¡Hola a todos!
leytekursk escribió:
Creo que este post, en atención al órden de los temas, debería ir en "Crímenes de guerra" y no en Frente del Pacífico en que se tratan preferentemente operaciones militares.
Comparto tu opinión, pero la decisión corresponde al moderador de este subforo.
Akeno escribió:Lo peculiar de estas atrocidades cometidas por los japoneses, es que no fue una campaña orquestada desde altas esferas para acabar con los soldados enemigos que se habían rendido o para masacrar a la población civil de manera general. No había órdenes expresas en este aspecto.
En la mayoría de los casos, estas barbaridades fueron cometidas por orden de oficiales de bajo rango.
Creo que nadie niega las atrocidades cometidas por los japoneses durante la SGM. La diferencia con las atrocidades cometidas por los alemanes es obvia, y tampoco se pueden comparar con las cometidas por los aliados.
Saludos cordiales
Estimado Akeno, deberías echarle un vistazo a la historiografía japonesa al respecto para comprobar que los negacionistas japoneses de las atrocidades japonesas no son un
quítame allá esas pajas.
Nadie debe ignorar el pasado de su historia personal, sobre todo en los errores, si no quiere correr el riesgo de repetirla. Esto rige para individuos y naciones.
En la introducción de su libro
Hidden Horrors: Japanese War Crimes in World War II (1), Yukiko Tanaka, un historiador especializado en el estudio de los crímenes de guerra cometidos por tropas japonesas durante la Guerra de Asia-Pacífico, abre este capítulo preguntándose retóricamente: “¿
Por qué abrir la caja de Pandora? ¿Qué esperas conseguir revelando los dolorosos y terroríficos sucesos del pasado?”. Su respuesta, casi a continuación, es: “
To master the past”, que en este caso podríamos traducir “para superar el pasado”. Conocer y comprender (no justificar) el pasado para llegar a superarlo. Tanaka acierta de pleno al poner de ejemplo el caso alemán, país donde ese proceso de conocer y comprender el pasado para superarlo se llamó y se llama
Vergangenheitsbewältigung. Y añade Tanaka que “esto no significa simplemente comprender los sucesos del pasado intelectualmente, sino también ejercitar la
imaginación moral, lo que requiere asumir la responsabilidad de los errores pasados y estimularnos al mismo tiempo para proyectar nuestros pensamientos hacia el futuro a través del examen creativo de nuestro pasado”.
De los tres tipos de crímenes establecidos por los aliados en su acusación contra alemanes y japoneses en Nuremberg y Tokio, el 3 de mayo de 1946 se reunió en Tokio el Tribunal Militar para Extremo Oriente (el Tribunal de los Crímenes de Guerra de Tokio) para enjuiciar a los criminales de guerra encuadrados dentro del tipo A (“Crímenes contra la paz”). El 12 de noviembre de 1948 se pronunció la sentencia del tribunal. De los 28 líderes de guerra acusados, 25 fueron hallados culpables, 1 fue declarado demente, y los otros dos murieron antes de que terminase el juicio. De los 25 culpables, 7, incluyendo al comandante en jefe de las fuerzas imperiales japonesas (general Tojo Hideki), fueron sentenciados a muerte y ejecutados el 23 de diciembre de 1948.
Los tribunales (compuestos por 7 naciones: Estados Unidos, Gran Bretaña, Australia, Holanda, Francia, Filipinas, y China –gobierno de Taipei-) para enjuiciar los delitos tipos B (“crímenes de guerra”) y C (“crímenes contra la humanidad”) se reunieron entre octubre de 1945 y abril de 1951 en 49 localidades de la región Asia-Pacífico, entre ellas Singapur, Rabaul, Manila, Hong Kong, y Yokohama. Fue juzgado un total de 5.379 japoneses, 173 acusados de Formosa, y 148 coreanos. De todos ellos, 984 fueron sentenciados a muerte, 475 a prisión de por vida, y 2.944 a diferentes penas de prisión temporal.
Dejando al margen la cuestión de la imparcialidad-parcialidad de los tribunales y las garantías procesales de los juicios de los delitos tipos B y C, los resultados no pueden dar lugar a la duda sobre el hecho cierto de que los japoneses fueron responsables de cometer infinidad de delitos de “crímenes de guerra” según la definición de las convenciones de La Haya y Ginebra, incluyendo el maltrato y asesinato de prisioneros de guerra aliados.
Se ha estimado en unos 350.000 los prisioneros que hicieron los japoneses durante la guerra, de los cuales unos 210.000 fueron capturados en los primeros tres meses después del estallido de la guerra en el Pacífico, ó 290.000 capturados durante los seis primeros meses de la guerra. Según el Tribunal de los Crímenes de Guerra de Tokio, de esos 350.000 prisioneros, 132.134 eran de Gran Bretaña, Nueva Zelanda, Australia, Estados Unidos, Canadá y Holanda; de esta última cifra, 35.756 murieron mientras estaban detenidos (27%). En contraste, dice Tanaka, las muertes entre los 235.473 prisioneros aliados internados por alemanes e italianos sumaron 9.348 (4%).
Tanaka presenta una tabla (1.1) del número de prisioneros aliados y media de muertes bajo los japoneses, basada en los datos de la fuente “Horyo Saishü Ronkoku-sho ‘B’”. Kvkutö Kokusai Gunji Saiben No. 337. February 19, 1948. Es la siguiente (2):
País……………No. De Prisioneros………..No. de muertes……….% Muertes
Australia……….21.726…………………….7.412…………………34.1
G. Bretaña……..50.016……………………12.433…………………24.8
Canadá…………1.691…………………….273……………………..16.1
N. Zelanda……..121………………………31………………………25.6
EE. UU………...21.580……………………7.107…………………..32.9
Holanda………..37.000……………………8.500…………………..22.9
Total…………..132.134………………….35.756
(1) Yukiko Tanaka, Toshiyuki Tanaka,
Hidden Horrors: Japanese War Crimes in World War II (Boulder, Colorado: Westview Press, 1996), 308 páginas. Publicado por primera vez en Japón por Otsuki Shoten como
Shirarezaru Senso Hanzai (Crímenes desconocidos: Lo que las fuerzas japonesas hicieron a los australianos).
(2), Ibid., p. 3
Tanaka detalla en su libro algunos de los menos conocidos crímenes japoneses, dedicando un capítulo a cada tipo de atrocidad. Los capítulos 1 y 2 tratan la masacre de prisioneros en el campo de prisioneros de Sandakan, Borneo del Norte, campo que albergaba a 2.500 prisioneros de guerra, la mayoría de ellos australianos, de los cuales sólo seis sobrevivieron a la “
depredación del trabajo forzado, hambre, ejecuciones masivas, ausencia de tratamiento médico, y dos marchas de la muerte en las que los prisioneros fueron obligados a caminar 260 kilómetros”.
El capítulo 3 examina la masacre de 21 enfermeras australianas en la isla de Banka (Indonesia) y el intento de prostituir a otras 32 enfermeras por los oficiales japoneses. El capítulo 4 está dedicado al canibalismo generalizado de los japoneses en Nueva Guinea, la mayoría del cual fue sufrido por australianos, prisioneros de guerra asiáticos, y nativos de Nueva Guinea. El capítulo 5 analiza los planes de las fuerzas japonesas para una guerra bacteriológica en el Pacífico, y los experimentos médicos que sufrieron los prisioneros de guerra en el Pacífico Suroeste. El capítulo 6 discute la masacre de misioneros alemanes y civiles aliados en el Pacífico Suroeste por las fuerzas navales japonesas. Y el capítulo final expone las conclusiones. Su lectura es recomendable.
Saludos cordiales
José Luis