Como ya dije algunos meses atrás, publico también aquí la reseña de este libro, tal cuál y como
la he publicado en mi blog.
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Soldados del Tercer Reich. Testimonios de lucha, muerte y crimen. Por Sönke Neitzel y Harald Welzer, traducido por Gonzalo García, Barcelona: Crítica, Memoria (2012). Notas al final del libro. Bibliografía. Pp. 443.
La obra que hoy reseñaremos ha recibido cierta atención en la prensa española, tanto
al publicarse el año pasado en Alemania como
al publicarse la traducción al castellano hace unos meses. Aunque ambos artículos retratan con fidelidad la naturaleza de la obra, sólo lo hacen de modo muy superficial, pues ambos, especialmente en la noticia de
ABC, se limitan a citar el capítulo de conclusiones y algunos de los primeros episodios que aparecen en el capítulo “Luchar, matar, y morir”, donde se recopila y analiza los testimonios y que son el objeto de interés este estudio.
Éste se fundamenta en las actas de conversaciones informales entre diversos prisioneros de guerra alemanes que, sin que los interlocutores lo supiesen, eran espiadas y grabadas por sus captores angloestadounidenses con el objeto de obtener información útil, esencialmente de carácter militar como espeficaciones técnicas de los aviones de combate más moderno o modos de operación de las tripulaciones de los U-Boat en el mar; uno de los mayores hitos alcanzados por los oficiales de inteligencia aliados fué conocer, con muchos meses de antelación, sobre la existencia de las famosas “bombas volantes”. Así, esta obra constituye una difusión de resultados del grupo de investigación que se creó exprofeso para el análisis de estas actas, al que debe sumarse otro volumen editado por ambos autores y Christian Gudehus y titulado
“Der Führer war wieder viel zu human, zu gefühlvoll!” (Frankfurt del Meno, 2011) [traducido al castellano, rezaría así:
¡De nuevo, el Führer era demasiado humano, demasiado sensible! ¡Gracias por la traducción, Irene!
]; en 2003, Sönke Neitzel ya había publicado la transcripción de las conversaciones grabadas a generales capturados de la Wehrmacht, siendo publicado en castellano por Tempus con el título poco aclaratorio de
Los generales de Hitler (Barcelona, 2008). Actualmente, estas actas están dipositadas en los National Archives de Gran Bretaña, además de sus contrapartes estadounidenses depositados en los NARA.
El resultado de muchos años de trabajo sólo es descriptible como excelente. Por una parte, la aportación del psicólogo social H. Welzer resulta de gran importancia, pues aporta la necesaria perspectiva que su disciplina para comprender como percibían la realidad los individuos espiados. Aunque los modelos psicológicos que aplica puedan despertar inicialmente las cautelas metodológicas de cualquier lector formado como historiador, también debe señalarse que resultan extremadamente útiles para comprender como percibían la realidad los prisioneros alemanes. Este análisis comparativo viene muy bien complementado con el riguroso método histórico empleado por S. Neitzel, pues en los casos que ha sido posible, ha intentado contrastar la experiencia relatada por alguno de los testimonios con otras fuentes primarias, fundamentalmente documentos de archivo como diarios de guerra de unidades, además de estudios publicados relacionados.
Algunas de las conclusiones de Neitzel y Welzer resultan de interés. Por una parte, cuestionan severamente las tesis, sostenidas por Daniel Goldhagen, respecto a que los alemanes fueron entusiastas ejecutores de la política de exterminio antisemita. Si bien hubo un importante número de individuos que los autores reconocen que encajarían perfectamente con este modelo, en cambio la mayoría consideró simplemente como irrelevante esta cuestión o sólo en la medida que afectó de algún modo en su cotidianedad. Por otra parte, los autores clavan otro clavo más en el ataúd de las viejas tesis sobre la no implicación y desconocimiento de la Wehrmacht de la política criminal del Tercer Reich, pues en los diversos testimonios resulta patente que el conocimiento sobre el exterminio antisemita y de los prisioneros de guerra soviéticos eran, tal y como ya indicaban las fotografías que muestran ejecuciones en masa en la Unión Soviética y con espectadores y entre los cuáles se cuentan gran número de soldados del Heer, algo común y muy difundido entre la tropa.
Uno de los aspectos que parece haber sido pasado por alto es el relato de experiencias de lo que a veces se ha descrito como el
sharp end of combat, al menos en lo que se refiere al combate terrestre. En cambio, sí tenemos relatadas experiencias muy vívidas sobre la realidad del combate aéreo o del combate naval de superfice y submarino. También los lectores interesados en las cuestiones de armamento encontrará opiniones sobre el armamento alemán, siendo especialmente abundante las referencias a los aviones de combate. Según los autores, entre los pilotos y los tanquistas era especialmente habitual charlar sobre las características y prestaciones de sus aviones y vehículos de combate, dando una imagen que recuerda, salvando ciertas distancias, a las discusiones que actualmente tienen los aficionados a la Segunda Guerra Mundial.
No quisiera finalizar esta reseña sin antes decir alguna cosa sobre la traducción. Si bien desde el punto literario es correcta, el lector más o menos habitual de obras sobre la Segunda Guerra Mundial encontrará términos que han sido traducidos de forma algo heteredoxa. He aquí algunos ejemplos y sin ánimo de ser exhaustivo: en la p. 275 tenemos la “cancillería imperial” (cancillería del
Reich), en las pp. 285-286 nos hablan de la “guardia de asalto” alemana (
sturmtruppen), en la p. 317 se habla de la “metralleta 42″ [MG-42] y en la p. 220 se nos habla de la “batalla material”, término que intuyo que es la traducción para salir al paso de
Materialschlacht, cuya traducción más correcta al castellano quizás fuese “guerra de desgaste” o “batalla de desgaste”. Mientras estos errores son achacables a un trabajo de traducción que no ha venido acompañado de la lectura de textos paralelos en castellano, además del mero desconocimiento sobre la terminología específica, hay otros que resultan de un método de trabajo muy pobre. De esto último, bastan algunos casos notorios: en la p. 221 se nos habla de la”frontera imperial” [frontera del
Reich] pero, en el párrafo de esa misma página, ese mismo término aparece también en su forma correcta; en la p. 298 la capitulación de las últimas tropas germanoitalianas en Túnez es descrita como una “capitulación sin rendiciones”; el conocido saludo hitleriano –
Heil Hitler!- es traducido en la p. 255 como “¡Salve, Hitler!”. También resulta chocante observar en varios ocasiones que la División SS
Das Reich es traducida como “El Reich” en las pp. 310, 315 y 316-317 pero, en cambio, no se traduce en la p. 314; esta es la norma en las denominaciones divisionarias, siendo el caso más estrambótico el de la División SS “Príncipe Eugenio” (p. 304) y que, posiblemente, no sean muchos los lectores que logren identificarla con la División
Prinz Eugen.
Más allá de estos errores, sólo cabe criticar que el Índice sea del todo inútil, pues el capítulo “Matar, luchar, y morir” que abarca todo el núcleo de la obra, más de 250 páginas, no incluye los numerosos subcapítulos y apartados en los que está subdividido e introduciendo una dificultad innecesaria para el uso del libro como obra de consulta. Pero, en todo caso, estos inconvenientes de la edicición no desmerecen para nada el enorme valor de este trabajo, que incluye charlas tan inolvidables como la mantenida entre una brigada del Heer con un Rottenführer-SS en Julio de 1940 (pp.301-303). Sólo por ello se puede calificar esta obra con una sola palabra: impagable.