Ingresan en este campo entre agosto de 1940 a verano de 1941 un total de 7000 presos con el triangulo azul (pertenecientes este color a los apartidas, aunque paradójicamente en el interior de triangulo llevan la letra “S” correspondiente a su condición de españoles). A los judíos no le esperaba una muerte lenta por hambre o enfermedades que era lo habitual en Mauthausen, sino que tuvieron una muerte rápida y violenta. Un escrito del anarquista catalán Lope Massaguer de un grupo de judíos:
“Llego a la cantera un Kommando de 1000 hombres entre los que se encontraban 300 judíos, la mayoría con zapatos de suela de madera. Los SS colocaron a los judíos al final de la formación, cerrándola los SS acompañados por perros policía. Cuando el primer centenar de judíos llegaba a la mitad de las escaleras, se les ordeno que se detenerse. Los perros fueron liberados y azuzados contra los ellos, que comenzaron a bajar despavoridos entre las risas de los nazis. Presos del pánico, los mas fuerte atropellaron a los débiles por su afán de alcanzar los primeros lugares. El calzado de madera hacia resbalar escaleras abajo mientras los perros desgarraban su carne ensangrentada. Las victimas Lanzaban horrendos gritos como los judíos que aun no habían sido alcanzados por los perros y sobresaliendo las risas y bromas de los Kapos y los SS. Cuando todo había terminado, los escalones estaban cubiertos de cadáveres, heridos agonizantes y trozos de miembros arrancados.”
En 1941 entro otro grupo nacional mas, los soviéticos, pocos sobrevivieron en esta estancia.
Franz Ziereis era el jefe superior de Mauthausen, cuidaba extremadamente su aspecto y cojia poses altaneras, los presos españoles le apodaron “el pavo”.
El capitán Bachmayer era el responsable directo de los presos y se portaba con los presos con gran crueldad cometiendo un sinfín de asesinatos con sus propias manos, lo apodaban “el gitano”. Siendo responsable de la muerte de las dos terceras partes de los españoles, ejerció hacia los supervivientes de este colectivo cierta protección.
De los presos españoles, aproximadamente dos de cada tres murieron .La mayoría de las muertes eran por agotamiento unido al hambre: la alimentación insuficiente, el trabajo duro y a la intemperie. Es cierto que una parte de los españoles fueron gaseados en el centro de eutanasia de Hartheim.
Esta muy bien documentado lo que le ocurrió al colectivo español gracias a la sigilosa acción de varios presos situados en puestos clave.
Casimir Climent Sarrion, Valenciano de nacimiento estuvo empleado en la Politische Abteilung, policía política o policía del campo, entre sus cometidos estaba llevar la burocracia de los españoles, mas tarde se le añade a José Bailina Sibila. Decidieron guardar documentación del paso de españoles y ocultándolas como si fueran fichas nuevas en el almacén de papelería.
José de Diego Herranz, nació en Barcelona y trabajaba como secretario del campo, este puesto le salvo de una muerte segura en la mina, entro en este puesto gracias a otro compañero español. Trataba mucho con el capitán Bachmayer y en ocasiones con el paso del tiempo tuvo cierta influencia sobre determinadas dediciones. Además de tener información muy relevante que podía utilizar para reunir ciertos peligros. Y tenía en determinados ámbitos un margen de poder que le permitió alejar del campo a ciertos presos que corrían peligro.
Según cifras presentadas por José Borras, basada en los datos que Climent recogió en Maythausen murieron 4761 españoles, de los cuales solo 348 murieron en el campo central, 3893 en el campo anejo de Gusen y 431 gaseados en el castillo de Hartheim. La mayor parte de los gaseados eran hombres entre 20 y 40 años. En 19 casos no llegaban a la veintena.
La fotografía fue un elemento técnico más en el aparato represivo y de exterminio. Hubo la voluntad de documentar gráficamente algunos aspectos de los campos y sus funciones como del grupo humano que llegaba a ellos y terminaba allí sus días. A la prensa se le daba las fotos “autorizadas” para utilizarlas de propaganda.
En 1940 aparece en Mauthausen un servicio fotográfico. Se conservan fotos de las fotos más comprometedoras para las SS del funcionamiento de aquel campo. ¿Como que las SS no destruyeron esas fotos comprometedoras? Por que al final de la guerra algunos presos tomaron una serie de iniciativas.
En 1941 entro el primer español al servicio de fotografía, García Alonso. Boix fue el segundo en incorporarse, a finales de agosto de 1941, aunque al principio estuvo en los kommando de carreteras y de garajes antes de terminar en este. En el periodo que transcurre entre 1944-1945 Boix tomo una posición de mando entre los presos del laboratorio y tuvieron tres suboficiales distintos de las SS, el primero Fritz Kornatz, después Paul Ricken y finalmente Hermann Schinlauer.
Según Ricken las fotografías que se tomaron en el campo, pueden clasificarse en:
-retratos de los SS
-retratos para identificación
-muertes por arma de fuego
-suicidios
-accidentes
-asuntos de naturaleza medica
-acontecimientos varios del campo
En las fotografías de identificación se utilizaban clichés especiales que permitía conservar juntos los tres negativos. Antonio García nos cuenta que por aquellas fechas, el trabajo oficial se hacia por contacto, es decir fotos de ficheros (frente, tres cuartos y perfil) en placas de perfil de 4 x 13 cms , en tres clichés juntos, separados por un pequeño margen del cuadraje.
Las fotografías de acontecimientos especiales, como la visita de Himmler , como de altos cargos de las SS. De estas visitas se tomaban un gran numero de fotografías y eran muy solicitadas por las SS. Boix declaro en Nuremberg que debían de conservar el nombre y la fecha, pues muchos SS pedían copias del álbum.
Boix aun siendo un preso con jerarquía, Prominenten (clase alta) su actitud asía sus compañeros no era chulesca ni altanera sino que todo lo contrario era como ellos dicen “uno de los nuestros”, no trataba con superioridad a los pobres del campo.
Boix para conseguir ciertos favores como la colocación de un buen puesto a un compañero, les revelaba los carretes o películas incluso que les hiciera retratos, incluso con sus familias, de este modo conseguía su “clientela”.Un caso de favor fue Joan Tarrago destinado gracias a Boix a las cocinas de las SS, Cereceda en el servicio fotográfico. Era tal la influencia de Boix que en 1943 cuando los policías eran mas benevolentes, se llego a crear una rondalla española en Mauthausen, en la sección de carpintería se podía construir laúdes, guitarras y bandurrias pero la clavijas no se podían hacer, por lo que Boix que participo como interprete de bandurria, consiguió que le llevasen las clavijas de Linz, situada a 20 kilómetros del campo, por medio de un SS de su clientela.
Cuando Boix en el proceso de Dachau presento 30 fotografías, le preguntaron como las había sacado, este contesto que las robo, Ya que tenía orden de destruirlas. Su anterior jefe empezó a destruirlas hasta que se canso y le pidió a el que continuara, el las robaba y escondía. Boix mandaba guardar las fotos a sus compañeros para luego mas tarde pedírselas y dárselas a un kommando que trabajaba fuera del campo. Cortes y unos compañeros conocieron a una familia en el pueblo y le pidieron a Anna Pointner que le escondieras unos negativos, esta accedió hasta su recogida echa por Jesús Grau, Manuel San Martín y el propio Boix.
En cambio tenemos una versión diferente de Antonio García que lo retrata como irresponsable, intrigante y un chivato. Diciendo este que los negativos se los robo Boix. Por lo visto García era algo celoso.
Al acercarse el frente de batalla a Mauthausen en 1945, las SS aprovechando la noche hicieron un relevo de guardia, en el cual la SS desaparece y llega un grupo de bomberos y policía de Viena. Estos le comunicaron a los presos, que su intención no era otra que la de facilitar la entrega del campo a las tropas aliadas. Se llego a un acuerdo por el cual el comité internacional de presos se haría cargo de las cuestiones internas del campo.
El abandono de las SS del campo fue de gran alivio, pero nadie podía asegurar que no volvieran por lo tanto se preparo una organización militar clandestina para la defensa del campo.
Un grupo de españoles comienza la confección de una pancarta con un gran valor simbólico, para dar la bienvenida a los libertadores. El pintor Francesc Teix Perona la llevo a cabo. En el momento que se cuelga la pancarta a lo largo de la balaustrada entre las torres del portal de entrada, Boix coge la cámara y empieza a echar fotos a los acontecimientos, entre ellos la entrada de la primera patrulla americana, se muestra una situación en que soldados americanos, presos y guardianes comparten la misma escena.
Al ser nada más que patrullas se le ordenan que vuelvan, y al día siguiente vuelven para hacerse cargo del campo.
En estas fechas Boix fotografía tanto montones de cadáveres como compañeros suyos con aspecto jovial, propio de la libertad recobrada.
Los americanos quisieron documentar la liberación de Mauthausen con la entrada de un blindado en la Appellplatz, esta escenificación se hizo 7 días después en la que Boix es fotografiado en la balaustrada del portal del campo en unas de las imágenes, mas celebres tomada por el fotógrafo americano Donald Ornitz.
Ya han pasado semanas después de la liberación del campo, todavía hay presos y entre ellos españoles que por razones no quieren o no pueden volver a sus hogares. El campo esta al mando del coronel del ejercito americano Robert R. Seibel. El 23 de mayo se manda una patrulla compuesta por los oficiales Kobus, Smith, Penn y Witterschein y obtienen la información de que en una cabaña de caza se encuentra Ziereis, responsable de Mauthausen y de los campos anejos. Este intento escapar y fue alcanzado en un brazo y vientre. Fue llevado al hospital militar americano de evacuación 131. Le fueron practicadas varias transfusiones de sangre y durante horas fue interrogado. En el interrogatorio se encontraba Boix como único testigo fotográfico conocido de aquel suceso, lo llamo el coronel americano Robert R. Seibel y tuvo la ocasión de hacer fotos y asistir al interrogatorio.
Los 24 fotogramas que se conservan muestran distintos momentos del interrogatorio. En varias sale el coronel Seibel con algunas personas tomando anotaciones. En la ultima fotografía sale el con un brazalete con la inscripción “spanish war reporter-photographer” sacar foto del libro
Lo más sobresaliente del interrogatorio de Ziereis sobre los españoles que el internamiento de los españoles republicanos en los campos de concentración fue con la autorización de las autoridades francesas de Vichy y el gobierno de Franco. También el encargo de proyecto para hacer un centro de exterminio a 7 kilómetros de Mauthausen.
La historia de la famosa pancarta de bienvenida, se le ocurrió a Santiago Bonaque , que rápidamente la organización clandestina del campo le pareció genial. Decidieron que la pancarta aparte que saliera en español también estuviera en ingles y ruso. Bonaque se encarga de la ejecución del encargo. No hay que olvidar la situación: los ss abandonan el campo el día 3 y delega en una tropa de bomberos y policías y estos a su vez delegan de alambradas para dentro en el comité internacional de presos. Un preso se coloca en el tejado que alberga el crematorio y los calabozos, mientras que Teix se instala en los lavabos del bloque 11 y empieza a trabajar sobre la pancarta de 20 metros de largo, compuesta por sabanas. Cuando Teix la termino y salio, su compañero Corona, loco de alegría se la quito de las manos y corrió a toda velocidad hacia los miradores de la entrada. Teix, Sarroca, Ferrer y otros extendieron y fijaron la pancarta sobre la balaustrada que daba al interior de la plaza.
A la vuelta de los campos y con la llegada de Boix Paris, los materiales traídos de Mauthausen, no tardaran mucho en salir y darse a conocer, y Boix elige la prensa cercana al partido comunista Francés.
El Ce Soir le dedica un número especial a Mauthausen y cuyo elemento esencial eran las fotos
La revista ilustrada Regards pública también un reportaje y la portada eran los presos españoles trabajando en Mauthausen.
Las autoridades francesas se interesaron por el para ser testigo en los juicios sobre crímenes de guerra que se preparaban.
En el año 1946 tuvo Boix la ocasión de presentarse como testigo en dos procesos, el de Nurenmberg (tribunal internacional militar) contra la cúpula dirigente del III Reich y pocas semanas mas tarde en el proceso de la sección de crímenes de guerra americana contra 61 antiguos SS de Mauthausen.
En los dos casos estuvo para testimoniar entorno a las fotografías de Mauthausen. Boix fue el testigo que abrió y cerro la sesión y probablemente la intervención de Boix fue la que mas impresionaron en estas sesiones, tanto que el fiscal americano Taylor, como el soviético Poltorak, le dedicaron unas líneas en sus respectivas memorias sobre Nuremberg.
Boix tenia en proyecto escribir un libro con el titulo de “Spaniaker” (manera despectiva de llamar a los españoles las SS) y explicar su experiencia. Su amigo Joaquín tuvo el libro en sus manos y que Boix se lo mando al escritor Andre Wurmser. Cuando en los años 60 la escritora Montserrat Roig se intereso por el, Joaquín escribió a Wurmser diciéndole este que se lo había dejado a Pierre Courtade fallecido poco después que Boix y ya nadie sabe del panadero de este texto.
Durante los escasos 6 años que vivió después de Mauthausen, realizo una labor de difusión de las fotografías y facilito buena cantidad de ellas a organizaciones de supervivientes de los campos, así como la prensa afín a los comunistas franceses.
Francisco Boix muere en Julio de1951 de enfermedad en Paris, Fue enterrado en el cementerio de Thiais, perteneciente a la alcaldía de Paris y en su entierro no fue muy concurrido. En su lapida pone:
“Francisco Boix-Campo. Deportado en 1941 al campo de Mauthausen a la edad de 20 años. Fallecido el 7.7.1951 a consecuencia de su deportación. Demostró un gran coraje al sustraer a los SS unos documentos fotográficos abrumadores para los nazis que impusieron el sistema concentracionario de los deportados en Mauthausen” Todavía hoy varios amigos suyos y compañeros de Mauthausen residentes en los alrededores de Paris y ya octogenarios, se ocupan regularmente de su lapida.
Francisco Boix, el fotógrafo de Mauthausen – Benito Bermejo