La dérive fasciste-Doriot, Deat, Bergery-1933-1945. P Burrin

Recensiones personales de libros leídos

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Mensaje por David L » Mar Jul 26, 2011 11:23 pm

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La dérive fasciste ; Doriot, Déat, Bergery, 1933-1945Doriot, Déat, Bergery, 1933-1945
Autor: Philippe Burrin
Nº páginas: 581 pags
Lengua: francés
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 2-02-009357-X
Editorial: Points
Nº Edición:1ª
Año de edición:2003
Plaza edición: París

La derive fasciste, de Philippe Burrin, resulta un excelente estudio de un tema tan controvertido como fue el colaboracionismo francés bajo la ocupación alemana en el período 1940-1945, en este caso, el autor se centra en el papel desarrollado por una parte de la izquierda francesa en dicha actuación, en concreto, analiza la figura de tres importantes personajes pertenecientes a partidos de este signo político: Gastón Bergery, del partido radical de izquierdas, Marcel Deat, socialista, y, por último a Jacques Doriot, miembro destacado del Partido Comunista Francés. Los tres acabarían cruzando a la otra orilla política y colaborando con el invasor alemán.

Como he comentado anteriormente, este estudio sobre el colaboracionismo tiene la peculiaridad de estar centrado en los cómplices políticos de los alemanes en la Francia ocupada provenientes de la izquierda, una minoría significativa, a veces infravalorada y denostada por su origen y que acabaron llenando de contenido una magnífica frase del autor sobre el mundo colaboracionista en Francia y en toda Europa durante el Tercer Reich, dice así ésta: “Todos los fascistas fueron colaboradores, pero no todos los colaboradores fueron fascistas”. Excelente resumen para resumir brevemente el objetivo de este magnífico ensayo.

Entrando ya a desgajar un poco el libro podemos comenzar afirmando que estos tres políticos, -Begery, Deat, Doriot- fueron en cierta manera un producto de las disensiones internas en la izquierda francesa durante los años de entreguerras, desavenencias que no sólo abarcaron al espectro político de la izquierda, sino también a la derecha y a la clase política francesa en general. Crisis económica, crisis política y, sobre todo, crisis moral de país que acabó por desquebrajar la unidad nacional francesa. Curioso destacar, como bien nos muestra el autor, la manera en la que fueron acercando posturas estos tres destacados políticos hacia una desafección al régimen de la Tercera República francesa, una animadversión centrada en un pacifismo conciliador, un anticomunismo creciente y, una especie de sentimiento de culpa colectiva ante una Alemania asfixiada por el Tratado de Versalles con el consiguiente resultado indirecto de la llegada de Hitler al poder en 1933.

Burrin se plantea a lo largo de toda la obra si el colaboracionismo francés de izquierdas fue realmente fascismo, entendiendo éste como un modelo basado en un régimen totalitario de partido único, y si eso era realmente lo que ambicionaban los Begery, Deat o Doriot. Tres personajes y tres modos de acercamiento al fascismo. Para Bergery su credo político se basaba en intentar conseguir una comunidad nacional integrando en ella a las clases medias y reafirmando los intereses de la nación por encima del interés particular. A Marcel Deat, socialista del ala derecha del partido, la solidaridad de las clases sociales, la reorganización de la economía como un modo de vida colectivo y solidario formaron su dogma político. Para Doriot, quizá el más cercano a lo que podríamos denominar un ser fascista, la comunidad popular, suprimiendo las bases de desarrollo del comunismo, junto a un tipo de poder autocrático y popular libre de todo ataque político y moral serían las claves para la regeneración nacional francesa. Como se puede comprobar son tres maneras muy parecidas, aunque cada una con su poso particular, de dirigirse hacia una unión nacional desechando la democracia tal y como era concebida durante la Tercera República francesa. Otro aspecto que el autor nos destaca a la hora de intentar comprender la metamorfosis de estos hombres de izquierdas en colaboracionistas es su pasado en la Gran Guerra, un pasado marcado por un acentuado odio a la guerra, un pacifismo rayano en el apaciguamiento más rampante, y un interés en marcar un nacionalismo no expansivo ni agresivo, es decir, muy al contrario del fascismo italiano, basado éste en una regeneración nacional con claras intenciones de Imperio, algo a lo que los colaboradores franceses no estaban dispuestos a seguir. Su intención era el de mantener la paz a toda costa, evitando cualquier atisbo de expansión territorial y frenando en cierta manera este tipo de nacionalismo exacerbado. Curiosamente estos asertos sirvieron paradójicamente para acercarse al fascismo y, como se puede comprobar, eran la antítesis del credo mussoliniano.

Para Burrin, la solución que ofrecían estos políticos de izquierdas pasados al campo de la colaboración no era otra que una Unió Nacional a la francesa, es decir, un modelo propio basado en las tradiciones galas y en sus peculiaridades personales, maquilladas en ciertos aspectos por el fascismo y, sobre todo, y lo que resultó fatal para sus aspiraciones, bajo el paraguas del invasor alemán.
Resulta llamativo que al final quien consiguiera algo muy similar, salvando ciertos aspectos del mismo fuera el general De Gaulle y lo que posteriormente conoceríamos como el gaullismo: un jefe y líder que acabó arrastrando detrás a la mayoría de franceses. Una unión nacional que no siempre debe acabar en un Fascismo con mayúsculas.

Un saludo.

Fuente imagen: http://www.amazon.fr/La-d%C3%A9rive-fas ... =1-1-fkmr0
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Rubén.
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Mensaje por Rubén. » Mié Jul 27, 2011 2:27 am

Hola.
Un tema interesante y polémico.
Gracias por exponerlo en el foro, David L.
Lástima que el libro por lo que parece está en sólo en francés.
Burrin se plantea a lo largo de toda la obra si el colaboracionismo francés de izquierdas fue realmente fascismo,
Me ha llamado la atención esta frase.
Un gran planteamiento el de este Burrin cuando todavía hoy nadie ha sabido definir exactamente lo que es fascismo. ¿Sistema totalitario de partido único? No es el único, el comunismo también es de partido único.
¿Sistema conservador? Tampoco lo creo cien por cien, tiene mucho de carácter revolucionario.
¿Sistema revolucionario? No, pues aunque muchos nacen de la izquierda sindicalista, otros menos de la derecha como Falange en España.
¿Sistema racista? No en todos los casos.
¿Nacionalista? No completamente, más bien un "nacionalismo internacionalista". Como dijo Mussolini: Llevaremos el fascismo más allá de las estrellas.
¿Militarista? No del todo, unos nacen como necesidad a una guerra, pero otros como necesidad de pararlas.
¿Religioso? Tampoco, los hay tanto ultrareligiosos como tanto laicistas radicales.
Y podemos seguir con muchos etcéteras de coincidencias y contradicciones. Es un eterno debate.
Otro aspecto que el autor nos destaca a la hora de intentar comprender la metamorfosis de estos hombres de izquierdas en colaboracionistas es su pasado en la Gran Guerra, un pasado marcado por un acentuado odio a la guerra, un pacifismo rayano en el apaciguamiento más rampante, y un interés en marcar un nacionalismo no expansivo ni agresivo, es decir, muy al contrario del fascismo italiano, basado éste en una regeneración nacional con claras intenciones de Imperio, algo a lo que los colaboradores franceses no estaban dispuestos a seguir. Su intención era el de mantener la paz a toda costa, evitando cualquier atisbo de expansión territorial y frenando en cierta manera este tipo de nacionalismo exacerbado. Curiosamente estos asertos sirvieron paradójicamente para acercarse al fascismo y, como se puede comprobar, eran la antítesis del credo mussoliniano.
Esto no es exclusivo del supuesto "fascismo francés". El fascismo italiano en sus inicios, me refiero el pre-Marcha sobre Roma, se oponía a una expansión territorial que no fuera su área de irredentismo. Por ejemplo en las filas iniciales revolucionarias había intelectuales anticoloniales y hasta nativos denunciando a la monarquía italiana. Me imagino que el francés había cosechado parte de esa tradición.
Como he comentado anteriormente, este estudio sobre el colaboracionismo tiene la peculiaridad de estar centrado en los cómplices políticos de los alemanes en la Francia ocupada provenientes de la izquierda, una minoría significativa, a veces infravalorada y denostada por su origen y que acabaron llenando de contenido una magnífica frase del autor sobre el mundo colaboracionista en Francia y en toda Europa durante el Tercer Reich, dice así ésta: “Todos los fascistas fueron colaboradores, pero no todos los colaboradores fueron fascistas”. Excelente resumen para resumir brevemente el objetivo de este magnífico ensayo.
Pienso que no todos los fascistas serían colaboradores. Un error típico del siglo XXI es identificar a nazismo y fascismo como lo mismo, cuando en otras circunstancias políticas o geoestratégicas distintas podían haber sido enemigos perfectamente. Una de las cosas que hay que corregir en la definición de "fascismo" si algún dia los historiadores llegan a un consenso sobre lo que fue, y en menor medida sobre lo que es, aunque quede bien poco.
Resulta llamativo que al final quien consiguiera algo muy similar, salvando ciertos aspectos del mismo fuera el general De Gaulle y lo que posteriormente conoceríamos como el gaullismo: un jefe y líder que acabó arrastrando detrás a la mayoría de franceses. Una unión nacional que no siempre debe acabar en un Fascismo con mayúsculas.
Curioso como los del Mayo del 68 se llenaron la boca llamándole "fascista".
_____

Durante años he leído a Mussolini, siempre me ha llamado mucho la atención el pensamiento fascista inicial, casi sería hoy un tema en una clase de filosofía de no ser porque su fundador perdió una guerra siendo dirigente de un Estado.

Entre las muchas cosas que he leído de este hombre, pero lo plasma especialmente en sus discursos recopilados en El Espíritu de la Revolución Fascista, el fascismo es una ideología amoldante según la época en que se viva. No es de una idea fija como el comunismo o el nazismo, sino que según Mussolini ha de ir cambiando con el devenir de la Historia para adaptarse a nuevos tiempos. Creo que por esto nunca nadie ha definido lo que es fascismo y por eso por lo que también los diversos movimientos fascistas en distintos países han sido tan diversos. Pero bueno, es una opinión mía.

Rubén el Stuka.

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Mensaje por José Luis » Mié Jul 27, 2011 10:34 am

¡Hola a todos!
Rubén. escribió: Un gran planteamiento el de este Burrin cuando todavía hoy nadie ha sabido definir exactamente lo que es fascismo..
"Exactamente" parece presuponer que ya hay una definición unánimamente aceptada del fascismo, y no es el caso. Cuatro es la respuesta exacta a dos más dos, pero definir exactamente el fascismo no es sumar dos más dos. Quizá si la cuestión quedase reducida al fascismo italiano, entonces sería más plausible buscar (y encontrar) una definición más o menos exacta del mismo, pero cuando se trata de definir el fascismo genérico, surgen los problemas por su variedad. Creo que el objetivo de los académicos en su intento de definir el fascismo es más humilde, y en todo caso consistente en construir una definición o teoría que refleje de la forma más acertada posible la naturaleza y objetivo fundamentales del fascismo. Y esto es lo que han hecho con diferentes aproximaciones (y aciertos).

Por ejemplo, Roger Griffin. En un interesante libro, A Fascist Century. Essays by Roger Griffin, editado por Matthew Feldman, prologado por Stanley G. Payne y publicado por Palgrave Macmillan (2008), Feldman recoge en la introducción editorial dos definiciones de Griffin del fascismo, la primera aparecida en 1991 (The Nature of Fascism) y la segunda en 2004 (International Fascism....), que copio a continuación en inglés seguido de mi traducción (espero que más o menos acertada):

“Fascism is a genus of political ideology whose mythic core in its various permutations is a palingenetic form of populist ultra-nationalism”. “El fascismo es un género de ideología política cuyo núcleo mítico en sus diversas permutaciones es una forma palingenésica de ultranacionalismo populista”.

“revolutionary form of nationalism bent on mobilizing all ‘healthy’ social and political energies to resist the onslaught of ‘decadence’ so as to achieve the goal of national rebirth, a project that involves the regeneration (palingenesis) of both the political culture and the social and ethical culture underpinning it”. “forma revolucionaria de nacionalismo empeñado en movilizar todas las energías sociales y políticas 'sanas' para resistir la embestida de la 'decadencia' a fin de lograr el objetivo del renacimiento nacional, proyecto que supone la regeneración (palingenesia) de la cultura política y de la cultura ética y social que lo sustenta”.

Luego Feldman propone una teoría griffiniana del fascismo, de lo que podría parecer dicha teoría actualmente (hechas las salvedades previamente):

Since it first emerged in the wake of World War One, fascism can be profitably conceptualised as a specifically modern form of secular ‘millenarianism’ constructed culturally and politically, not religiously, as a revolutionary movement centring upon the ‘renaissance’ of a given people (whether perceived nationally, ethnically, culturally, or religiously) through the total reordering of all perceivedly ‘pure’ collective energies towards a realisable utopia; an ideological core implacably hostile to democratic representation and socialist materialism, equality and individualism, in addition to any specific enemies viewed as alien or oppositional to such a programme”. “Desde que surgió a raíz de la Primera Guerra Mundial, el fascismo se puede conceptualizar provechosamente como una forma específicamente moderna de 'milenarismo' secular construido cultural y políticamente, no religiosamente, como un movimiento revolucionario centrado sobre el 'renacimiento' de un pueblo dado (ya percibido nacional, étnica, cultural o religiosamente) mediante el reordenamiento total de todas las energías colectivas percibidamente 'puras' hacia una utopía realizable; un núcleo ideológico implacablemente hostil a la representación democrática y al materialismo socialista, a la igualdad e individualismo, así como a cualesquiera enemigos específicos considerados como extraños u opuestos a un programa semejante”.

Y claro, cada académico especialista en el fascismo tiene su definición y teoría del mismo, que podrá ser convergente o divergente en aspectos varios a las de sus colegas. Son discusiones académicas que no creo tengan mucho interés para el lector corriente (a quien no creo que vayan dirigidas estas obras).

En mi particular visión del asunto, el fascismo es un movimiento esencialmente negacionista (tal como lo fue el nazismo), y en tal sentido se define más por lo que niega que por lo que propugna; incluso niega la posibilidad de disentir de sus principios o filosofía de vida, tal como corresponde a su naturaleza política autoritaria.

Saludos cordiales
JL
"Dioses, no me juzguéis como un dios
sino como un hombre
a quien ha destrozado el mar" (Plegaria fenicia)

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Mensaje por Rubén. » Mié Jul 27, 2011 8:07 pm

¡Buenas a todos!
Como el tema trata de esto, voy a exponer algunos movimientos fascistas franceses o que se parezcan, de los que ya se han citado y de los que no.

Juventudes Patrióticas

Las ideas de Napoleón Bonaparte al igual que en el romántico siglo XIX también quedarían inscritas en los conflictos de la primera mitad del siglo XX. Cuando terminó la Primera Guerra Mundial surgió un movimiento bonapartista completamente anticomunista, aunque no fascista, pero ya con algún parecido. Se llamaba las Juventudes Patrióticas, con Pierre Taittinger al frente como líder. Este movimiento procedía de la antigua Liga de los Patriotas, otra fuerza bonapartista anterior. Poco a poco iría cobrando poder en la Francia de "Entreguerras", y aunque nunca fue muy numeroso, sus miembros tendrían alguna importancia en la futura Francia de Vichy.

Le Francisme

Le Fascieau, llamado así en un principio, fue un movimiento curioso, pues procedía de raíces anarquistas y sindicalistas del político Georges Valois, pero se convirtió en un semifascismo muy similar al de Benito Mussolini en Italia. El movimiento llegó a llamarse Le Francisme o el "francismo", palabra similar al término <<fascismo>>. Marcel Bucard fue su líder, un veterano de la Primera Guerra Mundial muy descontento por la situación en Francia y a nivel mundial, que supo captar gente en el movimiento en la misma situación que él y de parecidos sentimientos. Trató de aglomerar en sus filas a legiones de excombatientes de la Gran Guerra en la llamada Ancien Combattant, deseaba hacer lo mismo que Mussolini había conseguido en Italia o Hitler estaba intentando hacer en Alemania, pero no lo consiguió, al carecer su movimiento de falta de ideología. A pesar de autoproclamarse el nuevLe Francisme o fascismo para Francia, estuvo siempre lejos de serlo, pues sus ideas antirrevolucionarias conservadoras más tradicionales no eran completamente fascistas, por esa razón nunca gozó de un poder serio en la política francesa. Una vez se estableció la Francia de Vichy, Le Francisme gozó de mejor salud política ante el respeto que mostró Philipe Pétain por esta organización.

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Izquierda: Marcel Bucard en mítin. Derecha: Símbolo de Le Fascieau, muy símilar al Lictorio italiano. Fuente de fotografía: http://www.eurasia1945.com" onclick="window.open(this.href);return false;

Croix de Feu o Cruces de Fuego

Un movimiento muy similar al fascismo italiano en Francia, tanto por su asociación de excombatientes de la Primera Guerra Mundial, como por su ideal inicial socialista, fueron las Croix de Feu o "Cruces de Fuego". Fue fundado en 1927 y su líder era François de La Roque. La ideología desde un principio fue reclutar a todos los veteranos de la Gran Guerra posibles y hacer una fuerza política de carácter socialista y fervientemente nacionalista y patriótica en contra del capitalismo y por supuesto del comunismo. Fomaron escuadrones y columnas entrenadas militarmente para sus actos políticos y para defenderse de los posibles agresores de la extrema izquierda, también se fundó una sección femenida, grupos universitarios y filas para las juventudes. Los actos usualmente los hacían en París y sobretodo en el Arco de Triunfo, aunque a veces hacían peregrinaciones a los antiguos campos de batalla de la Gran Guerra como Verdún. Aunque su idelogía nunca se formó en un fascismo completo totalmente, fue el mejor movimiento que atrajo a personas de este tipo de ideas. Ni siquiera Le Francisme de Marcel Bucard pudo competir contra Le Croix de Feu.

Los Cruces de Fuego hicieron mucho ruido tras la Crisis de la Bolsa de Nueva York en 1929 y en los años siguientes una fuerte campaña contra los políticos corruptos. El "Escándalo Stavinsky", caso corrupto político financiero, fue el mayor auge de los Croix de Feu. Junto las Juventudes Patrióticas y el Partido Comunista Francés, los Croix de Feu se apelotonaron en la Plaza de la Concordia de París para protestar contra la corrupción el 6 de Febrero de 1934. Abuchearon a los políticos al salir de los ministerios a la vez que cantaban la Marsellesa y los comunistas la Internacional. Al dia siguiente, el 7 de Febrero, se produjo un enfrentamiento brutal entre la policía y los Cruces de Fuego junto al resto de manifestantes, hubo 17 muertos y 2.309 heridos, además de cientos de detenidos.

A partir de los Sucesos del 7 de Febrero de 1934 la Croix de Feu perdió fama, pero siguió activa hasta su disolución el 18 de Junio de 1936. Tras la desaparición de la Croix de Feu los mismos militantes fundaron el PSF o Partido Social Francés.

Cuando se impuso la Francia de Vichy en Junio de 1940, el Partido Social Francés de los antiguos Croix de Feu volvió a cambiar de nuevo el nombre por el Progreso Social Francés con las mismas siglas PSF. El Progreso Social Francés tendría mucha importancia en la formación de una ideología francesa para lo que los nazis denominaban el Nuevo Orden de Europa. Sin embargo toda la cúpula de los Croix de Feu, incluido La Roque, se vieron desencantados con el Tercer Reich y se unieron la Resistencia Francesa contra los alemanes. Quizá fueron uno de los pocos fascistas, o por lo menos individuos que guardaban esa estética, en luchar contra los nazis.

Partido del Pueblo Francés

El Partido del Pueblo Francés (PPF) fue la única fuerza política en Francia que realmente era fascista en todo su esplendor. Pero su trayectoria y su evolución fueron muy diferentes, pues sus fundadores fueron todos comunistas.

Jaques Doriot fue una de las grandes personalidades comunistas de Francia. Miembro del Partido Comunista Francés desde el principio de los años 20 del siglo XX, fue elegido diputado en el barrio parisino de Saint-Denis en 1924. Rápidamente Doriot se ganó una buena imagen en la Unión Soviética y especialmente en el líder ruso Ióslif Stalin. Pero Doriot no estaba de acuerdo en que la Unión Soviética controlara al Partido Comunista Francés, además él era nacionalista y Moscú prohibía al PCF ser patriota o defender su tierra mientras que lo alentaba a apoyar nacionalismos fuera de Francia como los de Marruecos, Argelia y Vietnam, algo sin mucho sentido para él. Cuando Doriot fue elgido representante de la Delegación Obrera Internacional en China, perdió totalmente la confianza en Moscú al apoyar este al nacionalismo chino del Kuomitang permitiendo la matanza de comunistas en Shangai, para luego, tras sacrificar a sus propios camaradas pasar a apoyar al Partido Comunista Chino de Mao Tse-Tung, y todo por placer de Stalin. En seguida se manifestó en contra de Moscú, más aún cuando el PCF se enmistó con los sindicatos franceses que no querían unirse a Stalin. De hecho se especulaba que Doriot iba a ser elegido secretario general del PCF, pero en el último momento Rusia se lo denegó al ver una posible disidencia en el futuro. Jaques Doriot se dió cuenta entonces de que el PCF estaba totalmente bajo órdenes de Moscú y no tenía independencia propia. Durante años siguió en el Partido Comunista Francés silencioso en Saint-Denis. Cuando la Unión Soviética vió a Doriot como un peligro, le ordenó presentarse en Moscú, Doriot se negó al ver que si iba a Rusia le matarían, por lo que fue expulsado.

Pero Jaques Doriot no se quedó quieto tras su ida del Partido Comunista Francés. Creó al poco tiempo el Partido del Pueblo Francés o Partido Popular Francés. Entonces en el Partido Comunista Francés se produjo una gran ruptura, pues un ala de los comunistas pasaron al Partido del Pueblo Francés para seguir a su líder Doriot hasta el final.

El Partido Popular Francés se constituyó como un movimiento obrero socialista, pero anticomunista, en contra del capitalismo y a favor de la paz en Europa. En un principio fue de ideas bastante marxistas, pero poco a poco se fue integrando dentro de las ideología fascista italiana. Promovió campañas a favor de los campesinos y se mostraba en contra de vender la economía nacional a intereses extranjeros. Además de ser un movimiento social muy obrero, también fomentó mucho el nacionalismo francés y el patriotismo, llegó a implanterse el saludo romano con el brazo derecho en alto expresando "En Avant, Jaques Doriot" (Adelante, Jaques Doriot). El PPF llegó incluso a proponer el proyecto "Frente de Libertad", para unir a todos los socialismos y nacionalismos de Francia para combatir al comunismo de la Unión Soviética, aunque nunca llegó a materializarse.

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Mítin del Partido del Pueblo Francés de Doriot apoyando a la Legión de Voluntarios Franceses Fuente de fotografía: http://www.eurasia1945.com" onclick="window.open(this.href);return false;.

Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial el Partido del Pueblo Francés quedó como el único movimiento obrero de importancia tras la disolución del Partido Comunista Francés. La campaña de Doriot fue oponerse a la guerra, alegando que Stalin había lanzado a Hitler contra Francia. Pero el pacifismo del PPF cambió, cuando declaró que había que combatir a Alemania como prueba vital de supervivencia para Francia. Muchos fascistas franceses y el propio Doriot fueron a parar el Ejército Francés donde combatieron contra los alemanes, mientras tanto el partido haría todo lo posible por llevar una campaña totalmente antibolchevique y también en contra del nacionalsocialismo en el que en ese momento todavía le culpaban de haberse aliado con el comunismo.

Después de la Caída de Francia en Junio de 1940 y la instauración de la Francia de Vichy, los miembros del Partido del Pueblo Francés se instalaron en la Zona Libre de Philippe Pétain, allí cambiaron su nombre por el MPF Movimiento Popular Francés.

El Movimiento Popular Francés de Jaques Doriot sería la fuerza más importante fascista en la Francia de Vichy, y representaría a esta en la Operación Barbarroja y la cruzada mundial contra el comunismo dentro de la LFV Legión de Voluntarios Franceses y más tarde la 33ª División SS Carlomagno. Muchos fueron a parar a la Milice, difundiendo un odio antisemita por todo el país bastante violento y colaborando con los alemanes respecto a esta cuestión. A pesar de toda esta cooperación el mayor fracaso de Doriot ocurrió cuando el Eje le rechazó a él y a su partido para representar a Francia en el Congreso de Juventudes Europeas de Viena en Septiembre de 1942 (cumbre internacional de todos los movimientos fascista de Europa, Japón y también las neutrales España y Portugal), algo que lamentó profundamente.

Con la liberación de Francia, Doriot y dirigentes del MPF tuvieron que huír a Alemania. En 1945 Doriot moriría a manos de un ataque aéreo aliado cuando un avión americano ametralló su coche. Ese fue el fin del doriotismo en Francia.

Bibliografía:

Carlos Caballero Jurado, De la victoria a la derrota. Francia, 1918-1940, García Hispán Editor (2000), p.25-41
Ignacio Marina Grimau, La Francia más entregada, Revista Muy Historia (2009), p.76-81
Raul Arias Ramos, Reunión de Juventudes en Viena, Revista Ares Nº 18 (2011), p.55
http://en.wikipedia.org/wiki/French_Communist_Party" onclick="window.open(this.href);return false;
http://fr.wikipedia.org/wiki/Croix-de-feu" onclick="window.open(this.href);return false;
http://fr.wikipedia.org/wiki/Jacques_Doriot" onclick="window.open(this.href);return false;
También un artículo casi igual se puede ver en http://www.eurasia1945.com" onclick="window.open(this.href);return false; de mi propiedad particular


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Mensaje por David L » Jue Jul 28, 2011 6:39 am

El caso francés es muy diferente del alemán o el italiano, Francia era una potencia mundial con una gran tradición democrática detrás, esto sin duda resultó un hándicap importante a la hora de inculcar una política fascista, si podemos utilizar este término tomando como ejemplo el nazismo alemán o el fascismo italiano, en una mayoría lo suficientemente amplia como para involucrar exitosamente en este proyecto a la sociedad francesa. Esto lo sabían muy bien todos los disidentes de izquierda franceses mucho antes de que la invasión alemana se produjese. El desastre del 40 reforzó en estos inconformistas la necesidad de una regeneración nacional basada en una unión efectiva del pueblo francés, ¿por qué no copiar el modelo alemán o el modelo italiano? Burrin cree que el nazismo produjo en estos hombres un mayor poder de atracción que el fascismo italiano por su total ruptura con cualquier atisbo de tradicionalismo, sobre todo en el ex socialista Deat y en el ex comunista Doriot., un acercamiento que se aceleró tras la ocupación alemana del país. La búsqueda de ese anhelada unión nacional podría intentarse llevar a cabo copiando algunos aspectos del nazismo o el fascismo, pero….esto no quiere decir que quisieran copiar la ideología fascista como base filosófica y política para su nación. Son precisamente estas dudas las que debilitaron el fascismo en Francia, además de intentar regenerar el país mediante una fachada totalitaria unida irremediablemente a una sumisión innegable frente al vencedor alemán.

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Mensaje por Rubén. » Jue Jul 28, 2011 6:56 pm

Yo creo que esa admiración de movimientos filofascistas más al nazismo que al fascismo se debe en parte a los éxitos del nazismo en los años anteriores a la guerra y en los primeros de esta.
Hablamos del caso francés, pero se puede hablar del caso húngaro, del rumano, del belga, del holandés, latinoamericano y hasta del BUF británico. Todos empiezan por una estética mussoliniana y acaban por una estética hitleriana entre el 39-41.
Remito que esto se debe a los éxitos nazis de preguerra, a postrar a Inglaterra y Francia con la guerra a sus pies y la mayor difusión de la propaganda dentro y fuera de Europa. De Mussolini menos se oye hablar, y esto hace que irremediablemente todos los movimientos que anteriormente eran fascistas o filofascistas, pasen a ser nazis o filonazis. Por ejemplo, los movimientos fascistas no adoptan medidas antisemitas hasta la II Guerra Mundial casi tras 20 años de existencia, ¿contagio nazi? Lo más probable. Cada uno se apunta al caballo ganador o al boxeador que pega más fuerte. Y este motivo es otro motivo creo yo de la comparación actual entre colaboracionismo, fascismo y nazismo como lo mismo.

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Mensaje por David L » Jue Jul 28, 2011 8:04 pm

Estoy de acuerdo contigo ruben, la figura de Hitler tras sus exitosas campañas militares acabó siendo demasiado grande para estos hombres, una especie de veneración hacia el personajes se produjo en Bergery, Deat y Doriot que terminó en una colaboración política con el nazismo alemán. Al final vieron irremediablemente que Alemania debía tutelar una unión franco-alemana en el que Francia se mantendría como una potencia europea, eso sí, bajo la dirección del nacionalsocialismo.

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Mensaje por Rubén. » Sab Ago 20, 2011 6:38 pm

Incluso pienso que antes de la guerra. Desde 1938 creo que la admiración empezaba a ser mayor más por el nazismo que por el fascismo. Hitler a diferencia de Mussolini consigue más territorios y países pacíficamente sin guerra, toreando a todo el mundo, no como el Duce que hizo el ridículo en Etiopía y Albania. Eso de cara al exterior da más buena imagen de un expansionismo inteligente.

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Re: La dérive fasciste-Doriot, Deat, Bergery-1933-1945. P Bu

Mensaje por David L » Sab Sep 01, 2012 12:01 am

Rubén. escribió:Incluso pienso que antes de la guerra. Desde 1938 creo que la admiración empezaba a ser mayor más por el nazismo que por el fascismo. Hitler a diferencia de Mussolini consigue más territorios y países pacíficamente sin guerra, toreando a todo el mundo, no como el Duce que hizo el ridículo en Etiopía y Albania. Eso de cara al exterior da más buena imagen de un expansionismo inteligente.

Rubén el Stuka.

Sobre todo porque ambos movimientos habían triunfado prácticamente de la nada, es decir, lo que más envidiaban de dichas ideologías era que para alcanzarlas habían triunfado en cierta manera revolucionariamente. En otras palabras: el fascismo y el nazismo no eran el objetivo final, sino el medio para realizar la revolución, una revolución que no parecía ansiar en demasía Stalin allá por 1938-1939, demasiado ocupado en sostener su política exterior de acuerdos con las democracias occidentales.

Un saludo.
Os dieron a elegir entre el deshonor y la guerra... elegisteis el deshonor y tendréis la guerra.

Winston Churchill a Chamberlain.

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