La leyenda de La Nueve.
Dronne organiza lo que queda de La Nueve y completa su columna con la disminuida sección de carros medios del lieutenant Michard, del 501º R.C.C., También consigue una sección de ingenieros, mandada por el adjudant Cancel.
Un paisano guía a la columna. Atraviesan Fresnes, continúan por L'Hay-les-Roses, Cachan, Arcueil y Kremlin-Bicetre a través de calles libres de obstáculos o indicadas por la población como expeditas.
A las 20,45 se alcanza la Puerta de Italia. El jeep de Dronne pasa a la cabeza de la marcha.La plaza se encuentra llena de personas que, al escuchar el estruendo de los vehículos, huye aterrada pensando que son alemanes.
Durante el recorrido reciben muestras de entusiasmo de la población. Las defensas del fuerte de Bicetre no abren fuego al paso de la tropa.
De pronto alguien grita: "Son americanos" y las tropas se ven rodeadas de una muchedumbre que, literalmente, enloquece al grito de: "Los franceses, son los franceses", al comprobar su verdadera identidad. Una alsaciana, ataviada con su traje típico, destroza el parabrisas del jeep de mando al saltar sobre él.
Durante unos minutos es el delirio. La columna no puede continuar la marcha y Dronne duda sobre donde dirigirse. Realmente la pequeña fuerza que manda no tiene más que un poder simbólico dentro de la situación que le rodea, militarmente hablando.
Resuelve entonces dirigirse al ayuntamiento: El Hotel de Ville ha sido punto neurálgico en todas las insurrecciones acaecidas en París. El Capitán se pregunta por el itinerario a seguir, al desconocer la situación de las barricadas y el desarrollo de los combates.
Entonces aparece , subido en una pequeña motocicleta, el armenio Dikran que se ofrece como guía hasta el nuevo objetivo. Asegurando conocer la ruta correcta, arranca a la cabeza de la columna, que se abre paso como puede.
Sobre el jeep de Dronne continúa subida la alsaciana. Los vehículos se lanzan tras la motocicleta. Recorren calles que quedan desiertas al paso de los blindados, que los parisinos creen alemanes, y que se vuelven a poblar cuando alguien reconoce a los soldados y lanza el repetido grito de "Franceses, son los franceses". Cruzan al Sena por el puente de Austerlitz y continúan a lo largo de los muelles de la orilla derecha hasta su objetivo.
Al entrar en la plaza del ayuntamiento el tanque español "Ebro" efectuó los primeros disparos contra un nutrido conjunto de fusileros y ametralladoras alemanas, después los civiles salieron a la calle cantando La Marsellesa,
Por fin, a las 21,22 horas se detienen ante el Hotel de Ville. Comienza a anochecer. La alsaciana baja del vehículo. Dronne ordena transmitir un mensaje de radio: "Misión cumplida. Estamos ante el Hotel de Ville" y hace hincapié ante su aislamiento y la necesidad de progresión sobre París.
Se despliega el destacamento y los vehículos en defensa de erizo alrededor del ayuntamiento, y se dan órdenes ante un posible contraataque. La gente empieza a llegar, lo invade todo, abraza a los soldados, grita, impide el despliegue.
Amado Granell comentaba: La población civil se abalanzaba sobre nosotros. Vivas, aplausos, aclamaciones. Siempre besos y siempre flores. Las botellas de buen vino francés se vaciaban sobre nuestras cabezas a manera de bautismo pagano.
Los primeros combates en las afueras fueron duros, pero los soldados de la 2ª División Blindada de la Francia Libre, que combatían sin dormir desde hacía dos días y dos noches no pudieron ser frenados por los núcleos de resistencia alemanes.
Tras llegar al Ayuntamiento, Amado Granell fue entrevistado por la Radio de París, se entrevistó igualmente con la Resistencia francesa, con Georges Bidault, presidente del Conseil National de la Résistance (CNR) y futuro presidente de la República Francesa (quien había convertido el Ayuntamiento en cuartel general de la insurrección) y con el coronel Rol, antiguo miembro de las Brigadas Internacionales que había luchado en la Guerra Civil española.
Una fotografía de los tres encabezaba la edición del 25 de agosto del diario Libération, con el titular, en letras gruesas, de ILS SONT ARRIVÉS! (ya han llegado). También habló con el resto de miembros de la Resistencia parisina: Daniel Mayer, Joseph Laniel, Georges Marrane y Léo Hamon.
Un periodista francés, Pierre Crenessé, que entrevistaba en directo para la radio clandestina en el Ayuntamiento a uno de los soldados franceses llegados a la ciudad, al introducir en la entradilla de la entrevista a un francés de pura cepa, venido de muy lejos para liberar la madre Patria, se oyó responder: Señor, soy español, directamente en castellano.
Las campanas de París comienzan a sonar. Primero aisladas, luego, docenas de ellas, lograrán acallar cualquier otro sonido. La noche transcurrirá en una calma expectante.
Dronne ha tendido su saco de dormir en la acera, junto a su jeep y al half-track de mando. En la oscuridad escucha a un grupo de sus hombres, instalados en un lateral del Ayuntamiento. Cantan "El paso del Ebro", y su estribillo, tan conocido, simboliza más que otra cosa el color de la jornada. "¡Ay, Carmela, ay Carmela!".
Al ser los primeros en entrar en París, los españoles de La Nueve han dado forma a una pequeña y romántica leyenda de la Segunda Guerra Mundial. París ha compensado esa noche, en parte, los años de exilio y penalidades. Dronne, se dirigió frente a la comandancia del general alemán Dietrich von Choltitz para requerir la rendición.
Mientras esperaban la rendición, tomaron al asalto la Cámara de los Diputados, el Hôtel Majestic y la Plaza de la Concordia tras sufrir un muerto. A las 3:30 horas de la tarde del 25 de agosto la guarnición alemana de París se rindió y fueron los soldados españoles quienes recibieron como prisionero a Von Choltilz.
El Estado Mayor alemán fue hecho prisionero por los españoles con uniforme francés Francisco Sanchez -sevillano-, el aragonés Antonio Navarro y Antonio Gutiérrez, que se hallaban a las órdenes de Amado Granell.
Von Choltilz se entregó al extremeño Antonio Gutiérrez; en principio se negaba a rendirse a un soldado sin charreteras de oficial, Gutierrez solo le dijo: Soy español.
Se rindió porqué aunque contaba con una guarnición de 20.000 hombres, eran soldados mal equipados y pertenecientes a unidades desconectadas (unidades administrativas, por ejemplo) dotadas de un débil valor combativo; contaba con 80 carros de combate, algunos botín de guerra de la batalla de Francia del verano de 1940, como algunos obsoletos Renault FT-17, lo mismo que sucedía con la artillería de que disponía.
El grueso de la 2e DB entra en París y se despliega por la ciudad eliminado los focos de resistencia alemana y tomando los puntos neurálgicos. La Nueve combate en la rue du Temple limpiando la central telefónica, y en los combates es gravemente herido el sous-lieutenant Elías.
En una escaramuza en la Plaza de la Concordia murió José Barón Carreño, Robert, uno de los líderes de la dirección del Partido Comunista de España en París. Al final del día París está bajo control y La Nueve se reagrupa frente al Hotel de Ville.
Al día siguiente, el 26 de agosto, las tropas aliadas entraron triunfantes en París, los españoles desfilaron frente a la Catedral de Notre Dame y posteriormente escoltaron al general Charles De Gaulle por los Campos Elíseos.
Los soldados españoles de la División Leclerc desfilaron llevando en sus estandartes los colores de la bandera repúblicana española; además una gran bandera repúblicana atravesaba la avenida de los Campos Elíseos. Las posteriores protestas del régimen franquista fueron ignoradas por el gobierno francés.
Amado Granell comentaba:Nos costó más trabajo vencer la admiración de los parisienses que la resistencia alemana.Se calcula aproximadamente en unos 1.500 hombres el número de bajas entre la Resistencia francesa y los civiles caídos en las luchas por la liberación de la ciudad, mientras que las pérdidas de los alemanes fueron de unos 3.200 muertos en los combates y 12.800 prisioneros.
Los días siguientes fueron de descanso para La Nueve, instalada en el Bois de Boulogne, convertido en campamento militar donde los españoles recibieron la visita de otros compatriotas exiliados, y cariñosas parisinas con las que compartieron gratos momentos.
La historiografía francesa, seguida por la mayor parte de los historiadores, eludió el tema de la participación de los exiliados republicanos españoles refugiados de la Guerra Civil Española; hasta que en el año 2004 la Alcaldía de París rindió público homenaje a dicha participación, incluyendo la colocación de una placa en su recuerdo.
La placa se encuentra en un muro junto al río Sena, en el Quai Henri IV, y fue inaugurada el 24 de agosto del 2004 por Bertrand Delanoë, alcalde de París, en presencia de Javier Rojo, presidente del Senado de España y de una delegación de políticos españoles que posteriormente rindió homenaje a los supervivientes españoles de la Liberación de París.
Se bautizó una vía de la Liberación con el recorrido seguido por La Nueve. Asimismo fue destacada la presencia de republicanos españoles en la Resistencia de París. Charles Tillon, resistente parisino que luego fue destacado político y ministro francés, la calcula en unos 4.000 españoles.
Fuente:
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