Amigo Chuikov,Chuikov escribió: Unas creo que no fueron así, otras me parece extraño que fueran así ( y por eso he solicitado que alguien las contraste), y otras me parecen de escándalo.
Te he facilitado unos buenos enlaces para que, en base a la autoridad de sus autores (que son verdaderos historiadores, no manipuladores de la historia), tú mismo comprobases las tergiversaciones, manipulaciones, omisiones, sesgos y, por ende, falta de rigor profesional y honestidad intelectual de David Irving. Sin embargo, comprendo que es más fácil solicitar la opinión de los compañeros de foro que tomarse el trabajo (que sí lo es, pues supone muchas horas de lectura tranquila, atenta y reflexiva) de leer los informes preparados por Evans et al. Te daré, en consecuencia mi parecer.
A los comentarios de tu primer mensaje:
Tu “humilde punto de vista” es el sentido común. El hecho de que no haya habido una orden escrita expresa de Hitler ordenando la ejecución del genocidio de los judíos no significa que este asesinato masivo llevado a cabo por el régimen nazi se realizara sin el conocimiento y aprobación del Führer. Cualquiera que conozca medianamente bien la historia política del Tercer Reich sabe perfectamente que un “asunto” de semejante alcance (político, logístico, económico y, por extensión, de recursos humanos y materiales) y consecuencias (no sólo para el esfuerzo de guerra meramente militar, sino también para el esfuerzo de guerra en general) no podría jamás ser puesto en práctica sin el pleno conocimiento de Adolf Hitler. Pero además, existen multitud de testimonios del propio Hitler y testimonios de sus colaboradores más estrechos que no dejan lugar a la duda no sólo de que Hitler estaba enterado del genocidio judío, sino de que él mismo lo había ordenado. No voy a repetir aquí lo que ya está escrito por múltiples historiadores, pero te remito, por estar accesible a todos tal como enlacé en una intervención anterior, al informe de Peter Longerich sobre todo el asunto de la “Solución Final” y Hitler.Chuikov escribió: - Según he entendido, el señor Irving defiende la postura de que Hitler no sabía nada del Holocausto y simplemente porque no existen actualmente pruebas documentales que relacionen de forma directa a Hitler con el Holocausto. No sé cuáles son las que hay o si las hay (documentos firmados del puño y letra de Hitler – a eso se refiere Irving- ordenando el gaseamiento…), pero, en cualquier caso, el hecho de que no existieran actualmente esas pruebas “directas” , como él habla, no significa (según mi humilde punto de vista) que Adolf Hitler no supiera nada de eso
El asunto de Dresde ya está más o menos consensuado, y el libro de Irving completamente refutado en lo que había que refutar. Nuestro compañero Kurt Steiner hizo en su día un buen resumen aquí:Chuikov escribió: - En alguna página habla de los bombardeos aliados sobre Dresde, que en una noche “podían dejar entre 50.000 y 100.000 muertos” ¡!. ¿Alguien es capaz de desmentir esta cifra, la cual me parece del todo disparatada o es verdad que en una sola noche morían tantos?
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Bien, aquí Irving probablemente no está mintiendo (desconozco cuál era el sindicato más poderoso del mundo), salvo que es una comparación impropia por lo que tú mismo comentas. Sin más comentarios.Chuikov escribió: - Al hacer una introducción a la economía Alemana en los 30, Irving menciona al DAF ( el único sindicato, el “vertical”) como el “sindicato más próspero del mundo”. Pero vamos a ver, digo yo, ¿eso se puede decir de un sindicato en el que si te sales de lo que los jefes quieren o eres un disidente ( de forma civilizada) te mandan a un campo de concentración o te echan del trabajo? ¿eso se puede decir de un sindicato cuando los demás están prohibidos?
Esta declaración es claramente una premisa perversa de Irving para dar a entender que su defensa de la “ignorancia de Hitler sobre el Holocausto” tiene soporte. Hasta el más necio puede entender que Himmler no estaba obligado –ni Hitler tenía interés- a enterar al Führer de los detalles (salvo que éstos fueran importantes) de su ejecutoria política y administrativa. Pero el Holocausto, obviamente, no era un detalle.Chuikov escribió: - En la página 59, hablando sobre la relación entre Hitler y Himmler: “Se puede decir muy poco con seguridad sobre el trato que había entre Hitler y Himmler. Éste solía hacer listas, con su estilo pedante y torturado, con los temas que quería tratar con el Führer, a los que a veces añadía las decisiones que Hitler tomaba en cada caso. Estas notas revelan la existencia de unos vacíos tan sorprendentes que podemos arriesgarnos a pensar que Himmler mantenía al Führer en la ignorancia de muchas de sus nefastas actividades”
Te parecerá escandaloso, pero, en esencia, fue una realidad. Aquí Irving está simplemente constatando un hecho. Nada que objetar.Chuikov escribió: - En la página 70, habla sobre Röhm, y el problema de las SA. “El 1 de Febrero –el día en que Fritsch tomó posesión del Ejército- Röhm respondió con un memorándum en el que pedía nada menos que la incorporación del ejército regular a las SA, con él mismo como comandante en jefe” Esto me parece algo completamente escandaloso. ¿Es esto verdad, o una justificación, o es que Röhm era tan tonto?
Esto es absurdo. Tomando los propios argumentos de Irving, ¿dónde está la orden escrita de Hitler? ¿Dónde está la prueba? Pero no se necesitan semejantes argumentos. La propia existencia política de Hitler y su partido estaban en juego a finales de junio de 1934 ante el intolerable clima de terror social, la amenaza de la SA contra el Reichswehr, la censura política de Goebbels, y las tramas políticas que, entre bambalinas, estaban dirigidas a ganar el favor y consentimiento de Hindenburg para decretar la ley marcial y poner a la nación bajo del gobierno del Reichswehr.Chuikov escribió: - En la página 76, y en lo referente a la noche de los cuchillos largos, habla de que Hitler sólo quería 7 muertos, y que sin que él lo ordenase se convirtió en 82.
Hitler tomó partido, razonablemente, por el Reichswehr y decidió eliminar al liderazgo político de la SA. ¿Cuántos dirigentes iban a ser asesinados? Ni él mismo podía saberlo, pues cuando se desata una caza criminal de esa naturaleza, es muy difícil que se pueda controlar a la jauría. Pero además, Hitler también aprovechó esa purga asesina para eliminar a sus oponentes políticos. ¿Cuántos fueron asesinados? Desde luego no la cifra de 82 que se cita. Nadie lo sabe con exactitud, pero las cifras reales más conservadoras superan los 200 muertos, mientras que en el otro extrema rebasan los 300.
Te pido que matices cuál es tu extrañeza (¿quizás la expresión “alemanes de raza atrapados?).Chuikov escribió: - Página 94-95. Transcribo directamente las palabra de Irving: “ En Checoslovaquia también había una gran minoría alemana. Sin contar los 150.000 censados en 1930 en la remota Eslovaquia, había tres millones y medio de alemanes de RAZA ATRAPADOS en la Bohemia y Moravia.” .
Bien, no creo que haya necesidad de refutar lo que aquí está dando a entender Irving (que Hitler no empezó el asunto de la “crisis checa”). El tema de los Sudetes era simplemente un pretexto para el objetivo final de Hitler. A éste le importaba mucho menos la comunidad alemana que vivía en Checoslovaquia que la destrucción de este país como estado para incorporarlo al Reich y disfrutar de su industria, economía y divisas. Prueba de ello es lo que siguió al Pacto de Munich (que venía a conceder con amplitud las reclamaciones iniciales –el pretexto- de Hitler) cuando Hitler, al año siguiente, invadió y destruyó ese estado.Chuikov escribió: - Página 148: Sobre el ataque a Checoslovaquia, las tensiones previas a “Verde”, transcribo: “Hitler se pasó toda la semana sin saber qué decidir: atacar ahora o esperar. Se sentía humillado ante el estallido antialemán de la prensa extranjera. Lord Halifax tuvo la imprudencia de escribirle instándole a que no empeorara las cosas, COMO SI HITLER LO HUBIERA EMPEZADO TODO. Los checos y los ingleses llegaron incluso a manifestar con PERVERSA SATISFACCIÓN que sólo la orden de movilización de Benes había obligado a Hitler a echarse atrás.” .
A los comentarios de tu segundo mensaje:
No es un asunto que ahora mismo tenga fresco en mi memoria, pero me extraña que Hitler haya escrito su testamento, debido a su salud; más bien lo dictaría a una de sus secretarias. En cuanto al carácter legal que se le dio por las potencias de ocupación, me imagino que quedaría invalidado como todo el Tercer Reich. Debe recordarse que Alemania dejó de existir como estado cuando su liderazgo firmó la capitulación.Chuikov escribió: - pag 152: Hablando sobre el testamento de Hitler: “ … cuando él [Hitler] tuvo que escribir sus testamento lo escribió todo a mano ( lo cual no impidió que los abogados de la posguerra lo invalidaran siguiendo las instrucciones del gobierno)…”
Es decir, Señor Irving, ¿Usted critica el hecho de que el gobierno de posguerra Alemán no tuviera en cuenta el testamento de Adolf Hitler? Yo he entendido eso.
Sobre esto ya me he expresado con respecto a tu primer mensaje.Chuikov escribió: -Páginas 204-205: En este tramo del libro Irving habla sobre la Noche de los Cristales Rotos. Y una vez más, exonera de culpa alguna a Hitler. ¿Hitler no tuvo ninguna responsabilidad sobre los incidentes de esta macabra y funesta noche? Puedo transcribir el texto de Irving si alguien está interesado, porque la verdad es que no tiene mucho desperdicio.
“Irreflexivas” es un término propio en boca del señor Irving, seguramente porque este neo-nazi es de los que creen que las potencias occidentales, en este caso GB, debían abstenerse de intervenir en los “loables esfuerzos” del señor Hitler para exterminar Polonia. En todo caso, desde la gangsteril violación (una más en la lista) nazi del Pacto de Munich, Alemania tenía los días contados en su carrera de agresiones, en cuanto a impunidad se refiere, y así se confirmó el 3 de septiembre de 1939.Chuikov escribió: -Página 231: Sobre los movimientos de Chamberlain para “garantizar” la independencia de Polonia, dice Irving: “ … desde Londres llegó la noticia ( el 31 de Marzo) de que Chamberlain iba a anunciar en el parlamento que en el caso de producirse cualquier acción que amenace claramente la independencia polaca… el gobierno de Su Majestad se sentirá obligado a prestar al gobierno polaco toda la ayuda que esté en sus manos. ÉSTA FUE LA PRIMERA DE LAS AFIRMACIONES IRREFLEXIVAS QUE IBAN A SALIR DE LOS BRITÁNICOS.” .
La guerra estaba cantada, amigo Chuikov. Hitler había desafiado el orden mundial establecido para convertir a Alemania en su nuevo caudillo. Naturalmente, las potencias que lo ostentaban no se iban a cruzar de brazos.Chuikov escribió: -Página 241-242: Habla sobre los pasos de Chamberlain y Rooselvelt hacia la guerra hacia abril del 39: En resumen, que Chamberlain restableció el sercicio militar obligatorio, y que Roosevelt mandó una carta a Adolf Hitler exigiéndole que firmara que no iba a atacar a ninguno de los 31 países que especificaba en la misma.
Hace gracia el que Irving quiera hacer ver que eran los occidentales los que querían la guerra. .
El idilio de la sociedad alemana con Hitler (hablando así en general, pero los matices son muy importantes) duró lo que duraron los “logros” y “éxitos” de Hitler. Tan pronto como llegaron las “derrotas” y los “fracasos” se quebró ese idilio, salvo en los fanáticos y en los que estaban enfangados hasta el cuello en los crímenes nazis.Chuikov escribió: -Página 243: Hablando Irving sobre el Führer en primavera del 39 aproximadamente: “ Las mujeres le tendían sus hijos, un acto sencillo que era la mayor muestra de respeto que se podía dar a un dirigente… Éste era el escudo que protegía a Hitler en 1939: era un dictador por CONSENSO; A UN ASESINO JAMÁS LE HABRÍAN PERDONADO NI COMPRENDIDO. Esta férrea solidaridad entre el Führer y el pueblo persistió hasta el final, A PESAR DE LO QUE HAN FINGIDO LAS GENERACIONES POSTERIORES”
Es cierto que después de la guerra, muchos quisieron dar una imagen de sí mismos muy diferente a la que mantuvieron durante la existencia del Tercer Reich. Es cierto. Pero no hace falta remontarse al final de la guerra, sino, por ejemplo, a partir del desastre de Stalingrado para ver que existía un gran descontento entre la sociedad alemana para con los dirigentes nazis, y que ese descontento se fue elevando hasta alcanzar al propio Hitler. Esto se comprueba fácilmente leyendo a Goebbels, por no hablar de la atmósfera que existía dentro de la Wehrmacht, en todos los escalones.
Por otra parte no debemos olvidar de que el Tercer Reich era un estado totalitario cuyo principal instrumento de poder y manipulación (además de la maquinaria al servicio de Goebbels) era el terror. Por tanto no se busque la manifestación pública del descontento (que sólo se dio parcialmente a partir de 1943 y de forma mucho más evidente a partir del verano de 1944) social de forma notoria (como la podría manifestar uno en un régimen democrático), pues podía equivaler a un campo de concentración o una ejecución.
Saludos cordiales
José Luis