Publicado: Vie Feb 08, 2008 12:15 pm
Anotación de Halder, 4 de mayo:
[Paulus: Permanece en África de acuerdo al mensaje que le envié por teletipo. Estoy contento de que él esté allí para actuar como guardián de nuestras ideas, que también cuentan con la bendición del Führer.]
Anotación de Halder del 7 de mayo de 1940:
[Libia:
1. Al fin un mapa de situación decente; muestra que Rommel ha fragmentado sus unidades en un patrón alocado y conduce la campaña con fuerzas muy escasas y a través de un frente muy extenso, que no se puede medir por pautas europeas.
2. Trípoli: El ataque aéreo y las explosiones siguientes durante la noche del 3 al 4 de mayo causaron graves daños y pérdidas en el puerto. La capacidad de descarga de Bengasi está considerablemente reducida, y la descarga de los barcos sufrirá demoras: el Convoy 24 no podrá ser despachado antes del 9 de mayo; el Convoy 25 no podrá seguir antes del 10 u 11 de mayo.
3. La Cuarta Flota Aérea (Grecia) ahora se hace cargo de las operaciones nocturnas contra Tobruk.]
Anotación de Halder del 9 de mayo:
[Informe de situación:
1. El Cuerpo del Africa informa de la pérdida de 53 oficiales y de 1.187 soldados rasos y suboficiales en operaciones ofensivas en Tobruk. ¡Demasiado!
2. Los llamados de auxilio de Rommel por más pertrechos se están tornando más urgentes.]
Anotación de Halder del 11 de mayo:
[1700-1930. Paulus: Informe sobre su estadía de dos semanas y media en el norte de África. Se detuvo en Roma para informar a Mussolini.
La situación en el África septentrional es desagradable. Sobrepasando sus órdenes, Rommel ha creado una situación para la cual nuestra capacidad actual de aprovisionamiento es insuficiente. Rommel no puede manejar la situación.]
Rommel explica en sus memorias las razones que, según él, provocaron esa excesiva cantidad de bajas. Subraya los inconvenientes del paso de una guerra de movimiento a una guerra de posición; en la primera se busca la destrucción de material; en la segunda la de hombres. Explica que el alto número de bajas en sus filas se debió a su falta de entrenamiento, a problemas de salud (disentería), a la poca imaginación de sus tropas para explotar los recursos de engaño contra la artillería británica (por ejemplo, explica que se construyeron tanques falsos en el sector de la Brescia para atraer el fuego británico, con gran éxito, pero que las tropas, en vez de cambiarlos de posición con cierta frecuencia, los dejaron en el mismo lugar durante demasiado tiempo); habla del complejo de inferioridad italiano, razonable en su opinión, pues su infantería carecía virtualmente de cañones antitanque y tenían piezas de artillería completamente obsoletas; su entrenamiento era defectuoso y los oficiales italianos se tomaban la guerra como una agradable aventura. También se queja del empleo de la Luftwaffe en África en el sentido de que no estaba subordinada al DAK, centrándose más en ataques estratégicos que en prestar ayuda táctica al DAK. Finalmente, por supuesto habla de la mala situación de suministros.
En mi opinión, si se ha de reconocer que esas razones mermaban efectivamente la capacidad combativa de las tropas del Eje en Libia, no es menos cierto que esas circunstancias juegan en el debe de Rommel, pues, dada esa situación, que él tenía que conocer de antemano, sus razones para empeñarse en atacar Tobruk quedan debilitadas. Sobre el papel, el juicio del general Paulus en cuanto a sus instrucciones a Rommel es correcto, pero también lo era para la inteligencia británica. Una cosa quiero subrayar: al margen de sus capacidades como comandante, los éxitos de Rommel en África del Norte (durante toda la guerra allí) se debieron en buena parte a que actuó casi siempre de forma inesperada tanto para sus oponentes como para sus superiores. Este comportamiento adquiere mayor relevancia cuando se sabe que la inteligencia británica estaba conociendo las instrucciones que Rommel recibía desde Berlín. Si en su ofensiva de abril Rommel cogió a los británicos con el pie cambiado fue porque éstos no esperaban jamás un ataque de Rommel, pues sabían de las instrucciones que Berlín había dado a su comandante, de no atacar Agedabia hasta finales de mayo. Pero Rommel atacó Agedabia el 31 de marzo.
Pero ahora, a mediados de mayo, la situación de Rommel era, efectivamente, muy “desagradable” y Halder, como veremos en un próximo mensaje, iba a poner en juego al mayor general Alfred Gause.
Saludos cordiales
José Luis
[Paulus: Permanece en África de acuerdo al mensaje que le envié por teletipo. Estoy contento de que él esté allí para actuar como guardián de nuestras ideas, que también cuentan con la bendición del Führer.]
Anotación de Halder del 7 de mayo de 1940:
[Libia:
1. Al fin un mapa de situación decente; muestra que Rommel ha fragmentado sus unidades en un patrón alocado y conduce la campaña con fuerzas muy escasas y a través de un frente muy extenso, que no se puede medir por pautas europeas.
2. Trípoli: El ataque aéreo y las explosiones siguientes durante la noche del 3 al 4 de mayo causaron graves daños y pérdidas en el puerto. La capacidad de descarga de Bengasi está considerablemente reducida, y la descarga de los barcos sufrirá demoras: el Convoy 24 no podrá ser despachado antes del 9 de mayo; el Convoy 25 no podrá seguir antes del 10 u 11 de mayo.
3. La Cuarta Flota Aérea (Grecia) ahora se hace cargo de las operaciones nocturnas contra Tobruk.]
Anotación de Halder del 9 de mayo:
[Informe de situación:
1. El Cuerpo del Africa informa de la pérdida de 53 oficiales y de 1.187 soldados rasos y suboficiales en operaciones ofensivas en Tobruk. ¡Demasiado!
2. Los llamados de auxilio de Rommel por más pertrechos se están tornando más urgentes.]
Anotación de Halder del 11 de mayo:
[1700-1930. Paulus: Informe sobre su estadía de dos semanas y media en el norte de África. Se detuvo en Roma para informar a Mussolini.
La situación en el África septentrional es desagradable. Sobrepasando sus órdenes, Rommel ha creado una situación para la cual nuestra capacidad actual de aprovisionamiento es insuficiente. Rommel no puede manejar la situación.]
Rommel explica en sus memorias las razones que, según él, provocaron esa excesiva cantidad de bajas. Subraya los inconvenientes del paso de una guerra de movimiento a una guerra de posición; en la primera se busca la destrucción de material; en la segunda la de hombres. Explica que el alto número de bajas en sus filas se debió a su falta de entrenamiento, a problemas de salud (disentería), a la poca imaginación de sus tropas para explotar los recursos de engaño contra la artillería británica (por ejemplo, explica que se construyeron tanques falsos en el sector de la Brescia para atraer el fuego británico, con gran éxito, pero que las tropas, en vez de cambiarlos de posición con cierta frecuencia, los dejaron en el mismo lugar durante demasiado tiempo); habla del complejo de inferioridad italiano, razonable en su opinión, pues su infantería carecía virtualmente de cañones antitanque y tenían piezas de artillería completamente obsoletas; su entrenamiento era defectuoso y los oficiales italianos se tomaban la guerra como una agradable aventura. También se queja del empleo de la Luftwaffe en África en el sentido de que no estaba subordinada al DAK, centrándose más en ataques estratégicos que en prestar ayuda táctica al DAK. Finalmente, por supuesto habla de la mala situación de suministros.
En mi opinión, si se ha de reconocer que esas razones mermaban efectivamente la capacidad combativa de las tropas del Eje en Libia, no es menos cierto que esas circunstancias juegan en el debe de Rommel, pues, dada esa situación, que él tenía que conocer de antemano, sus razones para empeñarse en atacar Tobruk quedan debilitadas. Sobre el papel, el juicio del general Paulus en cuanto a sus instrucciones a Rommel es correcto, pero también lo era para la inteligencia británica. Una cosa quiero subrayar: al margen de sus capacidades como comandante, los éxitos de Rommel en África del Norte (durante toda la guerra allí) se debieron en buena parte a que actuó casi siempre de forma inesperada tanto para sus oponentes como para sus superiores. Este comportamiento adquiere mayor relevancia cuando se sabe que la inteligencia británica estaba conociendo las instrucciones que Rommel recibía desde Berlín. Si en su ofensiva de abril Rommel cogió a los británicos con el pie cambiado fue porque éstos no esperaban jamás un ataque de Rommel, pues sabían de las instrucciones que Berlín había dado a su comandante, de no atacar Agedabia hasta finales de mayo. Pero Rommel atacó Agedabia el 31 de marzo.
Pero ahora, a mediados de mayo, la situación de Rommel era, efectivamente, muy “desagradable” y Halder, como veremos en un próximo mensaje, iba a poner en juego al mayor general Alfred Gause.
Saludos cordiales
José Luis