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por David L » Dom May 31, 2009 8:51 pm
Existe numerosa bibliografía sobre la trayectoria militar de oficiales en la IIGM , tanto aliados como alemanes, pero no parece que la trayectoria del soldado de a pie, sobre todo desde el punto de vista alemán, se prodigue en exceso en las librerías. Bien, pues aquí tenemos un buen ejemplo de que alguno se puede encontrar. A las Puertas de Leningrado, del soldado Willian Lubbeck, son unas memorias basadas en la trayectoria militar de este miembro de la Wehrmacht, encuadrado éste en la 58 División y que participó tanto en la campaña occidental( ocupación de Francia) como en la campaña rusa( Operación Barbarroja, sector norte) desde 1939 hasta el final de la guerra en 1945. Todo un superviviente, visto los años que tuvo que pasar durante su trayectoria en el Ejército.
El libro consta de unas 300 páginas, divididas éstas en 19 capítulos, un epílogo, y un par de apéndices en donde se describe la composición de un regimiento de infantería alemán y una referencia de topónimos sobre localidades que afectan al relato de los hechos.
Entrando ya en materia, el autor o protagonista del mismo, Willian Lubbeck, nos hace un breve resumen de lo que fue su vida de preguerra, sus andanzas de chaval en su localidad natal, Puggen, pequeño pueblo agrícola situado en el extremo norte del centro de Alemania, su vida basada en los conservadores preceptos ideológicos de la sociedad alemana de entonces, basados estos en la tierra, la herencia familiar, la religión y una manera de vivir como “personas de orden”. Es en este ambiente, alejado de las grandes urbes en las cuales se cocían las grandes disputas políticas que llevarían en 1933 al partido nacionalsocialista a hacerse con el poder, donde nuestro protagonista forjaría su duro carácter que tanto le ayudó a sobrellevar su vida en el frente ruso tan alejado de su hogar. Pensando en su país, y creyendo que como buen patriota debía de estar disponible para acometer las dificultades en las que se encontraba Alemania, decidió alistarse voluntario al ejército. Poco podía imaginar lo que le esperaba en él durante los próximos 6 años.
Una vez estallada la guerra, participa con su 154 reg de la 58 Div como parte integrante del XXIII Cuerpo del 16º Ejército del Grupo de Ejército A, en la exitosa campaña de Francia. Es en este lugar en donde Willian Lubbeck disfrutará de sus mejores años de campaña militar. Para él, como para muchos de sus compañeros, la lucha en el frente occidental había sido menos complicada de lo que un principio esperaban. La victoria estaba al alcance de sus manos, y así lo pensaban la mayoría de soldados rasos como él. La ofensiva contra Rusia era algo que realmente sospechaban, visto las maniobras tan cercanas a la frontera rusa que realizaban. Con miedo, pero consciente de que la lucha contra el comunismo era algo que debían afrontar como buenos alemanes patriotas, se lanzaron a la aventura rusa. Rápidas victorias, y grandes avances, marcaron sus inicios en este frente hasta la llegada a los arrabales de Leningrado, en donde se mantuvieron casi 3 años. En estos capítulos es donde nos encontramos el carácter más intimista de estas memorias de guerra. No sólo refleja la dureza de los combates, el miedo a los francotiradores, el miedo a caer prisionero de los rusos,etc.. sino también el quehacer de la vida diaria de un soldado raso del mejor ejército del mundo en ese momento, sus miserias y sus grandezas. El compañerismo, el sufrimiento por la muerte de sus compañeros, y el pensar que hacían lo que debían, marcan esta parte central del libro.
La huída hacia el Reich, tras la acometida soviética, es relatada con gran dramatismo por Lubbeck, y su suerte al salvarse in extremis de caer prisionero de los rusos marcan esta parte casi final del libro.
Para acabar, hay un par de capítulos dedicados a relatar las penurias de su familia y de él mismo tras la partición de Alemania en dos bloques antagónicos: el occidental y el comunista. Las tierras de sus padres cayeron bajo jurisdicción rusa y eso acabó por destrozar la unidad familiar. Su vuelta a la normalidad no vendría hasta la caída del Muro de Berlín en 1989.
Su emigración a los EEUU en busca de un futuro mejor da el colofón final a estas memorias. Adaptó la nacionalidad estadounidense sin olvidar nunca su origen alemán; participó en numerosas concentraciones de ex soldados americanos y alemanes en recuerdo de la IIGM, llegando a conseguir una gran amistad con muchos de los que habían sido enemigos de trinchera entre 1939 y 1945.
Me gustaría quedarme con una anécdota que refleja el autor en el libro y que puede hacernos idea de lo tremendamente irracional que llega a ser una catástrofe como es el estallido de una guerra. Bien, resulta que en una comida de veteranos de guerra estadounidenses en las que Willian Lubbeck participó, al final de la misma una camarera se acercó con un gran pastel hacia nuestro protagonista comentándole en un tono sincero:
“-Gracias por su servicio.”
La mesa entera estalló en carcajadas y Willian Lubbeck con ellos. La guerra terminó hacia muchos años para alemanes y norteamericanos y la reconciliación la marcan actos como éste descrito simpáticamente por este humilde soldado raso de la que fuera la mejor infantería del mundo: la Werhmacht.
Un saludo.
Os dieron a elegir entre el deshonor y la guerra... elegisteis el deshonor y tendréis la guerra.
Winston Churchill a Chamberlain.