muchas veces me he preguntado si el nazismo, como concepción política -dejando por un momento su virulento carácter racista- puede considerarse realmente representativo de la cultura germánica o incluso nórdica ya que esa era la esencia de su pretensión.
Del análisis que surge aparece el primer inconveniente: el totalitarismo nazi; porque el pangermanismo, el cual es anterior a Hitler, que yo sepa no tiene connotaciones totalitarias sino el deseo de unir a los pueblos germánicos dispersos en un sólo país, ya que después del colapso del Sacro Imperio Romano Germánico, los pueblos germánicos habían quedado separados en multitud de estados.
Pero todavía hay otra cosa: el espíritu nórdico -desde mi punto de vista- con sus ideales de libertad individual (no nos olvidemos de la Reforma protestante por ejemplo, que tuvo gran acogida en los países nórdicos, y que tenía como idea principal la libre interpretación de la Biblia además de su traducción al alemán y otros idiomas para que estuviera al alcance de todos y de esta forma la Iglesia dejaba de ser una estructura verticalista y jerárquico-privilegiada como la católica para convertirse en una estructura prácticamente horizontal y abierta para todos) es mucho más representativo digamos en la monarquía parlamentaria sueca que en el nazismo, prácticamente diría que son polos opuestos. También tengamos en cuenta que la alianza nórdica que alguna vez intentó llevar a cabo Hitler, fué un fracaso.
Meditando sobre estos temas dí con un libro bastante interesante que aborda esta problemática: “Explicar a Hitler: los orígenes de su maldad”, de Ron Rosenbaum.
Este libro entre otras cosas relata como Fritz Gerlich, un periodista alemán, puso en tela de juicio al nazismo como representante de la cultura germánica y demostró que -basandose en los mismos prejuicios nazis- Hitler no sólo no tenía aspecto germano sino que tampoco tenía una mentalidad germánica.
Por ejemplo, se basó en las ilustraciones de narices nórdicas del libro “Características raciales del pueblo alemán” del Dr. Hans F. Günther, que había sido nombrado profesor de investigación racial en la Universidad de Jena por el ministro nazi de Turingia, Frick, y estaba en la primera línea entre los “científicos raciales”.
De acuerdo a estos “científicos” la nariz nórdica tiene el puente y la base pequeños. Por el contrario, las narices de tipo oriental y mongólico tiene la base ancha y el puente chato y en general en el puente tienen una pequeña fractura que hace que la punta de la nariz quede mas arriba y mas adelante. La nariz de Hitler concordaba con esta ultima descripción, más claramente con ilustraciones de narices de tipo eslavo y bohemio.... por lo tanto la nariz de Hitler resulta compatible con la nariz eslava mestiza surgida de las mezclas con los invasores mongoles.
De más está decir que la plana mayor del NSDAP distaba mucho de los ideales raciales nórdicos del nazismo, de ahí la famosa frase: “un nórdico es tan esbelto como Göering, tan alto como Goebbels y tan rubio como Hitler.”, cómo estos individuos racistas sobrellevaban estas disparidades es un misterio....quizá una forma era el asesinato masivo de las "razas infreriores", es decir volcar hacia afuera el odio que sentían hacia sí mismos.
Luego Gerlich pasa a analizar si la concepción política del mundo de Hitler es nórdica y para ello toma la idea de Alfred Rosemberg de que “la visión del mundo de un individuo es consecuencia de su raza y su sangre”.
Acá también es preciso aclarar que Gerlich no está aceptando la validez de las teorías raciales de Günther y de Rosemberg sino que pretende dinamitar a Hitler con sus propias armas.
Entones Gerclich pasa a analizar que visión del mundo tiene Hitler y empieza definiendo cual es el significado primordial del alma germánica: ya que disponemos de las antiguas leyes germánicas estamos en la afortunada posición de conocer sus concepciones que se expresan en la frase “libertades comunes germánicas”.
Estas libertades permitian que los antiguos germanos no obedecieran totalmente ni a su propio jefe o rey. Y en tiempos de paz el rey era un servidor de los deseos del pueblo. Los germanos vivian de acuerdo a su propio juicio individual y a sus propias creencias independientes, que fué lo que llevo a Alemania y a los paises nordicos a convertirse en baluartes del protestantismo frente al catolicismo.
Gerlich luego analiza que el opuesto de los ideales germanicos es el despotismo asiático. Por el contrario el duque germánico nunca tuvo poder de vida o muerte sino que estaba al servicio de la voluntad del pueblo y nunca tuvo un poder comparable al del déspota asiático o en la terminología de hoy, al dictador.
Por lo tanto Hitler tenía una actitud mongólica, no-nórdica y no-germánica, ya que en su movimiento hay una sóla voluntad y es la suya, y sus seguidores tienen que cumplir sus órdenes sin información alguna.
La actitud mongólica de Hitler es la misma que la de Gengis Khan: además de gobernar despóticamente conquista territorios asesinando masivamente a hombres, mujeres y niños.
Gerlich pagó con su vida estos análisis: primero fué recluído en el campo de concentración de Dachau y luego fué asesinado en 1934 durante la noche de los cuchillos largos, a su viuda se le envió un paquete conteniendo las gafas ensangrentadas de Gerlich (me pregunto sin con este hecho quisieron simbolizar que Gerlich "vió" lo que no tendría que haber visto).
Otro punto interesante es que el símbolo del nazismo, la cruz gamada, es un símbolo que poco tiene que ver con la cultura germánica (cruces gamadas se han encontrado hasta en la América precolombina) pero sí es mucho más común en la cultura oriental, por ejemplo en el hinduísmo, el budismo y en el Tibet.
Es realmente una pena que el nazismo haya producido tantas tergiversaciones: hoy se confunde pangermanismo con nazismo e incluso pasó a ser un concepto tabú del que nadie quiere hablar, y se mancilló el símbolo de la cruz gamada que por cierto no tiene nada que ver con ideales racistas.
Hitler, un nuevo Gengis Khan
Saludos