Rommel ¿el mejor general de la 2º guerra mundial?

La guerra en el Continente Africano

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José Luis
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Mensaje por José Luis » Dom Abr 01, 2007 8:50 am

Leiva escribió:Hola José Luis

Me disponía a contestar tu mensaje sobre Manstein de la página 4, que lo tenía pendiente de respuesta, pero al releerlo me ha dado la impresión de que lo has cambiado, ¿es así?

Saludos
No he tocado una coma.
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sino como un hombre
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Leiva
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Mensaje por Leiva » Dom Abr 01, 2007 7:59 pm

José Luis escribió:Sin embargo, y en otro orden de cosas, voy a enterarte de algo de lo que veo que estás mal informado. Rommel, a diferencia de lo que tú has afirmado en intervenciones previas, nunca quiso luchar en El Alamein. La primera batalla de El Alamein (según la jerga inglesa), es decir el ataque alemán conocido como la Batalla de Alam Halfa, iniciado el 31 de agosto de 1942, no obedeció a los deseos de Rommel, sino a las órdenes de Hitler y Mussolini.Rommel era partidario de abandonar sus posiciones en torno a El Alamein semanas antes de que decidiera, obligado por Hitler, a atacar en Alam Halfa.
La guarnición de Tobruk se rindió el 21 de junio. Inmediatamente Rommel decidió seguir hacia el este sin que mediara ninguna orden de Hitler, aunque sólo le quedaban 44 tanques alemanes y 14 tanques ligeros italianos.

“Kesselring llegó el 22 de junio para oponerse contra un ulterior avance en África pidiendo el regreso de sus unidades aéreas para atacar Malta, como se había acordado previamente. El Mando supremo italiano en África también era contrario a continuar, y el día 22 Bastico dio a Rommel la orden de que se detuviera, pero Rommel replicó que no estaba dispuesto a “aceptar el consejo”, y hunorísticamente invitó a su oficial superior a cenar con él en El Cairo. (...) Al mismo tiempo, hizo una apelación directa a Mussolini y a Hitler para obtener el permiso de poder seguir adelante.” (Liddell Hart, Historia de la IIGM, pag 307)

No parece que tuviera que ir contra su voluntad, la verdad. Es cierto que finalmente Hitler y Mussolini dieron órdenes de continuar el ataque, pero es claro que estas órdenes fueron emitidas porque Rommel las solicitó, en contra de las órdenes de sus superiores y en contra de los planes trazados previamente, que incluían la suspensión de la ofensiva tras la toma de Tobruk a fin de asaltar Malta.

Hubo tres batallas en El Alamein. La primera empezó con un ataque alemán el 1 de julio y acabó el 25 de julio. La segunda empezó con el ataque de Rommel la noche del 30 al 31 de agosto y acabó el 7 de septiembre. La tercera y definitiva empezó con el ataque británico del 23 de octubre.

“Aquella noche (la del 2 al 3 de noviembre) Rommel tomó la decisión de regresar a la posición de Fuka (...). Estaba ya esta retirada en marcha cuando poco despues del mediodía del 3 llegó una orden tajante de Hitler insistiendo en que debía mantenerse la posición del Alamein a toda costa. Así, Rommel, que no había sufrido anteriormente interferencias de Hitler ni sabía la necesidad de la desobediencia, detuvo la retirada y volvió a llamar a las columnas que estaban en camino.” (Liddelll Hart, op. cit. pag. 335)

O sea, que según Liddell Hart, editor de las memorias de Rommel 1) la famosa orden de detención de la retirada de Hitler llegó el 3 de noviembre, durante la tercera batalla de El Alamein, y 2) hasta entonces Rommel no había sufrido interferencias de Hitler.

Saludos

Leiva
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Mensaje por Leiva » Dom Abr 01, 2007 8:03 pm

José Luis escribió:Los mitos, estimado Leiva, se asientan en el ideario común precisamente por falta de un espíritu crítico, por no contrastar y confirmar en las fuentes pertinentes lo que se lee por aquí y por allá.
Tienes toda la razón, amigo José Luis. Lo malo es que esto exige cierta capacidad para distinguir cuál es la fuente pertinente.

Por ejemplo, en el caso que nos ocupa ¿se puede otorgar más credibilidad al comentario de Bayerlein, escrito bastante después de que acabara la guerra, que a los papeles del mismísimo Rommel escritos prácticamente durante la acción y que no han sido modificados después por su autor, muerto durante la guerra?.

¿Se puede otorgar más credibilidad a la afirmación de Bayerlein relativa a una acción suelta, que a toda la trayectoria de Rommel en la campaña africana, en la que desde el mismo día en que llegó ya empezó a tratar de empujar sus fuerzas hacia Alejandría?

En último extremo, Bayerlein habla de retirarse a Sollum, lo cual habría acortado su línea de abastecimientos desde Trípoli un ¡10%!, o sea, en esencia nada.

El libro que citas contiene cuatro artículos: uno de Roberts sobre la visión de la batalla desde el punto de vista inglés; el de Bayerlein, que trata de la visión de la batalla desde el punto de vista alemán; y dos artículos de Liddell Hart sobre los antecedentes de la batalla y las conclusiones que pueden sacarse de ella. Pues bien, en ninguno de sus dos artículos Liddell Hart apoya absolutamente nada la afirmación de Bayerlein, que tanta importancia podría haber tenido para mejorar la reputación de Rommel descargando su responsabilidad en la pérdida de esta batalla ¿No es esto significativo?.

Dejo aquí el enlace de donde extrajiste la cita por si alguien está interesado en leer estos artículos completos: http://www.cgsc.army.mil/carl/resources ... t/hart.asp

Por otra parte, en este mismo subforo hay un tema abierto con citas textuales de las Memorias de Rommel: viewtopic.php?t=744

En la cita del día 22 de junio del 42 se puede apreciar lo “obligado” que se sentía a continuar su ofensiva despues de tomar Tobruk. En la cita del 3 de noviembre del 42 aparece el texto completo de la orden de Hitler prohibiendo la retirada de El Alamein.

Saludos

josan
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Mensaje por josan » Dom Abr 01, 2007 9:17 pm

Sin animo de polemizar y con todo respeto:A mi entender Rommel tomo la determinacion de proseguir la ofensiva porque entendio que el ejercito britanico estaba "tocado" y con un empujon mas podria desmoronarse en ese momento.Tendria noticias de los continuos convoyes que se formaban para acudir en auxilio de los britanicos.,y creyo que atacando de seguido,tenia una oprtunidad de victoria total.-no anduvo tan descaminado,pues sus avanzadillas llegaron a estar a 80kms de Alejandria.Sobre lo de la posicion de Sollum como alternativa,creo que explica claramente su inutilidad en sus memorias pags. 243 y siguientes.Un saludo.

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Mensaje por José Luis » Dom Abr 01, 2007 11:32 pm

¡Hola a todos!

Estimado Leiva, intentaré refutar a continuación la tesis subyacente en los argumentos que has expuesto en tus dos últimos mensajes. Primero, tres cosas:

a) Fuentes pertinentes. Las fuentes de primera mano están siempre por encima de las fuentes de segunda o tercera mano. Bayerlein es una fuente de primera mano; Liddel Hart, de segunda o tercera.

b) Bayerlein, combatió esa guerra junto con Rommel. Liddell Hart luchó su propia guerra para manipular documentos y presentar la historia (su historia) como a él le beneficiaba. Hay un topic sobre esto abierto en “Doctrina Militar”. Te recomiendo que lo leas: viewtopic.php?t=1977

c) ¿Has leído las memorias de Rommel, el “The Rommel Papers” en cualquiera de sus ediciones o traducciones? ¿O sólo has leído citas o extractos? Te pregunto esto porque las citas y extractos, en su soledad, nunca presentan un cuadro completo del paisaje, sólo una parte muy pequeña y puntual de él. Pueden servir y sirven para reforzar una idea, para subrayar un argumento, pero no necesariamente sirven como idea o argumento completos.

Cita de Leiva: [La guarnición de Tobruk se rindió el 21 de junio. Inmediatamente Rommel decidió seguir hacia el este sin que mediara ninguna orden de Hitler, aunque sólo le quedaban 44 tanques alemanes y 14 tanques ligeros italianos.]

Cierto. Pero Rommel no tomó esa decisión a la ligera. Conocía muy bien la débil posición en que estaba tras los últimos combates de junio. Veamos qué dice él mismo (los pasajes que siguen pertenecen a la edición Da Capo Press (April 1982):

[In winning our victory at Tobruk we, too, had expended the last of our strength, for the weeks of very heavy fighting against an enemy superior in both men and material had left their mark on my forces. Now, however, with the vast booty that had fallen to us, including ammunition, petrol, food, and war material of all kinds, a build-up for a further offensive was possible.

Rome had assured me several times that supplies to Africa could only be guaranteed in adequate quantities if the ports of Tobruk and Mersa Matruh were in our hands. This strengthened my resolve to exploit the weakness of the British after the battle of Tobruk by thrusting forward as far as I could into Egypt.

But that was not the main reason for my decision. I was determined at all costs to avoid giving the British any opportunity of creating another new front and occupying it with fresh formations from the Near East. The Eighth Army was now extremely weak, with a core of only two fresh infantry divisions; its armoured formations, which had been rushed up in great haste from the Egyptian hinterland, could not possibly have any striking power worth mentioning. All in all, the proportion of our strength to the British, in comparison with what it had been, was highly encouraging. Our intention was to overtake the Eighth Army’s formations by a lightning thrust forward and bring them to battle before they had been able to join up with other formations from the Middle East. If we could once succeed in destroying the tattered remnants of the Eighth Army which had escaped from the Marmarica battles, plus its two fresh divisions-and this was by no means impossible-then the British would have nothing left in Egypt capable of opposing our advance to Alexandria and the Suez Canal.] (p. 233)

Los argumentos de Rommel para continuar su persecución del resto del Octavo Ejército y destruirlo antes de que tuviera tiempo para reforzarse y consolidarse son sólidos. Los obstáculos de este avance (además de lo que le prometieron italianos –Cavallero- y alemanes –Kesselring- con respecto a la captura de Tobruk y Mersa Matruh cuando todavía no se había producido, cuestión que dejo por discutible), los relata Rommel a continuación con referencia a la crítica que recibió poco después:

[This move into Egypt has since been the subject of criticism in some quarters. It has been said that the supply line from Benghazi to El Alamein was too long for the supply columns to maintain for any length of time, and that the British derived great advantage from their short supply route from Port Said to the front.

Against this, there is the following to be said

(a) British superiority would have had an even greater effect at Sollum than at El Alamein. For at Sollum they would have been able to outflank our line by wide sweeps into the desert and, with their armoured brigades-which, by the time of the Alamein battle were superior to ours not only in numbers, which they had been before, but above all in quality-to smash our motorised divisions. Moreover, the chances of withdrawing our non-motorised infantry from Sollum would have been even worse than from El Alamein. These non-motorised formations, which made up the bulk of my army at El Alamein, would have been completely ineffective at Sollum, where the enemy would not have had to break through their line, but could quite simply and without effort, have gone round it. They would then have become either easy prey for the British or mere ballast during the retreat.

(b) Nor would there have been any worthwhile improvement in our supply position at Sollum, for with our front so far west, instead of the ports of Tobruk and Mersa Matruh being within range of the British bombers it would have been Tobruk and Benghazi. Thus Benghazi would, for all practicable purposes, have been closed to the larger ships, which would have meant a lengthening of the overland supply line to Tripoli, a distance which our available transport was completely inadequate to cover. The British supply position, on the other hand, would have hardly been affected, for they had the railway, ample vehicle space for road transport, and well organised coastal shipping all at their disposal] (p. 234)

Estos argumentos de Rommel están completamente confirmados en su acierto por Bayerlein, en nota a pie de página, quien igualmente rechaza la idea de Westphal (expuesta en su libro The German Army in the West) de que hubiera sido mejor detener la ofensiva en Sollum y trasladar la fuerza aérea germano-italiana que combatía en África hacia Catania para usar en la captura de Malta. Bayerlein dice que -aparte del hecho de que Malta probablemente no habría sido atacada (el OKW y el Comando Supremo ya habían tenido 18 meses para hacerlo)-, “la retirada de la fuerza aérea germano-italiana, que había sufrido grandes bajas en las batallas de la Marmarica, era imposible a menos que uno estuviera preparado para conceder a los británicos el mando completo del aire inmediatamente después de la caída de Tobruk.” Así pues, las razones de Rommel para continuar su avance son difíciles de rebatir. Bayerlein menciona, además, que en el verano de 1942 el OKW estaba suministrando a las divisiones panzer 7ª y 10ª con equipo tropical y preparándolas para enviarlas a África, y que Rommel quizás contó con que se doblara así su fuerza blindada, pero esas divisiones fueron finalmente enviadas a Rusia.

Finalmente, dice Rommel, tras reconocer las dificultades logísticas de esta situación: [Thus, supply by sea should have been improvised immediately to ports in the forward zone on the scale which had always been promised for this occasion. The top Italian authorities could have done this at any time. When I gave orders for the advance into Egypt, I was assuming that the fact of final victory in Egypt being now within reach would spur even the Italian Commando Supremo into some sort of effort.

On the strength of all these and other similar arguments, I requested the Duce, immediately after the capture of Tobruk, to lift the restrictions on the Panzer Army’s freedom of operation and allow us to advance into Egypt. Permission was granted, whereupon orders went out immediately to all formations concerned to prepare for the march] (p. 234)

Cita de Leiva: [“Kesselring llegó el 22 de junio para oponerse contra un ulterior avance en África pidiendo el regreso de sus unidades aéreas para atacar Malta, como se había acordado previamente. El Mando supremo italiano en África también era contrario a continuar, y el día 22 Bastico dio a Rommel la orden de que se detuviera, pero Rommel replicó que no estaba dispuesto a “aceptar el consejo”, y hunorísticamente invitó a su oficial superior a cenar con él en El Cairo. (...) Al mismo tiempo, hizo una apelación directa a Mussolini y a Hitler para obtener el permiso de poder seguir adelante.” (Liddell Hart, Historia de la IIGM, pag 307)]

El proceso creo que ha quedado bien claro en mi última cita de Rommel. Esto es, había un plan antes de la captura de Tobruk que limitaba esa ofensiva a Sollum. Pero la situación real tras la captura de Tobruk aconsejaba, en opinión de Rommel, cambiar de plan y explotar el éxito. Ya hemos visto sus argumentos. Cavallero –con todos mis respetos, un gangster, tal como lo definió otro gangster (Ciano)- y Kesselrig –un encumbrado que se arrimaba al ascua que más calentaba-, eran dos auténticos soñadores que ni siquiera eran dueños de sus sueños. Su intención de asaltar Malta tras la caída de Tobruk era una decisión que, para llevarse a cabo, no estaba en sus manos, sino en las de Hitler. Y Hitler en esos momentos sólo tenía ojos para Azul. ¿Y qué confianza tenía Hitler en la operación militar para capturar Malta? Muy similar a la que tuvo con “León Marino” dos años antes. En realidad, Hitler no era nada partidario de llevar a cabo la toma de Malta, prefiriendo que su neutralización quedara en manos de la Luftwaffe, como había ocurrido desde marzo de 1942. Pero en julio las tornas habían cambiado en este aspecto.

Pero además, cuando posteriormente, tras las batallas de desgaste de julio que dieron tablas, Rommel propuso entonces que se tomara Malta, Hitler y Mussolini hicieron oídos sordos y ordenaron a Rommel atacar en El Alamein (de ahí, la ofensiva de Rommel en Alam Halfa).

Por otra parte, sólo Rommel está cualificado para hablar de Cavallero y Kesselring en cuanto a lo que éstos tenían que decir y dijeron y en cuanto a sus relaciones de esos meses. En cuanto a mí, la opinión de estos dos grandes embusteros (eran más diplomáticos que militares), tanto durante los hechos como después de los hechos, carece de todo crédito, tanto si vale para apoyar a Rommel como para criticarlo. Lo que tengo claro es que esos dos caballeretes no jugaron nunca limpio con Rommel. Los hechos cantan por sí mismos, en este aspecto.

Cita de Leiva: [No parece que tuviera que ir contra su voluntad, la verdad. Es cierto que finalmente Hitler y Mussolini dieron órdenes de continuar el ataque, pero es claro que estas órdenes fueron emitidas porque Rommel las solicitó, en contra de las órdenes de sus superiores y en contra de los planes trazados previamente, que incluían la suspensión de la ofensiva tras la toma de Tobruk a fin de asaltar Malta.

Hubo tres batallas en El Alamein. La primera empezó con un ataque alemán el 1 de julio y acabó el 25 de julio. La segunda empezó con el ataque de Rommel la noche del 30 al 31 de agosto y acabó el 7 de septiembre. La tercera y definitiva empezó con el ataque británico del 23 de octubre.

“Aquella noche (la del 2 al 3 de noviembre) Rommel tomó la decisión de regresar a la posición de Fuka (...). Estaba ya esta retirada en marcha cuando poco despues del mediodía del 3 llegó una orden tajante de Hitler insistiendo en que debía mantenerse la posición del Alamein a toda costa. Así, Rommel, que no había sufrido anteriormente interferencias de Hitler ni sabía la necesidad de la desobediencia, detuvo la retirada y volvió a llamar a las columnas que estaban en camino.” (Liddelll Hart, op. cit. pag. 335)

O sea, que según Liddell Hart, editor de las memorias de Rommel 1) la famosa orden de detención de la retirada de Hitler llegó el 3 de noviembre, durante la tercera batalla de El Alamein, y 2) hasta entonces Rommel no había sufrido interferencias de Hitler
.]

Las razones por las que Rommel decidió continuar su ataque ya las he expuesto más arrima de su propio boca. Son razones fundadas, tanto táctica como operacionalmente. Y son razones prácticas. La explotación del éxito, la persecución y destrucción de un enemigo batido, y la posibilidad de derrotar definitivamente a los británicos en Egipto, estaban del lado del Eje. La voluntad de sus máximos líderes para realizar un esfuerzo real y efectivo para mejorar medios y fuerzas, no. No creo que, dadas estas circunstancias, se puede criticar a Rommel con fundamento. De las dos opciones que tenía escogió la más ventajosa (con sus inconvenientes) y práctica.

Ahora, estimado Leiva, vamos a diferenciar entre ordenar atacar y ordenar ni un paso atrás. Salvo la primera batalla de El Alamein, que fue decisión exclusiva de Rommel (decisión que permitieron Hitler y Mussolini), y que ocupó el mes de julio, la segunda batalla (Alam Halfa) fue la decisión de Rommel en tanto en cuanto así se lo habían ordenado Hitler y Mussolini. Él no quería atacar en esos momentos, porque era consciente de que la oportunidad para derrotar a los británicos y llegar a Alejandría se había esfumado en junio-julio. Prefería retirarse, pero se lo impidieron. Luego, la orden de Hitler de no retirarse y luchar hasta el final en El Alamein, la orden a que te refieres al final, es algo completamente distinto de la orden que le dio en agosto de atacar. Creo que esto está claro y no debemos mezclar ni confundir estas dos órdenes tan diferentes en su naturaleza y tiempo.

Cita de Leiva: [Tienes toda la razón, amigo José Luis. Lo malo es que esto exige cierta capacidad para distinguir cuál es la fuente pertinente.

Por ejemplo, en el caso que nos ocupa ¿se puede otorgar más credibilidad al comentario de Bayerlein, escrito bastante después de que acabara la guerra, que a los papeles del mismísimo Rommel escritos prácticamente durante la acción y que no han sido modificados después por su autor, muerto durante la guerra
?]

Creo que esto ya ha quedado contestado y esclarecido.

Cita de Leiva: [¿Se puede otorgar más credibilidad a la afirmación de Bayerlein relativa a una acción suelta, que a toda la trayectoria de Rommel en la campaña africana, en la que desde el mismo día en que llegó ya empezó a tratar de empujar sus fuerzas hacia Alejandría?]

La actuación de Rommel en África del Norte no se puede despachar de un plumazo y de una frase. La vida, en cualquiera de sus facetas, no es una dicotomía entre blanco y negro, entre un sí y un no. Y lo mismo ocurre con la actuación de Rommel en la IIGM en general, y en África del Norte en particular. Rommel cometió errores y aciertos, aunque tengo para mí que fueron muchos más los segundos que los primeros. Y en cuanto a su visión estratégica de lo que podían dar de sí los teatros en que luchó, especialmente África y Normandía, estaba muy por encima, era mucho más realista que la de aquellos que le criticaron. Halder, por ejemplo, que sostuvo durante la guerra que el teatro africano era muy secundario, y que desdeñó y no quiso saber nada de la oportunidad que brindaba la victoria del Eje en Tobruk en junio de 1942, negó en la posguerra lo último, cuando le echaron en cara que hubiera respondido, a finales de junio de 1942, que nada era más importante que la ofensiva que estaba dirigiendo en Rusia y que lo de África era completamente insignificante. Negó que hubiera dicho eso, pero los documentos y los testimonios que lo demuestran son tozudos, para su desgracia y para justicia de quienes gustamos de la verdad.

Cita de Leiva: [En último extremo, Bayerlein habla de retirarse a Sollum, lo cual habría acortado su línea de abastecimientos desde Trípoli un ¡10%!, o sea, en esencia nada.]

Creo que no has entendido la diferencia táctica. Espero que la comprendas ahora, tras haberte puesto las razones de Rommel.

Cita de Leiva: [El libro que citas contiene cuatro artículos: uno de Roberts sobre la visión de la batalla desde el punto de vista inglés; el de Bayerlein, que trata de la visión de la batalla desde el punto de vista alemán; y dos artículos de Liddell Hart sobre los antecedentes de la batalla y las conclusiones que pueden sacarse de ella. Pues bien, en ninguno de sus dos artículos Liddell Hart apoya absolutamente nada la afirmación de Bayerlein, que tanta importancia podría haber tenido para mejorar la reputación de Rommel descargando su responsabilidad en la pérdida de esta batalla ¿No es esto significativo?.

Dejo aquí el enlace de donde extrajiste la cita por si alguien está interesado en leer estos artículos completos: http://www.cgsc.army.mil/carl/resources ... t/hart.asp

Por otra parte, en este mismo subforo hay un tema abierto con citas textuales de las Memorias de Rommel: viewtopic.php?t=744

En la cita del día 22 de junio del 42 se puede apreciar lo “obligado” que se sentía a continuar su ofensiva despues de tomar Tobruk. En la cita del 3 de noviembre del 42 aparece el texto completo de la orden de Hitler prohibiendo la retirada de El Alamein
.]

Para mí, Liddell Hart no tiene crédito. Los autores que manipulan los documentos históricos, presionan a sus testimonios, ocultan pruebas, etc., no son historiadores, sino pseudo-historiadores. Son personas que buscan adaptar los hechos históricos a una creencia propia predeterminada, a un prejuicio, o a una ventaja personal. La obra de Hart sobre protagonistas alemanes de la IIGM, y otras obras, son impresentables por espurias en su razón de ser. Eso por una parte. Por la otra, el que Hart no haya concedido importancia al parágrafo de Bayerlein que he señalado, no dice nada.

Saludos cordiales
José Luis
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Mensaje por beltzo » Lun Abr 02, 2007 2:18 am

Hola de Nuevo:

Esto lo escribí antes de leer el último post de José Luis, con el que coincido prácticamente en todo como por otra parte suele ser habitual aunque a veces pueda no parecerlo, y por ello he eliminado algunas cosas y añadido unas pocas.

La primera batalla del Alamein (para los alemanes) responde claramente a una iniciativa de Rommel, algo que junto a las razones que le llevan a ello (tremendamente acertadas a mi entender), deja meridianamente claro en sus memorias. De la segunda batalla del Alamein (primera para los ingleses) no creo que se pueda decir exactamente lo mismo.

El 17 de Julio reunido con Kesselring, Bástico y Cavallero no había sido precisamente optimista, al contrario que Kesselring que tenía cierta tendencia a dejarse llevar por el optimismo y que se permitía el enviar partes al OKW que quitaban hierro a la situación, cuando él era el primero que debía saber lo desesperada que podía ser, puesto que era él quien aseguraba una y otra vez suministros, que una y otra vez con demasiada frecuencia se quedaban por el camino. Fechada el día 18 hay una carta a su esposa enormemente clarificadora de los pensamientos de Rommel sobre la situación. Rommel era plenamente consciente de que ahora todo jugaba ya en su contra y su propia forma de dirigir el episodio de Alam Halfa nos dice mucho de su falta de fe en el proyecto; no, no creo que se pueda decir de ninguna manera, que esta batalla obedeciera a su voluntad, más bien no tenía alternativa.

Tenía un grave dilema, porque retroceder, (que por otra parte a ver quien era el que convencía a Hitler y Mussolini de ello), o resistir sin más, no sería más que aplazar por poco tiempo el desastre, atacar al menos le podía acercar a la victoria estratégica, no deja de ser curioso, que fuese en esta ocasión, cuando todos sus superiores incluido Kesselring lo apoyaran, teniendo en cuenta que esta vez Rommel era claramente pesimista sobre su resultado y su decisión (muy condicionada) respondía simplemente a que se encontraba contra la espada y la pared. Cuando había sido optimista y las circunstancias le habían dado la razón, estos mismos superiores simplemente no le apoyaron.

Por último, un par de cosas, la primera que para mi Liddel Hart si tiene crédito, siempre que se lea con espíritu crítico sobre todo en determinadas cuestiones, su obra “Historia de la segunda guerra mundial” me parece una joya en algunos aspectos, y la segunda que para comprender a Rommel, sus problemas, y el porque de sus decisiones es absolutamente imprescindible leer e incluso bucear en sus memorias, hay que tener en cuenta que Rommel tenía muchos detractores en el alto mando y muchas de las opiniones negativas sobre él estan basadas en ello, algunos de los autores criticos con Rommel, han basado sus opiniones en estas fuentes interesadas.

Saludos
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Mensaje por Von Kleist » Mar Abr 03, 2007 12:19 pm

Buenas
“Aquella noche (la del 2 al 3 de noviembre) Rommel tomó la decisión de regresar a la posición de Fuka (...). Estaba ya esta retirada en marcha cuando poco despues del mediodía del 3 llegó una orden tajante de Hitler insistiendo en que debía mantenerse la posición del Alamein a toda costa. Así, Rommel, que no había sufrido anteriormente interferencias de Hitler ni sabía la necesidad de la desobediencia, detuvo la retirada y volvió a llamar a las columnas que estaban en camino.” (Liddelll Hart, op. cit. pag. 335)
Sí esa es la exactitud histórica que ofrece Liddel Hart... mal vamos. En realidad la famosa orden de defender el Alamein llegó tarde por un problema de tardanza en el descifrado, y cuando Rommel la recibió ya estaba anulada. Lo que ocurrió fue que la orden de Berlin se cruzó con un mensaje anterior de Kesselring al OKW comunicando que la retirada de Rommel estaba autorizada por él como bien nos cuenta K. Macksey en su libro "Errores Militares de la II GM". A veces hay que coger con pinzas las afirmaciones de Hart, ya que en ocasiones se vé que escribió su libro con testimonios de 2ª mano y sin contrastarlos suficientemente con los documentos oficiales alemanes.

Por cierto, Sr. Leiva, observo que no ha hecho usted apreciaciones ni comentarios respecto a mis respuestas. Le rogaría que me confirmase sus datos acerca de:

a) La relacion de fuerzas en Italia entre 1944-45 (la cual, siguiendo su afirmacion sería de 250.000 tropas del Eje por 750.000-1.000.000 aliadas.

b) El coste de la campaña italiana para ambos bandos (si tiene otros datos, estaré encantado de cotejarlos).

Saludos

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Mensaje por José Luis » Mar Abr 03, 2007 5:15 pm

¡Hola a todos!

Este tipo de debate se puede eternizar mientras se centre exclusivamente en las decisiones y acciones de Rommel. Efectivamente, son importantes y dan para un largo e interesante intercambio de opiniones, fundadas o no, pero jamás bastarán por sí solas para comprender el "callejón sin salida" que para Rommel supuso África del Norte por la estrategia de Hitler. Porque eso fue en lo que convirtió África del Norte y el Mediterráneo la estrategia de Hitler: un callejón sin salida.

Si Rommel hubiese estado hecho de otra "pasta", si fuese un "frío, calculador y diplomático" como, por ejemplo, Manstein, o un "ortodoxo" y obediente oficial de EMG como, por ejemplo, Paulus, entonces muy probablemente el teatro africano y del Mediterráneo jamás habrían sido tal cual hoy los conocemos. Habrían sido otros, no importa cuáles, pero siempre dentro de la misma importancia estratégica secundaria que tuvieron para Hitler.

Pero Rommel era como era. Desde el mismo momento en que le asignaron la misión del DAK en Trípoli, se involucró a fondo, como algo personal, incapaz de considerar su papel sin explotar al máximo sus alternativas. Manstein, de jugar el papel de Rommel, probablemente habría advertido a sus superiores de las posibilidades estratégicas de África si tal y cual. Pero de seguro que si no veía voluntariedad por parte del OKH-OKW y Hitler, entonces diría: "Allá ustedes," y se dedicaría exclusivamente y, presumo no sin cierta sorna, a la misión asignada. Paulus, probablemente, ni siquiera se habría planteado esa cuestión y desde el principio se atendría escrupulosamente a su misión. Pero Rommel era diferente, y Hitler lo sabía. Antes había desdeñado a von Funck (el entonces comandante de la 5ª División Ligera) por considerarlo precisamente el prototipo de un oficial prusiano de la vieja escuela, algo que sería un orgullo para cualquiera menos para Hitler. Quizás nunca se debió haber elegido a Rommel para una empresa así.

Como ya dije en otras ocasiones, no estaba en las manos de Rommel cambiar la consideración estratégica que tenía África para Hitler, y por ello su ofensiva de abril de 1941 fue, en mi opinión, una decisión equivocada. Pero en la primavera de 1942, bien se puede decir que Rommel hizo de Gary Cooper en "Sólo ante el peligro". Si uno estudia atentamente la actuación de todos los protagonistas entonces (desde mayo a noviembre) en liza (Hitler, el OKH y el OKW, Mussolini y el Comando Supremo, Kesselring y Cavallero), verá cómo, más allá de detalles insignificantes, Rommel fue engañado por todos. Y de todos ellos, el único que sale limpio y bien parado es Rommel.

Bien, no más consideraciones personales. Quiero dejaros dos o tres hojas de un libro ciertamente muy interesante, y no menos esclarecedor para algunas cosas importantes que aquí estamos tratando. Se trata de Cajus Bekker, Paul Deichmann, Frank H. Ziegler, The Luftwaffe War Diaries: The German Air Force in World War II (Da Capo Press, January 2001). Os pongo todo el texto en inglés (para no perder todo su contexto) y os traduzco aquello que creo iluminador:

<<<<<
(p. 242) 2. Rommel versus “Hercules”

In May Malta received a new Governor –Lord Gort, the man who in 1940 had extricated the British Expeditionary Force from its desperate situation and enabled it to be evacuated at Dunkirk. When he reached the island on May 7th, 1942, the main bomber offensive from Sicily had just ended. But if the 30.000-man garrison could breathe again, its situation was anything but rosy.

En mayo, Malta recibió un nuevo Gobernador, Lord Gort, el hombre que en 1940 había sacado a la Fuerza Expedicionaria Británica de su desesperada situación, y posibilitó que fuese evacuada en Dunkerque. Cuando llegó a la isla el 7 de mayo de 1942, justo había acabado la principal ofensiva de bombarderos desde Sicilia. Pero si la guarnición de 30.000 hombres podía respirar de nuevo, su situación era cualquier cosa menos halagüeña.

“Our diet,” wrote Air Vice-Marshal Lloyd, R.A.F. commander on Malta, “was a slice and a half of very poor bread with jam for breakfast, bully beef for lunch with one slice of bread and….the same fare for dinner…..Even the drinking water, lighting and heating were rationed. All the things which had been taken for granted closed down….Malta was faced with the unpleasant fact of being starved and forced into surrender for lack of equipment.”

“Nuestra dieta,” escribió el Vice-Mariscal del Aire Lloyd, comandante de la RAF en Malta, “era una rebanada y media de pan muy malo con mermelada para desayunar, carne de vaca enlatada para almorzar con una rebanada de pan y….lo mismo para cenar…Incluso el agua potable, luz y calefacción estaban racionadas. Todas las cosas que se habían creído garantizadas se terminaron…..Malta se enfrentaba al desagradable hecho morirse de hambre y verse obligada a rendirse por falta de equipamiento.”

A new ray of hope dawned for the garrison when on May 9th, sixty-four Spitfires, taking off from the aircraft carriers Wasp and Eagle at about the longitude of Algiers, nearly all managed to land on the island (three fell short). This time there was no repetition of the catastrophe of April 20th when twenty out of forty-seven were immediately put out of action by and air-raid. Within seconds they were thrust into splinter-proof shelters already stocked with fuel, ammunition and equipment. After five minutes the first of them was ready to take off again.

Un nuevo rayo de esperanza amaneció para la guarnición cuando el 9 de mayo, sesenta y cuatro Spitfires, despegando de los portaviones Wasp y Eagle cerca de la longitud de Argel, casi todos consiguieron aterrizar en la isla (tres cayeron cerca). Esta vez no hubo repetición de la catástrofe del 20 de abril cuando veinte de cuarenta y siete fueron puestos fuera de acción inmediatamente por un ataque aéreo. En segundos fueron asegurados en refugios ya abastecidos con fuel, munición y equipamiento. Al cabo de cinco minutos el primero de ellos ya estaba preparado para despegar de nuevo.

The Germans did raid the airfields, but too late. They also missed an important target in Valetta harbour, where on May 10th the fast minelayer Welshman docked, bringing above all anti-aircraft ammunition. Thanks to fog, the assailants had to bomb blind, and within seven hours the vital cargo had been unloaded.

Thus the defence of Malta was strengthened at the very moment when the German air bombardment had apparently made the island ripe for assault, and just as Kesselring’s Luftflotte 2 had (on May 10th) signalled the Führer’s headquarters in East Prussia: “Enemy naval and air bases at Malta eliminated.”

De esta forma se reforzó la defensa de Malta en el preciso momento en el que el bombardeo aéreo alemán aparentemente había dejado a la isla madura para atacar, y justo cuando la Luftflotte 2 de Kesselring (el 10 de mayo) comunicó al cuartel general del Führer en Prusia del Este: “Eliminadas bases aéreas y navales enemigas en Malta.”

It took but a few days to prove the contrary. In the renewed raids during May 10-12th the Italians and Germans lost more bombers that during the whole five weeks of the main offensive with its 11.500 sorties. “In the last few days we and the Germans have lost many feathers over Malta,” the Italian foreign minister, Count Ciano, noted in his diary, and the British view May 10th as the turning point of the whole battle.

On its side the Luftwaffe, having just concluded its offensive, was redistributed amongst other theatres, and could no longer attack in strength. With (p. 243) the new summer offensive in Russia needing every available machine, KG 77 was sent there on Hitler’s personal orders. I/KG 54 was posted to Greece, while II/StG 3, II/ZG 26 and I/NJG’s night-fighters were all sent to support Rommel in Africa. The same applied to the fighters: II/JG 3 and I/JG 53 went to Russia, III/JG 53 to Africa-just at the time when squadron after squadron of new Spitfires were flying into Malta. By the end of May Loerzer’s II Air Corps, which in April had all but beaten Malta to its knees, was scattered to the winds.

Once more the German high command repeated its crucial mistake of embarking on a new enterprise before the current one had been concluded, thus dissipating its own strength. While Kesselring wanted to capture Malta by combined air and sea landings directly after the bomber offensive (“It would have been easy,” he wrote in his memoirs) the Italians disagreed. They considered the preparations were being over-hastened, and the forces inadequate. As we have seen, Mussolini had asked for a delay of three months, and though Hitler no doubt could have insisted on an earlier date, he viewed the Italians’ competence to conduct the operation successfully with deep misgiving, and gave way.

Una vez más el alto mando alemán repitió su crucial error de embarcarse en una nueva empresa antes de haber concluido la actual, disipando así su propia fuerza. Mientras Kesselring deseaba capturar Malta mediante desembarcos aéreos y marítimos directamente después de la ofensiva de bombarderos ("Hubiera sido fácil," escribió en sus memorias), los italianos discrepaban. Consideraban que las preparaciones estaban siendo precipitadas, y las fuerzas inadecuadas. Como hemos visto, Mussolini había pedido una demora de tres meses, y aunque Hitler sin duda podía haber insistido en una fecha más temprana, consideró la competencia de los italianos para conducir la operación exitosamente con profundo recelo, y consintió.

The consequence was that events in the Mediterranean theatre failed to mature as had been hoped. In both the German and Italian camps everyone had been agreed that Malta must be eliminated before any new offensive in Africa began. But now the commander of the Afrika Korps, Colonel-General Erwin Rommel, pointed to feverish offensive preparations opposite him on the Gazala front by the British 8th Army under General Ritchie. By starting an offensive themselves the British saw their chance of rescuing Malta. For the Luftwaffe was not strong enough to support both fronts simultaneously.

La consecuencia fue que los sucesos en el teatro del Mediterráneo no consiguieron madurarse como se había esperado. Tanto en el campo alemán como en el italiano, todos habían acordado que Malta debía ser eliminada antes de que comenzara cualquier nueva ofensiva en África. Pero ahora el comandante del Afrika Korps, coronel general Erwin Rommel, señaló las febriles preparaciones ofensivas del 8º Ejército del general Ritchie en el frente de Gazala que se le oponían. Al comenzar una ofensiva ellos mismos, los británicos veían la oportunidad de rescatar Malta. Pues la Luftwaffe no era lo suficientemente fuerte para apoyar ambos frentes simultáneamente.

For Rommel it was a dilemma. If he waited for the fall of Malta, he himself would be overrun in the desert. On the other hand, if he anticipated the British attack, Malta would remain a threat to his rear and the supply crisis of the previous autumn might be repeated. Nevertheless the “Desert Fox” soon made up his mind. He clamoured to attack, and get in ahead of Ritchie. With the ample supply deliveries of the last few months he felt strong enough to do so. Ammunition and fuel should last four weeks, and by then he expected to be in Tobruk. After that he reckoned to halt on the Egyptian frontier, to allow Malta at last to be taken.

Para Rommel era un dilema. Si esperaba por la caída de Malta, él mismo sería superado en el desierto. Por otra parte, si se adelantaba al ataque británico, Malta permanecería como una amenaza a su retaguardia y podía repetirse la crisis de suministros del otoño anterior. No obstante, el "Zorro del Desierto" pronto se decidió. Clamó por atacar y se adelantó a Ritchie. Se sintió suficientemente fuerte para actuar así con las amplias entregas de suministros de los últimos meses. Munición y fuel durarían cuatro semanas, y por entonces esperaba estar en Tobruk. Después de eso calculaba detenerse en la frontera egipcia, para permitir que Malta fuese finalmente tomada.

Thus Rommel had not expressed himself against “Operation Hercules”, but in favour-ultimately. But now he had his way. On April 30th at Obersalzberg, Hitler and Mussolini issued the new order of priority: first, in June, Tobruk, second in July, Malta. It was a compromise about which no one was happy.

De esta forma, Rommel no se había declarado contra la "Operación Hércules", sino a favor, en última instancia. Pero ahora seguía su camino. El 30 de abril en el Obersalzberg, Hitler y Mussolini cursaron la nueva orden de prioridad: primero, en junio, Tobruk, segundo en julio, Malta. Era un compromiso sobre el que nadie estaba contento.

On May 26th, in the burning noonday sun, Rommel launched his attack. After twenty days of bitter fighting the battle went in his favour, and on June 21st exactly on time Tobruk fell. On the same day Mussolini wrote to Hitler a letter, full of foreboding, reminding him not to forget Malta. But the Führer did not wish to be reminded. His interest in “Operation Hercules” had long since evaporated.

Yet for this very operation General Kurt Student and his XI Air Corps had been preparing the airborne landing for months. The mistakes of the operation against Crete would not be repeated. “We knew much more (p. 244) about the enemy’s dispositions. Excellent aerial photographs had revealed every detail of his fortifications, coastal and flak batteries, and field positions. We even knew the calibre of the coastal guns, and how many degrees they could be turned inland.”

The Italian leader of the operation, Marshal Count Cavallero, had at his disposal 30.000 men for the air landings alone-equivalent to the whole British garrison. Besides XI Air Corps, they included the Italian paratroop division “Folgore” –which, trained by Major-General Ramcke, had impressed Kesselring enormously- and the Italian airborne division “Superba”. For the seaborne landing no fewer than six Italian divisions, totalling 70.000 men, were ready. “It was an impressive force,” said Student, “five times as strong as we had against Crete.”

Major-General Conrad, now as for Crete responsible for XI Corps’ transport, was again allocated ten Gruppen totalling some 500 Ju 52s. In view of the short distance separating Malta from Sicily, they could be expected to make four round trips the first day. He was moreover much better supplied with gliders than for Crete: besides 300 DFS 230s, each carrying ten men, there were 200 new-type Gotha Go 242s, with a capacity of twenty-five men. Some 200 glider pilots had been trained in landing with crane-parachutes. Conrad writes: “I suggested that all B-2 aircraft (single-engined training planes) should be assembled to tow the DFS 230s. As soon as the last bomb fell the latter should made pin-point landings with their crane “chutes beside flak positions, known command posts and the mysterious caves. Immediately afterwards six transport Gruppen would drop their paratroops over their allotted targets, and the four carrying airborne troops would land them on the first airfield to be captured.”

At the beginning of June, in the midst of these preparations, Student was suddenly ordered to the Führer’s H.Q. at Rastenburg in East Prussia. Hitler listened as he made his report, interjected questions, and even admitted that a bridge-head on Malta could be successfully won.

A principios de junio, en medio de esas preparaciones, de repente se ordenó a Student acudir al Cuartel General del Führer en Rastenburg, Prusia del Este. Hitler escuchó mientras presentaba su informe, hizo preguntas, e incluso admitió que podía ganarse exitosamente una cabeza de puente en Malta.

“But what then?” he asked impatiently. “I guarantee what will happen. The Gibraltar squadron will leave port at once, and the British fleet will come steaming from Alexandria. Then you will see what the Italians will do. At the first radio reports they will go running back into their Sicilian harbours-warships, transports and all. And you and your paratroops will be left sitting on the island alone!”

"¿Pero luego qué?" preguntó impacientemente. "Garantizo lo que sucederá. El escuadrón de Gibraltar dejará puerto inmediatamente, y la flota británica vendrá humeando desde Alejandría. Entonces verá usted lo que harán los italianos. A los primeros informes radiados irán a recular a sus puertos sicilianos, barcos de guerra, transportes y todo. Y usted y sus paracaidistas quedarán sentados solos en la isla."

Student dumbfounded. To think that for months he had been preparing an operation that Hitler never intended to sanction! He began to object, but the Führer cut him short with the words: “I forbid you to return to Italy! You will stay in Berlin.”

Student se quedó anodadado. ¡Pensar que durante meses había estado preparando una operación que Hitler nunca tuvo intención de autorizar! Comenzó a objetar, pero el Führer lo cortó con las palabras: "¡Le prohibo regresar a Italia! Permanecerá en Berlín."

Significantly enough, this interview took place at the very time when the success of Rommel’s campaign in Marmarica hung in the balance. When, two weeks later, Tobruk and all his booty fell into his hands, and he asked to be given carte blanche to pursue his battered foe to the banks of the Nile, Hitler and the high command did not dream of halting his victorious march in favour of Malta.

But the Italians did. Full of anxiety, they thought about the supply lines and the catastrophe of the previous year. They pointed to the mutually agreed order of priority: first Tobruk, then Malta, and only then Egypt. Mussolini wrote his letter of June 21st referred to above. In his reply, two (p. 245) days later, Hitler never so much as mentioned Malta. Instead he harped on the “historic hour”, on “the unique opportunity to pursue the British 8th Army to complete destruction” and of wresting Egypt from British hands. He concluded his letter: “On us leaders the goddess of battle smiles but once. He who fails to grasp her favours at such a moment will never be able to entice her back.”

Pero lo hicieron los italianos. Llenos de ansiedad, pensaron en las líneas de suministros y en la catástrofe del año anterior. Señalaron la orden de prioridad mutuamente acordada: primero Tobruk, luego Malta, y sólo entonces Egipto. Mussolini escribió su carta de 21 de junio arriba referida. En su respuesta (p. 245) dos días más tarde, Hitler nunca mencionó ni una vez Malta. En cambio insistió en la "hora histórica", en "la oportunidad única de perseguir al 8º Ejército británico hasta su completa destrucción" y de arrancar Egipto de las manos británicas. Concluía su carta: "La diosa de la batalla sonríe sólo una vez sobre nosotros los líderes. Quien falla en abrazar sus favores en semejante momento nunca será capaz de atraer su respaldo."

As he read these lines Mussolini’s eyes shone-according to General von Rintelen, the military attaché who brought the letter to him. “He looked at me proudly, and was all for an immediate assault on Egypt and the occupation of Cairo and Alexandria. Mussolini’s thrust in Hitler’s strategy was at this time boundless. Cavallero with his counter-arguments could make no impression. The Malta operation was postponed until September, which meant that it was finally abandoned.”

Al leer esas líneas, los ojos de Mussolini brillaron, según el general von Rintelen, el agregado militar que le llevó la carta. "Me miró con orgullo, y estaba todo para un ataque inmediato sobre Egipto y la ocupación del Cairo y Alejandría. La confianza de Mussolini en la estrategia de Hitler fue ilimitada en esta ocasión. Cavallero no logró nada con sus contra-argumentos. La operación de Malta fue pospuesta hasta septiembre, lo que significaba que se abandonaba finalmente."

The Führer’s treatment of Kesselring was hardly so tactful. When the latter called it “madness” for Rommel to dash onward with his own forces exhausted and the enemy’s Egyptian airfields fully intact, Hitler sent the Commander-in-Chief South a signal, peremptorily ordering him to refrain for opposing Rommel’s operational ideas and to give him maximum support.

Rommel hoped to reach the Nile in ten days, and within eight days Cairo was only 125 miles distant. By then he had reached a village that no one had previously heard of: El Alamein. There his offensive collapsed-the offensive that had begun so hopefully on the Gazala front over 450 miles to the west on May 26th.]
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Por último, cuando tenga tiempo buscaré y pondré en su literalidad una frase lapidaria (para desgracia de su autor) de Halder, que soltó a un oficial enlace de la Kriegsmarine precisamente cuando la reunión de Hitler-Student. En ella, el jefe del EMG venía a decir que en esos momentos, junio del 42, nada había más importante para Alemania que conseguir los pozos petrolíferos del Cáucaso. Todo lo demás, absolutamente todo, debía esperar. Luego, en la posguerra, negó haber dicho eso, pero las notas del oficial de la marina y su testimonio lo desenmascararon.

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Mensaje por beltzo » Mar Abr 03, 2007 8:53 pm

Hola de Nuevo:

El problema, mí querido José Luis, es que se le suelen achacar a Rommel culpas que no tiene, en muchas ocasiones, sin pararse a pensar que por cada decisión suya que pueda constituir un error, existen razones igualmente poderosas para haberlas tomado en cada momento.

¿Y que ocurre entonces? pues que se vuelve casi siempre a lo mismo, la logística, y de como el zorro no debía saber mucho sobre ella, lo cual no solo es injusto sino completamente falso, a poco que se estudie se verá que la mayor parte de sus acciones vienen influidas por necesidades logísticas. No se necesita a un Van Creveld, quien por cierto ya parte con una premisa falsa al sobredimensionar la fuerza italo-germana, para saber que tal y como rodaron las cosas la logística era imposible, el mismo Rommel ya lo afirma en sus memorias:

[Otro motivo de preocupaciones para nosotros lo constituía el que los italianos siguieran desembarcando el grueso de los aprovisionamientos en Trípoli, no utilizando casi nunca el puerto de Bengasi. Trípoli se encontraba a 1.600 Km. del frente. Teniendo en cuenta que 1.500 toneladas de suministros, incluyendo víveres y agua, debían ser transportadas diariamente a las líneas, resulta fácil comprender que nuestro sistema no podría soportar mucho tiempo una ruta de semejante longitud. Sin embargo, me resultaba muy difícil conseguir mejora alguna, por carecer de autoridad sobre los responsables de la navegación por el Mediterráneo.]

La campaña africana es la campaña de lo que no se hizo, y de una solitaria figura, que intentó por todos medios a su alcance que las cosas se hicieran como debían, que no lo consiguiera no significa que no tuviese razón, y desde luego, no seré yo, quien afirme que fue un error intentar llevar racionalidad a las altas esferas.

Ya he manifestado, que en mi opinión, cualquier otra decisión tomada en 1941 hubiese significado muy probablemente que los italo-germanos perdiesen el norte de África ya en 1941, pero en todo caso, de lo que estoy completamente convencido es de que cualquier otro general que hubiese detentado el mando en el norte de África no hubiese conseguido una fracción de lo conseguido por Rommel. Finalizó con un par de citas del libro “Rommel” de Desmond Young:

[Pregunté a aquellos generales que estuvieron con él si podían citarme algún otro mejor que Rommel para la guerra del desierto. "¡No —me concedieron todos—, mejor que él no había ninguno! No había ni siquiera nadie que pudiera llegarle al tobillo..."]

[Tal vez Rommel no fuera un gran estratega —ha dicho el general Bayerlein—, pero es indiscutible que era el mejor hombre de todo el Ejército alemán para encargarse de la guerra en el desierto.]

Y conste, que no comparto del todo la afirmación de Bayerlein, Rommel, a mi juicio, era mejor estratega que la mayor parte de generales alemanes.

Saludos
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Mensaje por José Luis » Mar Abr 03, 2007 10:55 pm

¡Hola a todos!

Amigo Beltzo, siempre hay razones que justifican las operaciones, también las que fracasan; como es obvio, nadie busca deliberadamente la derrota. Pero Rommel, como ya he explicado varias intervenciones más arriba, no puede salir completamente airoso de todas sus decisiones. A grandes rasgos, dejando al margen cuestiones tácticas concretas, su mayor error fue la primera ofensiva de abril de 1941. Fue una decisión completamente propia, no ordenada, no forzada por una amenaza inminente. Si, como tú opinas, quedarse quieto en torno a Mersa el Brega era conceder la iniciativa estratégica a los británicos y, siguiendo tu argumento (que no comparto), exponerse a la pérdida de Tripolitania (y con ello salir de África), esa era una cuestión que no era competencia de Rommel y que, realmente, tampoco podía anticipar en esos momentos. En abril de 1941 el centro de gravedad de la guerra se había trasladado a Grecia y los Balcanes, tanto por parte del Eje como por parte británica. Resuelta la campaña de los Balcanes a favor del Eje, Creta de por medio, toda la atención alemana se centró en la Unión Soviética y la “Operación Barbarroja”. Ésta era la realidad estratégica, no importa lo equivocada que estuviera, que acompañó la ofensiva que Rommel inició en la Cirenaica en abril de 1941.

Tener razón, por otra parte, no justifica las acciones. Hay que tener, además, los medios necesarios para poder llevarlas a cabo con cierta perspectiva de éxito. Rommel no tenía esos medios en abril de 1941, y además basó su operación fundamentalmente en la errada apreciación de que los británicos no presentarían batalla, entregando toda la Cirenaica. En fin, esto ya lo hemos debatido, pero lo recuerdo porque tampoco se puede extraer la conclusión de que Rommel no fue culpable de sus errores. Esto sería caer en el mito y contribuir a propagarlo.

Pero en la primavera de 1942, a pesar de los pesares, la Fortuna todavía le estaba brindando al Eje la posibilidad de una gran victoria en África del Norte: la captura de Suez. Si tenemos en cuenta que el fracaso estratégico de Barbarroja y la entrada en la guerra de Estados Unidos habían cerrado definitivamente la puerta de la victoria militar para el Eje en esa guerra, cuestión de la que Hitler era consciente (aunque no quisiera reconocerlo, y menos entre sus allegados), parece increíble que, al menos, no explotara esa última ocasión de alcanzar una gran victoria en el frente del Mediterráneo.

Pero así fue. En la primavera de 1942 sólo había en Libia 3 divisiones alemanas de un total de 234 desplegadas en campaña por el Heer; esto no llegaba ni al 2%. Y la Luftwaffe nunca llegó a superar en el Mediterráneo el 10% de su fuerza aérea total disponible.

En cambio, los británicos pusieron toda la carne en el asador en aquellos meses cruciales de la primavera-verano de 1942. Incluso cuando ya Rommel quería abandonar sus posiciones en El Alamein, a mediados de agosto, los británicos mostraron realmente la importancia que para ellos tenía el Mediterráneo (Malta incluida) y África del Norte.

Entre el 12 y el 13 de agosto tuvo lugar una serie de operaciones y combates extraordinarios en el Mediterráneo que ilustran perfectamente las diferentes visiones estratégicas de Hitler y Churchill. Se trataba del gran convoy británico que partió de Gibraltar con rumbo a Malta el 9-10 de agosto de 1942, la famosa "Operación Pedestal". Además del potentísimo despliegue naval como apoyo y cobertura del convoy, los británicos montaron con lo que les quedaba de la Flota Mediterránea [tres mercantes, cuatro cruceros (Cleopatra, Dido, Arethusa y Eurylaus) y trece destructores (1)] una operación de distracción con nombre en clave “Operación MG.3”.

El convoy, además de los acorazados de 34.000 toneladas Nelson y Rodney, desplegaba los portaviones Argust, Eagle, Victorious e Indomitable, con 72 cazas y 38 bombarderos torpederos; tres cruceros ligeros (Sirius, Phoebe, y Charybdis) y tres pesados (Nigeria, Kenya, y Manchester); y veintiséis destructores. Para el tirón final a Malta el convoy y sus ocho destructores debían ser protegidos por la Force X, que consistía de los cruceros Nigeria, Kent, y Manchester, el crucero antiaéreo Cairo, y doce destructores. También desplegaron ocho submarinos y diecisiete pequeños navíos. Finalmente, el Furious llevaba 100 aviones a Malta, lo que levantaba la fuerza a 250 aviones, incluyendo 186 Spitfires. Lo más increíble de todo, y aquí está la diferencia del envite estratégico, es que todo este asombroso despliegue naval de guerra se movilizó para proteger unos mercantes y un petrolero con un total de 140.013 GRT. [Los mercantes eran el Santa Elisa (8.379 GRT), America Lykes (7.773), Port Chalmers (8.535), Rochester Castle (7.795), Glenorchy (8.982), Deucalion (7.516), Empire Hope (12.688), Waimarama (12.843), Melbourne Star (12.806), Brisbane Star (12.791), Clan Ferguson (7.347), Dorset (10.624), Wairangi (12.400), y Ohio (9.514)] (2)

Si Hitler hubiera ayudado efectivamente a los italianos con aviones, submarinos y tecnología, los británicos habrían cosechado una derrota total en esa operación. Incluso así, las fuerzas del Eje, dadas sus circunstancias de precariedad de combustible y radar, castigaron duramente a los británicos. De los 14 mercantes del convoy sólo alcanzaron Malta (entre las 18:18 del 13 y mediodía del día siguiente) el Port Chalmers, el Melbourne Star, el Brisbane Star y el Rochester Castle; y el Ohio más tarde con 10.000 toneladas de agua y una bomba sin explotar en su bodega. Y aunque el Eje había hundido un portaviones, dos cruceros, un destructor, y nueve mercantes, los británicos lograron una victoria “estratégica” (3)

Por ello, aunque no deje de ser una frase hecha, asombra pensar todo lo que hizo Hitler por una causa perdida (Tunicia, Sicilia e Italia), y lo que no hizo por una causa prácticamente ganada (Alejandría y Suez en el verano de 1942), por no hablar de la inmejorable e irrepetible oportunidad del verano-otoño de 1940.

(1) James J. Sadkovich, The Italian Navy in World War II (Greenwood Press, 1994), p. 288
(2) Ibid, 289
(3) Ibid, 296

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Mensaje por beltzo » Mié Abr 04, 2007 12:52 am

Hola de nuevo:

La oportunidad perdida en 1940, volvió de nuevo, y por última vez, en 1941, Rommel la percibió y los demás no la aprovecharon, si había una nueva oportunidad, en parte, es precisamente porque los británicos habían desviado temporalmente su atención a los Balcanes. Pero los alemanes, a diferencia de los ingleses, tenían recursos más que suficientes para acometer las dos tareas simultáneamente, pero aun no teniéndolos, (quizá por la fijación en Barbarroja), la prioridad hubiese debido estar claramente en África del norte, una vez expulsados de allí para los ingleses sería imposible mantenerse en los Balcanes, así que en realidad apostaron por la campaña equivocada. No, yo no alcanzó a comprender, como puede ser un error apostar por la campaña correcta.

Lo cierto es que vez acabada la campaña en los Balcanes, los ingleses volverían a centrar toda su atención en África del norte, a diferencia de los alemanes cuya atención, estaría ahora centrada en el Este, y eso es algo que Rommel solo podía cambiar ofreciendo hechos, lo intentó y fracasó, pero según mi punto de vista el verdadero error hubiese sido no intentarlo.

Se puede decir que Rommel no tenía los medios, algo que él era el primero en saber, pero lo que es indudable es que se le podían proporcionar y tiempo hubo para ello, nada menos que seis meses asediando Tobruk. Si hubiese habido una imposibilidad de proporcionarle estos medios, entonces yo sería el primero en reconocer que Rommel había cometido un error, y de los gordos.

También se puede decir que Rommel se extralimitó en sus funciones, perfecto, entonces se le releva del mando, si es necesario se le somete a consejo de guerra y asunto finiquitado, pero como esto no se hizo, se le debió dotar de los medios para seguir con la campaña, no hacerlo, ¡eso si que fue un error!

Saludos
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Mensaje por José Luis » Mié Abr 04, 2007 10:18 am

¡Buenos días a todos!

Después de haber expuesto algunos de los puntos de vista alemanes (Rommel incluido) y británicos (alguien ha citado a Liddell Hart), es de justicia hacer lo mismo con los italianos. James J. Sadkovich colaboró escribiendo un capítulo titulado “Italian Service Histories and Fascist Italy’s War Effort” (páginas 91-126) en la obra de Robin Higham, The Writing of Oficial Military History (Greenwood Press, 1999). Sadkovich compara las historias oficiales y de autores sobresalientes italianos y aliados, subrayando las diferentes aproximaciones y opiniones. Aquí voy a resumir lo que los italianos escribieron de Rommel.

La narración del ejército italiano describe el avance del Eje (la ofensiva de Rommel de abril de 1941 en la Cirenaica) como una operación caprichosa (al azar) que presionó el aparato logístico de Gariboldi y llevó al comandante de su brigada blindada a lamentar la tendencia de Rommel de rebasar su apoyo. Declara que Rommel ni podía retomar la Cirenaica en dos días, como había presumido, ni cazar a los británicos; que las unidades rápidamente quedaron sin gasolina, y que la infantería italiana quedó rezagada porque Rommel había consumido el transporte a motor de Tripolitania. También subraya que tanto la Ariete como la 5ª Ligera alemana tomaron Ain el Gazala el 9; que la Brescia comenzó a bombardear Tobruk un día antes de que la ciudad fuera sitiada; y que tanto Wechmar como Montemurro ocuparon Bardia el 12.

El Eje avanzó unos 1.000 kilómetros en trece días, capturando 2.000 prisioneros de guerra, 120 cañones, 500 vehículos y 50 tanques. La historia inicial del ejército italiano mezclaba admiración por la capacidad táctica de Rommel, criticaba a los británicos, y ensalzaba la maestría logística de Gariboldi. También recordaba al lector que mientras las tropas italianas habían sido indispensables para el avance, el mezquino apoyo de Berlín hizo “estéril” este éxito táctico; que los ataques de Rommel en Tobruk en abril habían causado pérdidas innecesarias, y que su absurdo ataque de septiembre debilitó al Eje en la víspera de una ofensiva enemiga. La historia italiana también observa que sólo había 8.500 vehículos para servir a la colonia y siete divisiones italianas desplegadas sobre 2.000 kilómetros, mientras un arrogante mando alemán que no hablaba italiano hizo la coordinación difícil. Los italianos consideran a Gambara más clarividente que Rommel y la clave para frustrar la Operación Crusader.

La historia Surafricana declara que el blindaje británico mostró “un exagerado respeto” por la división italiana (Ariete), que salvó al DAK de un inepto Rommel; clavó a la 4ª Brigada Acorazada, rechazó a la 7ª División Acorazada, y tomó el crucial Punto 175 en Sidi Rezegh, defendiéndolo contra la 1ª Brigada Surafricana, y la 4ª y 22ª brigadas acorazadas hasta el 1 de diciembre. En resumen, corrobora grandemente las cuentas italianas de la batalla (Crusader) y se muestra muy crítica con el mando británico y el papel británico en la batalla.

La cuenta del ejército italiano de la acción en Bir el Gubi (crucial encrucijada de carreteras defendida por el cuerpo de Gambara en Crusader) argumenta que los italianos sabían que un ataque británico era inminente a mediados de noviembre y presenta al CAM (Corpo d’Armata di Manovra), al que Gambara puso en alerta el día 13, como salvando al Eje de una desastrosa derrota que la obsesión de Rommel con Tobruk había hecho casi inevitable. A diferencia de los británicos, los italianos consideran el encuentro entre los tanques de la Ariete y la 22ª Brigada Acorazada la primera gran batalla de tanques en África y crucial para el curso de la Operación Crusader (el 30 de octubre de 1941 el CAM y la Ariete tenían 91 tanques ligeros y 146 medios, mientras que la 15ª y 21ª divisiones panzer tenían 74 ligeros y 167 medios).

El Rommel de las historias italianas es muy diferente del Rommel de las historias británicas. Los italianos lo pintaron como arrogante, temerario, y un líder desorientado que tiró la ventaja que habían ganado sus tropas por su “carrera de la alambrada”, proyectando luego su inepta conducción de la batalla sobre sus aliados. Según los italianos, sus méritos tácticos no lo califican para mandar un ejército; su racismo le impidió usar adecuadamente la infantería italiana; su uso de órdenes verbales creaba confusión; y su impetuosidad, terquedad e insubordinación irritaban a Bastico, cuyos esfuerzos para suministrar a las 200.000 tropas italianas y 70.000 alemanas en Libia fueron debilitados por la actitud displicente de Rommel hacia la logística y los italianos.

El mismo tipo de argumentos se repiten en la historia italiana sobre la ofensiva de Rommel de mayo de 1942 (subrayando la importancia del SIM para anticipar los movimientos británicos descifrando las señales que el agregado militar americano enviaba desde el Cairo, los regimientos italianos con cañones autopropulsados 75/18 que operaban en unidades alemanas, la defensa italiana de Mechili, y la determinación británica de retirarse antes que luchar; los esfuerzos de Cavallero para asegurar que el ataque de Rommel no evitara la toma de Malta, los planes irreales de Rommel de aniquilar a las fuerzas británicas en cinco días, el papel crucial en el aire del Mc.202, el papel crucial de los italianos con la 90ª Ligera alemana en la captura de Bir Hacheim, y la clave de los ingenieros italianos limpiando el camino para que el DAK y la Ariete tomaran Tobruk), achacando finalmente a Rommel el tirar por los suelos esta victoria por su empeño en no detenerse en la frontera egipcia.

Como podéis ver, el Rommel de los italianos presenta la otra cara del mito. Y mito queda.

Saludos cordiales
José Luis
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sino como un hombre
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beltzo
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Mensaje por beltzo » Mié Abr 04, 2007 2:52 pm

Hola a Todos:

Siendo ciertos algunos de los errores que se achacan al zorro, me parece que en general el punto de vista italiano es muy sesgado, leyéndolo, uno no puede por menos de pensar que la ayuda alemana fue un lastre y que las tropas italianas eran quienes llevaban la voz cantante, sin embargo eso es algo que los hechos desmienten claramente.

Es muy común enunciar los errores cometidos por los ingleses como algo que va en demerito de Rommel, pero esto no es así; a la hora de medir los logros de un general, lo importante, no es solo calibrar su nivel de aciertos, sino también quien induce a cometer al enemigo un mayor número de errores, porque errores, no hay que engañarse en esto, siempre va a haber por ambas partes. También hay que tener claro una cosa, a pesar de sus errores, los ingleses no erraron en lo principal y actuaron inteligentemente, retirándose de la Cirenaica pero manteniéndose en Tobruk.

La audacia y la velocidad condujeron la mayor parte de las veces a la sorpresa, y de aquí, al desmoronamiento psicológico hay trecho que puede ser muy corto; de esta forma compensó su gran inferioridad en recursos, consiguiendo unos logros sorprendentes desde cualquier punto de vista, que de otra forma no habría conseguido.

Rommel, comprendió como pocos algo que la historia ha mostrado en muchas ocasiones, y es que la victoria o la derrota, no solo tiene que ver con lo material sino que tiene un fuerte componente psicológico, no en vano una de las máximas de Napoleón decía que: "la moral es como en lo material una ventaja de tres a uno", y Sun Tzu, dejó escrito hace mas de 2.500 años, que en la guerra los números por si mismos no indican nada.

Saludos
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josan
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Mensaje por josan » Mié Abr 04, 2007 7:42 pm

Lo de los comentarios italianos es lo ultimo.Rommel con escasas fuerzas,condujo a unas tropas que en 1940 y con escasas y honrosas excepciones no hacian mas que correr,a menos de 100kms.de Alejandria en amenos de dos años.Lo que ocurria es que Rommel les demostro que con fuerzas mucho menores que en 1940,se podia vencer a los britanicos.En palabras de no recuerdo ahora quien,esto los sometia a un continuo reproche por la "magnifica"campaña italiana de 1940.Los italianos debieran dirigir sus criticas,a los responsables de mandarles a la guerra con el pobrisimo material que tenian-Pone los pelos de punta la clase de material,con el que Mussolini manda a sus tropas a la batalla".-Erwin Rommel.-
Les lleva al triunfo contra los aliados,hasta que la superioridad numerica de estos le lleva a ser derrotado,y encima le tachan de loco.Si Rommel era un loco o un inepto,e hizo lo que hizo....que opinion habria que tener de los generales de Mussolini.Un saludo.

Leiva
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Mensaje por Leiva » Jue Abr 05, 2007 5:28 pm

Von Kleist escribió:Por cierto, Sr. Leiva, observo que no ha hecho usted apreciaciones ni comentarios respecto a mis respuestas.
Perdone, Kleist, que no le haya contestado antes, que como el debate ha estado centrado últimamente en la campaña africana de Rommel no me ha sido posible reunir el tiempo necesario para buscar en mis libros y contestarle.

Permítame ante todo hacer una recopilación de lo que llevábamos hablado:

Como uno de los argumentos en contra de “nombrar” a Rommel el mejor general de la IIGM yo dije que Rommel consideraba a Italia indefendible, por lo que era partidario de abandonarla; y que Kesselring demostró que era perfectamente defendible hasta el final de la guerra.

A lo cual alegó usted que defender Italia “absorbió unos recursos que ya eran de por sí escasos en la Werhmacht”. Lo cual es cierto pero inevitable, porque dado que se había producido la invasión, no se le podía dejar el camino libre hasta Austria o Alemania.

Por otra parte, la campaña también absorbió unos recursos muy necesarios a los aliados en otros escenarios. De hecho los americanos no eran partidarios de invadir Italia precisamente por esa razón, aunque al final tuvieron que acceder debido a las presiones de Churchill sobre Roosevelt. El tiempo dio la razón a los americanos pues finalmente hubo que retirar fuerzas para ayudar en la campaña de Francia.

Como apoyo a su argumento usted dijo que “en Italia se inmovilizaron básicamente el mismo numero de divisiones aliadas que alemanas”, a lo que le respondí que “si cuentas hombres en lugar de divisiones verás que los aliados tenían en Italia algo así como tres o cuatro veces más que los alemanes”.
Von Kleist escribió:Le rogaría que me confirmase sus datos acerca de:

a) La relacion de fuerzas en Italia entre 1944-45 (la cual, siguiendo su afirmacion sería de 250.000 tropas del Eje por 750.000-1.000.000 aliadas.
En primer lugar permítame decirle que esta no es una afirmación mía, sino la interpretación suya de unas palabras mías. Mire:
Von Kleist escribió:Las 22 divisiones alemanas (con una media de 12.000 hombres) sumarian unos 250.000 soldados... me quiere decir eso que ¿los aliados alinearon entre 750.000 - 1.000.000 de hombres en Italia?. Esos números no casan de ninguna manera.
Bueno, al grano. Sobre las fuerzas enfrentadas el 11 de mayo del 44 tengo lo siguiente:

“En Anzio había seis divisiones aliadas frente a cinco alemanas, con 4 divisiones germanas más de reserva en los alrededores de Roma. En la línea Gustavo estaban concentradas, frente a las seis divisiones alemanas (con una en la reserva) 16 divisiones aliadas.” (Historia de la IIGM, Liddell Hart, tomo II, pag. 150)

Esto suma 15 alemanas contra 22 aliadas.

Según la obra “Así fue la IIGM” (Tomo 5, pag. 38 ) una división de infantería inglesa tenía 18.347 hombres, mientras que una división de infantería alemana tenía 12.352 hombres (pag 374). Teóricamente se enfrentarían unos 180.000 alemanes contra unos 396.000 aliados.

Pero es que, además, las divisiones alemanas solían estar bastante por debajo de su plantilla máxima. Si aceptamos un promedio real de 2/3 sobre la plantilla máxima las cifras serían de 120.000 alemanes contra 396.000 aliados, o sea, una relación de más de tres a uno. Si le añade el personal de aviación, donde la proporción en favor de los aliados era muy superior, es posible que el cómputo total incluso sobrepase los 4 a 1.

Si a los recursos humanos aliados suma usted la aviación, los tanques y los barcos; para los que la proporción a favor de los aliados era muy superior, es todavía más evidente que la campaña distrajo muchos más recursos aliados que alemanes
Von Kleist escribió:La campaña Italiana le costo a alemania unas 450.000 bajas (incluyendo muertos, heridos, desaparecidos y prisioneros) desde Septiembre del 43 a Abril del 45. A los aliados, 325.000 bajas
No encuentro ahora las cifras de bajas totales, pero me extrañan las cifras que usted cita porque es público y notorio que las bajas aliadas fueron superiores a las alemanas en todas las batallas de esta campaña. Quizá esas cifras incluyan todos los soldados que se rindieron con el fin de la guerra.

Le reitero mis disculpas por no haberle contestado antes.
Saludos

Cerrado

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