Mensaje
por Bernard Montgomery » Vie Sep 10, 2010 2:22 am
Eriol:
De partida, expresarte que no existe ninguna animosidad personal por mi parte, hacia ti ni hacia ningún otro forista. Si así lo consideras, te pido disculpas por ello.
Dicho esto, debo insistir en que el concepto de “facilidad” no es absoluto y se debe fijar por comparación. La facilidad es la “disposición para hacer algo sin gran trabajo”. ¿Se puede considerar que hacer arder un Sherman se logra sin gran trabajo? No lo creo, pues para que arda hay que perforarlo, en determinados puntos además, y dándose el hecho de que los proyectiles ayuden a la ignición. Desde luego, esa perforación depende también del material con que se le está tirando al carro. Creo que concordarás conmigo que si todos los carros de combate arden cuando se les perfora en el pañol de municiones, no sirve decir que uno de ellos arde “facilmente” si se le acierta ahí, pues les ocurre a todos. En todo caso habría que decir que “los tanques arden fácilmente si se les perfora en el depósito de munición”. En ese caso, como llevo defendiendo un buen rato, es una exageración poner al Sherman una fama negativa por un hecho que comparte con la gran mayoría de los tanques de su época y posteriores.
Otro ejemplo: los barcos explotan casi siempre que se les acierta en la santabárbara. Es un hecho sobradamente conocido en la historia e ingeniería naval. ¿Esto nos autoriza a decir “los acorazados de la clase Iowa explotaban fácilmente si eran alcanzados”? Claro que no. Si es una característica generalizada, ponerle la etiqueta de “facilidad” es totalmente subjetivo y gratuito, no responde a una realidad. Porque cuando alguien lee que “el Sherman era una antorcha” o “el Sherman tendía a arder al primer impacto” se lleva una idea totalmente errónea sobre el comportamiento real del tanque.
Voy a hacer una cita textual que debería aclarar bastantes cosas, nuevamente tomada de bibliografía perfectamente accesible y conocida en español:
“No se trataba solamente del resultado del ataque y la penetración; cuando eran alcanzados, la mayoría de carros tendían a estallar en llamas inmediatamente, lo cual aterrorizaba a sus tripulaciones. La opinión popular lo atribuía a impactos en los tanques de gasolina, olvidando convenientemente que los carros de combate alemanes utilizaban el mismo cobustible, pero un equipo británico encontró dónde residía el auténtico problema. Un detenido examen de varios tanques puestos fuera de servicio, y disparos realizados sobre carros dañados en combate y completamente equipados con este propósito, revelaron que la verdadera culpable era la cordita de la munición, estibada en estantes desprotegidos, la cual se inflamaba inmediatamente al ser alcanzada por fragmentos de metal caliente”.
La pregunta del millón… ¿a qué tanque se refiere el párrafo anterior?
Pues no, no se refiere al Sherman: está hablando del Crusader.
(David Fletcher, El carro de crucero Crusader, Osprey, 1999, p.19)
¿Casualidad que se relate exactamente el mismo tipo de problemas? ¿Coincidencia que se considerasen los mismos culpables? ¿A nadie le sorprende que ese mismo párrafo, punto por punto, se pueda encontrar en monografías sobre el Sherman? No, no existe la casualidad, pues el problema del almacenamiento de proyectiles era común a todos los tanques medios de la época (Pz IV, T-34/85). Los carros medios ardían “rápidamente” cuando se les acertaba y perforaba en el área donde estibaban la munición. La diferencia está en que un Panzer V no es un Crusader si hablamos en términos de blindaje. Las tripulaciones de tanques pesados seguramente no referían el riesgo de incendio entre sus principales preocupaciones porque iban dentro de piezas mucho más blindadas y, por tanto, la perforación era una preocupación en otros términos muy diferentes. Igualmente el uso concreto de cada modelo de tanque supone diferentes riesgos.
El Crusader, a igual tendencia a arder que el Sherman, era además excesivamente complejo mecánicamente, caro de producir e inferior en armamento y blindaje. Sin embargo, en esta encuesta el Crusader suma sólo 8 votos a “Peor carro de la Segunda Guerra”, menos de la mitad de los 20 que suma el Sherman gracias al mito de su inflamabilidad. ¿Realmente soy el único al que le parece desproporcionado considerar al Sherman peor que el Churchill o el Crusader? Porque si es así, algo falla.
Por otro lado, nadie parece haber notado todavía que los estudios de inflamabilidad en carros aliados siempre se hacen sobre tanques puestos fuera de combate e inutilizados. Es decir, que hablamos de tanques que primero han sido puestos fuera de servicio y DESPUES han sido incendiados disparándoles a la zona crítica donde se almacenaba la munición. Esto desde luego desecha la “facilidad” de hacer arder un Sherman o un Crusader como método principal para eliminar el carro. Primero se pone fuera de servicio y luego se le dispara en zonas sensibles para que arda. Luego es lógico que cuando se estudian los tanques puestos fuera de combate en el campo de batalla se aprecie que la mayoría de ellos han ardido. Es lo que cabe esperar. Lo raro es encontrar un tanque puesto fuera de combate que haya quedado intacto.
BLM
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