Les racines intellectuelles de Mein Kampf. Revue d'histoire de la Shoah- VVAA

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Les racines intellectuelles de Mein Kampf. Revue d'histoire de la Shoah- VVAA

Mensaje por David L » Lun May 20, 2019 7:08 pm

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Les racines intellectuelles de Mein Kampf. Revue d'histoire de la Shoah nº 208, de VVAA

Nº de páginas: 392 págs.
Encuadernación: Tapa blanda
Editorial: Mémorial de la Shoah
Lengua: FRANCÉS
ISBN: 978-2916966175
Año: 2018

Revue d’Histoire de la Shoah es una publicación en forma de libro que se edita en Francia semestralmente, un lujo de edición no sólo por su contenido, sino también por sus articulistas todos ellos de primera línea. La Shoah y todo lo relacionado con ella es el eje central de cada publicación. El objeto de este número es analizar las múltiples fuentes de las que Hitler se sirvió para escribir su Mein Kampf, cuyo primer volumen apareció en 1925. ¿De dónde vinieron sus ideas principales? ¿Cuáles fueron las etapas de su vida que marcaron su formación ideológica? ¿Qué textos había leído Hitler en Viena antes de 1913 y en Múnich después de 1919? ¿Qué autores han manifiestamente nutrido su pensamiento? ¿Cuáles son, entre ellas, las fuentes de inspiración mayores, subestimadas o secundarias? A todas estas preguntas responden los diversos artículos de este trabajo, y para ello, aunque difiera ligeramente de lo que puede ser una reseña ya que podríamos hablar directamente de una síntesis de la obra, me gustaría plasmar en breves trazos algunas de las ideas principales de los articulistas que como podréis comprobar son todos de primera línea. Todo ello con el objetivo de que sea el punto de salida para que podamos indagar un poco más sobre el tema.

El primer artículo está escrito por Roman Töppel(es uno de los cuatro historiadores que han trabajado en la edición crítica del Mein Kampf y autor entre otros trabajos de Kursk 1942, publicado en español por la editorial Salamina, en 2018). El título del mismo es “Pueblo y Raza: las fuentes del antisemitismo de Hitler”.

Para Töppel cuatro son las ideas centrales que definen el Mein Kampf: primero el racismo y el odio a los judíos, segundo la exigencia de conquistar un “espacio vital” en la Europa del Este, tercero la edificación de una dictadura y por último la utilización de la violencia tanto al interior como en el exterior. Pero entre todo el panfleto de Hitler el capítulo al cual Töppel le va a dedicar este artículo es al onceavo del primer tomo, titulado <<volk und Rasse>>( pueblo y raza). Este capítulo constituye el punto de salida de lo que serían las construcciones políticas del nacionalsocialismo. Hitler no cesa de nombrar en a los judíos como “raza judía “ignorando la concepción ya propagada en la época entre los propios autores volkisch en la que se hablaba de pueblo, pero no de raza judía. Queda claro de todas maneras que el sustantivo “judío” y el adjetivo “judío” se transforman así en códigos que designan todo aquello que combaten los nazis. Hitler va un paso más allá que el filósofo racial H. Chamberlain el cual calificaba a la religión judía de puro materialismo, el dictador alemán no duda en establecer una conexión entre el carácter utilitario de la religión judía y el triunfo económico, además de un modelo para mantener la cohesión social y racial. Hitler y Chamberlain vuelven a encontrar un punto común al calificar a los príncipes como los culpables del decline de los pueblos por sus alianzas con los judíos, también los matrimonios mixtos de judíos con “indo-europeos” producen en estos últimos ser “infectados” por la “sangre judía”. La pureza de raza podría verse alterada a favor de los judíos. Son tantas las mezquindades expendidas que acaban siendo grotescas, Töppel vuelve a comentarnos algunos de ellos como el de que los jóvenes judíos de caballos oscuros se aplican metódicamente a violar a las jóvenes mujeres arias. También el historiador alemán deja claro que en el antisemitismo de Hitler influyó más Alfred Rosenberg que su antiguo maestro Dietrich Eckart. Otro aspecto importante es el de la de mencionar las fuentes que inspiraban el antisemitismo de Hitler. Resultaba raro que este citara los autores que le habían inspirado, ya que él siempre se esforzaba por aparentar que sus ideas eran originales, además solo utiliza fragmentos aislados siempre en la línea de su particular visión del mundo. Para finalizar Töppel nos demuestra que Hitler siempre utilizó argumentos unilaterales mucho más radicales que los que habían aportado sus potenciales autores. De esta manera Hitler ajusta todo ese popurrí de ideas a su concepción de la vida donde la ideología central era el odio a los judíos. Theodor Fritsch, donde es demostrado que Hitler había leído sus textos, había escrito en su “Manual de la cuestión Judía” que sólo podría resolver la “cuestión judía” un “espíritu genial y eminente dotado de un coraje sin límite”, “el verdadero asesino del dragón , el verdadero Siegfried”. Hitler se vería claramente reflejado en ese rol y consideraría la “cuestión judía” como la obra de su vida.


El segundo artículo está escrito por el historiador Stephen Borthwick, titular de un Master de la Universidad de Chicago ha trabajado sobre el rol de Jörg Lanz Von Liebenfels en el aumento de las políticas raciales de derechas y las vías disidentes en los círculos esotéricos en la Iglesia católica austriaca. Sus investigaciones se centran sobre todo en el rol de la religión como garante en la formación de las identidades étnicas. El título de su artículo es el siguiente: “Un manual de fantasmagories racistes. La influencia de la ariasofía sobre el Mein Kampf”. Dejare en primer lugar la definición de la ariasofía: “. El término Ariosofía se refiere al conjunto de doctrinas filosófico-esotéricas, desarrolladas principalmente por Guido von List y Jörg Lanz von Liebenfels entre 1890 y 1930. Estos esoteristas fueron parte de un resurgimiento general del ocultismo en Alemania y Austria que tuvo lugar a fines del siglo XIX y principios del siglo XX, inspirado por el paganismo germano y conceptos tradicionales del esoterismo, así como por el romanticismo alemán. Bien, solamente mencionaré las conclusiones de esta filosofía en Hitler ofrecidas por el autor del artículo. Para Stephen Borthwick una lectura atenta del Mein Kampf revela que por muy limitados que fueran los contactos de Hitler con el pensamiento arisófico, su coexistencia con los arisofistas en la Alemania de los Habsburgo le condujo a la formulación de fantasmas racistas en gran parte conformadas a las ideas y creencias de esa corriente. Paradójicamente el cosmopolitismo de Viena y de su imperio son los que dieron vida a la ariosofia y a Hitler. La concepción del mundo y sus fantasmas raciales no fueron el resultado del prusianismo ni de la cultura resolutamente militarista del imperio alemán, como sostiene la vieja tesis del “Sonderweg” (Las teorías del Sonderweg - camino especial alemán - sostienen “que lejos de la vía normal trazada por las grandes naciones de la Europa occidental Inglaterra, Francia y EE.UU- Alemania siguió su propio camino a la modernidad”) sino de fruto de su liberalismo autodidacta, experimental, con pretensiones científicas y obsesionado por la higiene racial predominante en el Mittelsand de la Alemania de los Habsburgo. Tal vez el único aspecto proveniente de la Sonderweg fuera la sensación que tenía Hitler de la degeneración cultural del imperio de los Habsburgo y su hundimiento político que condujeron a un antisemitismo acervado. Este odio a los judíos tan presente en el Mein Kampf no es paternidad de Hitler, pero sí al mundo que él mismo se construyó.


El tercer artículo está escrito por Edith Fuchs, profesora honoraria de filosofía y maestra de conferencias en el Instituto de Estudios Políticos de Paris, especialista también en la obra y figura de Hannah Arendt. Su título será: ¿Hitler lector de Nietzsche? La hipótesis que maneja la articulista se resumiría en demostrar que el hecho de que Hitler fuese un admirador de Nietzsche no significó que este mismo fuese un inspirador del hitlerismo. Para Fuchs, no hay duda que una gran parte de esta influencia que siempre se ha propagado entre el pensamiento nietzsheniano y el nazismo estuvo muy influenciada no por el filósofo en sí, si no por su hermana Elisabeth Föster-Nietzsche, manipulando esta parte de sus escritos para orientarlos hacia una complacencia con el nacionalsocialismo. Una prueba gráfica se reflejaría en el homenaje rendido por Hitler en presencia de Elisabeth, entonces esta rondaba los 80 años de edad, como prueba la imagen del Führer delante de la estatua de Nietzsche. Edith Fuchs comenta que este hecho, tergiversado por el nazismo, demostraría que las teorías de Nietzsche caminarían en el sentido más próximo al nazismo de la misma manera que podríamos considerar culpables a Kant o Platón cuando los ideólogos nazis pretender apropiarse de sus ideas. Hitler, o Eichmann, por ejemplo, ignoraron todo lo que rodea a la filosofía, al interés por el conocimiento filosófico y a la comprensión de estas ideas, su único interés fue adaptar estas fuentes de inspiración a sus justificaciones, y por consiguiente a sus decisiones políticas siempre adaptadas a su particular interpretación. ¿Puede uno pensar que Hitler habría sucumbido al lirismo con el cual Nietzsche “transmuta” todos los horrores de su siglo que fueron el eugenismo pasivo, el abandono de los enfermos, la esterilización de los discapacitados, la selección natural de los mejores? En su Mein Kampf Hitler no es más original que Nietzsche, simplemente nunca tuvo el talento de este último. Aunque Nietzsche no fue del todo “inocente”, para la autora resulta inexacto poder creer que sus ideas fueron la anticipación del nazismo.


Cuarto artículo, esta vez está escrito por la Doctora en historia por la Sorbona, especialista en la Segunda Guerra Mundial profesora Fanny Chassain-Pichón. El título del mismo es: La influencia de Wagner y del Círculo de Bayreuth en Mein Kampf. Comenzaremos por identificar una de los escritos de Wagner publicado en 1850, “El Judaismo en la Música” en este el músico expone su odio a los judíos, esos “parásitos” que “acaparan” la “cultura alemana” un “pueblo sin tierra” que no posee lengua propia. Denunciaba también en estos escritos a rivales músicos de la época, como podían ser Mendelssohn o Meyerbeer a los que acusa de usurpadores. Sin duda, para la autora estos escritos sí forman parte de las verdaderas raíces intelectuales del nazismo, Hitler se convertiría en un admirador acérrimo del compositor alemán. Aunque hay tesis que contrarían estos argumentos debido a la complejidad del “caso Wagner”, al cual se podría acusar de haber contribuido a la formación de un antisemitismo moderno en tanto que “código cultural”. Wagner y Hitler comparten un tipismo común, la tendencia revolucionaria y reaccionaria a la vez. Wagner participó en la fallida Revolución alemana de 1849, su acta de acusación tenía un culpable: los judíos. Hitler lo intentó en 1923 con el golpe de Munich, también para este los culpables del fracaso serían los judíos. Wagner liga también el mercantilismo con el pueblo judío, hasta el punto de acusarles de traficar con el arte. Hitler haría lo mismo. Finaliza la autora de este artículo con la siguiente cuestión: ¿Podemos afirmar que Wagner imaginó alguna vez la exterminación física de los judíos? Es difícil poder responder a esta pregunta de una manera definitiva. Sin embargo podemos recordar un extracto del diario de su esposa Cosima Wagner: “Richard dice con agrado que todos los judíos deberían morir al curso de una representación de Nathan el Sabio.” Para la autora este texto se le ha dado un valor menor que a los escritos directos de Wagner, sin embargo es destacable la violencia de las palabras. Richard Wagner fue un revolucionario devenido en artista que había hecho el propósito de aniquilar el judaísmo en la música, puede ser que hasta a ellos mismos, algo que Hitler llevará a cabo unos años más tarde.

Estos artículos expuestos analizan las raíces intelectuales de Mein Kampf antes de 1914, los siguientes expondrán los argumentos influyentes en el panfleto hitleriano después de la Primera Guerra Mundial.


Este quinto artículo está escrito por la historiadora Anne Quinchon-Caudal, doctora en estudios germánicos, agregada en lengua alemana en la universidad Paris-Dauphine. El título será el siguiente: “Dietrich Eckart, escritor antisemita y mentor de Hitler”. Empecemos por mencionar que Eckart estaba íntimamente convencido que los movimientos revolucionarios surgidos en la Alemania de posguerra fueron debidos a los judíos, sin duda la instauración en abril de 1919 de una República de Consejos en Baviera debió resultar vital para que este adquiriera tal convencimiento. La sola manera que entendía Eckart de defenderse contra los judíos radicaba en conseguir un frente unido de nacionalistas y socialistas. Este argumento fue pilar básico del canon hitleriano. Hitler llevará al extremo las ideas de su mentor Eckart, siempre un paso más radical, este último hablaba de los judíos mencionando que “formaban parte de la humanidad como ciertas bacterias forman parte del cuerpo humano, a pesar de poder ser dañinas el hombre moriría sin ellas”. Hitler va un paso más allá y superpone al antisemitismo de Eckart “étnico-religioso” una visión neodarwinista de lucha interracial mucho más radical si cabe.


Sexto artículo, este escrito por Ernst Piper, diplomado en historia, filosofía y en lengua y civilizaciones germánicas por la Universidad Técnica de Berlín y especialista en la figura de Alfred Rosenberg. El título del artículo lleva el nombre del filósofo alemán Alfred Rosenberg. Si hablamos de este jerarca del nazismo no podemos obviar lo que sería la obsesión de su vida: “Marxismo y judaísmo”. Estos dos motivos serían los pilares que centrarían la vida ideológica de este personaje. A él se debe sobre todo la influencia del judeo-bolchevismo como entidad de poder que amenazaba al mundo, algo que podemos comprobar en los escritos de Mein Kampf. Su anticomunismo era tan acérrimo que fue contrario al término de socialismo alemán, tampoco al de socialismo nacional…..decía así Rosenberg “….El término nacional-socialismo representa, en tanto que palabra clave, una nueva síntesis que señala el carácter inseparable de los dos conceptos, mientras que la denominación de socialismo nacional significaba o podría significar marxismo nacional”….En el contexto de la Shoah, la misión principal de Rosenberg fue la implantación de la representación del judío como enemigo, y seguidamente, aunque en un lugar “menor” la puesta en obra de la exterminación física de aquellos.


El séptimo artículo escrito por el filósofo, politólogo e historiador de las ideas, Pierre-André Taguieff lleva como título: “Hitler, los Protocolos de los Sabios de Sion y Mein Kampf”. No hay duda de que la lectura de esta obra “permitió” a Hitler conocer a los judíos, acceder a sus secretos, comprender los objetivos que perseguían, sus estrategias y sus tácticas. Su lectura apocalíptica de esta obra reafirmó a Hitler en eso que el historiador Saul Friedländer denominó “antisemitismo redentor”, eso que tenía por misión de conseguir la “regeneración” de los germanos. Hitler afirma que el sentimiento de pertenecer a la raza de los “Señores” “exige la destrucción del otro”. Para Ian Kershaw la visión recogida de esta obra en su vertiente antimarxista y antisemita nunca abandonará ya a Hitler y no desaparecerá jamás de su visión del mundo.


Octavo artículo, escrito por Yves Ternon, doctor en historia por la universidad Paris IV-Sorbona. El título es: “La influencia de los higienistas raciales sobre la elaboración del Mein Kampf”. Este autor parece ser adepto a las teorías intencionalistas al afirmar que el nacionalsocialismo ha sido un hitlerismo, desde Mein Kampf, Hitler ha desarrollado unos planes y objetivos que han sido puestos en marcha desde 1933. Su “Weltanschauung ( concepción del mundo) combinó un racismo nórdico fundado bajo la premisa de la superioridad del Ario, un antisemitismo y una conquista del espacio vital en el Este. Este racismo nórdico asume un componente biológico ligado ineludiblemente a un darwinismo social. Sin duda, aunque no puede afirmarse con rotundidad, Hitler hizo suyas las teorías que marcaban la síntesis entre los principios darwinianos de la evolución de la especie y un concepto “völkisch” del mundo. Para Hitler el NSDAP extrae sus caracteres esenciales de una concepción racista del universo que responde a la voluntad más profunda de la naturaleza, cuando esta restablece el libre juego de fuerzas que determina el progreso por la selección natural. También teoriza sobre el Estado como un organismo vivo que está constituido por el pueblo. Hitler escribe en Mein Kampf:

“El Estado racista ha de reparar los problemas surgidos por la inanición hoy en día en este dominio (...) el debe utilizar el saber de la medicina más moderna para esclarecer su religión; debe declarar que todo individuo notoriamente enfermo o con taras hereditarias no tiene el derecho de reproducirse retirándole dicha potestad (…) Se procurara naturalmente desarrollar el valor de eso que constituye la médula más preciosa de la raza y aumentar la fecundidad para que la nación participe en este bien supremo(…) Los hombres no se dedicaran más a mejorar las especies caninas, caballar o felinas: ellos buscaran mejorar la raza humana”.

Según el autor es en la segunda parte del Mein Kampf donde se encuentran las trazas de una “digestión” de los libros de los higienistas raciales consultados desde 1924, sin que ninguna referencia haya sido dada al lector.


Fuente imagen: https://www.amazon.fr/Revue-dHistoire-S ... oks&sr=1-1
Os dieron a elegir entre el deshonor y la guerra... elegisteis el deshonor y tendréis la guerra.

Winston Churchill a Chamberlain.

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