¡Hola a todos!
Krasny escribió:
Tomemos el factor de la propia situación bélica. Se nos dice que cuando el marco de referencia de un grupo humano pasa de ser la sociedad civil al grupo de soldados, se ponen en funcionamiento mecanismos que no operan en la vida civil, se cometen acciones que no se llevarían a cabo en tiempos de paz. Parece de Perogrullo que, en consecuencia, el comportamiento criminal debería aparecer de forma generalizada en todos los contendientes, al menos en situaciones equiparables. Pero no parece ser el caso.
En primer lugar, mi más cordial bienvenida al foro. Acto seguido, la premisa de tu frase que cito no es del todo cierta. En la Alemania nazi de preguerra había mecanismos criminales que siguieron operando, pero de forma más radical, en el periodo de guerra. Esos mecanismos fueron múltiples y afectaron a todas las instituciones del estado alemán que, bajo un sistema político totalitario, se convirtieron con mayor o menor rapidez en instituciones del Partido Nazi (administración civil, justicia, fuerzas armadas, escuelas y universidades, medios de comunicación, etc.). La ideología racial nazi fue modelando, a través del aparato de propaganda del régimen y la legislación racial del gobierno, todas las esferas de la vida pública y privada en Alemania. Detenciones, arrestos, cárceles, prisión, campos de concentración y, no pocas veces, la muerte eran los destinos comunes de las víctimas contra quienes iban dirigida esa propaganda y esas leyes, y también era el destino de quienes se atrevieron a oponerse a las mismas, de quienes eran considerados oponentes ideológicos y, por tanto, enemigos del estado por el régimen nazi. Sin todos estos precedentes de tiempo de paz difícilmente sería posible la radicalización de la propaganda y políticas criminales llevada a cabo en tiempo de guerra. Como tampoco serían posibles esos precedentes criminales de tiempo de paz sin el caldo de cultivo preparado por el NSDAP y la derecha völkisch durante la existencia de la República de Weimar. Finalmente, las principales víctimas sobre las que estaban dirigidos los designios criminales del régimen nazi durante la Alemania nazi de preguerra fueron los judíos y los eslavos en la forma de esa espuria combinación llamada judeobolchevismo.
Krasny escribió:
Quizás el elemento que mejor ilumina esta falta de coherencia es el caso soviético, que suele ser el favorito para esgrimirse contra la singularidad alemana (por detrás de los bombardeos aliados en Europa y Japón). Además, junto a la supuesta equivalencia de la magnitud criminal soviética, a menudo se proclama una supuesta identidad ideológico-política (el “totalitarismo”) que también se usa como explicación de la pretendida semejanza criminal de los dos casos.
Aunque me parece que la tan manida identidad totalitaria de la Alemania nazi y la URSS es un artefacto teórico que deja más incoherencias que explicaciones, en el tema que estamos tratando lo voy a aceptar a efectos retóricos, porque creo que hace aún más imposible su validez para explicarse lo ocurrido durante la SGM.
Estas frases citadas están llenas de cierta cautela y matiz, y eso me agrada. Pero veamos.
Muy a menudo los términos que se utilizan para definir y distinguir los distintos regímenes políticos y sus sistemas existentes históricos y actuales son confusos o no están bien explicados, y ambas situaciones tienen su origen, en mi opinión, en los diferentes métodos de aproximación que los teóricos de la ciencia política han utilizado en sus estudios. Recuerdo que en España, al menos entre una parte de su población, hubo una gran polémica por, entre otras cuestiones, el término que un miembro de la Real Academia de la Historia, que participó en la creación de su polémico "Diccionario Biográfico Español", utilizó para definir el régimen político "franquista". Lo llamó "régimen autoritario", término que provocó una reacción de indignación entre muchos españoles, incluyendo historiadores y políticos. Estos críticos, según escuché a algunos de ellos, se quejaban de la falta de rigor del autor al definir el régimen franquista, pues según ellos debería emplear la palabra "dictadura" o "dictatorial". Yo me quedé perplejo. Cuando yo estudié derecho político en la facultad de derecho de Santiago de Compostela, sobre mediados de la década de 1970, seguí la obra del jurista y politólogo Maurice Duverger. Este autor, en base a los partidos políticos, clasificaba los regímenes políticos, según yo recuerdo, en dos categorías: regímenes pluralistas y regímenes autoritarios, y luego establecía las diferentes clases de sistemas políticos que se daban en ambos regímenes políticos. Por ejemplo, y para lo que aquí nos interesa, un régimen político autoritario podía ser de sistema dictatorial, simplemente, o derivar hacia un sistema totalitario. En otras palabras, los regímenes políticos autoritarios eran y son estados de partido político único, mientras que los regímenes pluralistas o democráticos son estados con varios partidos políticos (aunque la mayoría de las veces son Estados de Partidos, pero esto ya escapa al tema). Ahora bien, el sistema que adopte un régimen autoritario dependerá del grado y alcance ideológico que el liderazgo del partido único determinen penetre en la sociedad. Cuando la ideología del partido único se convierte en la ideología del estado y penetra toda la esfera de la vida pública y la vida privada, entonces se habla de sistema totalitario. Aquí quedan identificados partido y estado. Esto fue lo que sucedió en la Unión Soviética y en la Alemania nazi, que eran regímenes políticos autoritarios de sistema totalitario. Y lo mismo sucedió durante mucho tiempo con el régimen franquista (hasta el llamado tardo-franquismo de la década de 1960). Naturalmente, todo esto es opinable, pero es el modo de aproximación que yo utilizo a la hora de analizar estas cuestiones, y por ello, a diferencia de la mayoría crítica, yo no consideré susceptible de polémica el término "régimen autoritario" utilizado por ese académico para definir el régimen franquista, aunque sí necesario del matiz.
Bien, esta pequeña deriva la creo necesaria para advertir que, a mi juicio, no debemos confundir o identificar los sistemas totalitarios nazi y soviético con las ideologías que representaban sus partidos políticos únicos. Los sistemas eran iguales, ambos totalitarios, y sus efectos (incluyendo los crímenes de estado) también; las ideologías, no. Me quedo aquí porque abundar sería en ello sería ya una deriva injustificada e irregular.
Krasny escribió:
Concedamos que la abolición de las convenciones civiles por la camaradería de armas en medio de la brutalidad de la guerra, y la deshumanización de una ideología totalitaria, son los motores principales de la actuación criminal de un ejército. Con ese esquema no cabría esperar que los soldados del Ejercito Rojo hubieran cometido violaciones en su avance triunfal frente a los alemanes. Lo previsible es que un temible ejército endurecido en una despiadada guerra de cuatro años, alimentado por una pérfida ideología totalitaria, y para colmo de motivación, con el espectáculo de una fuerza enemiga que había invadido su tierra dejando un total de víctimas CIVILES en una cantidad de millones que se expresa en dos órdenes de magnitud, hubiera masacrado al país invasor hasta borrarlo de la faz de la tierra.
Creo que cualquier analista ecuánime reconocerá que no hay proporción entre la capacidad material y la oportunidad de comisión de crímenes que tuvieron los contendientes en el frente del este, y los crímenes que efectivamente se llevaron a cabo.
Estoy de acuerdo. Sin embargo, olvidas un punto crucial. La guerra que el régimen nazi planificó contra la Unión Soviética durante 1940 y la primavera de 1941 era una guerra ideológica de exterminio. Y la llevó a cabo acorde a esa planificación, con un grado
in crescendo de radicalización. Esta singularidad estaba ausente en el bando soviético, al margen de la convencional "brutalidad y deshumanización" que provoca la guerra entre las tropas combatientes. Si los planificadores políticos y militares del bando soviético, con Stalin a la cabeza, hubieran planificado, tras la agresión y la guerra de exterminio nazi que sufrieron principalmente en 1941-42, una guerra de exterminio similar, entonces, como bien dices, hubieran "masacrado al país invasor [y sus gentes, añado yo] hasta borrarlo de la faz de la tierra", una expresión esta última ya utilizada por el propio Hitler.
Krasny escribió:
Pero ocurre que tampoco en el caso alemán funciona el binomio excepcionalidad del marco de referencia bélico/ideología totalitaria, porque parece que nadie niega que el comportamiento genocida habitual de las fuerzas armadas alemanas en el este, fue una excepción en el oeste.
Déjame observar algo. La guerra de exterminio que el régimen nazi impuso en la URSS respondía a la propia naturaleza esencial de la ideología nazi. El Frente Oriental fue la expresión normal de esa ideología; el Frente Occidental fue la excepción, como con gran tino afirmas. Y no al revés, como muchos piensan.
Dejo al margen el resto de tu mensaje, pues entra ya en una deriva general que no me parece pertinente en este hilo.
Saludos cordiales
JL