My Father's Keeper: How Nazis' Children Grew Up. Lebert

Recensiones personales de libros leídos

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axmann
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My Father's Keeper: How Nazis' Children Grew Up. Lebert

Mensaje por axmann » Vie Jun 24, 2011 2:53 pm

Título: My Father's Keeper: How Nazis' Children Grew Up with Parents' Guilt
Autor: Stephan and Norbert Lebert
Editorial: Little, Brown.
Nº páginas: 243
Lengua: Inglés
Encuadernación: Tapa dura
Año de edición: 2001
Plaza edición: Londres

Tras fallecer su padre, Stephan Lebert encontró los manuscritos de unas entrevistas que había realizado éste a los hijos de importantes jerarcas del nazismo (Wolf-Rediger Hess, Martin Bormann Jr., Niklas and Norman Frank, Klaus von Schirach, Gudrun Himmler and Edda Goering) en el año 1959. Este hallazgo motivó al autor a emprender la tarea de contactar a dichos entrevistados en el año de 1999, a los fines de completar el relato de sus vidas hasta el presente. De esta manera, tuvo ocasión de entrevistar a Wolf-Rüdiger Hess, Klaus von Schirach, Martin Bormann Jr. y Niklas Frank. Las hijas de Goering y Himmler se rehusaron a participar en el proyecto.

En otra entrada en este mismo foro he reseñado el libro “Legacy of Silence: Encounters with Children of the III Reich”, lo que parcialmente motivó mi interés en leer esta otra obra que abarca una temática semejante. Sin embargo, personalmente me pareció más interesante la lectura de “My Father's Keeper”. Quizás puede que genere mayor interés este libro por estar basado exclusivamente en entrevistas a los hijos de importantes figuras de ese período, lo que no sucede con “Legacy of Silence”. Además, “Legacy of Silence” cubre con un velo la identidad de los entrevistados, mientras la obra de Lebert identifica abiertamente quiénes son los entrevistados y sus padres, lo que facilita la comprensión del relato y las dificultades que debieron afrontar en su vida posterior a 1945. Por otro lado, no puede negarse que cierto interés genera saber qué fue de la vida de la descendencia de esos jerarcas, mucho más en un mundo donde la figura e ideología de sus padres era condenada. Ineludible pensar en el posible destino que pudieron haber tenido los hijos de Goebbels en el caso de que sus padres no hubieran decidido envenenarlos, ¿acaso ciertamente no había espacio para ellos en ese mundo que surgiría tras la caída del III Reich?. Definitivamente, este libro nos permite ver lo equivocado que estuvieron sus padres.

En el grupo de los entrevistados se distingue dos posiciones: aquella de quienes se han comprometido en actividades en defensa de la memoria de sus padres (Himmler, Hess) y aquellos otros que la condenan (Niklas Frank y Martin Bormann, Jr.). Asimismo, se desprende de la postura de otros entrevistados un aprecio y respeto por sus padres, aunque hayan optado por eludir cualquier figuración pública en la reivindicación de ese pasado (von Schirach, Edda Goering).

Creo relevante explicar cómo se estructura el libro. En tal sentido, cabe señalar que los capítulos del libro intercalan el material recopilado en 1959 y 1999. De esta manera, en un capítulo se nos introduce una breve referencia acerca de la vida del entrevistado y su padre, los recuerdos de infancia del entrevistado que esbozan la relación con su padre, para a continuación relatar cómo su familia enfrentó la caída del III Reich en mayo de 1945, así como su vida posterior hasta 1959.Estos capítulos son los más interesantes, por contener una narración de la historia de los personajes involucrados (padres e hijos) desde una perspectiva poco conocida. Cabe señalar que una parte de la información es presentada en estilo narrativo, no como entrevista, en consecuencia, no queda claro qué parte de ese material es extraído de las entrevistas, o si acaso Norbert Lebert (el padre de Stephan) realizó alguna investigación en otras fuentes. En el sucesivo capítulo, en los casos que pudo efectuarse una nueva entrevista, se procura actualizar qué fue de la vida de dichos personajes en los sucesivos años, así como se explora la visión que conservan de sus padres y ese pasado. En los dos casos donde no pudo entrevistarse a los personajes, el autor procuró llenar ese vacío con aquella información disponible por otros medios, así como efectúa algunas apreciaciones personales.

Por otra parte, me pareció entender que el trabajo acometido por Norbert Lebert fue utilizado en la redacción de unos artículos publicados en la prensa alemana en 1960 acerca de la vida de los hijos de los jerarcas nazis, puede que ello explique el estilo narrativo del material, que prevalece a las secciones de entrevistas encajadas en éste.

En líneas generales, el material aporta algunos hechos anecdóticos, principalmente, sobre el ámbito de vida familiar de estos jerarcas y la vida posterior de su descendencia. En fin, la lectura del libro es bastante ligera y fácil, pudiéndose completar la misma en pocos días. No considero que sea una obra de gran relevancia, pero quizás genera cierta curiosidad para quienes estén interesados en esta temática.

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Mensaje por axmann » Sab Jun 25, 2011 1:45 am

Algunos hechos que el libro relata respecto a Wolf-Rüdiger Hess son:

Cuando nació el hijo de Hess (18/11/1937), se ordenó a los Gaulatiers de toda Alemania enviar de obsequio un puñado de tierra de sus respectivas regiones, a fin de que fuera esparcida en el jardín de la casa, de tal manera el niño jugaría simbólicamente sobre toda Alemania.

El hijo de Hess se negó a prestar el servicio militar en las fuerzas armadas alemanas, en protesta por la detención de su padre; por tanto, invocó el derecho a objeción de conciencia. El caso llegó a tribunales y se le reconoció tal derecho, siendo exonerado de prestar el servicio militar.

El hijo creía en la tesis de que su padre había simulado haber perdido la razón como una estrategia para no comprometer a Hitler por el fracaso de su misión de entablar tratativas de paz con Inglaterra cuando efectuó su vuelo en 1941. Incluso, llega a sospechar que posiblemente Hitler conocía de la misión y su padre y éste habrían podido acordar previamente que en caso de fracasar sería declarado “loco”.

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Mensaje por axmann » Lun Jul 11, 2011 8:04 am

Algunas anotaciones que valen mencionar respecto al capítulo dedicado a Norman y Niklas Frank:
Frank se entregó a los americanos al finalizar la guerra, entregándoles sus voluminosas memorias, donde había registrado todas sus actividades durante los años en el poder. El hijo mayor, Norman, recuerda cómo su padre esperó apaciblemente sentado en su despacho la llegada de los americanos, luciendo bastante confiado, asimismo, su padre llegó a afirmar que seguramente sería el único ministro nazi que estaba esperando por entregarse a los aliados. Extrañamente, Frank manifestó frente a su hijo que sentía cierto alivio al entregar sus memorias, pues, consideraba que ellas “explicarían todo”. Sin embargo, dichas memorias fueron la principal fuente de prueba para incriminarlo por los crímenes de guerra, así que esa afirmación de Frank (padre), relatado por Norman al autor, resulta inexplicable. Cuando las tropas americanas estuvieron bastante cerca, Frank envió al hijo a su casa con su madre y le dijo que se verían más tarde. Como puede suponerse, ello no sucedió pues fue arrestado de inmediato. En el juicio de Nuremberg, los fiscales basaron sus acusaciones contra Frank simplemente en el contenido de sus diarios. El autor del libro incorpora algunos pasajes del diario, donde se narran los reportes de fusilamientos de civiles. Incluso, en dichos pasajes Frank expresa abiertamente su acuerdo con el aniquilamiento de los judíos. Ello así, es una incertidumbre qué le hacía creer que sus diarios podrían ayudarlo frente a los aliados.

Durante su arresto durante el proceso de Nuremberg, Frank se convirtió al catolicismo y se arrepintió por sus acciones. Esta espiritualidad asumida en esta etapa de su vida por Frank se reflejó en las cartas que escribía a su familia. Un sacerdote irlandés permaneció en contacto con él durante ese período, escribiendo una carta a la familia tras la ejecución, donde les narró los últimos días de Frank en prisión y les expresó que éste había asumido con mucha paz espiritual su destino.

El hijo menor, Niklas Frank profesa un abierto odio por su padre, tanto así que generó un gran escándalo en Alemania cuando en los ochenta escribió una serie de artículos en la prensa alemana, donde llegó a afirmar que cada 16 de octubre, aniversario de la ejecución de su padre, él se masturbaba con una foto de su padre en frente. Por el contrario, el hermano mayor, Norman, quien sí tuvo mayor contacto con su padre durante la niñez, sí conserva un mayor afecto por su padre.

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Mensaje por axmann » Jue Jul 21, 2011 4:37 pm

Los hijos de Baldur Von Schirach
Cuando Von Schirach salió de la prisión de Spandau, en 1966, sus hijos fueron a recogerlo. Él estaba casi ciego y quebrado moralmente tras la larga detención.
Sin embargo, no estaba quebrado económicamente, pues, en ese período había heredado dinero de un familiar que vivía en los Estados Unidos.

Baldur Von Schirach se había casado con Henriette Hoffman (la hija del fotógrafo personal de Hitler) en 1932, y tuvieron tres hijos y una hija. Ella se divorció de él en 1950 mientras él estaba en prisión. Él no se opuso al divorcio y se mostró bastante comprensivo, firmando los papeles de la separación. El libro relata que cuando trascendió la noticia del divorcio en la prensa alemana, un periódico publicó que la causa había sido que Henriette se resistía a seguir casada con un “criminal de guerra”, sin embargo, ella negó públicamente que ello fuera la razón. No obstante, en el libro no se mencionan las razones que motivaron la decisión de ella. Algunos de los hijos de la pareja no perdonaron a su madre por divorciarse de su padre estando en prisión.

Como eran cuatro hijos, ellos tenían que repartir las 12 visitas que tenían en el año, por lo que sólo veían a su padre tres veces al año. Vistas las restricciones existentes en la prisión de Spandau, Von Schirach sólo podía escribir una carta con un límite de 1300 palabras, por consiguiente, dirigía la carta a la hermana mayor, pero destinando un párrafo a cada hermano. La hermana luego recortaba la carta en trozos y enviaba a sus hermanos el trozo que les correspondía. El padre seguía con mucha atención todos los eventos de la vida de sus hijos. En prisión, su padre leía mucho, interesándose más por los temas que eran de interés de sus hijos, de modo, que así podían charlar esos temas en sus visitas.

Los hijos recuerdan que las visitas siempre eran con un guardia que custodiaba la reunión, así con una mesa de por medio que separaba a padre e hijo. No podía existir contacto físico.

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