Mensaje
por José Luis » Vie Dic 14, 2007 1:20 pm
¡Hola a todos!
La verdad es que el personaje, sus ideas políticas y el entorno político general tan especial del final de 1945 en Europa ofrecen un buen argumento para tejer una obra de ficción sobre la muerte de Patton en el sentido que da título a este topic. Pero una cosa es la historia y otra la ficción.
Hace tiempo escribí lo siguiente sobre la muerte de Patton:
El domingo 9 de diciembre de 1945 Patton tenía pensado pasar el día cazando en Speyer, en el Palatinado de Rheinish. A las 11:45 a.m. viajaba hacia el sur por la autopista 38, la carretera Frankfurt-Mannheim, con el mayor general Hobart R. Gay, su jefe de estado mayor, en un Cadillac francés de 1939 conducido por el soldado de primera clase Horace L. Woodring, de 33 años de edad. Un sargento llamado Joe Spruce les seguía en un jeep.
Al pasar por las inmediaciones septentrionales de Mannheim, en un cruce ferroviario, Woodring redujo la velocidad del coche a 10 millas, y luego aceleró en carretera abierta a unas 30 millas por hora. Había poco tráfico y el tiempo era frío y despejado.
Al dejar el cruce ferroviario, el sargento Spruce adelantó al sedán para encabezar la marcha. Divisó un gran camión que venía del otro lado a unas 50 millas por hora, reduciendo aparentemente la velocidad a medida que se acercaba sobre el lado izquierdo de la carretera. Patton conversaba distendidamente con Gay. Eran las 11:48 a.m. El sedan cruzaba por entre un montón de chatarra. Señalando hacia el lado derecho de la carretera, Patton dijo a Gay: “¡Qué espantosa es la guerra! Mira todos esos vehículos abandonados”. Luego señaló hacia la parte derecha de la carretera diciendo: “¡Mira qué montón de chatarra!”.
Reaccionando automáticamente, Woodring también desvió su atención de la carretera. Justo entonces, T/5 Robert L. Thompson, el conductor del camión, que estaba solo en su cabina, señalizó que estaba a punto de doblar hacia la izquierda, y giró su vehículo en un ángulo de 90 grados sobre la carretera. Woodring volvió su vista nuevamente a la carretera, pero ya era demasiado tarde para evitar la colisión que se produjo a continuación. El sedán se empotró contra el camión. Gay, Woodring y Thompson recibieron una fuerte sacudida pero no resultaron heridos. Sin embargo, Patton, que viajaba en el asiento derecho trasero, salió despedido hacia delante y luego repelido hacia atrás, cayendo exhausto en los brazos del general Gay. Sangraba abundantemente por los cortes de su frente y cabeza, pero estaba totalmente consciente, siendo el primero en hablar: “¿Estás herido?”, le preguntó a Gay. Cuando Gay le devolvió la pregunta, Patton contestó que creía que estaba paralizado.
Llegó a la escena la 8081 Compañía de Policía Militar al mando del teniente Peter Babalas, y Patton fue llevado al 130º Station Hospital de Heidelberg, en la zona del 7º Ejército al mando del general Geoffrey Keyes, un pequeño hospital que los alemanes había levantado en los barracones de caballería hacia el final de la guerra y que fue ocupado por los americanos. El personal médico estaba dirigido por el coronel Lawrence C. Ball, que ya había sido avisado de la llegada de Patton, y esperaba junto con el teniente coronel Paul S. Hill, el cirujano jefe.
Las noticias del accidente pronto llegaron a Frankfurt, y el mayor general Albert W. Kenner, el Oficial Médico de Patton con la Western Task Force, ahora Cirujano de Teatro, llegó a Heidelberg a las pocas horas para hacerse cargo del paciente. Luego llegó de Londres el brigadier Hugh Cairns, un afamado profesor de neurocirugía de Oxford, que se unió a los demás doctores. Tras examinar las radiografías se diagnosticó “fractura simple, tercera vértebra cervical con posterior dislocación de la cuarta cervical. Parálisis completa por debajo del nivel de la tercera cervical. Estado crítico, pronóstico reservado”. Es decir, Patton se había roto el cuello y tenía todo el cuerpo (de cuello abajo) paralizado.
La esposa de Patton llegó el 11 de diciembre a las 3:30 p.m. El estado de Patton había mejorado ligeramente: temperatura 100 grados F, pulso 70 y respiración 22. Recibió a su esposa con una sonrisa de agradecimiento, pero le dijo: “Temo, Bea, que ésta sea la última vez que nos veamos el uno al otro”.
El 13 de diciembre Patton había mejorado de tal manera que sus doctores comenzaron a sopesar la posibilidad de trasladarlo vía aérea a Boston. Aunque el hospital en que estaba Patton tenía todos los servicios que se necesitaban y Patton estaba recibiendo la mejor atención, su mujer –y el coronel Spurling estaba de acuerdo- creía que su hospitalización cerca de casa en el hospital de Beverley, Massachussets, ayudaría a su recuperación. Como una cuestión de hecho, los doctores eran optimistas sobre su mejoría, pero temían que pudiera quedar paralizado para el resto de su vida.
Hasta la tarde del 19 de diciembre la evolución de Patton fue la que describía su informe clínico, “una evolución muy satisfactoria”. Pero entonces se desarrolló repentinamente una crisis con graves problemas respiratorios. A las 2 p.m. del día 20 sufrió un ataque agudo respiratorio y palidez durante aproximadamente una hora. Los síntomas convencieron al coronel Spurling de que Patton había sufrido una embolia pulmonar (Patton ya había sufrido dos embolias pulmonares ocho años antes en Boston). Pero esta vez no saldría con vida.
Aunque se recuperó satisfactoriamente del ataque inicial, los síntomas de la embolia se multiplicaron. Durante todo ese tiempo, Patton permaneció consciente. A las 2 p.m. del 21 de diciembre se quedó dormido, y una hora más tarde se despertó y comentó a Spurling que se encontraba mejor. Luego se durmió nuevamente. A las 5.50 p.m. murió de un fallo cardíaco producto de otra embolia mientras dormía.
Fuente:
It Happened Here The Death of George S. Patton
After the Battle, Number 7, 1975, pp. 46-50
Saludos cordiales
José Luis
"Dioses, no me juzguéis como un dios
sino como un hombre
a quien ha destrozado el mar" (Plegaria fenicia)