Relatos de tripulaciones y sus vehículos en acción

Toda clase de vehículos utilizados en la Contienda

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Relatos de tripulaciones y sus vehículos en acción

Mensaje por edumardo » Lun Sep 19, 2011 8:20 pm

Hola a todos,

La intención de este hilo es recuperar para el foro aquellos relatos y vivencias en primera persona de las tripulaciones de vehículos de combate, sin importar el bando o el teatro de guerra.

Personalmente me parecen un manera muy buena de conocer de primera mano como solían ser los combates en primera linea entre blindados, cañones de asalto, infantería antitanque, etc.

En breve el primer relato, un saludo!.
Última edición por edumardo el Mié Sep 21, 2011 10:15 am, editado 1 vez en total.

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Re: Relatos de tanquistas y sus vehículos en acción

Mensaje por edumardo » Lun Sep 19, 2011 8:25 pm

Extracto sacado de “El carro medio Panther, Bryan Perret, Osprey Publishing (páginas 33-34)”, en donde cita a “So Lebtem Und So Starben Sie, publicado por Kameradschaft ehem. Panzer Regiment 35”.

La derrota era ya inevitable a pesar de las tácticas desesperadas de espada y escudo practiadas respectivamente por las divisiones Panzer y la Sturmartillerie. Pero el Ejército Rojo pagó un precio terrible por cada kilometro ganado, acompañando su confianza en la fuerza bruta y el numero con un desprecio insensible por las perdidas humanas y materiales que sufria; en tales circunstancias, los vehiculos alemanes no podian dejar de aprovechar la torpeza sovietica, como hizo un Panther del I/PzRegt 35 de la 4ª Division Panzer en septiembre de 1944, despues de un contraataque cerca de Riga para reconquistar un trozo de terreno elevado:

<< La cota 920 está firmemente en nuestra manos. Entre los carros que han tomado parte en su conquista está el mandado por el sargento Christ, siendo los tripulantes Rehard, tirador, Mehling, cargador, Gietl, conductor y Faustmann, radio.
El vehículo ha estado dando problemas durante un tiempo, por lo que Christ obtiene permiso para retirarse bajo la cuesta y examinar los daños. El conductor diagnostica pérdida de aceite y comenta que la dirección está defectuosa; el carro no está en condiciones de combatir y tendrá que ir a los talleres para someterse a grandes reparaciones.
El jefe de carro informa de la situación y comienza una interminable espera. Pasan cazas y bombarderos soviéticos y estallan bombas por todas partes. La tripulación ya está acostumbrada a esto y permanece en el vehículo. Sólo Christ observa. Súbitamente, oye ruido de carros a su derecha. El asunto empieza a interesarle, porque aunque no puede ver a través del distante cinturón de árboles, de una cosa está seguro: sea lo que sea lo que esté allí, sólo puede ser Iván. Se apea y va hasta los vecinos Grenadier. Le cuentan que han estado observando durante un rato un T-43 sovietico en el bosque de enfrente [T-34 era en “alemán” el M43 T-34/76, con un blindaje aumentado a 110 mm y dotado de una cupula]. Cautelosamente, Christ se arrastra por la densa maleza hasta que puede ver dos T-43 escondidos bajo los árboles, en el linde del bosque. Rápidamente llama a Rehard, el tirador, y le enseña el blanco, mientras su renqueante carro maniobra con dificultad en busca de una posición favorable de tiro.
El primer carro sovietico es atacado. Al segundo disparo la tripulación abandona el vehículo, pero éste no arde. El segundo T-43 se convierte ahora en el blanco, quedando envuelto en llamas en seguida. Al mismo tiempo, Christ observa los fogonazos de otros dos carros soviéticos. Sus disparos, sin embargo, se dirigen a otro lugar. Rehard hace girar la torre de izquierda a derecha y dos disparos más dejan a ambos vehículos ardiendo. Parece como si los cuatro carros sean sólo una avanzada, y el vehículo alemán retrocede para salir de su expuesta posicion.
El sargento observa atentamente con sus binoculares. Ve, cerca del primer par de vehículos destruidos, que otros dos T-43 han llegado y que sus cañones le están apuntando. Ahora que los sovieticos saben donde está su enemigo, las cosas empiezan a ponerse feas.
Una vez más, el carro, que debería estar en los talleres, avanza. Gietl lo lleva con cuidado a una posición de tiro. Rehard apunta al primer enemigo y se produce la detonacion del cañon. El hombre es un autentico demonio como tirador y le acierta a la primera. Con una violenta explosión el carro vuela en mil pedazos. ¡A la porra el número cinco! A continuacion, el primer T-43 alcanzado intenta escapar; tambien éste es machacado y esta vez arde como una antorcha.
No queda munición. Dos hombres de la tripulación corren hasta un camion cercano y empiezan a traer mas munición al carro. Christ no puede creer lo que ve: dos carros más han aparecido y están disparando desde una posicion a la derecha de sus ardientes camaradas. Desgraciadamente, tiene que quedarse cruzado de brazos hasta que llegue la munición. Pero el mal rato no dura mucho y pronto el numero seis está ardiendo.
La munición vuelve a faltar cuando otro T-43 aparece a la vista, pero los dos tripulantes ya han bajado y vienen corriendo con nuevos proyectiles. El carro soviético es alcanzado cuando asoma la nariz al descubierto. El número siete se incendia al primer disparo.
Los soviéticos evitan este “rincón maldito” y se van a otra parte. Los Panzergrenadier vuelven a respirar. En medio de la creciente oscuridad, Christ y su tripulación son remolcados en su estropeado vehiculo hacia los talleres. >>

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Re: Relatos de tanquistas y sus vehículos en acción

Mensaje por edumardo » Lun Sep 19, 2011 8:58 pm

Extracto sacado de El carro medio Sherman, Steven J. Zaloga, Osprey Publishing (páginas 37-40).

El Sherman podía atacar al PzKpfw IV tanto con el cañón de 75 mm como con el de 76 mm a las distancias habituales de combate, con buenas perspectivas de éxito. Contra el blindaje frontal del Tiger, el cañón de 76 mm disparando munición APC podía teóricamente conseguir penetraciones en el frente del casco por debajo de 1.200 m, pero el cañón de 75 mm no podía penetrar el arco frontal a ningún alcance. En teoría, el de 76 mm podía conseguir penetraciones frontales contra el Panther disparando APC a distancias inferiores a 600 m, pero de hecho éste era raramente escaso. La munición HVAP daba una probabilidad de éxito mucho mejor. El hecho de que el cañón de 75 mm no pudiese penetrar frontalmente al Panther significaba que las unidades de Sherman tenían que arrollar a estos carros por la pura fuerza numérica, y así poder maniobrar hacia el flanco del carro alemán, más debil, donde el cañon de 75 mm podía penetrar con éxito el blindaje. Como señaló el general Omar Bradley <<esta disposición para dilapidar Sherman no resultaba muy tranquilizadora para las tripulaciones, que se veían asimismo obligadas a ser dilapidadas>>. La bravata patriótica de que el Sherman era el mejor carro de combate del mundo corría ampliamente de boca en boca en los discursos y en la prensa, siendo desmoralizador para las tripulaciones de carros escuchar aquellas tonterías después de pagar un alto precio por aprender lo contrario:

<< La mañana del 20 de noviembre de 1944 yo era jefe de un carro medio Sherman, provisto de un cañon de 76 mm. Los alemanes organizaron un contraataque de infantería apoyado con, por lo menos, tres carros Mark V (Panther). Di orden al tirador de que disparase al carro mas próximo, que estaba aproximadamente a unos 700 m de distancia, y lo alcanzó directamente en el costado, que yo veía completamente. Para mi asombro y disgusto, vi como el proyectil rebotaba en el costado. Mi tirador disparó como mínimo seis proyectiles más contra el vehículo, alcanzándolo desde la torre hasta la oruga... Me quedé totalmente sorprendido al verlo marcharse tras recibir siete impactos de mi cañon.>>
Sgto. F.W. Baer, 2ª Div. Acor.

<<En Puffendorf, Alemania, el 17 de noviembre de 1944, mi sección de cinco carros M4 estaba en una posición defensiva, cuando los alemanes lanzaron un contraataque con carros Mark VI (Tiger). Mi sección se componía en aquella época de tres cañones de 76 mm y dos de 75 mm. Mi propio vehículo (cañón de 75 mm) fue el primero en abrir fuego sobre un Mark VI que venía a través del campo hacia nosotros. Conseguimos un impacto con el segundo proyectil, disparado a 1.200 m, pero por el trazador supimos que el proyectil rebotó. En ese momento varios cañones abrieron fuego... El esfuerzo conjunto detuvo al Tiger y le impidió seguir acercándose, pero varios impactos directos con ambos tipos de cañón con toda evidencia no penetraron. Ese carro puso fuera de combate tanto al vehículo del sargento de mi sección, como el mío propio, matando a mi conductor y a su ayudante e hiriendome, El carro alemán se retiró finalmente hacia una posición desenfilada y probablemente escapó cruzando el río Roer.>>
Cap. John Roller Jr., Cía. A.
66º Reg. Acor., 2ª Div. Acor.

Cuando hubo más munición HVAP disponible, la situación se hizo más nivelada:

<< Estando a la derecha del pueblo de Fischeln, Alemania... mi posición tenía un campo de tiro que se extendía hasta una distancia de 1.800 m, cubriendo varias carreteras. Desde dicha posición, vi un Mark V cruzando mi frente. En el primer disparo utilicé un APC, estableciendo el alcance, que era de 1.450 m. El siguiente proyectil fue un HVAP. Alcanzó al carro, incendiándolo inmediatamente.>>
Sgto. Ross Figueroa, 2ª Div. Acor.

Un saludo!.

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Re: Relatos de tanquistas y sus vehículos en acción

Mensaje por edumardo » Mar Sep 20, 2011 7:16 pm

Extracto sacado de Kursk, 1943. La batallad decisiva. Alvaro Lozano, Malabar. (páginas 335-337).

Gerhard Niemann, el artillero de un Tiger del 503º Batallón de Tanques Pesados, realizó una clara descripción de la ofensiva alemana en el sur y de la experiencia de formar parte de la tripulación de un Tiger. En la misma nos podemos hacer una idea de la fortaleza del panzer alemán que resistía todo tipo de impactos.

<< Nuestra compañía avanza a través de un estrecho bosque hacia la llanura del Donetz. Como artillero, me siento en mi posición a los pies del comandante, con mi micrófono y auriculares en su sitio. Nervioso, compruebo el gatillo del cañón y de la ametralladora y los dispositivos para el movimiento de la torreta. Mi mano tiembla... La artillería rusa abre fuego. Atravesamos un poblado. Tenemos que cruzar un río cerca de Solomino, a siete kilómetros al sudeste de Belgorod. El tanque líder llega al vado. Los otros permanecen a cubierto. A nuestro alrededor caen las salvas de artillería. Los “órganos de Stalin” también se unen, Es un concierto infernal.

<< El tanque líder, el número 321, desaparece hasta la mitad. Avanza despacio por el agua. Entonces se queda bloqueado en la otra orilla. Fracasan los intentos para rescatarle. El terreno pantanoso es impracticable para el tanque de sesenta toneladas. Desplegados en un amplio abanico los Tigers toman posiciones en terreno abierto frente al Donetz. La artillería rusa se concentra sobre el lugar de cruce. El puente, que no nos es permitido cruzar ya que solo podría soportar 30 toneladas, recibe un impacto directo.

<< Los ingenieros realizan esfuerzos sobrehumanos. Los primeros soldados de infantería heridos están regresando. No pueden comprender porqué siguen inactivos los Tiger. “Poneos en marcha, poneos en marcha, vuestros camaradas os esperan” gritan desesperadamente. Pero nosostros permanecemos en este lado del río, la infantería en el otro y en medio el Donetz.

<< Es mediodóa. El sol abrasa los tanques sin piedad. Es como estar en una incubadora. Entonces, finalmente, los ingenieros lo consiguen, han construido un cruce. “Compañía adelante”. Tras recorres unos cientos de metros, los Tiger se encuentran en la línea de fuego de los granaderos. Entonces recibo las primeras órdenes: “Atención, búnker a los dos en punto...” Mi pie presiona el pedal del mecanismo de movimiento de la torreta. Esta se mueve hacia la derecha. Con mi mano izquierda sitúo el nivel en mi mira telescópica... el objetivo aparece en mi mira. Preparado... ¡fuego! El objetivo aparece cubierto de humo. “Conductor ¡avance!” un pequeño sobresalto y aparece otra escena. Los primeros soldados del Ejército Rojo aparecen frente al tanque. Masas de soldados vestidos de marrón se levanta. De pie y de rodillas disparan contra nuestro carri. La ametralladora abre fuego... levantan las manos y caen. Tan solo unos cuantos consiguen ocultares en una pequeña depresión del terreno. Son superados por nuestra infantería.

<< ¡Fuego! ¡Fuego! Un campo de trigo aparece a la derecha de la compañía... Avanzamos con precaución. Mi frente se encuentra apoyada firmemente contra el visor de la mira telescópica. Me duelen los ojos de la tensión de buscar objetivos. Enfrente aparece un cañón antitanque. Disparamos. El cañón queda fuera de combate. Recibimos mas impactos en nuestro Tiger... desde todos los ángulos. Al menos cuatro cañones antitanque nos están disparando. El conductor grita algo como “Nos han alcanzado”. Nuestro radiotelegrafista está herido... mientras tanto disparamos salva tras salva. El comandante le da órdenes al conductor. Llegamos a un cañón antitanque, Rechina bajo nuestras cadenas. El cañón es despedazado por el peso de nuestro Tiger.

<< De nuevo un impacto frontal. Se apagan las luces. El sistema eléctrico de nuestro cañón falla. ¡Pero nuestro tanque continúa!. Otro impacto de un proyectil antitanque a pocos metros de nosotros. La dotación del cañón huye excepto un hombre. Se arrodilla detrás de la protección y dispara. Un terrible sonido resuena en el compartimento. El conductor se dirige al lugar y otro cañón es aplastado bajo nuestras cadenas. Otro fuerte impacto esta vez desde detrás. El motor hace un ruido extraño pero sigue funcionando.

<< “Alto el fuego”, señala nuestro teniente. Pero, “¿y el cañón antitanque?” replico. “¡Alguien lo ha destruido!”. Seguimos adelante. Nuestros Tiger avanzan sobre trincheras y cráteres de explosiones. Tras una colina vemos una granja colectiva. Frente a ella se sitúan los tanques enemigos. Uno de ellos arde tras nuestro segundo disparo. El siguiente T-34 es destruido. Por fin termina el enfrentamiento...>>


Un saludo.

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Re: Relatos de tanquistas y sus vehículos en acción

Mensaje por edumardo » Mar Sep 20, 2011 7:21 pm

El extracto anterior lo podemos encontrar también en este hilo del foro: viewtopic.php?f=62&t=5550

En él podemos encontrar una explicación mas precisa sobre este hecho realizada por el compañero José Luis:
José Luis escribió:¡Hola a todos!

Varias cosas sobre el relato que ha recogido Nexus del libro de Lozano (y que éste no describe enteramente con exactitud).

El relato está contado (1) por el Unteroffizier Gerd Niemann, que era el cañonero del Tiger 311. El resto de la tripulación del 311 lo componían el comandante del tanque, Leutnant Weinert, el conductor, Unteroffizier Kuhnert, el operador de radio, Obergefreiter Lehner, y el cargador, Gefreiter Stühle.

La acción transcurre durante el primer día de la operación "Ciudadela", 5 de julio de 1943. A las 0200 horas a.m. de ese día, los Tigers están listos para arrancar y sus tripulaciones reunidas para recibir las órdenes. Con una linterna el Oberleutnant Scherf lee la orden del día para el ataque sobre las posiciones rusas al este del Donez (Donets) entre Bjelgorod (Belgorod) y Orel. Treinta minutos más tarde, al tiempo que comienzan las descargas de la artillería y los lanzadores de cohetes, los Tigers comienzan a rodar, no sobre un estrecho bosque como relata Lozano (según Nexus), sino sobre un estrecho desfiladero que había en los bosques de la planicie del Donets. Estaba planificado cruzar el río por un vado que había no muy lejos del pueblo de Ssolomino.

Esta operación ya había sido practicada varias veces sobre las "tablas de arena" (una modalidad de juego de guerra) en Kharkov. El orden de marcha en ese juego de guerra era así: la Segunda Sección en cabeza, luego el tanque de mando, seguida por la Primera Sección y luego la Tercera Sección. Ahora, en este día del 5 de julio, los Tigers se aproximaron al río de igual forma. El Tiger 321 del Leutnant von Rosen se acercó directamente al vado, mientras que el resto de los Tigers se encontraban algo más alejados, lateralmente, y en posiciones cubiertas. Cuando el carro de von Rosen parecía que ya iba a terminar el cruce y el siguiente Tiger a comenzarlo, el 321 se quedó clavado, y a pesar de virar en varias direcciones no logró encontrar suelo firme sobre sus orugas. Tenía que regresar. La operación de vadeo se fue al garete.

Un poco más corriente arriba del río había un puente provisional que estaban utilizando los elementos del Panzer-Regiment 25, pero no admitía cargas superiores a las 30 toneladas, por lo que no había más remedio que construir un paso para los Tigers. Así que, en palabras de Niemann, en vez del grito de ¡Tanques al frente!, ahora el grito era ¡Ingenieros a trabajar! En esos momentos comenzó la descarga de la artillería rusa sobre el cruce, pero los ingenieros alemanes continuaron su trabajo bajo el fuego enemigo. Los Tigers se dispersaron sobre la planicie del Donets al tiempo que regresaban del combate los infantes alemanes heridos, quienes no comprendían por qué los Tigers no seguían adelante. Gritaban: ¡avanzad, avanzad! ¡Vuestros camaradas os están esperando!

No es cierto que cuando el 311 recibió el impacto trasero, su motor siguiera funcionando. El motor dejó de funcionar y el Tiger 311 fue incapaz de moverse: "A hit in the rear stopped the engine. We stood there, unable to move. The starter was no longer functional. I tried to traverse the turret by hand. At that instant Leutnant Weinert shouted: 'Stop!' 'What about the antitank gun?' I asked, 'Oberfeldswebel Rondorf got it'. So, we were not alone. Operation 'Grainfield' came to an end. Time for a cigarette and, finally, fresh air". (2)

Pero la cosa no acabó ahí. Se informó de la aparición de tanques rusos. Los del 311 encendieron el motor con la manivela, y cuando se retiraban del maizal, el Tiger rodó sobre una mina, afortunadamente sin grandes daños. Luego llegó a un pueblo que estaba en llamas (quizás Rasumnoje), identificando fácilmente a los tanques soviéticos. A una distancia de 1.200 (¿metros?), Niemann necesita dos disparos para dejar fuera de combate al primer tanque ruso, un T-34. El siguiente T-34 es destruido con tres disparos, pues avanzaba a gran velocidad. Y ahí acabó el día para el 311.

Dos días después, el 311 se encontraba en talleres. Imposible de reparar, sus partes se aprovecharon para otros Tigers.

(1) Lo cuenta en Fred Steinhardt et al, The Combat History of schwere Panzer-Abteilung 503 (J.J. Fedorowicz Publishing, Inc., 2000) pp. 109-110

(2) Ibid., p. 110

Saludos cordiales
José Luis
Un saludo.

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Re: Relatos de tripulaciones y sus vehículos en acción

Mensaje por edumardo » Jue Sep 22, 2011 11:20 am

Extracto sacado de Tigers in the mud, Otto Carius, Stackpole Books (páginas 256-259). Traducción realizada por mi, disculpad los posibles errores :roll: .

Ubicación clasificada, 24 de Marzo, 1944.
Carius, Lieutenant.
2nd Compañía / 502º Batallón de panzer pesados.


Informe tras el combate durante el periodo del 17 al 21 de marzo, 1944.

17 de marzo, 1944.
A las 0900 del 17 de marzo, 1944, se inició la barrera de artillería en preparación para el ataque ruso a gran escala en todo el sector de la 61 disivión de infantería. No se pudo determinar inicialmente el centro de gravedad [del ataque]. Mis dos Tigers estaban a 1.000 metros al oeste de Chundinurk, la reserva del 162 regimiento de granaderos. A las 0930, durante la barrera de artillería, diez hombres pasaron a mi lado hacia el oeste desde Chundinurk. Les seguía a continuación un cañón Flak de 3,7 cm, un primer motor de doce toneladas, y luego veinte o treinta hombres desarmados. Pregunté a uno de los hombres si habían venido de las ruinas. Cuando escuché que tanto las ruinas como la granja habían sido evacuadas y destruidas, entré en acción. No recibí ninguna orden desde arriba ya que todas las lineas habían sido destruidas o cortadas por la por la barrera de artillería. De inmediato avancé rápidamente hacia la granja y el segundo vehículo barrió algo a la izquieda. Vi inmediatamente que el enemigo era ya de la fuerza de un batallon en la llanura norte del terraplen ferroviario en Lembitu y que un tanque se estaba moviendo al sureste de Kinderheim. Al norte del terraplen del ferrocarril, otros cinco T34 se movian rapidamente al norte hacia la Rollbahn. No había armas defensivas a mano, ya que los cañones de asalto también se habían transladado al norte. Sólo la ametralladora en el flanco derecho de la división Feldherrnhalle se había mantenido en su lugar, y al final de la tarde, redobló el fuego. El T34 al sur de Kinderheim di la vuelta inmediatamente cuando nos vio acercarnos. Me pasó en dirección Lembitu y fue puesto fuera de combate a quemarropa. Los cinto T34 que se estaban moviendose hacia la Rollbahn también fueron eliminados en pocos minutos. Se destruyeron cinco cañones antitanque en el terraplen del ferrocarril. La mayor parte de la infantería rusa en la llanura fue aniquilada en un contraataque, y se recobró la vieja linea del frente en las ruinas. Luego la granja y las ruinas estuvieron libres de enemigos haciendo frente a todos los ataques hasta que llegó la oscuridad. A las 1030 ya había informado al Oberleutnant von Schiller de que allí no había mas infantería. Este informe fue considerado incorrecto por parte del regimiento, hasta que me dirigí personalmente hasta el puesto de mando en Kinderheim a las 1700 y se me hizo responsable de un pequeño grupo recien formado y se me ordenó volver a los viejos puntos fuertes. Tras media hora preparando las armas pesadas, los rusos, con apoyo blindado, renovaron el ataque con una fuerza de un batalón en el sector de Lembitu a las 1340. La linea principal de batalla se mantenía con mis tanques (a las 1100 se había unido un tercer vehículo), y el ataque fue rechazado con grandes bajas por parte del enemigo. Se destruyeron cinco T34 y un KV1. Nuestra artillería no me apoyó, ya que los observadores avanzados ya no estaban allí. A las 1515, el enemigo se reunió con la fuerza de un regimiento al sur del terraplen en Lembitu. Dado que andaba escaso de munición y había que contar con mas ataques, Solicité (a través del Oberleutnant von Schiller) un barrera de artillería a nivel de ejercito contra objetivos preestablecidos en torno a Lembitu. El fuego se produjo tras unos veinte minutos y resultó tan efectivo que la zona de reunión quedó completamente destruida. Los rusos no volvieron a atacar hasta las 1615. Esta vez con la fuerza de un batallón. Querían tomar los puntos fuertes a toda costa. A las 1700 el ataque fue rechazado con grandes bajas por parte del enemigo. Los rusos no habían conseguido nada. Tres T34 mas fueron eliminados en torno a Lembitu. Tras este infructuoso ataque de los rusos, dejé dos Tigers en las ruinas y conduje personalmente hasta el puesto de mando del regimiento. A las 1600, se había reclamado desde el cuartel general (transmitido por el Oberleutnant von Schiller) que las ruinas habían sido ocupadas por nosotros. No fue hasta que le dije al Major Hasse lo que había oido sobre el desastre de por mañana. A continuación reunió un pequeño grupo. Como esto duró mucho tiempo, tuve que retirarme a unos 200 metros detrás de las ruinas cuando llegó la oscuridad. Hice esto para estar a salvo de los equipos de caza / asesinos y para tener campo de tiro. Un Tiger permaneció en la granja. La granja se se mantuvo libre de enemigos hasta la llegada de diez hombres a las 2100. Simplemente ellos las volvieron a ocupar. Un grupo adicional de veinticinco hombres formó una linea en las inmediaciones de la carretera Pirtsu-Auwere. Los rusos no intentaron ningún ataque más durante la noche; ocuparon ambas ruinas, sin embargo, sin resistencia. A las 2130, conduje hasta mi base para restablecimiento. A las 2400, dos Tigers adicionales fueron enviados a Kinderheim como reserva. Sin embargo, no tuve necesidad de emplearlos.
Destruido: 14 T43, 1 KV1, 5 cañones antitanque de 76,2 mm.

18 de marzo, 1944.
Desde Pirtsu, a las 0500, inicié un contraataque contra las ruinas junto con dieciséis soldados de infantería. Tras un corto fuego destructivo por los tres vehículos en las ruinas occidentales, rodé hasta allí; ocho hombres ocupaban las ruinas. El ataque a las ruinas orientales fue mas dificil, pues había sido ocupado por cuarenta hombres y estaba cerca del terraplen del ferrocarril. Los rusos opusieron una tenaz y amarga resistencia. Durante la noche, habían emplazado en las ruinas cinco cañones antitanque de 76,2 mm. Fueron destruidos inmediatamente; ademas, fueron destruidos un cañón antiaereo de 47 mm y dos obuses de cañón corto de infanteria de 76,2 mm. Dos T34, los cuales contraatacaron desde las ruinas de Lembitu, fueron destruidos. A las 0545 empezó fuego de mortero pesado y artillería de gran calibre. Cuatro soldados de infantería causaron baja, y las ruinas no pudieron ser ocupadas, dejando el lugar desierto por el resto. Tuve que interrumpir el ataque para evitar pérdidas mayores, incluyendo las de los tanques. Las ruinas orientales también fueron abandonadas por los rusos en los días siguientes. Los rusos dejaron unos 30-40 muertos en las ruinas.
1445: preparación de una barrera de armas pesadas en las ruinas, la granja, y su llanura norte. 1500: contraataque de los rusos por parte de una compañía (con apoyo de blindados) contra las ruinas y la granja. El ataque fue rechazado, y dos T43 y un T60 fueron puestos fuera de combate.
Destruido: 4 T34, 1 T60, 5 cañones antitanque de 76,2 mm, 2 obuses de cañón corto de infanteria de 76,2 mm, y un cañón antiaereo de 47 mm.

19 de marzo, 1944.
1200: tras una preparación de artillería y mortero, ataque contra la carretera norte-sur en el punto 38.9. Seis T34, un KV1, un T60, un cañón antitanque de 76,2 mm destruido.
1600: contraataque al sur desde el punto 33.9.
1700: un T34 destruido.
1800: un T34 destruido.
1900: recuperada la antigua linea del frente.
Destruido: 8 T34, 1 KV1, 1 T60, 1 cañón antitanque de 76,2 mm.

20 de marzo, 1944.
0515: Ataque de una compañía rusa en torno a Lembitu.
0620: Rechazado. Un T34 destruido.
1145: Ataque de una compañía en Lembitu.
1230: Rechazado. Un T34 y un cañón antitanque de 47 mm fuera de combate.
Destruido: 2 T34, 1 cañón antitanque de 47 mm.

21 de marzo, 1944.
0300: Ruinas intermedias tomadas por los rusos.
0445: Contraataque con diez soldados de infantería contra las ruinas intermedias.
0620: Ruinas firmemente en nuestras manos. Dos cañones antitanque de 76,2 mm destruidos.
0830: Ruinas evacuadas de nuevo. Cuatro hombres muertos, huyeron seis hombres.
1205: Radio traida a la granja por un Tiger (el de aquí averiado). Imposible a pie. Dos T34 destruidos en el punto 33.9
1630: Contraataque contra las ruinas intermedias.
1700: Situación reestablecida. Un vehículo atascado. Dañado por un impacto directo de mortero durante la recuperación y un hombre herido. Por lo demás, la recuperación fue bien.
Destruido: 2 T34, 2 cañones antitanque de 76,2 mm.

22 de marzo 1944.
1000: Ataque en el punto 33.9. Dos T43 fuera de combate. El ataque fue rechazado.
Destruido: 2 T34.

Carius, Lieutenant.
2nd Compañía / 502º Batallón de panzer pesados.


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Re: Relatos de tripulaciones y sus vehículos en acción

Mensaje por edumardo » Vie Sep 23, 2011 11:25 am

A continuación otro relato sacado de este hilo del foro. Por lo que me permito citar al camarada leytekursk.
leytekursk escribió:Titulo : Nosotros estuvimos en el frente
Autor: J. W. Oechelhaeuser
Editorial : Herrero S.A. Mexico D.F. 1966

Interesante libro de memorias de guerra del autor quien fue comandante de carros en el frente Oriental formando parte de la 23 división Panzer.

[...]

Reproduciré a continuación parte del capítulo 12 páginas 92 y 93 en que se refleja muy bien la condición de estos soldados en el frente:

Cito:
“…Los tanques restantes del regimiento formaban una posición de defensa en redondo en alguna parte del campo abierto. Desde hacía más de tres días las tripulaciones no llegaron a saborear comida caliente. Allí estaban los vehículos parados e inmóviles. Ya no quedaba gasolina, y a pesar del líquido protector contra el frío, el agua de los radiadores formaba masas de hielo compacto. ¡Hay de aquel que tocara, sin los guantes puestos, el acero de las paredes de los carros! Sus manos quedarían pegadas al acero y si pretendiera desprenderlas, perdería la piel del todo.

En el interior del tanque, un soplete de soldadura permanecía emitiendo ruidos feos y agresivos. Su finalidad era servir de algo así como calefacción. Mas eso era pedir mucho a esa lámpara de soplete; no tenía tanta fuerza como para calentar el interior. Humeaba y apestaba y su combustible apenas alcanzaría para algunas horas más. Luego, seguramente se apagaría y con ella la pequeña ilusión de calor.

Esperábamos que nos llegaran gasolina, alimentos y refuerzos. Pero nuestras esperanzas no se realizaron y aquellas municiones que nos podrían haber facilitado un rompimiento del cerco, fueron empleadas para rechazar los diarios ataques del enemigo. Éramos aún cuatro hombres y cada media hora nos relevábamos en el puesto de guardia en la torreta. Esto significaba que en doce ocasiones al día cada uno de nosotros tenía que exponer su cara negra por la grasa de motor que nos untábamos, a la mordaz furia de la tempestad de nieve; doce veces al día durante treinta minutos temíamos cada quien un nuevo ataque de los rusos y doce veces al día durante treinta minutos se avivaba en cada uno de nosotros, la fútil esperanza de ver por fin la llegada de nuestros refuerzos.

Como a las 14:30, el viejo con su cabo apuntador, nos vino a pasar revista. Pude observar cómo lucharon ambos, con mucho trabajo para atravesar la nieve increíblemente profunda para acercársenos. Subieron al tanque por la parte de atrás y así pudimos entendernos mejor. Reporté la baja del radiotelegrafista durante la noche anterior. A escasos doce pasos del tanque, los lobos lo atacaron y lo devoraron. El había ido a la ambulancia para que le vendaran el brazo derecho, y al regreso, la tempestad de nieve lo sorprendió de modo que, en medio de este alud azotador y blanco de nieve, no fue capaz de encontrar el camino de vuelta hacia nosotros, un camino de unos pocos pasos. Ciego por la nieve, fue torpemente dando vueltas y los lobos se le echaron encima con tal furia que no le dieron tiempo de soltar un solo disparo. Al revisar su pistola lo comprobamos. El cráneo se hallaba cubierto de sangre congelada. Además pudimos localizar una de sus botas y residuos de su abrigo de piel. Los lobos lo habían desmembrado. Luego fueron separando para roer, bajo la protección de la noche helada, los huesos, y por fin, éstos quedaron esparcidos por doquier junto con los restos de su uniforme.

Con los binoculares pudimos reconstruir parte de este espantoso suceso, por lo menos por aquellas huellas que la nieve aún no había cubierto de nuevo. Se lo expliqué al Coronel y le mostré los alrededores. El guardia, sin duda, cerró la escotilla de la torre, debido a la violencia de la tempestad y si hubo gritos de auxilio, no se enteró de nada.”

Fin de la cita.

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Re: Relatos de tripulaciones y sus vehículos en acción

Mensaje por edumardo » Sab Sep 24, 2011 1:10 pm

Sigo con algunas citas del libro "Nosotros estuvimos en el frente, de J. W. Oechelhaeuser", citadas en el post mencionado anteriormente.
leytekursk escribió: [...]
A continuación, algunos párrafos relativos a los problemas que causaban a las tropas alemanas los partisanos rusos:

cito:

"...Dos días antes de Navidad llegó el grupo de reparaciones, trayendo consigo un repuesto del mecanismo descompuesto. Al día siguiente nos trasladamos al frente. Nuestras unidades de abastecimientos se encontraban en Akseiskaia, y desde allí faltaban solamente unos 100 kilómetros para llegar a Stalingrado.

El 24 de diciembre trajo un frío tal que parecía emitir sonidos estrujantes. Un sol claro y suavemente amarillo iluminaba un cruel cielo frío y no parecía sentir verguenza de ser tan impotente al no emitir calor alguno. En medio de semejante infierno helado la emprendimos sólos hacia adelante y cubrimos el último trecho hasta llegar a los emplazamientos de lucha. El grupo blindado de combate de la división se había visto obligado a tomar durante la noche y a plena intemperie una posición de defensa en erizo. Las tripulaciones tenían un aspecto que daba lástima. Por falta del correspondiente ungüento protector de la piel contra el frío , estos pobres diablos se habían embarrado la cara con aceite de armas o de motores. Resultaba casi imposible relevarlos, ya que los transportes de relevo eran atacados frecuentemente durante la noche y a lo largo de los interminables y nada protegidos caminos de retaguardia por poderosos grupos de bien armados guerrilleros. Estas luchas de guerrilleros carecían de leyes y eran aún mucho más crueles que la crueldad acostumbrada de una guerra.

La única meta era la total aniquilación y la masacre despiadada, usando cualquier método o cualquier forma, y ese era siempre el resultado. Aquel infeliz compatriota que no muriera en combate, sería atado, empapado con agua y abandonado en alguna parte de la campiña. Casi siempre los congelados cuerpos eran utilizados para formar una cruz gamada. Ocho cuerpos hacían falta para eso. En una ocasión encontramos doce de estas cruces gamadas formadas con los cuerpos de los heridos y personal de un hospital militar de nuestra retaguardia."
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Relatos de tripulaciones y sus vehículos en acción

Mensaje por gerkamp » Dom Sep 25, 2011 2:33 am

Buena idea edumardo, me uno al hilo :sgm120:

El relato que voy a exponer a continuación pertenece a una dotación alemana de la 1ra División Acorazada, encuadrada dentro del Grupo de Ejercitos Norte de Von Leeb. Trata sobre el primer enfrentamiento contra un carro pesado sovietico KV-1, el 25 de junio de 1941.

''Nuestras compañías abrieron fuego a unos 700 metros, pero resultó ineficaz. Nos aproximamos cada vez más al enemigo, pero este, por su parte, continuó avanzando hacia nosotros sin preocuparse. Muy pronto nos encontramos a una distancia de 50 a 100 metros. Entonces tuvo lugar un formidable intercambio de disparos, sin exito visible por parte nuestra. Los carros rusos siguieron avanzando, y nuestras granadas perforantes rebotaban en ellos. De continuar asi, ibamos a enfrentarnos con la alarmante situación de ver a los carros rusos penetrar entre los del 1er Regimiento Panzer y lanzarse contra nuestra propia infantería y zonas de retaguardia. El mencionado regimiento estuvo a punto de huir pero consiguió, por fin, replegarse ordenadamente y hacer frente a los KV-1. En el curso de esta operación conseguimos inmovilizar a algunos de ellos con granadas de diversos tipos, eso si, disparandolas a la corta distancia de 30 a 60 metros.''

Fuente: Libro ''T-34 el carro blindado ruso'', de Douglas Orgill, editorial San Martin, serie Armas, pagina 42
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Relatos de tripulaciones y sus vehículos en acción

Mensaje por edumardo » Dom Sep 25, 2011 3:31 am

gerkamp escribió:Buena idea edumardo, me uno al hilo :sgm120:

El relato que voy a exponer a continuación pertenece a una dotación alemana de la 1ra División Acorazada, encuadrada dentro del Grupo de Ejercitos Norte de Von Leeb. Trata sobre el primer enfrentamiento contra un carro pesado sovietico KV-1, el 25 de junio de 1941.
Gracias gerkamp!. Menuda sorpresa se llevaron los alemanes con los T-34 y KV-1 :shock: .

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Re: Relatos de tripulaciones y sus vehículos en acción

Mensaje por edumardo » Dom Sep 25, 2011 4:16 pm

Sigo con algunas citas del libro "Nosotros estuvimos en el frente, de J. W. Oechelhaeuser", citadas en el post mencionado anteriormente.
leytekursk escribió:Veo que esto interesa a los amigos del foro...
Transcribo a continuación el capítulo 7 de este libro...uno de los más interesantes a mi juicio.

Cito
"A la compañía llegó un nuevo teniente. Maestro de profesión y propiamente dicho demasiado grande para las dimensiones interiores de un carro blindado.

Su primera misión fue la de descubrir y rescatar un automóvil que, con tres oficiales de Estado Mayor, había salido de exploración y fue sorprendido por los rusos. Ahora se encontraba en algún lugar de la zona según el radiocomunicado. Dos tanques debían salir a la búsqueda. El Largo teniente, a quien todavía no se había asignado carro, obtuvo la conducción del nuestro, el 921.

Puse al aire libre al enfermero Rubener y me senté en el pequeño asiento entre el depósito de municiones y el cañón. Apenas habíamos comenzado a avanzar y alejado como un cuarto de hora de la compañía, cuando por la mirilla observé infantería rusa a pocos metros de nosotros en el monte bajo.

Di un fuerte golpe contra las rodillas al teniente, quien al parecer no se había dado cuenta aún de las figuras al acecho y tenía medio cuerpo afuera de la torrecilla. Las piernas se le doblaron y cayó resbalando hacia su asiento.

¿Qué le pasa idiota?...me dijo vociferando ruidosamente. Pero en ese mismo momento comenzó a caer petróleo ardiendo al interior de la torrecilla y el teniente se puso a gritar de dolor.

Los rusos habían echado una botella incendiaria en la torrecilla abierta y el material encendido corría por la nuca y espalda de nuestro teniente, penetrando al interior del carro.

Estuve a punto de saltar del carro, pero me acordé de que los rusos nos estaban esperando afuera. En este momento de perplejidad vi el extinguidor de mano que se hallaba próximo y, de acuerdo con las instrucciones, en su agarradero. En realidad los extinguidores siempre estaban vacíos en cualquier carro blindado, pero el buen Dios quiso que éste estuviera lleno y que además funcionara.

Con la misma rapidez con que el combustible había prendido, pude apagarlo de nuevo cuando la espuma del extinguidor absorbió el oxígeno.

Ruhn se asió a las piernas del teniente, quien, atolondrado de miedo y dolor, quería saltar por la torrecilla. Finalmente, se desmayó y se deslizó lentamente al interior del carro. Allí pude rociarlo con lo que quedaba de la espuma del extinguidor, hasta que las llamas se apagaron totalmente. A duras penas me corrí hacia el asiento del comandante, desde donde oí que estábamos en medio de un violento tiroteo. En la parte trasera del carro estallaron dos granadas y las ráfagas de ametralladoras caían como granizo contra las paredes. El carro avanzaba a moderada velocidad. Por la parte de afuera, algo había ante la mirilla.

La abertura de la torrecilla, que yo hubiera querido cerrar, estaba abierta de par en par. Observando hacia arriba, vi una bóveda celeste de verano sin una nube. Ruhn me pasó algo. Mirando más detenidamente, noté que eran los auriculares que habían quitado de la cabeza del teniente. Todavía funcionaban, y gracias a ellos pude oir la voz excitada del sargento Ritsch, comandante del carro que venía detrás del nuestro:

¡Alto!...gritaba ¡Alto el 921!...¿Adónde demonios van?...¿No lo ven idiotas?...Todo está lleno de rusos. Hay que volver atrás con cautela. Por delante, en la capota se treparon dos rusos y otro está sentado en la torrecilla. Cierren bien la escotilla rápido, de lo contrario les lanzarán granadas dentro del carro...Trataré de bajar a tiros a esos tipos...¡Hagan marcha atrás inmediatamente!

No sólo ante mi mirilla, sino también ante la del chofer Longo debió haberse sentado un ruso. Evidentemente estábamos dando vueltas sin sentido por el campo. Yo no tenía un micrófono para comunicarme con los demás. Pasando por encima del agonizante teniente, bajé hacia el asiento del chofer.

Entretanto Ruhn disparaba una ráfaga tras otra. Cuando logré llegar hasta Longo le di un golpecito en el hombro izquierdo y él diestramente viró hacia la izquierda. El tanque comenzó a describir una gran circunferencia. Con aquel ruido infernal de nada servían las palabras. De repente, el conductor tuvo la visual libre. Los rusos debían haberse corrido a la parte posterior y buscado protección detrás de la torrecilla, porque ahora Ritsch podía barrer nuestra parte delantera.

De nuevo se oía una voz en el auricular:

"Así está bien. ¡Sigan así un poco más!..ya eliminé a los "ivanes" del frente. En la parte trasera hay dos más. Esos tendrán que eliminarlos ustedes mismos.

Pensé en una granada de mano. Pero sus esquirlas podrían pasar por la toma de aire a la cámara de motores. Entonces quité rápidamente de la mirilla los bloques de cristal contra disparos y con la pistola disparé contra la masa oscura.

Dos, tres, cuatro disparos. Todo el cargador. La masa oscura del exterior se puso en movimiento y yo ya tenía esperanzas...pero entonces todo se oscureció sobre mí. La apertura de la torrecilla, por donde antes se veía un cielo azul, ahora apareció un brazo oscilante, con una mano sucia, un hombro color pardo y un pedazo de cabeza. Mi pistola estaba vacía. Me deslicé hacia abajo y grité lo más fuerte que pude: “¡Ruhn!”

Pero no me oyó, sino que siguió disparando con la vista puesta en la óptica del arma. Desesperado, dejé caer la pistola vacía y agarré la pistola lanzaseñales. Apunté en dirección a lo alto y apreté. El chorro salió hacia arriba.

“Seguramente no di en el blanco -pensé- ahora él toma su botella incendiaria, la deja caer; ahora quita el seguro de su granada…ahora…”

Me refugié sudando y con todo el cuerpo temblando en el extremo posterior del asiento.

La abertura de la torrecilla seguía oscurecida. Mas nada sucedió. Con el trajín había perdido el auricular. Desde el exterior, las ráfagas de ametralladora golpeaban insistentemente las paredes del carro.

Alguien me tira de la pierna. Me vuelvo y veo el rostro pálido del radiotelegrafista. Me tiende la pistola recargada. ¡Gracias a Dios! Vuelvo a meter el brazo en la torrecilla y disparo verticalmente hacia arriba. Dos, tres, cuatro disparos…nada. Sigue la oscuridad. De repente el carro se detiene. ¡Sólo eso nos faltaba!

Me arrastro de nuevo con dificultad hacia la torre y, haciendo un esfuerzo, miro para arriba; me caen en la cara gotas calientes de sangre. Tomo de nuevo impulso y con toda mi fuerza empujo desde abajo el brazo colgante y el hombro que derrama sangre. No es tan difícil apartarlo. ¡Por fin vuelvo a ver el cielo consolador!

Afuera la balacera ya no es tan recia. Con un gesto rápido saco la cabeza por el borde de la torrecilla y miro directamente a la boca de las dos ametralladoras del carro blindado de Ritsch, quien a menos de tres metros de nosotros sigue apuntándonos con su torre. En la capota yace un ruso muerto y en el techo de la torre, el segundo, el que yo aparté a un lado. Cerca del “Ivan” hay todavía dos botellas incendiarias sin usar.

De los demás rusos ya no se ve ninguno. Ritsch, quien con su carro maniobró hacia atrás por precaución, hace salir su auricular por la torrecilla indicando que quiere comunicarse conmigo. Yo me arrastro al asiento del comandante y pongo el pie en el pecho del desdichado.

Ruhn sigue con la mirada puesta en el periscopio y hace girar lentamente la torrecilla de un lado para otro. Sigue disparando la ametralladora contra el monte bajo. Grito con todas mis fuerzas por el auricular, pero el ruido no permite que me oiga. Por último, tiro con fuerza la pistola vacía al lomo del radiotelegrafista, éste se vuelve y con un gesto de disculpa me envía hacia arriba el auricular. Por fin puedo hablar con Ritsch.

Ritsch me manifiesta que su carro está todavía en condiciones de lucha. Yo le contesto que no ocurre así con el nuestro y que tenemos que regresar a la compañía. Además el teniente necesita ser tratado inmediatamente por personal médico.

-Bueno- Dijo Ritsch, asintiendo-, entonces volveremos atrás e iremos a casa.

Yo quería poner vendas al teniente y le dije a Longo que siguiera al otro carro. En el nuestro reinaba un asqueroso hedor a pólvora, extinguidor y carne quemada. Cuando después de un cuarto de hora de viaje llegamos de nuevo al reducto de la compañía, yo salté antes de que el carro parara y corrí detrás de unas matas. Tenía imperiosa necesidad de evacuar el vientre y el estómago. Rubener me encontró y sin decir palabra se marchó para regresar luego con una olla llena de agua fría con la cual me lavó como si fuera un niño y vendó mi brazo izquierdo. Cuando hubo terminado, me dijo que tenía que presentarme inmediatamente ante el jefe.

El Coronel estaba sentado entre dos orugas de su carro. Pegada a él había una camilla con el teniente envuelto en gruesos vendajes blancos. Me presenté y saludé.

¿Por qué no siguieron buscando a los oficiales? Es una maldita indecencia eso de volverse atrás. Si un día quiere llegar a mandar, primero tiene usted que aprender a obedecer. Siempre encontrará dificultades. La guerra no es una lección de baile. ¿Es grave su herida?

No señor.

Entonces vuelvan a salir inmediatamente usted y Ritsch. Ya conocen el lugar y por fin, cumplan las órdenes recibidas…

Me cuadré saludando y me volví con lágrimas en los ojos…¡Dios mio, volver nuevamente a ese infierno!

Los dos carros estaban ya de nuevo a punto de marchar y Ritsch se hallaba en su torrecilla. Me encaramé al cañón y penetré al interior de mi carro.. Cuando el motor se puso en marcha, me enjugué la nariz y los ojos con la venda de mi brazo…seguramente debí sollozar bastante porque Ritsch me preguntó por radio si estaba bien.

Luego volvimos a estar en el mismo lugar de antes. Con las ametralladoras rociamos la maleza y con toda cautela nos aproximamos a un claro en el cual se hallaba el automóvil del Estado Mayor. Ya no se veía ningún ruso. Delante del automóvil, en la hierba, yacía una figura gris, el chofer, un suboficial. Nos acercamos y Ritsch salió del carro. En dos saltos llegó al lado del vehículo abatido, se aproximó al cadáver y lo volvió de espaldas para arrancarle su placa de identificación. Luego regresó a rastras, me miró interrogativamente y se encogió de hombros. Ni una huella de los oficiales. Con los gemelos exploramos el monte bajo circundante. Ni una sola señal.

Entonces, examiné el panorama y pensé dónde habría buscado yo protección si me hubiese sorprendido un ataque aquí. Hacia allí dirigí mi carro. Y, efectivamente, allí yacían, en una zanja llana, un coronel, un mayor, y un teniente muy joven. Dos de mis hombres colocaron los cadáveres cuidadosamente sobre la capota del carro. Luego emprendimos el regreso.

Me presenté al Jefe, a quien encontré aún en el mismo sitio de antes. Mientras mis hombres descargaban los cadáveres, el Jefe escuchaba mi informe en silencio. Cuando hube terminado, por fin oí su voz con tono indiferente:

“Si la primera vez, sin contemplaciones y con sangre fría hubiera seguido usted adelante y hubiese cumplido sus órdenes..tal vez estos cuatro cadáveres aún vivirían.”

No pude objetar nada. Sentí que tenía razón."

Fin de la cita.


Saludos...
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Re: Relatos de tripulaciones y sus vehículos en acción

Mensaje por gerkamp » Dom Sep 25, 2011 9:07 pm

Aca dejo un enlace donde hay varios relatos, rusos y alemanes.

http://www.taringa.net/posts/apuntes-y- ... dial_.html" onclick="window.open(this.href);return false;

Saludos
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Relatos de tripulaciones y sus vehículos en acción

Mensaje por gerkamp » Mar Nov 15, 2011 3:54 am

Buenas, tiro más relatos :wink: Esta vez sobre tanquistas alemanes enfrentandose a los formidables T-34 rusos.

Tripulante de Panzer III durante la Operación Barbarroja:

''Sorprendentemente, el carro de combate del teniente Steup hizo impactos contra un T-34, uno a 20 metros y otros cuatro a 50 metros, con proyectiles PzGr. 40 sin ningun efecto aparente... los T-34 se acercaron más y más a pesar de estar constantemente bajo el fuego. Los proyectiles no penetraban, sino que salían desviados a los lados''

Otro oficial alemán del Panzer abteilung 4:

''Una y otra vez nuestros carros de combate han sido abiertos por impactos frontales. Las cúpulas de jefe de carro de los Panzer III y Panzer IV han sido completamente voladas, prueba de que el blindaje es insuficiente y la sujecion de las cúpulas deficiente. Tambien prueba la gran precisión y poder de penetración del cañón de 76,2 mm del T-34 sovietico... El ritmo anterior y espiritu ofensivo (de la fuerza acorazada) se evaporaran y darán paso a un sentimiento de inferioridad, ya que las tripulaciones saben que pueden ser puestas fuera de combate por los carros enemigos cuando aún se encuentran a gran distancia''.

Fuente: Libro ''El innovador T-34/76'', de Steven Zaloga; Serie ''Carros de Combate'', Osprey Military, pags. 14 y 15
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Re: Relatos de tripulaciones y sus vehículos en acción

Mensaje por Audie Murphy » Sab Abr 16, 2016 11:48 am

Extensa relación en inglés de relatos de combates extraídos de libros. Unas 62 pags en total componen el hilo
http://worldwartwozone.com/forums/index ... zer-tales/

Unos curiosos casos de cobardía soviética con tripulaciones que abandonaban sus tanques en marcha y conductores que exponían adrede los laterales del carro, para evitar ser alcanzados. El Smersh no dudaba en liquidar a los infractores
Imagen
pag20 "T-34 in Action (Stackpole Military History Series)" por Oleg Sheremet
En la p60 del mismo libro se cuenta cómo el comandante de un T-34 ordena que uno de los tripulantes vuelva al tanque que ha dejado de arder para retornarlo a las líneas propias.Si no lo intentaban se arriesgaban a terminar en un batallon penal, porque los mandos solamente permiten abandonar un blindado si está ardiendo o es imposible utilizar su armamento

El libro " Two Sides of the Beach: The Invasion and Defense of Europe in 1944" contiene bastantes vivencias de carristas, sobre todo destaca por lo inusual escuchas los combates de los Churchill ingleses. También hay combates de tripulantes de los Sherman, Panther y Pz IV
"El mal existe cuando las personas buenas no hacen lo que es correcto"

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Re: Relatos de tripulaciones y sus vehículos en acción

Mensaje por gerkamp » Jue Abr 21, 2016 3:59 pm

Muy interesante eso de que los tripulantes abandonaban el tanque y lo dejaban rodar colina abajo. Imagino que el hecho de que el fin de la guerra estuviera tan cercano jugaría un papel muy grande en la mente de estos "cobardes". Nadie quiere morir cuando falta poco para que termine la masacre.

Saludos
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