¡Hola a todos!
Eckart escribió:
Volviendo a la discusión, estoy de acuerdo con José Luis casi por completo, salvo en un par de puntos. El primero de ellos es el que dice que el objetivo de Hitler al prolongar la guerra era culminar el exterminio judío. Tal vez aquí mi discrepancia sea sólo de matiz. Yo entiendo que ese fue un motivo, pero no el único, y creo que no es justo atribuirlo en exclusiva a ese hecho. Yo entiendo que se combinó el afán de exterminio junto con la incapacidad de su persona –la de Hitler- para asimilar que la guerra estaba perdida ya en 1942 y mucho menos para aceptar la no consecución de sus objetivos militares y políticos. Es algo que encaja perfectamente con su personalidad del todo o nada. Su obcecación con los judíos y su manía de hacerlos responsables de la guerra mundial (que tras la entrada de los EE.UU. en ella sí que se convirtió en mundial para los alemanes) tuvieron su parte de culpa, pero no fue lo único. En la etapa final de la guerra, su incapacidad para aceptar otro "noviembre del 18" -a esas alturas era la única opción negociada que se le ofrecía, la rendición sin condiciones- entró en juego, pero ya bajo condiciones y contextos totalmente diferentes.
Amigo Eckart, este punto es una opinión mía (ya dije que compartía con Haffner y otros) basada en la especulación objetiva, y como tal la sostengo. No es una afirmación de autoridad ni pretende serlo (en este terreno no existen). Y he explicado por qué creo que la razón principal de Hitler cuando decidió (otoño de 1941) continuar una guerra que sabía que no podía ganar militarmente fue la de llevar a cabo y consumar el genocidio contra los judíos. La incapacidad de Hitler de la que hablas no existe como tal. Hitler era una persona normalmente dotada de inteligencia, pero tenía una capacidad superior a la media para saber perfectamente qué era sustancial y qué aleatorio. Su certeza de que con el fracaso estratégico de Barbarroja se acababan de un golpe sus esperanzas de victoria militar en Rusia es un hecho que pasaré a argumentar cuando comente tu segunda frase. Otra cosa diferente es que no tradujese al exterior (a su círculo íntimo) esa certeza o que incluso se auto-engañase o auto-sugestionase esporádicamente para transmitir al pueblo alemán y a todo el liderazgo de su entramado institucional su fe en la victoria final. Haz una pequeña abstracción momentánea y sitúate en el otoño de 1944. Por esas fechas sólo la ignorancia y el fanatismo podían mantener en una parte minoritaria del pueblo alemán la fe en la victoria final, pero la gran mayoría de la población civil y militar sabía (y sentía más que sabía) que la derrota era el final irremediable. En esas circunstancias se movió Hitler. ¿Y qué hizo? ¿Evitar la consumación de la destrucción que había comenzado ya a mediados de 1943 la aviación de bombardeo aliada sobre las ciudades alemanas? ¿Salvar de una muerte absurda las vidas del resto de la juventud y adolescencia que pululaban entre las filas de la Wehrmacht? ¿Respetar, al menos, los cimientos de la civilización alemana para que los sobrevivientes reconstruyeran la Alemania de posguerra? Como sabes no hizo nada de esto, sino que siguió pidiendo perversamente a su pueblo y a sus soldados que siguieran luchando. ¿Luchando para qué? ¿Para una victoria milagrosa? La respuesta también la conoces, y se la dio cristalinamente a Albert Speer cuando le dijo serenamente que los buenos alemanes ya habían muerto en la lucha, y que el resto no merecía sino vivir en las cavernas. Ahora eran los eslavos, a los que antes él había tildado de “subhumanos”, los que tenían el derecho sobre el futuro, mientras que Alemania debía sucumbir por no haber dado la talla. Las palabras no fueron éstas, pero el fondo sí. Bien, ahora pasaré a tu segunda cuestión, que complementará ésta.
Eckart escribió:
El otro punto en el que no coincido con José Luis es el que dice que las deportaciones masivas iniciadas en el verano de 1941 se dieron porque Hitler entendió entonces que los objetivos militares de Barbarroja no podrían lograrse. Que a finales del verano la Wehrmacht no hubiera culminado Barbarroja implicaba el fracaso de esta nueva Blitzkrieg, pero no necesariamente el fracaso de la guerra contra Rusia. No creo que Hitler diera por imposible más avance en el este ya a finales de verano. Justo al contrario, pienso que sí que lo creía posible, de ahí el comienzo de las deportaciones, que por esos momentos eran un objetivo y no un medio. El transcurso de las semanas y los meses llevaría al invierno, a noviembre, diciembre… y la situación seguía siendo la misma: estancamiento en el este. Entonces entró en juego otro factor que contribuyó a que se llegara a la Solución Final: la imposibilidad de los Gauleiter de los territorios del este para gestionar las deportaciones masivas, la llegada de miles y miles de personas a sus tierras. Esto, junto con la entrada de los EE.UU en la guerra y junto con la dinámica asesina que venía desarrollándose desde tiempo atrás, sirvieron para que, tal vez sin una orden expresa de Hitler, pero sí mediante comentarios y afirmaciones lanzadas al aire con toda intención y plena consciencia de su efecto en conversaciones y reuniones concretas, se llegara la Solución Final.
Aquí es fundamental matizar. Las deportaciones de los judíos de Alemania hacia Rusia las ordenó Hitler a mediados de septiembre de 1941. Es importante matizar eso, porque no vale aquí “verano de 1941”. Y recalco esto porque precisamente en la directriz de Hitler de 6 de septiembre de 1941 sobre la estrategia militar a seguir en Barbarroja ya consideraba la posibilidad de que no se podría acabar victoriosamente la guerra contra la URRSS en 1941, pero esto lo continuaré más adelante.
Ahora déjame citar (por comodidad) a Longerich (enlace dado, capítulo 16):
16.1In the middle of September 1941 Hitler ordered the deportation of the Jews from the Greater German Reich into ghettos in Eastern Europe. He thereby set in process the deportation plans which he had pursued at the beginning of 1941, without waiting for the original precondition - the military victory over the Red Army. Only a month earlier, in the middle of August, Hitler had spoken against the "evacuation" of Jews from the Reich area.146
16.2On the 18 September 1941 Himmler nonetheless announced to the Gauleiter in Warthegau, Greiser, the following:
The Führer would like the Altreich and the Protectorate from the West to the East to be emptied and liberated of Jews as soon as possible. I am therefore trying - hopefully still in this year - to transport the Jews of the Altreich and those from the Protectorate - at least as a first stage - into the Eastern territories, which had been acquired two years earlier; this is in order to push them further East in the coming spring. I intend to place about 60,000 Jews of the Altreich and the Protectorate in the Litzmannstadt ghetto, which I understand has enough room to accommodate them, for the winter.147
16.3In the following weeks Hitler repeatedly confirmed his determination to deport the Jews from Central Europe to the East. On 6 October he announced to his lunch guests as he expiated over the planned penalties against the Czechs, that all Jews from the Protectorate must be "removed" (entfernt), and not just sent to the Generalgouvernement but rather "directly further, to the East".148 This however, was not possible at the moment according to Hitler, due to the shortage of transport capacity. At the same time as the "Protectorate Jews", the Jews from Vienna and Berlin were also to "disappear" (verschwinden).
16.4On 25 October Hitler made the following remark at his table talk, after he had once again made mention of his "prophecy" of 30 January 1939:
This criminal race has the two million dead from the World War on its conscience, now again hundreds of thousands. No one can say to me: we can't send them in the morass! Who then cares about our people? It is good if the terror we are exterminating Jewry goes before us.149
16.5In fact the deportations from the Reich area began on 15 October 1941.150 Why did Hitler at this point make the decision to start deportations which he had begun to plan from the beginning of 1941 ? Leading functionaries of the regime demanded such measures: among others, the Reich Minister for the Occupied Eastern Territories, Rosenberg, had suggested deportations in September - as a reaction to Stalin's decision to deport the Volga Germans to the East.151 Several Gauleiters demanded at this time that Jews be pushed out of their living areas in order to create housing for those affected by the bombing raids.152 For Hitler it seems that yet another motive played a role; he wanted to put out a warning to "world Jewry" by means of the deportation of Central European Jews - in the sense of his "prophesy" of 30 January 1939. In this way he intended to prevent the entry of the United States into the war (the leadership of the US in his opinion was a puppet of "world Jewry", a theme which was particularly conspicuous in German propaganda in the following few weeks).
Y ahora vamos al punto central de esta historia. Muchos historiadores militares se han preguntado por qué Hitler decidió en el verano de 1940 atacar a la Unión Soviética en 1941 cuando todavía no se había solventado la guerra contra GB y, en cambio, se iba directo a una guerra en dos frentes. Se han barajado muchas respuestas entre ellos, pero no conozco a ninguno que haya dado la respuesta verdadera (a mi juicio, claro). La respuesta está de pasada en algunos historiadores económicos, y desarrollada convincentemente en Adam Tooze. Las respuestas convencionales se situaron en varios terrenos: ideológico (la invasión de la URRSS era un objetivo ideológico fundamental de Hitler desde siempre), político-militar (Stalin era la última esperanza de Churchill, o no había que dar tiempo a la URRSS para completar su rearme), propagandístico (ataque preventivo a la URRSS), y de este tenor. Pero siendo cierto que todos esos factores (excepto el de la propaganda) jugaron su papel para la decisión de Hitler de atacar a la URRSS, ninguno explica el porqué de su decisión, ni por qué eligió el cuándo de esa decisión (verano de 1940, o para ser más exacto, agosto de 1940). Hitler había condenado (como estúpida, creo recordar) la política que llevó a la Alemania Guillermina a meterse en una guerra en dos frentes. Militarmente era tabú, y él afirmó repetidamente que nunca cometería ese error. Entonces, ¿por qué lo hizo?
El primer indicio de la respuesta está en su “Segundo Libro” de 1927 (ó 1928, no recuerdo ahora exactamente) no publicado en la época. En este libro Hitler no deja lugar a la duda de a quién considera él su enemigo principal (no sólo para Alemania, sino para Europa): Estados Unidos de Norteamérica. Hitler explica que Estados Unidos era la potencia más poderosa del mundo, la llamada a gobernarlo. Y contra ella esperaba una lucha continental -después de haber solventado sus problemas fronterizos, eliminado a Francia y conquistado su “espacio vital” en Rusia- en el futuro. Esto era lo que pensaba Hitler a grandes rasgos en 1927-28. La realidad de 1940 precipitó sus vaticinios pasados.
La derrota que Hitler infligió a Francia no supuso una decisión estratégica para la guerra en el sentido de que no se puso fin a ella, pues Gran Bretaña seguían en guerra con Alemania. Sin un expediente político o militar para sacar a GB inmediatamente de la guerra, Hitler comenzó a considerar la situación estratégica en que quedaba el Tercer Reich con respecto a Gran Bretaña y su Commenwealth. Y aquí entró en juego el factor decisivo de Estados Unidos. El Führer consideraba que Estados Unidos no estaría en disposición de plasmar su potencial armamentístico sobre los campos de batalla europeos hasta, al menos, finales de 1942 o mediados de 1943. En este sentido, Hitler se sabía con un margen de tiempo suficiente para finiquitar su empresa en la URRSS si la atacaba a finales de 1940 o en la primavera de 1941. Hasta entonces el único temor que lo inquietaba era la capacidad que pudiera desplegar Estados Unidos para adelantar una guerra aérea contra el Reich, a mayores por supuesto del bloqueo marítimo de las rutas de importación alemanas. Pero, ¿cuál era la situación verdadera en ese aspecto de Estados Unidos? Roosevelt no comenzó la movilización económica para la guerra después del ataque japonés a Pearl Harbor, como se cree normalmente de forma errada, sino exactamente después de la derrota de Francia en junio de 1940.
El 16 de mayo de 1940 Roosevelt presentó al Congreso una propuesta para construir el complejo industrial-militar más grande del mundo, entre cuyos objetivos estaba el de proporcionar al ejército 50.000 aviones al año. Dos semanas más tarde el Congreso aprobó la ley “
Two Oceans Navy Expansion”, con el objetivo de producir la flota marina más poderosa del mundo. Y ya en el verano de 1940 se aprobó el borrador para levantar la fuerza militar entrenada a 1.4 millones de hombres. Solamente un año más tarde, en 1941, Estados Unidos ya estaba superando en producción de armamentos a Alemania. Ahora bien, la idea de Roosevelt de apoyar a Gran Bretaña materialmente, objetivo de Roosevelt ya desde noviembre de 1938, contra Alemania caso de guerra, se vio dificultada por su falta de apoyo en el Congreso y en la opinión pública estadounidense. Sin embargo, tras la derrota de Francia y, en especial, su reelección en noviembre de 1940, Roosevelt comprometió abiertamente a Estados Unidos para ayudar a Gran Bretaña.
Con la derrota de Francia, Gran Bretaña “heredó” los contratos de compra de aviación de combate que ésta tenía con USA, con lo que, sumado a los contratos que ya tenían los británicos con USA, a finales de junio Churchill estaba esperando la entrega desde USA de 10.800 aviones de combate y 13.000 motores aéreos a entregar en los próximos 18 meses. Pero además, estaba la propia producción británica de 15.000 aviones y la circunstancia de que el Ministerio de Producción de Aviación británico estaba negociando la compra de varios miles más de aviones de combate en USA. La producción total de aviones de Alemania en 1940 fue de 10.826, y en 1941 no superó los 12.000.
El 23 de julio de 1940 los agentes de compra británicos en Washington fueron invitados a una reunión clandestina con los planificadores industriales americanos, de la cual salió un programa que ampliaba la capacidad de la industria de aviación estadounidense para producir y entregar un total de 72.000 aviones al año, de los cuales se garantizaba a los británicos la entrega de 3.000 aviones mensuales, tres veces más que la producción actual de Alemania. GB nunca recibió finalmente esas cantidades, pero la maquinaria americana de producción de aviación de combate ya estaba en marcha. En 1940 USA produjo 6.019 aviones militares, de los cuales GB recibió 2.006 y Francia 557. En 1941 produjo 19.433 aviones militares, de los que GB recibió 5.012. En 1942 la cifra alcanzó casi 48.000, y GB recibió 7.775. En 1943 USA superó la previamente considerada cifra utópica de 72.000 aviones, produciendo 85.898.
Si bien esas cifras de producción de aviación USA de 1941-1943 nada tienen que ver con la realidad del verano de 1940, no escapaba sin embargo a Hitler el peso decisivo para el resultado de la guerra que podía significar la producción de la industria de aviación americana y su despliegue sobre los cielos del Reich a medio plazo (1942-43). Que Hitler conocía perfectamente esta amenaza es un hecho. Primero en marzo de 1940, Fritz Todt lo puso en guardia contra el peligro americano. Y el general Georg Thomas, 15 meses más tarde de forma retrospectiva: “
Un fin victorioso a la guerra debía ser logrado a toda costa en 1940, por encima de todo para evitar la ayuda americana a las potencias occidentales, la aceleración de la cual…..ya era entonces parte de nuestros cálculos”. Había además el temor de la población alemana, que no olvidaba lo que había significado USA en la IGM, a todo lo relacionado con el poder americano y su ayuda a GB. Tanto era así que Goebbels censuró toda noticia a este respecto de los Estados Unidos. El 17 de diciembre de 1940, tras el anuncio público de Roosevelt de su
Lend-Lease, Hitler se dirigió a sus mandos del OKW expresando que “todos los problemas europeos continentales” tenían que ser resueltos en la próxima campaña contra la URRSS, porque en 1942 Estados Unidos estaría en posición de intervenir decisivamente en la guerra.
El factor USA hizo que Hitler en el verano de 1940 precipitara su ataque a la URRSS antes de acabar con GB precisamente para conseguir una posición geoestratégica (resolver sus carencias de recursos estratégicos primordiales) con la conquista de la URRSS que le brindara una base económica para afrontar la guerra que sabía cierta contra Estados Unidos. La otra alternativa que tenía, ya muy comentada en el foro, la “estrategia periférica” precisaba de convertir su pacto táctico con Stalin en una alianza estratégica, “bloque continental” (URRSS, Alemania, Japón e Italia, fundamentalmente), en la cual Alemania quedaba en dependencia de Rusia (de su comercio de materias primas estratégicas, en especial grano, petróleo y caucho). Hitler decidió no ser un protagonista secundario, y se lanzó a la conquista de la URRSS mediante una campaña relámpago.
Con estos antecedentes (forzosamente sintetizados, pues ya el mensaje se hace muy largo) debemos juzgar las decisiones de Hitler de principios de septiembre de 1941 en adelante. Hitler sabe ya en agosto (así se lo confiesa a Goebbels en ese mes, y así lo insinúa en su directriz estratégica de 6 de septiembre siguiente) que Barbarroja no puede acabar con éxito en 1941. Se lanza ya sin dudas a por Kiev dejando Moscú para después. Solventado Kiev juega su última carta desesperada con Tifón, a pesar de que no lo tenía muy claro. Pero aquí fueron decisivos Halder, Bock y Guderian, que apoyaron la operación. Y entonces en octubre-noviembre se presentan las cifras desastrosas de la situación de equipo y personal de las formaciones de combate, y las de producción de armamentos. Primero Walter Rohland y después Fritz Todt informan a Hitler de que desde la realidad económica alemana, la guerra ya no se puede ganar militarmente. Todt le explicita que ponga fin político a la guerra; Hitler le responde que no sabe cómo hacerlo. Luego el general Fromm, comandante en jefe del Ejército de Reemplazo, escribe su memorando donde propone como última medida comprometer las 15-20 divisiones que tiene disponibles (vaciando completamente las reservas estratégicas de personal entrenado del Ersatzheer) para frenar la contraofensiva soviética de 6 de diciembre y pedir inmediatamente la paz. Fromm cae en desgracia. ¿Qué hace Hitler? Sabe perfectamente que no puede competir con el aplastante potencial de sus enemigos; sabe que ya no puede ganar la guerra por medios militares. Pero el 11 de diciembre de 1941 declara la guerra a Estados Unidos, para rematar.
¿Qué gana Hitler con esas decisiones, las militares y las genocidas? La guerra seguro que no; ¿entonces? Él mismo lo explicó en el Sportpalast pocos días después, el 30 de enero de 1942: “
Yo ya dije el 1 de septiembre de 1939 en el Reichstag alemán (y procuro no hacer profecías precipitadas) que esta guerra no se acabará como se imaginan los judíos, con el exterminio de los pueblos arios europeos, sino que el resultado de esta guerra será la aniquilación de la judeidad. Se aplicará ahora, por primera vez, la vieja ley judía: ojo por ojo, diente por diente”.
Los datos de cifras de aviación provienen de Tooze, la directriz citada de 6 de septiembre de Blau, y esta última cita de Kershaw.
Saludos cordiales
José Luis