David M. Glantz - "Antes de Stalingrado".

Recensiones personales de libros leídos

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maxtor
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Re: David M. Glantz - "Antes de Stalingrado".

Mensaje por maxtor » Mar Mar 19, 2013 6:46 pm

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La prolongada lucha en Ucrania con sus cercos dramáticos y catastróficos en Uman a fines de julio y en Kiev en septiembre dañaron seriamente al ER y destruyeron la coherencia de las defensas estratégicas soviéticas. En un periodo de casi tres meses, los alemanes eliminaron más de un millón de soldados, todo el Frente Suroeste y gran parte del Sur, del orden de batalla del ER. Para fines de septiembre, Kiev y toda la Ucrania al este del Dnieper estaba en manos alemanas y esas fuerzas habían conquistado Poltava al norte de la curva del Dnieper y se adelantaban en la península de Crimea.

Numerosos historiadores han argumentado que tangencialmente el sitio de Kiev provocó resultados altamente positivos para la Unión Soviética. En primer lugar, afirman que la encarnizada defensa de Kiev en julio y agosto, en especial por parte del 5º Ejército de Potapov, convenció a Hitler de que debía trasladar su principal esfuerzo ofensivo hacia el sur, destruir un objetivo más lucrativo (el frente Suroeste) y capturar la económicamente vital Ucrania. Además, argumentan el cambio de rumbo en dirección sur de las fuerzas de Guderian y las siguientes operaciones al este de Kiev retrasaron casi un mes, tal vez fatalmente, el avance alemán hacia Moscú.

Si bien es verdad en parte, este planteamiento no zanja totalmente la cuestión ya que un Hitler impaciente también apartó cosiderables fuerzas del Grupo de Ejércitos del Centro para ayudar a la conquista de Leningrado. De hecho, Hitler decidió dar por acabadas las tareas inacabadas de Leningrado y Ucrania en parte debido a la tenaz resistencia soviética que encontró el Grupo de Ejércitos Centro en su avance hacia Smolensk y al este a lo largo del eje de Moscú. Así, en retrospectiva, la demora del avance del Grupo de Ejércitos Centro por el eje de Moscú parece dar paso a la siguiente derrota alemana en Moscú.

Sin embargo, al mismo tiempo, la diversión en Kiev de Guderian también eliminó del campo de batalla a gran parte de los impedimentos que podían frenar la Operación Tifón alemana. En primer lugar, acabó con cuatro ejércitos y más de 600.000 hombres que de no haber sido destruidos, habrían amenazado el extenso flanco del Grupo de Ejércitos Centro mientras avanzaban hacia Moscú. Además para finales de septiembre, los Frentes Oeste de Timoshenko, de Reserva de Zhukov y de Briansk de Eremenko, habían agotado sus municiones en inútiles y costosas ofensivas al norte y al sur de
Smolensk. Sin ayuda de otras unidades, esas fuerzas debilitadas no hubieran podido contener el renovado ataque alemán, peor aún el camino de Guderian hacia Moscú a través de Brinaks estaba virtualmente expedito.

Por último, la destrucción del Frente Suroeste y del desmembramiento del Frente Sur dejó al grupo de ejércitos de Rundstedt prácticamente sin oposición en el momento en que empezaba su también dramático avance hacia Kharkov y a través del sur de Ucrania y del Donbas hacia Rostov. En gran medida la Wehrmach logró notables victorias en Uman y en Kiev, victorias que de ningún modo disminuyeron las capacidades alemanas para el éxito de Barbarroja. Si Barbarroja no acabó triunfando, la culpa no la tuvo la operación de Hitler en Kiev.

Sin la menor duda, la Wehrmacht había logrado una serie sin precedentes de espectaculares victorias en los primeros tres meseds de la operación Barbarroja. Para el 30 de septiembre había avanzado más de 800 km en el interior de la URSS en un frente de 1650 km. En el camino destruyó dos frente del ER en Minsk y Kiev, diezmó otros tres, capturó Smolensk y Kiev, sitió Leningrado y estaba lista para atacar Moscú, el corazón de la Unión Soviética. Sin embargo, a primeros de otoño, los objetivos de Hitler para Barbarroja – conquistar Moscú para el 15 de agosto y acabar la guerra para el 1 de octubre – no se habían cumplido.

Los desastres que protagonizó la Stavka y sufrió el ER en octubre superaron con creces y en casi todos los aspectos a los de junio, agosto y septiembre, pero aún, como tuvieron lugar en las proximidades de Leningrado, Moscú, Rostov y el Cáucaso, una vez acaecidos, la Stavka no tuvo más posibilidades de maniobra. En el norte, las fuerzas alemanas ocupaban los accesos al lago Ladoga y Leningrado con dos divisiones panzer en Tikhvin y se enfrentaban a tres ejércitos soviéticos sumamente castigados y que también sufrían el mismo frío inclemente. Al sur, Kharkov, el Donbas y gran parte de Crimea estaban en manos germanas y los panzers de Kleist se disponían atacar Rostov, el Cáucaso y más allá de Stalingrado. La Stavka tras haber perdido mucho más de un millón de hombres en el curso de un mes de guerra, tenía toda la razón del mundo para cuestionar la capacidad de sus fuerzas para seguir luchando y defendiendo con éxito Moscú, Leningrado y Rostov, pero a la Wehrmach le resultó imposible cuestionar su propia capacidad para conquistar las tres ciudades.

No sólo hubo autosuficiencia sino que la Wehrmacht no fue capaz de aprovechar los impresionantes éxitos conseguidos durante la primera mitad de ocutbre y en todos los sectores decisivios, sus ofensivas aflojaron a finales del mes. En el caso del Grupo de Ejércitos del Centro, las dos pinzas obligaron a Bock a comprometer la mitad de sus fuerzas (48 de 75 divisiones) a acabar con las fuerzas cercacas perdiendo así la oportunidad de lanzarse sobre las desguarnecidas líneas defensivas al oeste de Moscú. A partir de esos momentos, lo que gobernó las acciones alemanas fue el exceso de confianza y el desprecio total por los restos del ER, consideraron que Moscú estaba a punto de caer, desplegaron sus fuerzas en un frente demasiado amplio despachando al Tercer Grupo Panzer al sur y debilitando así su núcleo crítico en el centro. Además la llegada de la Rasputitsa (la temporada de lluvias) privó a los alemanes de su máxima ventaja, la movilidad y llevó a la Blitzkrieg a un punto muerto en los lodazales donde los rusos podían aprovecharse de que los tanques y la infantería alemana quedasen atascados. A medida de que los alemanes avanzaban lentamente hacia Moscú, las primeras reservas soviéticas llegaron a la capital soviética desde el interior del país. Los desprevenidos alemanes pronto se enfrentaron con las primeras muestras de lo que sería una auténtica avalancha formada por la vasta reserva estratégica del ER.

El 1 de noviembre de 1941 la Wehrmach estaba increíblemente cerca de vencer al ER y dominar la URSS.

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maxtor
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Re: David M. Glantz - "Antes de Stalingrado".

Mensaje por maxtor » Mar Mar 19, 2013 6:47 pm

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El estado cada vez más débil de la Wehrmacht atemperaba algo el optimismo germano y el desprecio congénito por el ER, pero la tenaz resistencia del soldado soviético hizo que muchos alemanes empezaron finalmente a respetar la tenacidad y la capacidad de lucha del ER y del soldado ruso. La gran mayoría de los mandos alemanes sabían que la campaña rusa había costado un elevado coste en vidas. Hasta el 1 de noviembre de 1941, la Wehrmacht había sufrido 686.000 bajas, el 20 % de la fuerza original asignada a Barbarroja, además de todos los esfuerzos recibidos desde el 22 de junio, y ahora contaba con 2.7 millones de hombres. (Albert Seaton, The Battle of Moscow, Playoypress, Nueva York, 1971, p. 131. Incluye 145.000 muertos y 29.000 desaparecidos. VOV, p. 239 afirma que el ejército germano perdió 88.000 hombres sólo en octubre de 1941). Sólo un tercio de los vehículos motorizados estaban operativos; las divisiones panzer se encontraban al 35 % de su capacidad y las 136 divisiones de la Wehrmacht equivalían a 83 divisiones completas. (Ziemke y Bauer, p. 44).

Las escasas vías férreas por las que se transportaban municiones y suministros para una nueva ofensiva no estaban disponibles para llevar ropa de abrigo y materiales de construcción, imprescindibles para sobrevivir en el invierno más allá de los resultados que pudiera obtener cualquier futura ofensiva. Por todas esas razones, el 4 de noviembre el mariscal de campo Von Rundstedt solicitó que se le permitiera al Grupo de Ejércitos Sur detenerse de inmediato y recuperarse para una ofensiva en 1942.

Sin embargo, el ER daba la impresión de encontrarse en un estado aún más lamentable. Los servicios secretos alemanes estimaron que la fuerza total del ER era de 160 divisiones y 40 brigadas y que la mayoría de elas se encontraban a mitad de su capacidad de combate. En realidad el 1 de noviembre, el ER en el oeste contaba con 269 divisiones y 65 brigadas y la reserva de la Stavka, con un total de 2.2 millones de hombres. Un mes más tarde, el balance militar aumentó hasta 343 divisiones y 98 brigadas cuya fuerza total con los reemplazos aumentó por encima de los 4 millones de hombres. (Boevoi sostav, pp. 60 – 82).

El 4 de diciembre de 1941, el ER había logrado lo que muchos habían considerado inimaginable, deteniendo e incluso haciendo retroceder las ofensivas de la Wehrmacht en el norte y el sur de Rusia. Al hacerlo negaron a Hitler dos de sus objetivos más preciados, Leningrado y Rostov, y bloqueando la puerta oriental al Cáucaso. Contradiciendo todas las expectativas habían parado a las masivas fuerzas alemanas en las inmediaciones de Moscú aunque aún quedaba por verse si podrían expulsarlas de sus todavía amenazadoras posiciones avanzadas, a tiro de piedra de la capital.

Pese a estos logros significativos, el coste en vidas humanas pagado por el ER superó largamente las 145.000 bjas por la Wehrmacht en su ofensiva de octubre y noviembre hacia Moscú (Reinhardt, p. 381). Del 1 de octubre al 31 de diciembre de 1941, los datos oficiales indican que el ER perdió 1.656.517 hombres a lo largo de todo el frente, incluyendo 636.383 muertos, capturados o desaparecidos. (Kiroshev, p. 143). Sin embargo la cifra final de bajas duante al avance de la Wehrmacht hacia Moscú probablemente se acercó a los dos millones, teniendo en cuenta las pérdidas de un millón de hombres en Viazma y Briansk. Actualmente las fuentes rusas atribuyen sinceramente esos resultados catastróficos a serios errores de parte de su dirección estratégica y operativa, a mandos inexpertos y a la pobre instrucción de los soldados. (VOV, pp. 244 – 245).

La pérdida de 2.8 millones de soldados en los primeros tres meses de guerra y de otros dos millones para el 31 de diciembre virtualmente borraron del mapa al ER de tiempos de paz y obligó al NKO a reclutar nuevas fuerzas en gran parte sin la debida instrucción militar y al mando de oficiales relativamente inexpertos. La instrucción del “nuevo ER” tuvo lugar en el campo de batalla en un proceso con “sangre” real, que contaron con la inestimable ayuda de divisiones veterana en la defensa de Moscú (la 32ª, la 78ª, y la 316ª Divisiones de Fusileros, la 1ª de Guardias, la 82ª Motorizada de Fusileros y la 112ª Division de Tanques). En cuanto al resto del ER, su contribución fue una lúcida demostración de que la cantidad tiene calidad propia. Por medio de sus esfuerzos y sacrificios combinados y en medio del invierno más gélido que se recuerda, el ER detuvo en seco a la maquinaria alemana a las puertas de Moscú.

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maxtor
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Re: David M. Glantz - "Antes de Stalingrado".

Mensaje por maxtor » Mar Mar 19, 2013 6:49 pm

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Tras aguantar poco más de cinco meses de una guerra brutal y plagada de dificultades, a principios de diciembre de 1941 la URSS y su ER se tambaleaban al borde de un abismo. Los alemanes habían avanzado de 900 a 1200 km en la Madre Rusia, ocupando 1.5 millones de kilómeros cuadrados, esclavizado a casi 78 millones de sus habitantes y además le había arrebatado más de la mitad de su base económica y un tercio de sus campos de cultivo (VOV, p. 248). Pese a no haber podido conquistar su capital a inicios de diciembre, la presencia de la Wehrmacht a las puertas de Moscú amenazaba la superviviencia del país, y Stalin, la Stavka y cada soldado del ER lo sabían. En consecuencia la principal misión del ER fue erradicar esa amenaza directa contra Moscú a cualquier precio.

Si contener a la Wehrmacht había representado un esfuerzo hercúleo, hacerla retroceder era casi inimaginable. No obstante eso fue precisamente lo que se propuso la Stavka y para ese fin movilizó a todas sus fuerzas disponibles. Pese a su disminuida capacidad industrial y las resultantes carencias de equipamiento militar, la Stavka dedicó a la tarea todos sus recursos y los de los aliados en virtud del Acuerdo de Préstamo y Arriendo. Según cifras oficiales soviéticas – VOV, p. 249 – desde el 22 de junio de 1941 el ER había perdido más de 20.000 tanques, 17.000 aviones de combate, 60.000 cañones y morteros y 20 % de sus municiones y combustible. Al mismo tiempo, el número de trabajadores se redujo de 31.5 millones a 18.5 y su producción industrial cayó un 50 % y la metalurgia el 68 %, alcanzando los bajos niveles de 1931 – 1932. Además, el gobierno desarraigó y evacuó a 10 millones de trabajadores y 1523 fábricas al interior del país para apartarlos de las zonas de peligro. Comprensiblemente la producción de armas disminuyó entre el 30 y el 80 %. En noviembre de 1941, la industria soviética fabricó 2575 cañones, 880 tanques y 448 aviones de combate. Pese a los tremendos esfuerzos, la producción de tanques no alcanzó los niveles de preguerra hasta enero de 1942 y la de fusiles, cañones y munición hasta febrero, marzo y mayo de 1942 respectivamente. El Tratado de Préstamo y Arriendo, firmado con los EEUU y GB en octubre de 1941, proporcionó inestimable ayuda durante ese difícil periodo. Para diciembre de 1941, el Tratado había comportado la entrega al ER de 669 tanques y 873 aviones de combate, el 24.1 y 43.3 % respectivamente de la producción soviética. La ayuda aumentaría espectacularmente en el futuro, en especial en forma de camiones, metales estratégicos y alimentos, añadiendo términos como “Willies”, “Studebaker” y “Spam” al vocabulario ruso cotidiano.

El efecto acumulado de la ofensiva soviética del 5 de diciembre de 1941 y durante toda la primera mitad de diciembre agravó la crisis existente en la cúpula militar alemana, sacando a la superficie el viejo recelo de Hitler hacia sus altos mandos. Las derrotas de la Wehrmacht en Tikhvin y Rostov sólo exacerbaron la situación. El primer acto había empezado en el sur el 29 de noviembre cuando la División Leibstandarte Adolf Hitler de las SS se retiró de Rostov ante la presión soviética. Para cuando Hitler intentó cambiar esa decisión, los elementos de la vanguardia del Primer Ejército Panzer ya habían empezado una retirada general a una línea con mayores posibilidades defensivas en el río Mius. Rundstedt, el comandante del Grupo de Ejércitos del Sur, insitió en que la retirada era esencial y pidió que se le relevara a meno que se le permitiera continuarla. Hitler le tomó la palabra el 1 de diciembre, pero al día siguiente se vio obligado a aprobar la retirada que Rundstedt había exigido. Resignándose ante lo inevitable, el 8 de diciembre formuló su Directiva nº 39 que admitía a mala gana que no todo iba bien en Barbarroja. (VOV, p. 257 y Seaton, p. 181. La directiva promulgada bajo el título de “El Führer y Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, OKW / WFSt./Abt. I (I) Nr. 442090/41g.Kdos, Máximo Secreto, Cuartel General del Führer, 8 de diciembre de 1941”, decía:

La temprana llegada del invierno en el Frente Oriental y dificultades de suministros relacionadas con ese hecho nos obligan a detener de inmediato todas las operaciones ofensivas y pasar a la defensiva. La forma de desarrollar esta conducta defensiva depende de los objetivos perseguidos, a saber:

Conservar aquellas regiones que tienen importancia operativa y económica – militar para el enemigo; que las fuerzas descansen y se reabastezcan; Al hacerlo, crear las condiciones necesarias para operaciones ofensivas a gran escala en 1942).


El 16 de diciembre, la ofensiva del ER sólo acababa de empezar. A final del mes, Zhukov lanzó al combate al oeste de Moscú a sus otros ejércitos (el 33º y el 43º). En el mismo periodo la Stavka puso en acción el 39 y el 61º Ejércitos de refresco en los flancos norte y sur de lo que se convirtió en un infierno. Tras liberar Kalinin y alcanzado las defensas germanas en el Volga, los ejércitos de Konev se aproximaron a Staritsa y Rzhev, y los ejércitos del flanco derecho de Zhukov ( 30º, 1º de Choque, 20º y 16º) empujaban de forma inexorable los castigados Tercer y Cuarto Grupos Panzer en dirección oeste hacia los ríos Lama y Russa al norte y al sur de Volokolamsk. Habiéndose retirado de 100 a 125km, las fuerzas alemanas recibieron fuertes presiones para mantener el control de posiciones desde las que habían comenzado su avance a Moscú a mediados de noviembre.

Al sur de Moscú, las tropas alemanas se habían retirado 250 km hacia el oeste, mucho más allá de las iniciales posiciones desde las que habían empezado la ofensiva de noviembre. En todo el sentido de la palabra, la derrota alemana era real, aleccionadora y sobre todo no había terminado aún. Además de hacer trizas el concepto de Blitzkrieg, los primeros diez días de la contraofensiva del ER desde Moscú terminó para siempre con el mito de la invencibilidad militar alemana tanto para germanos como para rusos. Además trastocó de forma extrema la Operación Barbarroja y puso firmemente la iniciativa estratégica en manos soviéticas. A primeros de enero de 1942 apareció un concepto general que gobernó las siguientes operaciones a lo largo de ese invierno. Sin embargo, debido a formulaciones precipitadas y torpes ejecuciones del concepto, al final las victorias espectaculares no dieron resultados estratégicos apetecidos. En especial la campaña de invierno de la Stavka no logró destruir el Grupo de Ejércitos Centro. No obstante, significó una soberana lección para el Alto Mando Alemán, despertándose por primera vez dudas serias entre algunos comandantes alemanes sobre si realmente la guera podía ser ganada.

Conclusiones.

Cuando Hitler lanzó al a Wehrmacht en la Operación Barbarroja contra la Unión Soviética, ni el ER ni el Estado soviético estaban preparados para la Blitzkrieg ni posiblemente para ninguna otra guerra, el efecto de las purgas es ya suficientemente debatido, pero incluso tangencialmente afectó a la industria militar soviética al liquidar a ingenieros y diseñadores de armas e inhibir el diseño, la producción y el uso de nuevo armamento.

Externamente la penosa actuación militar del ER en la guerra Ruso – Finlandesa de 1939 – 1940 y su lamenable ocupación de Polonia oriental indujeron a Stalin a reformar, reorganizar y reequipar al ER con un plan ambicioso que sólo estaba parcialmente completado cuando empezó Barbarroja. En 1941 el ER era un enorme coloso con los pies de barro, con pocas excepciones sus cinco millones de soldados estaban escasamente instruidos, mal comandados e inadecuadamente abastecidos y equipados, así en vez de perder dos ejércitos y 245.000 hombres como le había sucedido al ejército zarista en un mes de batallas en Tannenberg y los lagos Masurianos en 1914, el ER perdió tres ejércitos y 747.850 hombres en la primera acometida alemana. En 1914, el general Samsonov, comandante del derrotado 2º Ejército ruso, se suicidó en el campo de batalla. En 1941, Stalin hizo ejecutar por traición al general Pavlov, el comandante de su derrotado frente.

La ocupación por parte del ER de su parte del pastel por el pacto Hitler – Stalin de 1939 sovacó la coherencia defensiva estratégica soviética y las nuevas defensas en los nuevos territorios no estaban acabadas cuando Hitler atacó. Aunque Stalin fue lo bastante precavido para movilizar parcialmente al ER en abril de 1941, el tirano que había en él jamás aceptó que Hitler le pudiera traicionar. En junio de 1941, Stalin se pasó de listo, y casi le lleva a él y a la URSS a la ruina total.

La Wehrmacht se encontró con un ER de tiempos de paz, mientras el ER luchaba desesperadamente por salvarse de su completa destrucción, durante semanas, Stalin y la Stavka se enfrascaron ciegamente en una estrategia ofensiva suicida, el único lado positivo de esos irracionales y usualmente inútiles ataques fue que comenzaron a erosionar la capacidad de combate alemana causándole unas pérdidas que indujeron a Hitler a alterar su estrategia y, en última, instancia condicionaron la derrota de la Wehrmacht en Moscú. Esos oficiales y soldados soviéticos que sobrevivieron a su duro y costoso bautismo de fuego al final utilizaron la durísima experiencia para causarles unas pérdidas terribles a los alemanes.

Pese a dicho ímpetu ofensivo, la Wehrmacht obligó a la Stavka a montar una estrategia defensiva a lo largo de todo el verano de campaña. Los alemanes adquirieron y mantuvieron la iniciativa en los tres ejes estratégicos obligando a la Stavka a encontrar maneras de cambiar el rumbo de la guerra, y tampoco ahora el ER pudo hacerlo. En gran medida Stalin y la Stavka fueron responsables de los desastres defensivos del ER. Únicamente en Smolensk a finales de agosto y septiembre de 1941 pudo el ER para con éxito el avance alemán y obligar a Hitler a alterar su plan estratégico de ataque. No obstante, incluso en ese caso, el éxito soviético fue sólo pasajero. La decisión de Hitler de enviar a las fuerzas de Guderian hacia el sur condujo directamente a la pérdida de todo el Frente Suroeste de Kiev. Al mismo tiempo, la ofensiva de Smolensk debilitó a las fuerzas del ER que defendían el eje de Moscú y dio paso a los siguientes desastres en Viazma y Briansk que diezmaron los Frentes oeste, de Reserva y de Briansk y en noviembre dejaron Moscú vulnerable y casi sin defensas.

En el verano de 1941, el ER no fue capaz de monar una profunda defensa estratégica. La Wehrmacht aprovechando un mando y control superiores, mayor capacidad de fuego y su movilidad llevó a cabo una Blitzkrieg de forma despiadadamente eficiente, penetrando, rodeando, cercando y destruyendo una y otra vez a grandes fuerzas soviéticas y creando inmensas brechas en el frente que la Stavka sólo pudo cerrar enviando un gran número de reservas estratégicas apresuradamente reclutadas.

Sin embargo, el ER sí pudo construir defensas sólidas en los ejes de avances alemanes, aunque fuesen por un corto periodo de tiempo, además de hacerlo en Smolensk en agosto y septiembre, frenó el ímpetu alemán en Soltsy y Staraia Russa, en el eje de Leningrado y en los accesos a Kiev en julio y agosto, y en breves periodos defendió con éxitio las ciudades de Odessa y Sebastopol. Pero a costa de un altísimo coste en vidas. La tardía decisión de Stalin de retirar sus tropas de Bielorrusia en junio, del oeste de Ucrania en julio y de Kiev en septiembre, llevó directamente al cerco y destrucción de frentes enteros y la pérdida de inmensos territorios con grandes poblaciones y valiosos recursos industriales y agrícolas.

Con la defensa de Moscú, el ER logró tomar la iniciativa estratégica, y ello se debió básicamente a errores estratégicos alemanes, el mayor de los cuales fue el insaciable apetito de Hitler por las victorias y su congénito optimismo exagerado que le llevaron a desplegar a la Wehrmacht en exceso y en ejes estratégicos demasiados extensos. A partir de la ofensiva soviética en Moscú, quedó claro que Alemania no podría destruir a la URSS. Fracasó la Operación Barbarroja y con este fracaso se evaporaron las esperanzas de Hitler de destruir a la Unión Soviética para siempre.

La contraofensiva soviétida en Moscú, también supuso un punto de inflexión en otros aspectos del arte militar, ya que fue la primera vez que la Stavka pudo reclutar, reunir, desplegar y enviar al combate reservas estratégicas de forma secreta y exitosa. Eligió bien el momento, justo en el momento crítico que había aflojado el impulso ofensivo de la Wehrmacht y antes de que ocuparan buenas posiciones ofensivas.

Las consecuencias de las derrotas del ER en 1941 fueron atroces. En seis meses de guerra, la Wehrmacht había avanzado 1200 km en un frente de 1000 km. Ese avance acelerado privó a la URSS de hasta el 40 % de su población y del 35 % de su capacidad productiva; inflingió un mínimo de 4.5 millones de bajas, incluyendo 3.1 millones de muertos, prisioneros o desaparecidos. (VOV, pp. 467 – 468 y Krivosheev, p. 143). Al mismo tiempo el ER perdió 20.500 tanques, 101.100 cañones y morteros, 17.900 aviones y 6.290.000 fusiles. En el hagber del GKO hay que anotar la extraordinaria evacuación de la industria hacia el este y las medidas extraordinarias tomadas para seguir produciendo y que, combinadas con la ayuda del Préstamo y Arriendo Aliado, permitieron sobrevivir al ER y a la URSS.

El general Gotthard Heinrici, comandante del XLIII Cuerpo de Ejército del 4º Ejército de Moscú, y al final de la guerra, el primer especialista en tácticas defensivas de la Wehrmacht, analizaba convincentemente las razones del fracaso alemán incluso antes de que comenzara la contraofensiva del ER, e incidía en que no se logró el objetivo formulado para la Campaña en el Este ante la evidencia de que no había caído la estructura del Estado soviético, la amenaza de una guerra en dos frentes siguió de pie. Hitler políticamente subestimó la estabilidad interna del sistema bolchevique, junto con el trato impropio dado por los alemanes a la población de los territorios ocupados, sobre todo en Ucrania y los estados bálticos, que intensificó el sentimiento patriótico de defender la Madre Patria.

Según Heinrici “la decisión estratégica decisiva fue la operacional de agosto de 1941, según la cual se trasladó el énfasis principal de la operación del Grupo de Ejércitos Centro al Sur y, en parte, al del Norte. Esto hizo perder la mejor oportunidad de llevar a cabo una batalla decisiva contra el enemigo en el marco de un ataque directo contra Moscú. Recalco lo de “mejor oportunidad” porque no ha habido pruebas que digan lo contrario”.

Se recalca el problema de la motorización, de la falta de unidades motirzadas ni adecuado transporte aéreo ni reservas de combustible para una campaña en una región de la extensión de la URSS, y que depender casi por exclusivo del ferrocarril no era la mejor forma de hacer las cosas en Oriente. El clima, la geografía, el loco y la dificultad del terreno hicieron que los alemanes tuvieran que librar una continua batalla contra el tiempo. “El comienzo de la campaña a fines de junio, junto con el tiempo perdido durante la batalla de Kiev, se cobró una amarga venganza contra los alemanes. De no haberse logrado la decisión incorrecta en agosto de 1941, el periodo previo al inicio de la temporada d eloco habría bastado para lograr un éxito decisivio. Sin embargo, tampoco eso podría haberse garantizado”. “En resumen, se puede establecer que el factor decisivo del fracaso de la operación fue la decisión tomada en agosto de 1941. Asimsimo, también contó la subestimación del enemigo, la debilidad germana, sobre todo en lo referente a fuerzas motorizadas, lo inmenso del territorio y los factores de clima, terreno y tiempo. Con todo esto en mente, cobran especial relevancia los esfuerzos realizados por los soldados alemanes”. (Heinrici, p. 190).

La discusión más acalorada asociada con la Operación Barbarroja gira alrededor de las órdenes de Hitler de parar el avance hacia Moscú en agosto de 1941 y de enviar el grupo panzer de Guderian al sur, hacia Kiev, en septiembre. Tanto la mayoría de los generales alemanes como numerosos historiadores han criticado severamente la decisión de Hitler en agosto argumentando que la diversión de Guderian hacia Ucrania impidió la captura de Moscú y tal vez la victoria alemana en la guerra. Importantes evidencias que actualmente han salido a la luz contradicen sus argumentos, y al menos apoyan la tesis de Heinrici de que “tampoco eso podría haber garantizado” la captura de Moscú en 1941. Ahora es evidente que la mejor oportunidad de la Wehrmacht de capturar Moscú tuvo lugar en octubre de 1941 y no en septiembre, y fue así porque la oposición del ER al ataque alemán contra Moscú fue mucho más débil en octubre que en septiembre por tres razones básicas.

Primero, los frandes oeste, de Reserva y de Brinask, que habían detenido el avance germano al este de Smolensk a fines de julio e inicios de agosto, gastaron gran parte de su fortaleza llevando a cabo numerosos e inútiles asaltos contras las defensas alemanas al norte y sur de Smolensk, a finales de spetiembre los tres frentes estaban a punto de un colapso irrevocable. Segundo, la eliminación de gran parte del Frente Suroeste del orden de batalla del ER en septiembre significó que Guderian sólo afrontó una tenue resistencia en su ofensiva hacia Orel y Tula, y por último, al castigar duramente al Frente Central en agosto y luego acabar con el Frente de Briansk en septiembre, el Grupo de Ejércitos Centro estaba en condiciones de atacar Moscú en octubre con impunidad y sin preocuparse de su flanco derecho.

De hacer avanzado el Grupo de Ejércitos Centro en septiembre hacia Moscú antes de despejar sus flancos, tendría que haberse enfrentado con fuerzas soviéticas más poderosas protegiendo Moscú y con fuerzas importantes desplegadas en sus flancos derecho e izquierdo. Si el ejército alemán no pudo defender sus flancos relativamente reducidos en diciembre de 1941 contra un ER de 4.1 millones de hombres, le hubiera sido mucho más difícil hacerlo con flancos muchos más extensos en noviembre contra al menos 5 millones de hombres.

El factor más decisivo, en cuanto al ER fue su capacidad de hacer frente a Barbarroja al reclutar y organizar reservas estratégicas, un hecho poco mencionado por los partidarios de las explicaciones anteriores sobre el error de Hitler de desviar sus fuerzas de Moscú en septiembre de 1941, Stalin se dio cuenta de que “su guerra a muerte” requería una movilización completa y despiadada de todos los recursos del país y de los que obtuviera de sus aliados. Stalin lo hizo en 1941, Hitler no lo hizo hasta 1944. En este aspecto, la derrota de Barbarroja fue totalmente comprensible y hasta predecible.

Saludos cordiales desde Benidorm a todos.

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Re: David M. Glantz - "Antes de Stalingrado".

Mensaje por la_respuesta » Vie Sep 13, 2019 6:19 am

Hola a todos!

Leyendo muy atentamente la información brindada en este antiguo hilo me han entrado ganas de comprarlo, pero me han surgido algunas consultas.

Según lo apuntado, este libro correspondería a la traducción de “Barbarossa: Hitler's Invasion of Russia 1941” del año 2001, ¿cierto? Si no estoy muy equivocado, la edición inglesa original del libro “Cuando Chocan Los Titanes Como El Ejercito Rojo Detuvo a Hitler” del mismo autor es del año 1995. ¿Existe mucha variación entre ambos libros? ¿Existen matices distintos? ¿Desarrolla más en profundidad los temas?

Lo otro: Teniendo en cuenta la fecha de publicación en inglés, ¿Ha quedado desfasado en algunos puntos o se mantienen sus análisis, puntos de vista e interpretaciones? Es obvio que dado sus años, en más de algún punto quizás exista alguna corrección, pero quisiera saber la magnitud de los mismos (si es que existen).

Y para finalizar: ¿Es este el mejor libro en lengua castellana que trate de forma global, sintética y unitaria Barbarroja? Obviamente teniendo en cuenta sus dimensiones. No considero obras de envergadura descomunal y/o obras que tratan en varios tomos el detalle de Barbarroja mismo o batallas puntuales (muchos de autoría del excelso Glantz). Tampoco cuento los libros estilo Beevor y compañía, que sin ser malos, me resultan empalagosos y no me aportan mucho en términos militares, logísticos, operacionales y estratégicos.

En resumidas cuentas y hablando de forma coloquial, busco una especie de “Biblia” de Barbarroja para estudiarla bien y que sirva de base y guía para ir leyendo, más adelante, libros más detallados sobre esta feroz y épica campaña.

No sé si me he dado a entender bien. :lol:

Por vuestra paciencia al leer, y dando de antemano gracias por datos e información al respecto, me despido muy cordialmente.

Saludos.-

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