Teufelsgarten
Publicado: Mié May 09, 2007 11:44 am
¡Hola a todos!
William Schneck, Breaching the Devil’s Garden: The 6th New Zealand Brigade in Operation Lightfoot, The Second Battle of Alamein (Countermine Division, Fort Belvoir, Virginia, 2005), 298 páginas. Disponible en la web de Sinet.
Quiero hablaros de este extraordinario trabajo y de su riqueza informativa y lujo de detalles (amplio uso de fuentes de primera mano) en los temas centrales que desarrolla. Patrocinado por el Night Vision and Electronic Sensors Directorate de Fort Belvoir, el estudio forma parte de una serie (Operación Ciudadela y Operación Tormenta del Desierto la completan) que versa sobre las operaciones de ruptura de combate. Breaching the Devil’s Garden….examina en detalle las rupturas creadas en la zona de la 6ª Brigada Neozelandesa, tras exponer la situación de ambos bandos contendientes. Concluye el autor diciendo que la carencia de minas antipersonales en el “Jardín del Diablo” redujo decisivamente su efectividad, y afirma que aunque esa circunstancia en Rommel y sus hombres fue el producto de sus limitaciones logísticas, el US Army debe tomar buena nota de la carencia actual de minas antipersonales entre sus soldados.
Con la complicadísima situación logística en que quedó Rommel tras la batalla de Alam Halfa, el mariscal alemán comprendió rápidamente que se le había terminado toda posibilidad de poder sostener una batalla de maniobras, y con ello las tácticas de la guerra móvil en la que habían sobresalido sus tropas panzer. Por ello, desplegando a vanguardia sus formaciones de infantería relativamente inmóviles, se preparó para una batalla de desgaste.
Sabiendo que las fuerzas de Montgomery no podían flanquear fácilmente las posiciones defensivas del Eje entre el Mediterráneo y la Depresión Qattara, Rommel se preparó para recibir un ataque frontal por parte de Monty. Para intentar minimizar el efecto de la superioridad aliada en apoyo aéreo y artillero, Rommel diseñó una defensa en profundidad en la que el principal obstáculo para el ataque británico vendría dado por una línea continua de áreas minadas, “cada una sembrada con miles de minas y cubierta con fuego directo e indirecto.” Tras esta línea de zonas minadas, vendría una línea de puestos de avanzada de combate. A unos 1.000-2.000 metros por detrás del frente de minas estarían las principales posiciones defensivas de la infantería extendidas en una profundidad de 2.000 a 3.000 metros. Los mejores cañones antitanque estarían desplegados hacia la retaguardia de esa área defensiva principal en grupos de dos o tres controlados centralmente. A continuación vendrían las divisiones panzer de Rommel, estacionadas entre 7 y 12 kilómetros por detrás del frente minado como fuerza de contraataque móvil. Más atrás, a lo largo de la carretera costera, “Rommel retenía una pequeña fuerza de reserva consistente en dos divisiones de infantería motorizada cortas de personal.”
Cuando cada sector estuviera casi completado, los batallones de infantería del Eje debían ser retirados detrás del cinturón de obstáculos a sus principales posiciones defensivas con un frente de unos 2 kilómetros por batallón, dejando tras de sí una débil línea compuesta por puestos de avanzada de combate tamaño pelotón. Esta línea principal de puestos de avanzada estaba apoyada por la línea de áreas minadas y por pequeños puestos de observación adicionales desplegados en “tierra de nadie”. Los puestos de avanzada disponían de perros para avisar de cualquier aproximación aliada. Por norma, cada batallón de infantería proporcionó una compañía, rotando, para los puestos de avanzada, cuyos soldados eran llamados, en la jerga panzerarmee, “carne de cañón” por su papel de sacrificio al que estaban destinados, pues debían defender sus posiciones durante el máximo tiempo posible. Pero estos puestos de avanzada eran necesarios para contrarrestar los esfuerzos de reconocimiento británicos y evitar la sorpresa en la principal línea defensiva. “Esta configuración defensiva también estaba ideada para incrementar las oportunidades de frustrar cualquier intento de ruptura o al menos hacerlo mucho más costoso y duradero al combatir al Octavo Ejército en la brecha con fuego directo e indirecto precisos.” Rommel pretendía retardar lo máximo posible el trabajo enemigo de ruptura de campos de minas y que no lo consiguieran hasta que no fueran eliminados los puestos de avanzada, que además debían servir para intentar identificar el principal esfuerzo del Octavo Ejército.
Entre la línea de puestos de avanzada y la principal posición defensiva estaban las zonas minadas, que los alemanes llamaron “minengarten” o “teufelsgarten” (“Jardines del Diablo”). Y sobre ellos, para quienes desconozcan el idioma inglés, hablaremos en otra ocasión.
Saludos cordiales
José Luis
William Schneck, Breaching the Devil’s Garden: The 6th New Zealand Brigade in Operation Lightfoot, The Second Battle of Alamein (Countermine Division, Fort Belvoir, Virginia, 2005), 298 páginas. Disponible en la web de Sinet.
Quiero hablaros de este extraordinario trabajo y de su riqueza informativa y lujo de detalles (amplio uso de fuentes de primera mano) en los temas centrales que desarrolla. Patrocinado por el Night Vision and Electronic Sensors Directorate de Fort Belvoir, el estudio forma parte de una serie (Operación Ciudadela y Operación Tormenta del Desierto la completan) que versa sobre las operaciones de ruptura de combate. Breaching the Devil’s Garden….examina en detalle las rupturas creadas en la zona de la 6ª Brigada Neozelandesa, tras exponer la situación de ambos bandos contendientes. Concluye el autor diciendo que la carencia de minas antipersonales en el “Jardín del Diablo” redujo decisivamente su efectividad, y afirma que aunque esa circunstancia en Rommel y sus hombres fue el producto de sus limitaciones logísticas, el US Army debe tomar buena nota de la carencia actual de minas antipersonales entre sus soldados.
Con la complicadísima situación logística en que quedó Rommel tras la batalla de Alam Halfa, el mariscal alemán comprendió rápidamente que se le había terminado toda posibilidad de poder sostener una batalla de maniobras, y con ello las tácticas de la guerra móvil en la que habían sobresalido sus tropas panzer. Por ello, desplegando a vanguardia sus formaciones de infantería relativamente inmóviles, se preparó para una batalla de desgaste.
Sabiendo que las fuerzas de Montgomery no podían flanquear fácilmente las posiciones defensivas del Eje entre el Mediterráneo y la Depresión Qattara, Rommel se preparó para recibir un ataque frontal por parte de Monty. Para intentar minimizar el efecto de la superioridad aliada en apoyo aéreo y artillero, Rommel diseñó una defensa en profundidad en la que el principal obstáculo para el ataque británico vendría dado por una línea continua de áreas minadas, “cada una sembrada con miles de minas y cubierta con fuego directo e indirecto.” Tras esta línea de zonas minadas, vendría una línea de puestos de avanzada de combate. A unos 1.000-2.000 metros por detrás del frente de minas estarían las principales posiciones defensivas de la infantería extendidas en una profundidad de 2.000 a 3.000 metros. Los mejores cañones antitanque estarían desplegados hacia la retaguardia de esa área defensiva principal en grupos de dos o tres controlados centralmente. A continuación vendrían las divisiones panzer de Rommel, estacionadas entre 7 y 12 kilómetros por detrás del frente minado como fuerza de contraataque móvil. Más atrás, a lo largo de la carretera costera, “Rommel retenía una pequeña fuerza de reserva consistente en dos divisiones de infantería motorizada cortas de personal.”
Cuando cada sector estuviera casi completado, los batallones de infantería del Eje debían ser retirados detrás del cinturón de obstáculos a sus principales posiciones defensivas con un frente de unos 2 kilómetros por batallón, dejando tras de sí una débil línea compuesta por puestos de avanzada de combate tamaño pelotón. Esta línea principal de puestos de avanzada estaba apoyada por la línea de áreas minadas y por pequeños puestos de observación adicionales desplegados en “tierra de nadie”. Los puestos de avanzada disponían de perros para avisar de cualquier aproximación aliada. Por norma, cada batallón de infantería proporcionó una compañía, rotando, para los puestos de avanzada, cuyos soldados eran llamados, en la jerga panzerarmee, “carne de cañón” por su papel de sacrificio al que estaban destinados, pues debían defender sus posiciones durante el máximo tiempo posible. Pero estos puestos de avanzada eran necesarios para contrarrestar los esfuerzos de reconocimiento británicos y evitar la sorpresa en la principal línea defensiva. “Esta configuración defensiva también estaba ideada para incrementar las oportunidades de frustrar cualquier intento de ruptura o al menos hacerlo mucho más costoso y duradero al combatir al Octavo Ejército en la brecha con fuego directo e indirecto precisos.” Rommel pretendía retardar lo máximo posible el trabajo enemigo de ruptura de campos de minas y que no lo consiguieran hasta que no fueran eliminados los puestos de avanzada, que además debían servir para intentar identificar el principal esfuerzo del Octavo Ejército.
Entre la línea de puestos de avanzada y la principal posición defensiva estaban las zonas minadas, que los alemanes llamaron “minengarten” o “teufelsgarten” (“Jardines del Diablo”). Y sobre ellos, para quienes desconozcan el idioma inglés, hablaremos en otra ocasión.
Saludos cordiales
José Luis