Operación Reservista

La guerra en el Continente Africano

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beltzo
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Operación Reservista

Mensaje por beltzo » Mar Jun 19, 2007 2:15 pm

Dentro de lo que fue una de las operaciones anfibias más ambiciosas de la historia, la operación Torch en el norte de África, se circunscribieron dos importantes operaciones que guardan muchas similitudes entre ellas, se trata de las operaciones Reservista y Terminal, este relato trata sobre la primera.

El puerto de Oran, el mayor tras Argel, es una prioridad para los aliados que requieren la toma intacta de los puertos para desembarcar con la mayor rapidez los hombres y suministros en el caso de que la Francia de Vichy finalmente se decida por oponer resistencia. Los muelles y rompeolas dan al puerto una forma de rectángulo estrecho de 3km de longitud, vigilado por numerosos fuertes y baterías costeras, en sus aguas se encuentran, 2 submarinos, Ceres y Pallas, y tres destructores, Tramontane, Thyphon y Epervier, además de otras embarcaciones menores, por detrás esta la división de Oran del general Robert Boissau con 10.000 efectivos, todo esto hace que Oran sea uno de los puertos mejor defendidos del mediterráneo.

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El plan británico bajo el nombre de reservista, es una operación audaz destinada a capturar los fuertes y dársenas franceses en el puerto de Oran antes de que estos tengan oportunidad de destruirlas. Dos antiguas patrulleras de la guardia costera transferidos a Gran bretaña en 1941, HMS Walney y HMS Hartland, en compañía de dos motolanchas, entraran en el puerto de Oran con 17 oficiales y 376 hombres del 3º batallón del 6º Rgto de la 1º D.B., cuyo mando ostenta el teniente coronel. George F. Marshall, quien ha tenido que soportar interminables bromas por compartir el nombre con el del jefe de estado mayor.

El mando de toda la operación esta a cargo del capitán Frederick Thorton Peters que se ha presentado voluntario para la misión. Peters, es un viejo lobo de mar que ha vuelto a la Royal Navy tras doce años de ausencia, anteriormente durante la guerra ha comandado una flotilla de destructores para la protección de convoyes y dirigido una escuela de entrenamiento para agentes secretos. La expedición la completan especialistas antisabotaje así como, 5 oficiales y 22 marineros norteamericanos, 6 marines, 52 oficiales y marineros de la R.N. y las tripulaciones británicas de los patrulleros.

Parece que no hayan aprendido nada de Dieppe, realmente todo se ha fiado a que los franceses no ofrezcan más que una resistencia simbólica, y para propiciarla se ha propuesto que la mayor parte de tropas sean norteamericanas, aunque no se dice como van los franceses a distinguir este hecho, cuando el mismo Churchill ha dicho que “de noche todos los gatos son pardos”. La operación que en principio esta prevista para coincidir con el resto de desembarcos se va a realizar ahora dos horas después para tener tiempo de abortarla si los ánimos franceses están especialmente caldeados, claro que con ello también se elimina de manera importante el efecto sorpresa.

Sin embargo, la mayor autoridad naval norteamericana en el área de Oran, contraalmirante Andrew C. Bennett, sospecha que esto va a ser un serio contratiempo ya que Peters atacara de cualquier forma sin tener en cuenta este factor, de modo que cursa una queja a Eisenhower avisándole de que si la defensa es decidida, lo que parece la opción más probable, esta fuerza será aniquilada, incluso aunque la fuerza utilizada fuese cinco veces mayor, además ha calificado el plan como suicida y absolutamente erróneo.

No sólo Bennet, también otro almirante norteamericano destinado en Londres, Bernhard H. Bieri ha hecho llegar sus protestas a Eisenhower quien se escuda tras la opinión del almirante Bertam Ramsey para hacer oídos sordos. Y no sólo la marina, también el ejército a través del general Orlando Ward jefe de la 1º D.B. cuyo batallón participara en el ataque pone sus objeciones siendo rechazadas vehementemente por Clark quien asegura a Eisenhower que si las naves reciben fuego costero se retiraran. Ward sigue sin verlo claro pero como escribe a un subordinado: “Tengo la conciencia tranquila en este asunto”.

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beltzo
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Mensaje por beltzo » Mié Jun 20, 2007 7:46 pm

Navegando bajo bandera norteamericana aunque también con la enseña blanca de la R.N. que los británicos se han empeñado en llevar, a medianoche del 8 de noviembre las tripulaciones de los patrulleros adoptan formación de combate, en el puente de mando del Walney el teniente Duncan ensaya su francés con las palabras de paz que pronto gritara por megafonía, un mensaje transmitido desde Oran “Esperad fuerte resistencia” no ha llegado a los aliados.

El Walney se acerca a la costa argelina seguido a 500 metros por el Hartland a una velocidad de 6 nudos, inesperadamente la ciudad esta aun iluminada, sin embargo a las 02.45 las luces comienzan a parpadear y muy pronto la ciudad se sume en la oscuridad mientras sirenas de alarma ululan en la noche. Una bengala iluminando la oscuridad da la oportunidad a Peters de ver por primera vez la doble barrera flotante de unos 200 metros que se encuentra en la bocana del puerto.

Virando 360 grados se dirigen al este del puerto para encararse a su entrada, al tiempo que las dos motolanchas se disponen a extender cortinas de humo, el Walney incrementa su velocidad a 15 nudos para atravesar las barreras, realmente de poco sirve esta cortina de humo puesto que las estelas fluorescentes que va dejando a su paso revelan su ubicación a la artillería francesa. A las 03.00, el teniente Duncan, que al igual que el resto de los que ocupan el puente de mando tiene su cara negra cual deshollinador debido al camuflaje, empieza a gritar en la oscuridad: “Ne tirez pas. Nous sommes vos amis. Ne tirez pas”.

De nada sirven sus palabras, en la noche brillan las trazadoras de las ametralladoras de Mole Ravinc Blanc y los fogonazos de la artillería de Fort Laumone, el cable que obstaculiza la entrada al puerto y la hilera que gabarras que compone la segunda barrera son atravesadas sin ninguna dificultad, justo en ese momento se oye un fuerte estruendo, una de la motolanchas ha impactado contra el Walney y aunque no ha causado bajas la motolancha desaparece en la oscuridad. Un proyectil cae en el puente del Walney causando la muerte del teniente Duncan con el micrófono en mano y sus vanas palabras de paz todavía aflorando en sus labios.

La artillería francesa se concentra ahora en el Hartland iluminado por un reflector, el Walney pasa Mole Ravinc Blanc y Mole Millerand rumbo a su objetivo en la punta occidental del puerto, a bordo el coronel Marshall arenga a sus asustados hombres. Los marinos bajan los botes, uno de ellos se hunde debido a los numerosos agujeros mientras en los otros dos los equipos antisabotaje se dirigen a los muelles de la rada Maroc.

La calma en el Walney dura poco tiempo, Peters ve al balandro La Surprise justo delante, el Walney intenta arrollarlo pero La Surprise se escabulle. La primera descarga del balandro a unos 300 metros mata al timonel y a todos los que están a su alrededor, Peters ciego de un ojo ordena un cambio de rumbo pero solo hay muertos para cumplirlas y estos saben poco de ordenes. El Walney se desliza a 4 nudos cuando la cubierta recibe otra descarga esta vez a bocajarro.

Aún será peor, cuando el patrullero pasa por Mole Jules Giraud, una bomba detona en la sala de máquinas dejándolo a la deriva. Ahora llega el turno a los dos submarinos y una batería situada en lo alto del puerto que acribillan a placer todo lo ancho y largo del Walney, una sorpresa doblemente desagradable pues los ingleses desconocían por completo la presencia de ambos submarinos en el puerto.

La corriente lleva al Walney al Mole Centre donde esta amarrado el destructor Epervier, los supervivientes desesperadamente intentan abordarlo con garfios pero todo es inútil, el Epervier barre la cubierta con sus ametralladoras en la que se declara un incendio, de los 17 hombres que una hora antes ocupaban el puente de mando solo queda uno con vida, el capitán Peters, el coronel Marshall ya no tendrá que soportar más bromas, es uno de los que ha caído, la última vez que se le vio con vida estaba en castillo de proa con una docena de hombres arrojando granadas al Epervier.

Finalmente el Walney choca con uno de los destructores amarrados y los supervivientes abandonan el barco, mientras algunos marineros franceses ayudan al rescate de los supervivientes otros desde los destructores y desde tierra les disparan mientras nadan. Peters que ha permanecido en el buque hasta el último momento ayudando con las amarras de popa, consigue llegar a tierra en una balsa junto a otros diez hombres que son inmediatamente capturados. A las 04.15 una explosión envía definitivamente al Walney al fondo del mar.

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Mensaje por beltzo » Jue Jun 21, 2007 1:10 pm

Pero habíamos dejado al Hartland que yendo demasiado retrasado respecto a las motoras no pudo gozar siquiera de la escasa protección de la cortina de humo y había atraído el fuego proveniente de Mole Ravinc Blanc y Fort Laumone. La metralla mata a la mayoría de los artilleros antes de entrar en el puerto, el capitán resulta cegado temporalmente en el momento más inoportuno y el navío hace un viraje que se lleva por delante el espigón a menos de dos metros de la bocana. Enfocado por el reflector y de momento varado, para cuando consigue zafarse de las rocas ya esta agujereado e incendiado. El capitán Godfrey Phillip Billot ordena contestar al fuego enemigo pero es inútil, los artilleros están todos muertos, la batería de 30 mm solo ha podido realizar tres disparos antes de que todos los cañones hayan sido silenciados definitivamente.

A pesar de todo ha conseguido entrar en el puerto, pasando el Mole Ravinc Blanc gira hacia el Quai de Dunkerke donde debe desembarcar sus tropas, pero se encuentra con el destructor Typhon que le dispara una andanada a 150 metros atravesando el caso sin blindaje, el buque se ladea. Los muertos en cubierta forman pilas tan altas que los vivos no pueden alcanzar las mangueras de extinción. Los marineros ayudan a los soldados heridos a ponerse los chalecos salvavidas y luego los tiran por la borda. Finalmente el Typhon deja de disparar cuando las explosiones en el Hartland amenazan a otras naves francesas cercanas. A las 04.00 el capitán echa anclas y sale al puente, de inmediato resulta herido en hombro y piernas. Con las llamas cada vez más altas y las municiones detonando ordena abandonar el barco, el fuego cesa y los franceses envían lanchas para ayudar a los supervivientes.

El Hartland continua ardiendo hasta que una aparatosa detonación final lo hace saltar en pedazos que dañan los depósitos cercanos a Mole Ravinc Blanc. De los 200 soldados que transportaba, únicamente dos logran llegar a tierra con sus armas siendo capturados de inmediato.

Pocas veces una operación resulta tan desastrosa, las bajas alcanzan al 90% y de ellas la mitad son mortales. De los 17 oficiales y 393 soldados del batallón de Marshall, 9 oficiales y 180 hombres han muerto, mientras que, 5 oficiales y 153 soldados heridos completan el balance. La US Navy ha sufrido 5 muertos y 7 heridos, mientras que la R.N. ha soportado 113 muertos y 86 heridos. Por supuesto, el puerto de Oran resulta metódicamente destruido por los propios franceses.

Tras su liberación los jefes del ataque a Oran son condecorados, Peters recibe la cruz victoria británica y la cruz de servicios distinguidos norteamericana, irónicamente tras haber sobrevivido al infierno, cinco días después, su avión que había partido de Gibraltar rumbo a Inglaterra se estrella y Peters pierde la vida. Pero lo más increíble de todo, quizá sea, que los franceses envían una factura a los aliados por la entrada del Walney y el Hartland en el puerto de Oran; la guerra es la guerra pero los negocios son los negocios.

Para evitar exacerbar antagonismos con los franceses, el almirante Cunnigham insiste en que el silencio es la mejor política con respecto a esta operación. Pelillos a la mar, es lo que también desea Eisenhower, no sea que a algún despistado se le ocurra pedir responsabilidades. Pero Andrew Bennett es un molesto grano en el culo que sigue sin ceder en sus críticas, Eisenhower acaba destinándolo a Islandia, ahora si, pelillos a la mar aquí no ha pasado nada, al fin y al cabo aunque menos sangriento también en Argel se ha producido algo semejante siguiendo un plan semejante, pero esa es otra historia aunque casi parezca la misma…

El general Orlando Ward ante la noticia de la destrucción del batallón de su división se limita a anotar en su diario un fragmento del poema del Rubaiyyat de Omar Khayyam:

Algunos de los que amamos, los mejores y más tiernos
que de esta cosecha ha dispuesto el tiempo,
han bebido antes una o dos copas
y, uno por uno, se han ido a descansar en silencio.


Bibliografía:
“Un ejército al amanecer, la guerra en el norte de África 1942-1943” Rick Atkinson, Planetadeagostini, 2006
“World War II Plus 55, World War II Notes, November 8, 1942(Operation Torch)” by David H. Lippman, http://www.usswashington.com/dl08no42.htm
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