Waffen-SS: "Band of criminals"
Publicado: Sab Jun 25, 2011 5:42 pm
¡Hola a todos!
Lo primero que debe afirmarse es que la "SS armada" (Waffen-SS, denominación que empezó a utilizarse oficialmente desde primeros de marzo de 1940) fue una parte integral de la Schutzstaffel (comúnmente abreviada como SS, "escuadra de protección"). Y lo fue a todos los niveles: organización, ideología, reclutamiento y entrenamiento, suministro e inteligencia, administración y presupuestos, jurisdicción militar. Sólo durante la guerra estuvo tácticamente (despliegue y operaciones) subordinada a la Wehrmacht (fundamentalmente al ejército de tierra), siguiendo en todos los demás aspectos siendo una parte integral de la SS.
La SS tuvo sus orígenes en 1925 y se creó con la finalidad de prestar protección a Hitler y otros líderes del NSDAP. Para ello se escogieron a miembros del partido que destacaban por su lealtad y confianza, formando así un pelotón de seguridad como parte integral de la estructura del NSDAP. En otras circunstancias y otro país, pero obedeciendo al mismo objetivo, se había creado en Rusia en 1917 la Checa para la protección de Lenin y otros líderes bolcheviques, aunque muy pronto, al igual que la SS a partir de 1933, se ampliaron sus funciones y cometidos. Pero en ambos casos, y esto es importante, esas fuerzas se crearon con la finalidad de ejercer de guardia de seguridad del partido, y como tales formaban parte integral de la estructura del partido. En ambos casos, tanto la Rusia de Stalin como la Alemania de Hitler se convirtieron en regímenes políticos autoritarios que derivaron, una vez consolidado su poder, en sistemas políticos totalitarios donde se identificó el estado con el partido, y viceversa, resultando de ello que la seguridad del estado se convirtió en la seguridad del partido, y viceversa.
La SS pasó así de ser una guardia de protección de los principales líderes del NSDAP a convertirse, gradualmente, en el cuerpo de seguridad del estado, absorbiendo en el camino las instituciones del estado que en la República de Weimar venían ejerciendo las tareas propias de un ministerio del interior actual; es decir, las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado. Pero la SS tenía una importante y crucial diferencia con las fuerzas y cuerpos de seguridad de Weimar (o de cualquier democracia occidental de la época y de hoy en día), y es que el ejercicio de sus funciones no estaba reglado ni limitado por las leyes del estado, ni, en última instancia, respondía de sus acciones ante los tribunales de justicia del estado. La SS actuaba de acuerdo con las instrucciones y órdenes de Himmler (previa aprobación de Hitler), y ante él respondía. Era la consecuencia lógica de un sistema totalitario donde la ley quedó reducida a cumplir expresamente con la voluntad del Führer y "a trabajar en la dirección del Führer".
Si partimos de este cuadro general (con todos los matices que se quieran añadir) será mucho más fácil comprender el origen, la naturaleza y la evolución de la Waffen-SS y su papel posterior en la guerra. Por supuesto, no voy a envolverme ahora aquí con una descripción de ese proceso, que fue largo y complejo; sólo apuntaré algunas cuestiones importantes, aunque antes voy a dar unas cuantas referencias bibliográficas académicas que considero esenciales para un conocimiento objetivo del tema.
Hay muchísima literatura, mayormente popular, sobre la Waffen-SS, si bien en su inmensa mayoría constituyen historias apologéticas y acríticas o historias incompletas e ideológicamente sesgadas. A ellas se deben fundamentalmente (al margen de tendencias ideológicas personales, que da cuenta del resto) las confusiones y malinterpretaciones existentes hoy en día sobre esta organización que fue una parte integral de la SS. Por contra (en lo que yo conozco) se cuentan con los dedos de una mano las obras académicas que presentan una cuenta razonablemente objetiva y rigurosa de la historia de la Waffen-SS. Quizás la más notable es la de Bernd Wegner, Hitlers Politische Soldaten: Die Waffen-SS 1933-1945. Leitbild, Struktur und Funktion einer nationalsozialistischen Elite (Paderborn: Ferdinand Schöningh, 1982). Llevo aproximadamente un mes leyendo lenta y trabajosamente (mi escaso y pobre alemán no da para más) este libro (su 5ª edición), que es con el que he podido hacerme dado el alto precio que tiene su edición inglesa (descatalogada y, por tanto, libros usados), The Waffen-SS: Organization, Ideology and Function (Oxford: Blackwell. 1990), y lo que llevo leído y asimilado es lo que me inclina a considerarla, de lo que he leído hasta hoy, la obra más rigurosa sobre la Waffen-SS, y a comprender por qué es una obra siempre citada en los demás estudios serios sobre esa organización.
Con anterioridad a la lectura actual de esta obra, he leído otras que considero igualmente muy recomendables. Las dos primeras, que leí hace ya algunos años, fueron publicadas antes de la citada de Wegner: George H. Stein, Waffen-SS: Hitler's Elite Guard at War, 1939-1945 (New York: Cornell University Press, 1966) y Charles W. Sydnor, Soldiers of Destruction (New Jersey: Princeton University Press, 1977), esta última centrada en la historia de la división SS Totenkopf. En los últimos dos años he leído tres obras más que me han sido de gran utilidad; la más importante de ellas no trata exclusivamente de la Waffen-SS, sino de Himmler, y es la biografía de Peter Longerich felizmente publicada en español, Heinrich Himmler, por la editorial RBA en 2009, y que había sido publicada por vez primera el año anterior en Alemania. Después leí la tesis doctoral de Terry Goldsworthy, cuyo largo título y subtítulo es "A Sociological and Criminological Approach to Understanding Evil. A Case Study of Waffen-SS Actions on the Eastern Front during World War II, 1941-1945", presentada en la Escuela de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad de Bond, Australia. En 2007 fue publicada como libro con el título de Valhalla's Warriors: A History of the Waffen-SS on the Eastern Front 1941-1945 (Indianapolis: Dog Ear Publishing, 2007). Finalmente acabé hace ya unas cuantas semanas el libro de James Pontolillo, Murderous Elite. The Waffen-SS and Its Record of Atrocities (Stockholm: Leandor & Ekholm Publishing, 2009). También he leído, al tiempo que leía la tesis de Goldsworthy, un artículo de M. J. Thomas, publicado en dos partes como "The Waffen-SS 1933-1945. 'Soldiers, just like the others'?" en Military History Journal, la primera parte en el volumen 12, número 5 de junio de 2003, y la segunda en el volumen 12, número 6 de diciembre de 2003, disponibles ambos en la web The South African Military History Society: primera parte http://samilitaryhistory.org/vol125mt.html" onclick="window.open(this.href);return false; segunda http://samilitaryhistory.org/vol126mt.html" onclick="window.open(this.href);return false;
Tras este apunte bibliográfico selectivo, y regresando a la Waffen-SS y en concreto a su origen, me parece de rigor citar a Longerich, dado que no existe aquí barrera idiomática para su lectura:
[…] El primer paso hacia ello (la creación de unidades armadas de la SS) fue la creación de la “guardia de la plana mayor” para la protección personal del “Führer”. El 17 de marzo de 1933, Hitler dio la orden respectiva a su jefe de escolta personal, Sepp Dietrich, que había desempeñado un papel esencial en la organización de la SS tanto en el sur como en el norte de Alemania. La tropa, de 120 efectivos pertenecientes a la SA y SS, y que vestían el uniforme de esta última, fue asignada, en la primavera de 1933, a la Policía Regional de Prusia en calidad de policía auxiliar, redenominada “Comando Especial de Berlín p.t.e.” (para tareas especiales) y considerablemente ampliada. La instrucción militar de los finalmente ochocientos hombres estuvo a cargo de la Wehrmacht. La posición especial de la organización -un pequeño ejército privado del dictador, al margen de la Constitución y de la Ley, sólo responsable ante el “Führer”- se refleja también en el juramento a la persona de Hitler que prestó el 9 de noviembre de 1933, tras haber sido rebautizada como “Estandarte de Cuerpo de Adolf Hitler” en el congreso del Partido celebrado en septiembre del mismo año. Si bien Dietrich recalcaba una y otra vez la independencia de su tropa con respecto a la Jefatura de la SS del Reich, el Comando Especial p.t.e. no sólo servía para la protección del dictador, sino que también se utilizaba como comando secreto en la lucha contra los adversarios políticos, contribuyendo de este modo a fortalecer la posición de la SS y su Reichsführer en la lucha por el control del aparato de represión en la capital del Reich. (Longerich, Himmler, 149).
Este Leibstandarte-SS “Adolf Hitler” fue la primera unidad armada SS que se creó, pero no la única en su función de unidad de represión política, pues le siguió inmediatamente la creación de otras en Munich, Ellwangen, Arolsen, Hamburgo y Wolterdingen con la misión de actuar como “piquetes antidisturbios políticos” que fueron denominados “politischen Bereitschaften”, los cuales, a partir del 24 de septiembre de 1934, se unieron (y ampliaron) para formar la SS-Verfügungstruppe, o SS-VT (Longerich, 150; Wegner, Hitlers Politische Soldaten.., 79, 81, 86). Al mismo tiempo se crearon otras unidades de guardia SS (Wachverbände) para los campos de concentración que, tras la “Noche de los Cuchillos Largos”, estuvieron todos bajo la supervisión de Theodor Eicke, jefe igualmente de todas esas unidades de guardia que muy pronto fueron aumentadas a tamaño de compañía y luego de batallón, oficialmente denominadas desde el 29 de marzo de 1936 SS-Totenkopfverbände, o SS-TV, y reorganizadas al año siguiente en tres estandartes (regimientos) llamados SS-Totenkopfverbände “Oberbayern”, SS-TV “Brandenburg” y SS-TV “Thüringen” (Wegner, 100-101; Sydnor, Soldiers of Destruction, 25).
Estos tres tipos de unidades armadas de la SS fueron el origen y la fuente de lo que más tarde (marzo de 1940) sería conocido como SS Armada o Waffen-SS. Por tanto, lo primero que no se debería olvidar (para lo que este hilo trata) es la naturaleza política e ideológica -ya como fuerza de protección, de represión política o de guardia de campos de concentración, entre otras funciones- de la Waffen-SS; que era una parte integral de la SS, la cual era una organización del Partido (afirmado por el propio Hitler en un decreto de 17 de agosto de 1938), no del estado propiamente dicho, aunque estado y partido se fundiesen en el totalitarismo nazi. Estas características propias de la Waffen-SS son fundamentales para entender la gran diferencia que la distinguía, cuando se empleó como fuerza militar en la guerra, del resto de fuerzas militares que participaron en la IIGM, ya fuesen las fuerzas armadas alemanas, soviéticas, británicas, francesas, americanas, etc. Pues aunque todas esas fuerzas militares de los ejércitos regulares pudieron cometer “crímenes de guerra” durante la guerra (aunque unas mucho más que otras), su naturaleza era completamente militar, estaban sujetas a la Ley (con todos los matices que cada caso requiera) y eran una institución del estado, no de un partido político.
Precisamente el Reichswehr, receloso de la SS, aprobó un decreto en 1934 que pretendió “poner coto a las ambiciones militares de la SS. Señalaba que ésta era, principalmente, una organización no armada; la creación de unidades armadas en el seno de la entidad constituía una excepción y servía para cumplir 'tareas especiales de política interior que el Führer pueda plantearle a la SS'. La tropa quedaría a las órdenes del Reichsführer-SS, y en caso de guerra estaría a disposición de la Wehrmacht” (Longerich, 171). Más tarde, en agosto de 1938, Hitler “reguló el papel de las unidades armadas de la SS y la relación de éstas con la Wehrmacht. Estableció que la tropa de disposición y las unidades de calavera no formaban parte ni de la Wehrmacht ni de la Policía, sino que constituían una 'tropa armada permanente'. Las unidades de calavera servían para 'resolver tareas especiales de naturaleza policial', mientras que la tropa de disposición quedaba -como su nombre indica- a la 'disposición exclusiva' de Hitler” (Longerich, 233).
En una reunión celebrada en Munich el 8 de noviembre de 1938, Himmler expresó a sus jefes de grupo cómo habrían de actuar las unidades armadas de la SS en caso de guerra o guerra civil: “He dicho al comandante del estandarte 'Alemania' [el regimiento Deutschland] que considero correcto -y esto vale también para cualquier guerra venidera- que nunca debe haber un SS prisionero. Antes tiene que acabar con su vida. En nuestro bando tampoco habrá prisioneros....” (Longerich, 234).
Después de la guerra, muchos de los antiguos miembros de la Waffen-SS, con Hausser a la cabeza, afirmaron que no tenían prácticamente nada que ver con la SS, que su relación con esa organización era puramente nominal o de organización, y que ellos se consideraban, de facto, una especie de cuarta rama de la Wehrmacht. Esas afirmaciones no van más allá de ser meras excusas de posguerra que, sin embargo, están en contradicción con la realidad. Más allá de lo que pensara en su fuero íntimo un miembro de la Waffen-SS, ser miembro de este cuerpo era ser miembro pleno de la SS. Hay muchas pruebas de lo que digo, pero bastará una para no hacer muy larga esta ya, me temo, tediosa intervención. En 1938, en una reunión celebrada con sus jefes de grupo, Himmler explicó que “La Escuadra de Protección [la SS] consta hoy en día de una serie de ramas, de una diversidad de unidades de tropa y de otras instituciones. Todas estas cosas son muy bonitas. Pero tenemos que procurar, con inaudita unanimidad y sabiduría, que todas estas ramas que hemos construido se sientan siempre y únicamente como partes del conjunto. […] Cada uno es, en primer lugar, hombre de la SS; después pertenece a la SS General, a la tropa de disposición, a las unidades de calavera o al SD”. En septiembre de 1940 repitió que la Waffen-SS “sólo puede vivir si vive el conjunto de la SS, si el cuerpo conjunto es realmente una Orden que vive según esas leyes y que es consciente de que una parte no puede concebirse sin la otra” (Longerich, 240).
Esos antiguos miembros de la Waffen-SS también afirmaron en la posguerra que se consideraban militares apolíticos (con gran acierto Wegner denominó a la Waffen-SS en el título de su libro como los “Soldados Políticos de Hitler”), lo que vuelve a ser contrario a la realidad. En el decreto de 17 de agosto de 1938 sobre el papel que debía jugar la futura Waffen-SS, entonces SS-VT, en tiempos de conflicto, Hitler dictó en el punto III (Órdenes en caso de movilización):
“A. El empleo de la SS-Verfügungstruppe en caso de movilización es doble.
1.Por el comandante supremo del ejército dentro del ejército de tiempo de guerra. En este caso queda completamente bajo las regulaciones y leyes militares [punto que Himmler eliminaría, tras convencer a Hitler, en 1939], pero sigue siendo políticamente una unidad del NSDAP.” (Goldsworthy, tesis, 143).
Y es que, a diferencia de la Wehrmacht, en la que no confiaba, Hitler veía a la Waffen-SS como una fuerza política que podía utilizar, llegado el caso, contra cualquier levantamiento, motines o disturbios políticos en la propia Alemania: “[...] En caso de disturbios, esta fuerza los aplastará brutalmente. La considera como una auténtica Guardia Pretoriana para sofocar a todos los que, incluso dentro de sus propias filas, nadan contra la corriente”; así pensaba Hitler según su ayudante del ejército, el mayor Engel (Ibid., 144-145).
Me he extendido una barbaridad y debo dejarlo ya. Espero que con lo dicho (que es muy poco con todo lo que se tendría que decir), se tenga presente, al menos, una cuestión crucial. Que por origen, naturaleza, organización, ideología y funciones, la Waffen-SS era una parte integral de la SS que ejerció fundamentalmente como fuerza de represión política, ajena a la Ley, participando en numerosos crímenes de estado, de los que la “Noche de los Cuchillos Largos” fue sólo uno más. Esas mismas características propias hacen que la Waffen-SS no deba ponerse al mismo nivel -en lo que se refiere a “crímenes de guerra” cometidos durante la guerra- que otras unidades del ejército regular (alemán u otro), y ello dejando a un margen el factor cuantitativo de dichos crímenes y de sus víctimas. Al fin y al cabo, la SS armada se creó y evolucionó, fundamentalmente, en torno al crimen de estado, al terror de estado, como su brazo ejecutor.
Por todo ello (y lo que vino con la guerra) es de rigor el afirmar que la Waffen-SS fue una organización criminal (y esto al margen de la confirmación de este aserto en Nuremberg). Sin embargo, y parafraseando a Sydnor, concluir de esa realidad que todos sus miembros fueron asesinos o sádicos criminales que gustosamente se entregaron a la comisión reiterada de atrocidades sería tan absurdo como los esfuerzos de los apologistas que intentaron e intentan demostrar que la Waffen-SS no fue una organización criminal.
Saludos cordiales
JL
He escogido la frase citada como punto central de partida que debe aclararse para establecer unos presupuestos comunes que todo participante en este hilo (y todo aficionado a la historia de la Waffen-SS) debería tener siempre en cuenta a la hora de valorar la actuación de la Waffen-SS durante la guerra.Sepp45 escribió: Creo que precisamente este hilo trata sobre las Waffen SS, siendo las "Waffen" unidades de combate. A menos que hablemos de la SS como la unidad paramilitar/politica que fue, me parece que los crimenes cometidos en el campo de batalla son parte de las divisiones Waffen SS.
Lo primero que debe afirmarse es que la "SS armada" (Waffen-SS, denominación que empezó a utilizarse oficialmente desde primeros de marzo de 1940) fue una parte integral de la Schutzstaffel (comúnmente abreviada como SS, "escuadra de protección"). Y lo fue a todos los niveles: organización, ideología, reclutamiento y entrenamiento, suministro e inteligencia, administración y presupuestos, jurisdicción militar. Sólo durante la guerra estuvo tácticamente (despliegue y operaciones) subordinada a la Wehrmacht (fundamentalmente al ejército de tierra), siguiendo en todos los demás aspectos siendo una parte integral de la SS.
La SS tuvo sus orígenes en 1925 y se creó con la finalidad de prestar protección a Hitler y otros líderes del NSDAP. Para ello se escogieron a miembros del partido que destacaban por su lealtad y confianza, formando así un pelotón de seguridad como parte integral de la estructura del NSDAP. En otras circunstancias y otro país, pero obedeciendo al mismo objetivo, se había creado en Rusia en 1917 la Checa para la protección de Lenin y otros líderes bolcheviques, aunque muy pronto, al igual que la SS a partir de 1933, se ampliaron sus funciones y cometidos. Pero en ambos casos, y esto es importante, esas fuerzas se crearon con la finalidad de ejercer de guardia de seguridad del partido, y como tales formaban parte integral de la estructura del partido. En ambos casos, tanto la Rusia de Stalin como la Alemania de Hitler se convirtieron en regímenes políticos autoritarios que derivaron, una vez consolidado su poder, en sistemas políticos totalitarios donde se identificó el estado con el partido, y viceversa, resultando de ello que la seguridad del estado se convirtió en la seguridad del partido, y viceversa.
La SS pasó así de ser una guardia de protección de los principales líderes del NSDAP a convertirse, gradualmente, en el cuerpo de seguridad del estado, absorbiendo en el camino las instituciones del estado que en la República de Weimar venían ejerciendo las tareas propias de un ministerio del interior actual; es decir, las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado. Pero la SS tenía una importante y crucial diferencia con las fuerzas y cuerpos de seguridad de Weimar (o de cualquier democracia occidental de la época y de hoy en día), y es que el ejercicio de sus funciones no estaba reglado ni limitado por las leyes del estado, ni, en última instancia, respondía de sus acciones ante los tribunales de justicia del estado. La SS actuaba de acuerdo con las instrucciones y órdenes de Himmler (previa aprobación de Hitler), y ante él respondía. Era la consecuencia lógica de un sistema totalitario donde la ley quedó reducida a cumplir expresamente con la voluntad del Führer y "a trabajar en la dirección del Führer".
Si partimos de este cuadro general (con todos los matices que se quieran añadir) será mucho más fácil comprender el origen, la naturaleza y la evolución de la Waffen-SS y su papel posterior en la guerra. Por supuesto, no voy a envolverme ahora aquí con una descripción de ese proceso, que fue largo y complejo; sólo apuntaré algunas cuestiones importantes, aunque antes voy a dar unas cuantas referencias bibliográficas académicas que considero esenciales para un conocimiento objetivo del tema.
Hay muchísima literatura, mayormente popular, sobre la Waffen-SS, si bien en su inmensa mayoría constituyen historias apologéticas y acríticas o historias incompletas e ideológicamente sesgadas. A ellas se deben fundamentalmente (al margen de tendencias ideológicas personales, que da cuenta del resto) las confusiones y malinterpretaciones existentes hoy en día sobre esta organización que fue una parte integral de la SS. Por contra (en lo que yo conozco) se cuentan con los dedos de una mano las obras académicas que presentan una cuenta razonablemente objetiva y rigurosa de la historia de la Waffen-SS. Quizás la más notable es la de Bernd Wegner, Hitlers Politische Soldaten: Die Waffen-SS 1933-1945. Leitbild, Struktur und Funktion einer nationalsozialistischen Elite (Paderborn: Ferdinand Schöningh, 1982). Llevo aproximadamente un mes leyendo lenta y trabajosamente (mi escaso y pobre alemán no da para más) este libro (su 5ª edición), que es con el que he podido hacerme dado el alto precio que tiene su edición inglesa (descatalogada y, por tanto, libros usados), The Waffen-SS: Organization, Ideology and Function (Oxford: Blackwell. 1990), y lo que llevo leído y asimilado es lo que me inclina a considerarla, de lo que he leído hasta hoy, la obra más rigurosa sobre la Waffen-SS, y a comprender por qué es una obra siempre citada en los demás estudios serios sobre esa organización.
Con anterioridad a la lectura actual de esta obra, he leído otras que considero igualmente muy recomendables. Las dos primeras, que leí hace ya algunos años, fueron publicadas antes de la citada de Wegner: George H. Stein, Waffen-SS: Hitler's Elite Guard at War, 1939-1945 (New York: Cornell University Press, 1966) y Charles W. Sydnor, Soldiers of Destruction (New Jersey: Princeton University Press, 1977), esta última centrada en la historia de la división SS Totenkopf. En los últimos dos años he leído tres obras más que me han sido de gran utilidad; la más importante de ellas no trata exclusivamente de la Waffen-SS, sino de Himmler, y es la biografía de Peter Longerich felizmente publicada en español, Heinrich Himmler, por la editorial RBA en 2009, y que había sido publicada por vez primera el año anterior en Alemania. Después leí la tesis doctoral de Terry Goldsworthy, cuyo largo título y subtítulo es "A Sociological and Criminological Approach to Understanding Evil. A Case Study of Waffen-SS Actions on the Eastern Front during World War II, 1941-1945", presentada en la Escuela de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad de Bond, Australia. En 2007 fue publicada como libro con el título de Valhalla's Warriors: A History of the Waffen-SS on the Eastern Front 1941-1945 (Indianapolis: Dog Ear Publishing, 2007). Finalmente acabé hace ya unas cuantas semanas el libro de James Pontolillo, Murderous Elite. The Waffen-SS and Its Record of Atrocities (Stockholm: Leandor & Ekholm Publishing, 2009). También he leído, al tiempo que leía la tesis de Goldsworthy, un artículo de M. J. Thomas, publicado en dos partes como "The Waffen-SS 1933-1945. 'Soldiers, just like the others'?" en Military History Journal, la primera parte en el volumen 12, número 5 de junio de 2003, y la segunda en el volumen 12, número 6 de diciembre de 2003, disponibles ambos en la web The South African Military History Society: primera parte http://samilitaryhistory.org/vol125mt.html" onclick="window.open(this.href);return false; segunda http://samilitaryhistory.org/vol126mt.html" onclick="window.open(this.href);return false;
Tras este apunte bibliográfico selectivo, y regresando a la Waffen-SS y en concreto a su origen, me parece de rigor citar a Longerich, dado que no existe aquí barrera idiomática para su lectura:
[…] El primer paso hacia ello (la creación de unidades armadas de la SS) fue la creación de la “guardia de la plana mayor” para la protección personal del “Führer”. El 17 de marzo de 1933, Hitler dio la orden respectiva a su jefe de escolta personal, Sepp Dietrich, que había desempeñado un papel esencial en la organización de la SS tanto en el sur como en el norte de Alemania. La tropa, de 120 efectivos pertenecientes a la SA y SS, y que vestían el uniforme de esta última, fue asignada, en la primavera de 1933, a la Policía Regional de Prusia en calidad de policía auxiliar, redenominada “Comando Especial de Berlín p.t.e.” (para tareas especiales) y considerablemente ampliada. La instrucción militar de los finalmente ochocientos hombres estuvo a cargo de la Wehrmacht. La posición especial de la organización -un pequeño ejército privado del dictador, al margen de la Constitución y de la Ley, sólo responsable ante el “Führer”- se refleja también en el juramento a la persona de Hitler que prestó el 9 de noviembre de 1933, tras haber sido rebautizada como “Estandarte de Cuerpo de Adolf Hitler” en el congreso del Partido celebrado en septiembre del mismo año. Si bien Dietrich recalcaba una y otra vez la independencia de su tropa con respecto a la Jefatura de la SS del Reich, el Comando Especial p.t.e. no sólo servía para la protección del dictador, sino que también se utilizaba como comando secreto en la lucha contra los adversarios políticos, contribuyendo de este modo a fortalecer la posición de la SS y su Reichsführer en la lucha por el control del aparato de represión en la capital del Reich. (Longerich, Himmler, 149).
Este Leibstandarte-SS “Adolf Hitler” fue la primera unidad armada SS que se creó, pero no la única en su función de unidad de represión política, pues le siguió inmediatamente la creación de otras en Munich, Ellwangen, Arolsen, Hamburgo y Wolterdingen con la misión de actuar como “piquetes antidisturbios políticos” que fueron denominados “politischen Bereitschaften”, los cuales, a partir del 24 de septiembre de 1934, se unieron (y ampliaron) para formar la SS-Verfügungstruppe, o SS-VT (Longerich, 150; Wegner, Hitlers Politische Soldaten.., 79, 81, 86). Al mismo tiempo se crearon otras unidades de guardia SS (Wachverbände) para los campos de concentración que, tras la “Noche de los Cuchillos Largos”, estuvieron todos bajo la supervisión de Theodor Eicke, jefe igualmente de todas esas unidades de guardia que muy pronto fueron aumentadas a tamaño de compañía y luego de batallón, oficialmente denominadas desde el 29 de marzo de 1936 SS-Totenkopfverbände, o SS-TV, y reorganizadas al año siguiente en tres estandartes (regimientos) llamados SS-Totenkopfverbände “Oberbayern”, SS-TV “Brandenburg” y SS-TV “Thüringen” (Wegner, 100-101; Sydnor, Soldiers of Destruction, 25).
Estos tres tipos de unidades armadas de la SS fueron el origen y la fuente de lo que más tarde (marzo de 1940) sería conocido como SS Armada o Waffen-SS. Por tanto, lo primero que no se debería olvidar (para lo que este hilo trata) es la naturaleza política e ideológica -ya como fuerza de protección, de represión política o de guardia de campos de concentración, entre otras funciones- de la Waffen-SS; que era una parte integral de la SS, la cual era una organización del Partido (afirmado por el propio Hitler en un decreto de 17 de agosto de 1938), no del estado propiamente dicho, aunque estado y partido se fundiesen en el totalitarismo nazi. Estas características propias de la Waffen-SS son fundamentales para entender la gran diferencia que la distinguía, cuando se empleó como fuerza militar en la guerra, del resto de fuerzas militares que participaron en la IIGM, ya fuesen las fuerzas armadas alemanas, soviéticas, británicas, francesas, americanas, etc. Pues aunque todas esas fuerzas militares de los ejércitos regulares pudieron cometer “crímenes de guerra” durante la guerra (aunque unas mucho más que otras), su naturaleza era completamente militar, estaban sujetas a la Ley (con todos los matices que cada caso requiera) y eran una institución del estado, no de un partido político.
Precisamente el Reichswehr, receloso de la SS, aprobó un decreto en 1934 que pretendió “poner coto a las ambiciones militares de la SS. Señalaba que ésta era, principalmente, una organización no armada; la creación de unidades armadas en el seno de la entidad constituía una excepción y servía para cumplir 'tareas especiales de política interior que el Führer pueda plantearle a la SS'. La tropa quedaría a las órdenes del Reichsführer-SS, y en caso de guerra estaría a disposición de la Wehrmacht” (Longerich, 171). Más tarde, en agosto de 1938, Hitler “reguló el papel de las unidades armadas de la SS y la relación de éstas con la Wehrmacht. Estableció que la tropa de disposición y las unidades de calavera no formaban parte ni de la Wehrmacht ni de la Policía, sino que constituían una 'tropa armada permanente'. Las unidades de calavera servían para 'resolver tareas especiales de naturaleza policial', mientras que la tropa de disposición quedaba -como su nombre indica- a la 'disposición exclusiva' de Hitler” (Longerich, 233).
En una reunión celebrada en Munich el 8 de noviembre de 1938, Himmler expresó a sus jefes de grupo cómo habrían de actuar las unidades armadas de la SS en caso de guerra o guerra civil: “He dicho al comandante del estandarte 'Alemania' [el regimiento Deutschland] que considero correcto -y esto vale también para cualquier guerra venidera- que nunca debe haber un SS prisionero. Antes tiene que acabar con su vida. En nuestro bando tampoco habrá prisioneros....” (Longerich, 234).
Después de la guerra, muchos de los antiguos miembros de la Waffen-SS, con Hausser a la cabeza, afirmaron que no tenían prácticamente nada que ver con la SS, que su relación con esa organización era puramente nominal o de organización, y que ellos se consideraban, de facto, una especie de cuarta rama de la Wehrmacht. Esas afirmaciones no van más allá de ser meras excusas de posguerra que, sin embargo, están en contradicción con la realidad. Más allá de lo que pensara en su fuero íntimo un miembro de la Waffen-SS, ser miembro de este cuerpo era ser miembro pleno de la SS. Hay muchas pruebas de lo que digo, pero bastará una para no hacer muy larga esta ya, me temo, tediosa intervención. En 1938, en una reunión celebrada con sus jefes de grupo, Himmler explicó que “La Escuadra de Protección [la SS] consta hoy en día de una serie de ramas, de una diversidad de unidades de tropa y de otras instituciones. Todas estas cosas son muy bonitas. Pero tenemos que procurar, con inaudita unanimidad y sabiduría, que todas estas ramas que hemos construido se sientan siempre y únicamente como partes del conjunto. […] Cada uno es, en primer lugar, hombre de la SS; después pertenece a la SS General, a la tropa de disposición, a las unidades de calavera o al SD”. En septiembre de 1940 repitió que la Waffen-SS “sólo puede vivir si vive el conjunto de la SS, si el cuerpo conjunto es realmente una Orden que vive según esas leyes y que es consciente de que una parte no puede concebirse sin la otra” (Longerich, 240).
Esos antiguos miembros de la Waffen-SS también afirmaron en la posguerra que se consideraban militares apolíticos (con gran acierto Wegner denominó a la Waffen-SS en el título de su libro como los “Soldados Políticos de Hitler”), lo que vuelve a ser contrario a la realidad. En el decreto de 17 de agosto de 1938 sobre el papel que debía jugar la futura Waffen-SS, entonces SS-VT, en tiempos de conflicto, Hitler dictó en el punto III (Órdenes en caso de movilización):
“A. El empleo de la SS-Verfügungstruppe en caso de movilización es doble.
1.Por el comandante supremo del ejército dentro del ejército de tiempo de guerra. En este caso queda completamente bajo las regulaciones y leyes militares [punto que Himmler eliminaría, tras convencer a Hitler, en 1939], pero sigue siendo políticamente una unidad del NSDAP.” (Goldsworthy, tesis, 143).
Y es que, a diferencia de la Wehrmacht, en la que no confiaba, Hitler veía a la Waffen-SS como una fuerza política que podía utilizar, llegado el caso, contra cualquier levantamiento, motines o disturbios políticos en la propia Alemania: “[...] En caso de disturbios, esta fuerza los aplastará brutalmente. La considera como una auténtica Guardia Pretoriana para sofocar a todos los que, incluso dentro de sus propias filas, nadan contra la corriente”; así pensaba Hitler según su ayudante del ejército, el mayor Engel (Ibid., 144-145).
Me he extendido una barbaridad y debo dejarlo ya. Espero que con lo dicho (que es muy poco con todo lo que se tendría que decir), se tenga presente, al menos, una cuestión crucial. Que por origen, naturaleza, organización, ideología y funciones, la Waffen-SS era una parte integral de la SS que ejerció fundamentalmente como fuerza de represión política, ajena a la Ley, participando en numerosos crímenes de estado, de los que la “Noche de los Cuchillos Largos” fue sólo uno más. Esas mismas características propias hacen que la Waffen-SS no deba ponerse al mismo nivel -en lo que se refiere a “crímenes de guerra” cometidos durante la guerra- que otras unidades del ejército regular (alemán u otro), y ello dejando a un margen el factor cuantitativo de dichos crímenes y de sus víctimas. Al fin y al cabo, la SS armada se creó y evolucionó, fundamentalmente, en torno al crimen de estado, al terror de estado, como su brazo ejecutor.
Por todo ello (y lo que vino con la guerra) es de rigor el afirmar que la Waffen-SS fue una organización criminal (y esto al margen de la confirmación de este aserto en Nuremberg). Sin embargo, y parafraseando a Sydnor, concluir de esa realidad que todos sus miembros fueron asesinos o sádicos criminales que gustosamente se entregaron a la comisión reiterada de atrocidades sería tan absurdo como los esfuerzos de los apologistas que intentaron e intentan demostrar que la Waffen-SS no fue una organización criminal.
Saludos cordiales
JL