna (alias Ivanov).
En Moscú, Hasse se reunió en primer lugar con el embajador Brockdorff-Rantzau el 21 de febrero, a quien Seeckt le había adelantado brevemente la misión de los militares. Hasse informó al embajador que su objetivo era no dejar ninguna duda a Trotsky en cuanto a que querían saber si Rusia se pondría del lado alemán en caso de un conflicto armado, y luego, al margen de la actual amenaza de guerra, si haría lo mismo en una “guerra de liberación” que llegaría probablemente en 3 o 5 años. Brockdorff-Rantzau advirtió a Hasse, entre otras cuestiones, contra la ilusión respecto a la lealtad soviética ante un tratado de tal naturaleza.
El día siguiente comenzaron las negociaciones en el edificio de la Comisaría de Guerra en Znamenka (la actual calle Frunze). El Comisario de Guerra Trotsky delegó, supuestamente por encontrarse enfermo, en su segundo, Skljansky, a quien acompañaron Arkadij Rozengol'c y Petr Bogdanov como Presidente del Consejo Económico Supremo. Como expertos militares asistieron el Jefe del Estado Mayor, Pavel Lebedev, y su segundo al mando, Boris Saphosnikov.
En las conversaciones pronto salieron a relucir los diferentes intereses enfrentados: los alemanes buscaban un aliado militar en caso de emergencia; los soviéticos buscaban un socio para ayudar a construir su propia industria de defensa. En contra de las advertencias de Brockdorff-Rantzau y con la intención de ganarse a los soviéticos, Hasse informó a sus homólogos rusos de la lamentable situación de armamentos alemana.
Unos días después, el 26 de febrero, Lebedev informó a Hasse que debido a la desesperada situación respecto al armamento, Alemania era en esos momentos demasiado débil y su situación militar muy desesperada para poder formar una alianza con la Unión Soviética. La contrapropuesta soviética era, en primer lugar, ganar fortaleza antes de estar en disposición de hablar de acuerdos militares. Era más necesario llegar antes a un acuerdo de cooperación militar en la industria de armamentos, para lo cual los alemanes debían especificar una suma determinada como requisito para comenzar a reconstruir la industria de armamentos soviética. Hasse y su delegación regresaron a Berlín con las manos vacías.
Dos meses después, una segunda delegación alemana de seis hombres viajó a Moscú, esta vez bajo la dirección de teniente coronel Mentzel, acompañado por Tschunke y Plotho por parte militar, y los industriales Paul Schmerse, Ernst Arthur Thiele y Hugo Stoltzenberg.
A su llegada a Moscú el 26 de abril de 1923, Mentzel y Tschunke se reunieron con Brockdorff-Rantzau para discutir la ruta a seguir en las negociaciones en la Comisaría de Guerra. Esta vez el embajador alemán, a diferencia de lo que había ocurrido en la anterior visita de Hasse, estaba dispuesto a tomar parte activa en las conversaciones entre los militares, e iniciarlas en persona contactando personalmente con Skljansky.
Las conversaciones comenzaron el 27 de abril con Trotsky nuevamente ausente, esta vez con la excusa de que era mejor conducir las negociaciones directamente entre militares. En lugar de Bogdanov como representante del Consejo Económico Supremo, asistieron Ivan Smirnov y Michail Michailov-Ivanov, completando el resto del grupo los mismos que asistieron en febrero.
Skljansky abrió las conversaciones con su antigua petición de que la delegación alemana demostrara su interés para comprometerse con la industria de armamento en Rusia y concretara una suma de dinero como capital de trabajo. Mentzel respondió por escrito a Skljansky el 28 de abril diciendo que antes de concretar una cantidad de dinero tenían que comprobar por ellos mismos la viabilidad de las industrias para ejecutar los pedidos en tiempo y de acuerdo a los deseos alemanes. En un apéndice adjunto a la carta se describía el tipo y volumen de los pedidos alemanes, incluyendo de 1 a 1,5 millones de fusiles, 50,000–60,000 ametralladoras, 300 cañones de campaña y 500,000–900,000 rondas de munición de artillería. Cuando le entregó la carta a Skljansky, Mentzel le comentó que el Ministerio de Defensa del Reich estaba dispuesto a invertir 35 millones de marcos oro en las fábricas de armamentos rusas a cambio de los pedidos listados en la carta.
La oferta de Mentzel despejó el camino y el 30 de abril los alemanes visitaron las plantas industriales más importantes en la Rusia europea. El viaje de inspección se interrumpió el Primero de Mayo por causa del desfile y la celebración soviética de esa festividad, a la que fueron invitados los alemanes. Al día siguiente y durante casi dos semanas siguió el viaje de inspección alemana de las plantas industriales de la Rusia europea en compañía de Rozengol'c y Smirnov.
A su regreso a Moscú, el 12 de mayo, Mentzel y Smirnov visitaron la planta de Provodnik, una planta industrial a gran escala que se había construido con capital francés antes de la guerra, y sobre la que Mentzel opinó que era suficiente para afrontar todos los pedidos para el armamento de infantería.
Mientras ocurría lo relatado, Hugo Stoltzenberg y su colega ruso Vladimir Ipat'ev habían visitado la antigua fábrica de cloro de Uskov en Ivascenkovo, unos 40 kilómetros al suroeste de Samara, con el propósito de ponderar el valor de la fábrica. Construida durante la guerra por el estado ruso para la producción de gases venenosos, la planta nunca llegó a iniciar su producción. Ahora ambas partes la proyectaron como una sociedad mixta para la producción de gases tóxicos.
La delegación alemana extrajo una impresión muy favorable de la industria pesada rusa. Mentzel declaró que la idea que tenían en Alemania sobre las fábricas rusas era completamente errada, añadiendo que la industria pesada rusa no había sido destruida. Por tanto, aconsejaba una actuación inmediata antes de que los rusos dieran entrada a otros inversores extranjeros para su industria de guerra.
El 14 de mayo ambas partes concluyeron dos acuerdos preliminares: el primero para el establecimiento y funcionamiento de la planta química de Uskov en Ivascenkovo con dinero y tecnología alemana; el segundo para el suministro de munición de artillería de varios calibres de la producción soviética. Con estos dos contratos y la inversión de 35 millones de marcos oro, la delegación alemana partió de Moscú el 15 de mayo de regreso a Alemania.
Otro día me extenderé sobre estos dos contratos.
Saludos cordiales
JL
El 11 de enero de 1923 tropas francesas y belgas ocuparon el área del Ruhr, mientras tropas lituanas marcharon sobre la región de Memel. Estos movimientos causaron indignación y un gran temor en el gobierno y el alto mando del ejército alemán a que Polonia hiciera lo mismo y anexionara territorio alemán de Prusia del Este o de la Alta Silesia.
En el ámbito militar, Seeckt lanzó el eslogan de guerra de liberación en el semanal militar (Militärwochenblatt) de 15 de enero, y poco tiempo después Joachim von Stülpnagel presentaba su concepto de guerra popular (Volkskrieg) al nuevo jefe del Truppenamt, el coronel Hasse. En el plano político, el 19 de enero el gabinete Cuno decretaba la resistencia pasiva en los territorios ocupados.
Sin embargo, pasar de una resistencia pasiva a una activa como pretendía en última instancia el liderazgo del ejército (Seeckt) era algo que estaba más allá del alcance del Reichsheer debido a su reducido tamaño (algo que se podía solucionar a corto plazo) y, especialmente, a su carencia de armamento y municiones en la cantidad requerida (un problema inviable a corto plazo). Esta realidad sería confirmada a principios de mayo de 1923 en un informe de la Heereswaffenamt (Oficina de Armamento del Ejército) que concluía que los stocks de municiones utilizables en caso de guerra eran tan pequeños que por esta razón era del todo imposible llevar a cabo una guerra.
En esta situación y ante la posibilidad de que Polonia siguiese los pasos de Francia, Bélgica y Lituania, las esperanzas alemanas se centraron en Moscú para conseguir un acuerdo de defensa caso que Polonia invadiese territorio alemán. La posibilidad de una escalada en las relaciones germano-francesas en 1923 ya había sido contemplada en Moscú en noviembre de 1922 durante el Cuarto Congreso Mundial del Comintern, donde Bukharin habló sobre la idea de formar un “bloque militar” con un estado burgués (Alemania) contra otros estados burgueses. Más tarde, el 22 de diciembre de 1922, en su primera reunión con Brockdorff-Rantzau y ante una pregunta en este sentido del embajador alemán, Trotsky fue más preciso acerca de la posición soviética al responder que si Polonia atacaba Silesia bajo el escudo francés, el gobierno soviético no lo toleraría bajo ninguna circunstancia e intervendría.
Cuando se produjo finalmente la ocupación franco-belga del área del Ruhr en enero de 1923, la reacción de Moscú, publicada en el Izvestia de 21 y 24 de enero por Yuri Steklov, fue advertir con urgencia al liderazgo polaco contra cualquier acción contra Alemania.
En esta dramática situación de enero de 1923, el Subcomisario de Guerra de Moscú, Skljansky, se encontraba en el Ministerio de Defensa del Reich en conversaciones con Seeckt y el jefe de la Waffenamt, Wurtzbacher, a quienes presentó una gran lista de pedidos de armamento y equipo para cuya discusión requería la asistencia alemana a Moscú. Seeckt vio en esta invitación la oportunidad de conseguir un aliado militar para hacer frente a la amenaza polaca y en tal sentido se lo expresó a Skljansky, quien le respondió sin evasivas que tal supuesto sólo podía plantearse por autoridades políticas y militares importantes en la capital soviética.
Pocos días después de estas conversaciones, el Presidente Ebert se reunió con el ministro de Defensa Geßler y el liderazgo militar (Seeckt, Behncke y Hasse) para aprobar finalmente el viaje a Moscú con el conocimiento de Brockdorff-Rantzau en Moscú. En febrero viajó a Moscú una delegación del Ministerio de Defensa del Reich para negociar una “cooperación militar” formada por el Jefe del Estado Mayor de la Heereswaffenamt, teniente coronel Wolfgang Mentzel (alias Morsbach), el mayor Major Fritz Tschunke (alias Teichmann) del Sondergruppe R, y el capitán Kurt Student como experto para cuestiones aéreas (alias Seebach). Como representante de asuntos navales de la delegación viajó el capitán z. S. Paul Wülfing v. Ditten (alias Wolf), y como intérprete el mayor Wolfgang Freiherr v. Plotho (alias Probst) del Departamento de Estadísticas del Ejército (T-3) del Truppenamt. Como jefe de la delegación iba el jefe del Truppenamt, el general Hasse.
La delegación fue recibida en Moscú por Arkady Rozengol'c y alojada en una antigua villa industrial de Moscú, recibiendo como oficial de escolta al comandante divisional de Smolensk Vitovt Putna (alias Ivanov).
En Moscú, Hasse se reunió en primer lugar con el embajador Brockdorff-Rantzau el 21 de febrero, a quien Seeckt le había adelantado brevemente la misión de los militares. Hasse informó al embajador que su objetivo era no dejar ninguna duda a Trotsky en cuanto a que querían saber si Rusia se pondría del lado alemán en caso de un conflicto armado, y luego, al margen de la actual amenaza de guerra, si haría lo mismo en una “guerra de liberación” que llegaría probablemente en 3 o 5 años. Brockdorff-Rantzau advirtió a Hasse, entre otras cuestiones, contra la ilusión respecto a la lealtad soviética ante un tratado de tal naturaleza.
El día siguiente comenzaron las negociaciones en el edificio de la Comisaría de Guerra en Znamenka (la actual calle Frunze). El Comisario de Guerra Trotsky delegó, supuestamente por encontrarse enfermo, en su segundo, Skljansky, a quien acompañaron Arkadij Rozengol'c y Petr Bogdanov como Presidente del Consejo Económico Supremo. Como expertos militares asistieron el Jefe del Estado Mayor, Pavel Lebedev, y su segundo al mando, Boris Saphosnikov.
En las conversaciones pronto salieron a relucir los diferentes intereses enfrentados: los alemanes buscaban un aliado militar en caso de emergencia; los soviéticos buscaban un socio para ayudar a construir su propia industria de defensa. En contra de las advertencias de Brockdorff-Rantzau y con la intención de ganarse a los soviéticos, Hasse informó a sus homólogos rusos de la lamentable situación de armamentos alemana.
Unos días después, el 26 de febrero, Lebedev informó a Hasse que debido a la desesperada situación respecto al armamento, Alemania era en esos momentos demasiado débil y su situación militar muy desesperada para poder formar una alianza con la Unión Soviética. La contrapropuesta soviética era, en primer lugar, ganar fortaleza antes de estar en disposición de hablar de acuerdos militares. Era más necesario llegar antes a un acuerdo de cooperación militar en la industria de armamentos, para lo cual los alemanes debían especificar una suma determinada como requisito para comenzar a reconstruir la industria de armamentos soviética. Hasse y su delegación regresaron a Berlín con las manos vacías.
Dos meses después, una segunda delegación alemana de seis hombres viajó a Moscú, esta vez bajo la dirección de teniente coronel Mentzel, acompañado por Tschunke y Plotho por parte militar, y los industriales Paul Schmerse, Ernst Arthur Thiele y Hugo Stoltzenberg.
A su llegada a Moscú el 26 de abril de 1923, Mentzel y Tschunke se reunieron con Brockdorff-Rantzau para discutir la ruta a seguir en las negociaciones en la Comisaría de Guerra. Esta vez el embajador alemán, a diferencia de lo que había ocurrido en la anterior visita de Hasse, estaba dispuesto a tomar parte activa en las conversaciones entre los militares, e iniciarlas en persona contactando personalmente con Skljansky.
Las conversaciones comenzaron el 27 de abril con Trotsky nuevamente ausente, esta vez con la excusa de que era mejor conducir las negociaciones directamente entre militares. En lugar de Bogdanov como representante del Consejo Económico Supremo, asistieron Ivan Smirnov y Michail Michailov-Ivanov, completando el resto del grupo los mismos que asistieron en febrero.
Skljansky abrió las conversaciones con su antigua petición de que la delegación alemana demostrara su interés para comprometerse con la industria de armamento en Rusia y concretara una suma de dinero como capital de trabajo. Mentzel respondió por escrito a Skljansky el 28 de abril diciendo que antes de concretar una cantidad de dinero tenían que comprobar por ellos mismos la viabilidad de las industrias para ejecutar los pedidos en tiempo y de acuerdo a los deseos alemanes. En un apéndice adjunto a la carta se describía el tipo y volumen de los pedidos alemanes, incluyendo de 1 a 1,5 millones de fusiles, 50,000–60,000 ametralladoras, 300 cañones de campaña y 500,000–900,000 rondas de munición de artillería. Cuando le entregó la carta a Skljansky, Mentzel le comentó que el Ministerio de Defensa del Reich estaba dispuesto a invertir 35 millones de marcos oro en las fábricas de armamentos rusas a cambio de los pedidos listados en la carta.
La oferta de Mentzel despejó el camino y el 30 de abril los alemanes visitaron las plantas industriales más importantes en la Rusia europea. El viaje de inspección se interrumpió el Primero de Mayo por causa del desfile y la celebración soviética de esa festividad, a la que fueron invitados los alemanes. Al día siguiente y durante casi dos semanas siguió el viaje de inspección alemana de las plantas industriales de la Rusia europea en compañía de Rozengol'c y Smirnov.
A su regreso a Moscú, el 12 de mayo, Mentzel y Smirnov visitaron la planta de Provodnik, una planta industrial a gran escala que se había construido con capital francés antes de la guerra, y sobre la que Mentzel opinó que era suficiente para afrontar todos los pedidos para el armamento de infantería.
Mientras ocurría lo relatado, Hugo Stoltzenberg y su colega ruso Vladimir Ipat'ev habían visitado la antigua fábrica de cloro de Uskov en Ivascenkovo, unos 40 kilómetros al suroeste de Samara, con el propósito de ponderar el valor de la fábrica. Construida durante la guerra por el estado ruso para la producción de gases venenosos, la planta nunca llegó a iniciar su producción. Ahora ambas partes la proyectaron como una sociedad mixta para la producción de gases tóxicos.
La delegación alemana extrajo una impresión muy favorable de la industria pesada rusa. Mentzel declaró que la idea que tenían en Alemania sobre las fábricas rusas era completamente errada, añadiendo que la industria pesada rusa no había sido destruida. Por tanto, aconsejaba una actuación inmediata antes de que los rusos dieran entrada a otros inversores extranjeros para su industria de guerra.
El 14 de mayo ambas partes concluyeron dos acuerdos preliminares: el primero para el establecimiento y funcionamiento de la planta química de Uskov en Ivascenkovo con dinero y tecnología alemana; el segundo para el suministro de munición de artillería de varios calibres de la producción soviética. Con estos dos contratos y la inversión de 35 millones de marcos oro, la delegación alemana partió de Moscú el 15 de mayo de regreso a Alemania.
Otro día me extenderé sobre estos dos contratos.
Saludos cordiales
JL