La guerra Civil Española

Acontecimientos políticos, económicos y militares relevantes entre noviembre de 1918 y septiembre de 1939

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Guerra Civil Española 1936-1939

La encuesta terminó el Mié Ene 24, 2007 2:28 pm

Conflicto local
8
47%
Geopolitica Europea
9
53%
 
Votos totales: 17

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Re: La guerra Civil Española

Mensaje por José Luis » Mié Ago 11, 2021 9:31 am

¡Hola a todos!
Schwerpunkt escribió: pero sobre todo por el caos que exhibió la República desde el primer momento. Esa desorganización y los excesos cometidos en los primeros meses antagonizaron cualquier apoyo internacional que hubieran podido recibir, impidieron realizar una resistencia efectiva y a la postre condenaron a la República a la derrota.
No comparto esta perspectiva. Efectivamente, hubo un cierto caos en la respuesta gubernamental al golpe militar del 18 de julio, pero ese caos fue el resultado de la decisión de Casares de dar sólo una respuesta constitucional al golpe y no armar a las fuerzas obreras, las únicas que podían frustrar el golpe de los sublevados. Como señaló Hugh Thomas: “En casi todas las ciudades, el 18 de julio, los gobernadores civiles siguieron el ejemplo del gobierno de Madrid, y se negaron a cooperar con las organizaciones obreras que clamaban pidiendo armas. En muchos casos, esto permitió que tuvieran éxito las sublevaciones y firmó la sentencia de muerte de los propios gobernadores civiles y de los dirigentes obreros locales. Si los rebeldes se hubieran sublevado en todas las provincias de España el 18 de julio, es posible que el 22 de julio ya hubieran triunfado en todas partes. Pero si el gobierno hubiera repartido armas, y hubiera ordenado a los gobernadores civiles que hicieran lo mismo, utilizando de esta manera a la clase obrera para defender a la República desde el primer momento, es posible que el alzamiento hubiera sido aplastado”.*

En mi opinión y a tenor de los hechos conocidos, fue el propio gobierno con sus acciones e inacciones ante las noticias del golpe militar el que ocasionó el caos gubernamental en la respuesta al alzamiento. Basta recordar que en la noche del 18 al 19 de julio hubo tres gobiernos (Casares, Martínez Barrio y Giral).

En cuanto al rechazo a apoyar al gobierno de la República por parte de los distintos gobiernos internacionales (Gran Bretaña, Francia o Estados Unidos, por ejemplo), nada tuvieron que ver, a mi juicio, los excesos cometidos en uno y otro bando en las primeras semanas que siguieron al golpe militar del 18 de julio. Este rechazo político obedeció a otros intereses mucho menos honrosos por egoístas y espurios, como ya expliqué en alguna intervención anterior. A la Segunda República Española la condenó, en primer lugar, la injustificable inacción de su gobierno antes de que tuviese lugar el golpe militar del 18 de julio, y, en segundo lugar, la falta de visión y realismo del mismo gobierno en su respuesta al alzamiento el 18 y 19 de julio. Después, la acabó de condenar la diplomacia anglo-británica dejándola aislada frente a la intervención decidida del fascismo italo-alemán del lado de los sublevados.
Barbarossa escribió: en lugar de cruzar el estrecho de Gibraltar, sirviéndose de la Marina, y hacer frente al ejército de África en suelo marroquí, las fuerzas republicanas prefirieron esperar y contemplar la llegada a la península de las tropas franquistas.
"Casares Quiroga envió tres destructores de Cartagena a Melilla durante la mañana del 18 de julio. Durante el viaje, los oficiales oyeron el manifiesto de Franco radiado desde Las Palmas. Decidieron unirse a los nacionalistas. Al llegar a Melilla, recibieron órdenes de cañonear la ciudad. El capitán del destructor Sánchez Barcáiztegui explicó a sus hombres los fines del alzamiento, y luego les pidió su apoyo. Sus palabras fueron acogidas en medio de un silencio sepulcral, que fue interrumpido por un solo grito: '¡A Cartagena!'. Este grito fue coreado por toda la tripulación del barco. Los oficiales fueron reducidos, y el Sánchez Barcáiztegui levó anclas para apartarse de la ciudad rebelde y dirigirse a alta mar. Antes de alejarse de la costa norteafricana, bombardearon Melilla y Ceuta. En el Almirante Valdés ocurrieron escenas similares. En cada barco, la tripulación formó un comité para que actuara en lugar de los oficiales. La postura del Churruca, el tercer destructor, se mantuvo equívoca durante algún tiempo.

En casi todos los barcos más importantes de la marina española, los oficiales se negaron a obedecer las órdenes del ministro de Marina, Giral; él los destituyó por telégrafo, y dio autoridad a los jefes de máquinas, que recibieron instrucciones para distribuir las armas".**

*Hugh Thomas, La Guerra Civil Española. Volumen 1 (Barcelona: Grijalbo Momdadori, 1976), 244-45
**Ibid., 251.

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Re: La guerra Civil Española

Mensaje por José Luis » Jue Ago 12, 2021 9:43 am

¡Hola a todos!

En 2007 el autor de este hilo planteó y preguntó lo siguiente:
quetzacoal escribió: ...siempre he tenido la duda de si el alzamiento nacional del 18 julio de 1936 en España corresponde a una accion espontanea local de una serie de grupos reaccionarios o si realmente estuvieron planificados de antemano por los estados Fascistas Aleman e Italiano que podrian estar muy interesados en tener un gobierno satelite en España ( Recursos mineros, agricolas asi como situacion geografica crucial para desarrollar la guerra submarina o lo que es lo mismo abastecer sus submarinos y controlar los accesos al mediterraneo) asi que dicho alzamiento corresponderia a motivos de geopolitica y estaria enmarcado dentro de una planificacion general de una Europa en guerra.

Que opinion os merece, amigos foreros, nuestra guerra civil?
Conflicto local o geopolitica Europea?
En realidad, estaba preguntando dos cuestiones diferentes: la primera, si el "alzamiento nacional" del 18-7-36 fue el resultado de una "acción espontánea" local o si fue el resultado de la planificación del fascismo italo-alemán; la segunda, si la Guerra Civil fue un conflicto local o de geopolítica europea.

La primera cuestión plantea en su enunciado un error de raíz, pues el golpe de estado de 18 de julio de 1936 no fue una “acción espontánea”, sino un plan concebido y desarrollado con meses de antelación. Ahora, si ese plan fue puramente local (España) o exterior (Italia-Alemania), tiene respuesta parcialmente sencilla. Está totalmente descartada la participación de cualquier institución del estado alemán en la planificación del alzamiento. Lo de Italia ya plantea otras consideraciones, que dependen de la aproximación que se tome del asunto. Por lo que yo sé, creo que también se puede descartar la participación italiana en la planificación. Pero esto encierra asimismo otra cuestión espinosa: sin la previa certeza del apoyo italiano en el alzamiento que se estaba planificando bajo la dirección técnica del general Mola, es ciertamente improbable que dicha planificación siguiese adelante o llegase a buen fin. El apoyo italiano (armas, munición y financiación) a un alzamiento reaccionario contra la República española era algo que se venía gestando ya desde 1931 y que, en adelante, vería diferentes grados de envolvimiento. Para el alzamiento de julio del 36 ese apoyo estaba garantizado y concretado. Por tanto, si bien no se puede hablar de participación italiana (su gobierno) en la planificación del alzamiento, que corrió en su totalidad a cargo de la dirección de los sublevados, si se puede hablar con propiedad de su apoyo.

La segunda cuestión, si la guerra civil fue un conflicto local o europeo (que se ha debatido a lo largo del hilo), requiere del matiz a su enunciado. El fracaso general (que no parcial) del alzamiento militar, de una parte, y el fracaso general (que no parcial) del gobierno legal de la República para sofocarlo y aplastarlo, produjeron, en su conjunto, un conflicto armado que dio lugar a una guerra civil cuyo desarrollo sólo fue posible gracias a la intervención extranjera, la cual vio en su inicio (y en su desarrollo posterior hasta el final de la guerra) un saldo netamente favorable a los rebeldes.

Las causas por las cuales se planificó y ejecutó un alzamiento militar el 18 de julio de 1936 fueron de diversa naturaleza política e ideológica, pero todas ellas convergían en el rechazo de las clases tradicionalmente dominantes (monarquía, cuerpo de oficiales del ejército, riqueza terrateniente, Iglesia Católica, etc.) a perder los privilegios que venían disfrutando en España desde hacía siglos. Esos privilegios habían provocado en Europa, pero en sentido inverso, las revoluciones liberales y democráticas de mediados del siglo XIX. Entonces los revolucionarios (profesiones liberales y clases trabajadoras, principalmente) querían acabar o reducir los privilegios de las clases dominantes (monarquía, nobleza aristocrática y terrateniente, y cuerpo de oficiales militares) y participar en la vida política de sus países (esto fue una de las consecuencias de la inclusión de la conscripción en el ejército iniciada por Napoleón). En resumen, la revolución industrial y el reclutamiento militar forzoso habían dado lugar a una sociedad que a partir de mediados del siglo XIX era ya muy diferente a la que habían contemplado con anterioridad las monarquías absolutas en Europa, las cuales emprendieron con reluctancia el proceso hacia monarquías constitucionales, con diferente éxito según el caso. Salvo Francia (república) y Gran Bretaña (monarquía parlamentaria), el resto de los países de la Europa occidental antes de la IGM tenían monarquías constitucionales que, en el fondo, eran monarquías semiabsolutas, incluida la española surgida de la Restauración. Tras la IGM se derrumbó todo ese, en su conjunto, imperio monárquico (unido casi por entero por parentesco dinástico), dando lugar al establecimiento de repúblicas como formas de estado y gobierno. Salvo España, que, neutral en la guerra, mantuvo su monarquía constitucional y corrupta bajo un sistema político, el llamado turnismo, que era igualmente corrupto. Todas las nuevas repúblicas europeas surgidas del final de la IGM fueron derrocadas (o convertidas en regímenes autoritarios) por las diferentes formas del fascismo, interno o externo, antes del comienzo de la IIGM. En España, tras el fracaso y colapso de la dictadura del general Primo de Rivera (1923-1930), el triunfo de las candidaturas republicanas en las principales ciudades españolas en las elecciones municipales de 12 de abril de 1931 propició la proclamación y establecimiento de la Segunda República y el fin de la monarquía alfonsina (simbolizada en la huida de un rey perjuro). Pero desde el mismo día en que se proclamó la República (14 de abril), las fuerzas reaccionarias españolas, entonces divididas y desconcertadas, comenzaron a trabajar para intentar derribar al nuevo régimen político por diferentes medios (uno de ellos buscando el apoyo italiano). Lo cierto es que la Segunda República Española nació en un momento de franca decadencia de las democracias europeas y auge del fascismo, y este contexto político europeo contribuyó finalmente al éxito de los sublevados en la Guerra Civil de 1936-39.

Esta pequeña (y simple por breve) digresión viene motivada para reseñar una especie de singularidad del caso español respecto de los países de la Europa occidental. Los radicales cambios políticos, económicos sociales y culturales que produjo en esos países la IGM y las guerras civiles y paramilitares que siguieron en muchos de ellos hasta 1922-23, no tuvieron correspondencia en España, fundamentalmente porque las clases dominantes se opusieron con toda su fuerza y con toda la fuerza del aparato represor del Estado a todas las reivindicaciones políticas y laborales de los sindicatos y organizaciones obreras expresadas en huelgas y manifestaciones que fueron brutalmente reprimidas. La llegada de la IIR no podía resolver de un plumazo conflictos seculares, aunque el gobierno republicano de Azaña llevó a cabo una serie de reformas en diferentes ámbitos que fueron revolucionarias para la época, pero se vieron contestadas radicalmente por las fuerzas reaccionarias (que las desmontaron cuando llegaron al gobierno) y por diferentes fuerzas radicales de la izquierda política y obrera, que las vieron insuficientes o incompletas. Esta oposición a la “democratización” de España fue tan grande e implacable a como lo había sido la oposición de las fuerzas reaccionarias europeas a las revoluciones de mediados del siglo XIX. Con todo ello quiero significar que las causas que llevaron finalmente a la planificación del alzamiento militar del 18 de julio de 1936 y la guerra civil en que devino su fracaso no fueron causas singularmente españolas, sino comunes a toda la Europa occidental fruto de la oposición de las clases dominantes a los cambios políticos, económicos, laborales y sociales que engendró en su desarrollo la revolución industrial. Lo único diferente en el caso español fue el momento histórico que contempló esta oposición radical de las clases dominantes a los cambios, en muchos casos radicales, políticos, económicos, laborales y sociales que ya se habían producido mucho antes en casi todos los países de la Europa occidental. El contrapunto es que la época en que el llamado bienio reformista (1931-33) de la IIR quiso llevar a cabo estos cambios radicales, fue la misma época en que los avances en dichos ámbitos estaban en pleno retroceso ante la embestida de los fascismos en otros países europeos. Daría para una historia alternativa especular qué habría pasado si la IIR Esapñola se hubiese establecido tras el final de la IGM, siguiendo la estela de lo que ocurrió en otros países europeos; incluso si se hubiese establecido en 1923, en vez del alzamiento de Primo de Rivera. Entonces, el contexto político y diplomático europeo habría sido mucho más favorable al devenir republicano.

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Re: La guerra Civil Española

Mensaje por Garisded » Mar Ago 24, 2021 11:48 pm

Me gustaría abrir un nuevo tema de debate. Durante el franquismo, como es lógico, las virtudes militares de Franco se loaron y cantaron. El general más joven de Europa. audacia personal, brillantez operacional, que le adelantó a las doctrinas de la Segunda Guerra, etc. Esto es normal. ¿Qué otra cosa se puede decir de Franco durante el franquismo?

Al parecer, Francisco Franco no realizó ningún curso de Estado Mayor. Al parecer, solo escribió un librillo, acerca de tácticas de nivel, más o menos, de suboficial. Los textos del general Vicente Rojo no hablan muy bien del nivel operativo de Franco, especialmente, en las batallas por Madrid. Rojo era un tipo conservador, no un revolucionario. Y, sobre todo, le hubiera ido bien alabar las dotes de Franco: "luché contra un genio, un tipo de la altura de von Manstein", con lo que se habría valorado a sí mismo (como hicieron los británicos con Rommel en la Segunda Guerra), pero no lo hizo. Pues bien, luciendo honestidad, en lugar de darse brillo a sí mismo, sobrevalorando a su enemigo, lo descalificó. Escribió que las maniobras de Franco, tratando de desbordar un flanco, eran recurrentes, siempre la misma, indiferentes al fracaso y, sobre todo, de primer curso de iniciación a un acercamiento de los fundamentos básicos , nivel elemental para parvulillos. Vamos, que Franco no pasaba de "Mi primer libro operacional, contado a los niños".

Personalmente, pienso que el primer ataque a Madrid, calibrando uno y otro bando, tenía que haber sido un éxito absoluto para los insurgentes. De lo que deduzco que Franco era un incompetente de tomo y lomo.

Ahora bien, abro esta cuestión para que cada cual opine. Yo creo que el asunto da para mucho que hablar.

G.

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Re: La guerra Civil Española

Mensaje por José Luis » Mié Ago 25, 2021 2:32 am

¡Hola a todos!

Atendiendo, por mi parte, la petición de Garisded:

A mi juicio, para ponderar las capacidades militares de Franco durante la Guerra Civil Española de 1936-1939 no se debe recurrir a comparaciones con militares de otros ejércitos extranjeros, sino exclusivamente con sus homólogos en el ejército español de la época de su formación como militar. Subrayo esto por dos razones fundamentales: primera, porque la experiencia de combate del ejército español en el que se formó Franco no pasó de las típicas guerras coloniales españolas del siglo XIX en América, y el primer tercio del siglo XX en África; segunda, porque España -a diferencia de lo que ocurrió en Alemania, la Unión Soviética, Gran Bretaña, Francia o Estados Unidos durante y tras la IGM- carecía de unas fuerzas armadas “modernas” (ausencia de fuerzas mecanizadas y fuerza aérea en desarrollo, al igual que las nuevas armas), y, por tanto, su doctrina militar era eminentemente táctica, anclada en muchos de los estereotipos de la guerra colonial. Bajo este marco histórico y conceptual, Franco fue el típico producto del oficial junior bregado en las batallas coloniales de Marruecos, donde importaba el factor moral, la disciplina a ultranza y la brutalidad y el terror hacia los enemigos (civiles incluidos). Si no recuerdo mal, el mando de Franco en batalla no pasó de un nivel táctico, mandando una formación tamaño regimiento (Legión) como máximo. Y sus enemigos eran tribales, no formaciones o unidades de ejércitos profesionales.

Fuera de la Legión y África, Franco tuvo empleos político-administrativos, director de la Academia Militar General, asesor militar en el gobierno del “bienio negro” y luego Jefe del Estado Mayor Central del Ejército. Tras la victoria del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936, Franco fue enviado como comandante general de Canarias.

El desempeño de Franco como líder militar de los rebeldes durante la Guerra Civil Española estuvo modelado por sus experiencias militares en África y por su propia ambición política (en detrimento del diseño y la eficacia estratégica). Los grandes errores estratégicos que denuncian sus críticos (detractores y admiradores, indistintamente), comenzando por el retraso en la ofensiva por Madrid debido a la liberación de una plaza en Toledo, obedecieron, en mi opinión, a su legado africanista: consolidación del terreno, destrucción sin piedad del enemigo, y exaltación de la moral (propaganda). Más que un comandante supremo que busca acabar la guerra, de forma exitosa y rápida, vía armisticio, la estrategia de Franco en la guerra buscó consolidar su propio poder como líder indiscutible del bando rebelde (y del nuevo régimen político resultante), destilando brutalidad y terror, y destruir por completo a las fuerzas políticas, militares, civiles y culturales de la izquierda política española que tanto odiaba. Franco no tuvo prisa en apurar y terminar una guerra (y tuvo oportunidades para hacerlo) que sabía ganada porque necesitaba tiempo para eliminar todos los obstáculos que, dentro y fuera de su bando, podían dificultar su jefatura militar y política en el nuevo estado. Me explico.

Imaginemos que las fuerzas de Franco, tras contactar con las de Mola en agosto de 1936, lanzan su ofensiva contra Madrid (el virar hacia Toledo le costó dos semanas que la República aprovechó para reorganizar sus fuerzas y defensas). Si hubiera ocurrido esto (como todos sus colegas españoles, y los asesores alemanes e italianos le recomendaron), es posible que la guerra hubiese terminado ya en 1936. Ahora bien, en este hipotético escenario, Franco tendría enormes dificultades políticas (empezando con sus colegas militares) para convertirse, como ocurrió en la historia real, en el nuevo dictador (Caudillo) de España, siguiendo la estela de Mussolini (Duce) y Hitler (Führer) en Italia y Alemania.


En realidad, en el terreno militar Franco no podía compararse por su formación y experiencia con ninguno de sus homólogos en los ejércitos vanguardistas de la época (especialmente en Alemania y la Unión Soviética), pero era un hombre lleno de astucia política y ambición personal, con una voluntad fanática y sin piedad. Y lo creyese de verdad o no, imbuido de una especie de misión divina para acabar con todos aquellos y todo aquello que consideraba eran los enemigos de su España. Indudablemente, sin la colaboración y participación de la Italia fascista y la Alemania nazi, Franco jamás habría podido conducir a sus ejércitos a la victoria final en la guerra. Salvo episodios muy concretos y localizados, la Guerra Civil Española no se pareció en nada a la IGM (ni siquiera a la Guerra Franco-Prusiana del siglo anterior) y, por supuesto, a la IIGM que vendría después. Franco condujo la guerra en España como había conducido años antes -cuando mandó una bandera de la Legión- la guerra en África: cometiendo atrocidades en las plazas capturadas, contra civiles y soldados, y extendiendo el terror allá donde llegaban sus tropas. Quienquiera que busque finezas en Franco como estratega militar no las hallará, ni siquiera en el diseño o planificación a nivel táctico. En esencia, Franco condujo la guerra como un político ávido de poder y sobrado de crueldad, no como un estratega militar deseoso de acabarla cuanto antes, evitando así muertes y destrucciones innecesarias.

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Re: La guerra Civil Española

Mensaje por José Luis » Mié Ago 25, 2021 10:11 am

Garisded escribió: Al parecer, Francisco Franco no realizó ningún curso de Estado Mayor.
Franco no pertenecía al Cuerpo de Estado Mayor del ejército español al no haber cursado los 5 años reglamentarios (3 teóricos y 2 prácticos) en la Escuela Superior de Guerra. En julio de 1936 había un total de 496 generales, jefes, oficiales y oficiales-alumnos de Estado Mayor (EM en adelante) en activo (252 miembros del Cuerpo de Oficiales de EM, 182 diplomados de EM y 62 oficiales-alumnos). De este total de 496, sólo había 17 generales (de división y brigada) miembros del Cuerpo de EM o diplomados de EM en activo o en la primera reserva de 1936.

En el bando rebelde, algunos de los militares del Cuerpo o Servicio de EM más conocidos fueron José Millán-Astray Terreros, Manuel Goded Llopis, Joaquín Fanjul Goñi, Andrés Saliquet Zumeta, Fidel Dávila Jalón, Juan Vigón Suerodíaz, Antonio Aranda Mata, Carlos Asensio Cabanillas, Rafael García-Valiño y Marcén, Juan Beigbeder Atienza, José Ungría Jiménez, Bartolomé Barba Hernández y Valentín Galarza Morante.

Para este tema del EM en la GCE recomiendo la tesis doctoral de Arturo García Álvarez-Coque, Los Militares de Estado Mayor en la Guerra Civil española (1936-1939), de la que he sacado la información de arriba, disponible en PDF en el siguiente enlace: https://eprints.ucm.es/id/eprint/48189/1/T40068.pdf

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Re: La guerra Civil Española

Mensaje por Garisded » Mié Ago 25, 2021 5:08 pm

Muchas gracias por la referencia. Le echaré un vistazo, sin duda.

Lo que planteas sobre los retrasos en capturar Madrid suele ser la opinión más generalizada entre los historiadores (al menos, los que he leído). Pero a mí me surgen algunas dudas. Franco sí quería capturar Madrid, porque, si no, es raro que lo intentara tres veces seguidas en batallas duras. Si no recuerdo mal, en septiembre de 1936 ya fue elegido comandante en jefe y se le dió la jefatura de gobierno. Con ese asunto ya solucionado, las batallas en Madrid tuvieron lugar en noviembre, diciembre y enero. Tres tentativas en tres meses más bien parecen demostrar verdaderos deseos de tomar Madrid y poner fin a la guerra. Se me antoja un poco extraño que tres ataques seguidos se interpreten como falta de interés. Pero, en fin, ya he comentado que es la opinión generalizada.

Nos queda el tema de practicar el terror durante la campaña (conforme a las famosas directrices de Mola). Pero, ¿acaso no lo podía haber practicado una vez victorioso? En la práctica, así lo hizo. No termina de convencerme del todo este argumento. Como también está bastante generalizado, creo que debo resignarme a ser un poco excéntrico...

Es verdad que la guerra en España comenzó mediante operaciones de columnas, al estilo de la guerra en África. Pero posteriormente, con frentes estabilizados, ya adoptó un aire más convencional. Estamos de acuerdo en que Franco no valía mucho y en que lo lógico es compararlo con sus conmilitones españoles. Pues yo vuelvo con Rojo (reconozco que me cae bien), por ejemplo, que había recibido formación en Francia, superando la estrechez de los planteamientos africanistas. En una guerra más convencional, este tipo de formación suponía diferencias. Pero, claro, como bien dices, también suponían diferencias los carros italianos, la aviación alemana y estos elementos. La balanza tenía que inclinarse, necesariamente, hacia estos últimos.

A ver si alguien más se apunta al debate. Gracias de nuevo por el link.

G.

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Re: La guerra Civil Española

Mensaje por José Luis » Mié Ago 25, 2021 7:00 pm

Garisded escribió: Tres tentativas en tres meses más bien parecen demostrar verdaderos deseos de tomar Madrid y poner fin a la guerra. Se me antoja un poco extraño que tres ataques seguidos se interpreten como falta de interés.
Una cosa es tener interés, que lo tenía, y otra bien distinta es que dicho interés fuese prioritario. En agosto del 36 no fue prioritario Madrid, sino el Alcázar de Toledo. Esta diversión era un error estratégico para cualquier militar de la época, incluso para el propio Franco. Pero él no lo vio así porque entonces le interesaba más el factor moral y propagandístico de liberar dicha plaza por las razones que ya he apuntado.

El liderazgo dictatorial es un proceso largo. A Hitler le llevó años hacerse con el poder total de su partido, primero, y de su régimen, después, tras eliminar finalmente los elementos peligrosos (o que él considerase peligrosos). A Stalin otro tanto, ¡y de que forma! A Franco le pasó un poco parecido, necesitó una guerra larga, brutal y sangrienta para salir de ella como dictador del nuevo régimen del 39. Estos tres dictadores, cada uno a su manera y en circunstancias diferentes, no sólo tenían que lidiar con los enemigos externos, sino con los posibles rivales internos.

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Re: La guerra Civil Española

Mensaje por José Luis » Mié Ago 25, 2021 7:26 pm

<<<
Franco no ahorró ni una gota de sangre y sacrificios a sus tropas, ni siquiera en el abandono del asalto a Madrid. Todo ello a pesar de que contó durante toda la contienda con hombres mejor instruidos, los cuales también constaban de un mejor equipamiento, pudiendo llevar a cabo una campaña rápida ante un enemigo mucho menos potente. Por lo cual, la guerra constó de una extraordinaria lentitud, únicamente el paso del Estrecho y la marcha hacia Madrid se hicieron con audacia y ritmo. Sin embargo, cuando las tropas de la división sureña o africana estaban a punto de llegar a la capital por decisión de Franco, se desviaron para liberar el Alcázar de Toledo. Evidentemente, en una guerra son fundamentales los objetivos simbólicos como los fue el Alcázar, obteniendo especial carga simbólica la figura del general, pero mayor simbolismo tenía la capital. Debido a esta política egoísta de Franco solamente para realzar su nombre, en Madrid, la democracia contó con un tiempo precioso para su organización defensiva, logrando frenar el avance enemigo en noviembre de 1936. El golpe militar se convertía en una guerra larga.

Los militares de ambos bandos estaban acostumbrados a un brutal choque de frente, algo propio de las épocas anteriores. Es una táctica tan resolutiva como sangrienta, pero el asalto era considerado entonces como la culminación del combate ofensivo, y buscado con tesón ya que subrayaba el valor del soldado. El bando franquista, constaba de superioridad en prácticamente todos los aspectos, por lo que mediante un conjunto de maniobras brillantes o simplemente lógicas para otros, la guerra no se habría prolongado durante casi 3 largos años. El líder nacional ordenó varios avances, perdiendo tiempo cuando España agonizaba, destacando la toma de Alcázar de Toledo y la guerra de desgaste aragonesa. Tras haber sido frustrados los planes de una conquista rápida, implicado una gran violencia debido a los inadecuados movimientos del general Franco, los republicanos tuvieron tiempo suficiente para organizar una precoz defensa. Ante lo cual el «Generalísimo» persistió en conquistar el territorio que pertenecía fiel a la República, aunque fuera palmo a palmo. Su táctica se pareció al movimiento de una vaca en un pasillo, siempre adelante y sin maniobras de ningún tipo, sin importar los costes inauditos en vidas, material y tiempo. Este último le importaba menos, porque cuando más se prolongara la guerra, más consolidaría su poder sobre los generales que le rodeaban. Dentro de este aspecto, es necesario recordar que el bando sublevado era un conjunto de agrupaciones derechistas unidas por la misma causa, teniendo con sus oposiciones y discrepancias interiores.

>>>

Norbert Pawel Ruszczyk, El polémico planteamiento estratégico del general Francisco Franco Bahamonde en la Guerra Civil Española (1936-1939): https://www.academia.edu/38450953/EL_PO ... _1939_.pdf

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Re: La guerra Civil Española

Mensaje por Garisded » Jue Ago 26, 2021 11:41 am

Gracias por el nuevo link. ¿Conoces un texto de Carlos Blanco Escola, titulado La incompetencia militar de Franco? ¿Alguien podría decirme si merece la pena?

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Re: La guerra Civil Española

Mensaje por José Luis » Jue Ago 26, 2021 5:34 pm

Garisded escribió: ¿Conoces un texto de Carlos Blanco Escola, titulado La incompetencia militar de Franco?
Lo conozco de referencias, pero no lo he leído.
Garisded escribió: ¿Alguien podría decirme si merece la pena?
Aquí hay una crítica que no deja muy bien su trabajo por falta de manejo de fuentes primarias, por redundancias (sobran páginas) y por no aportar nada nuevo a la historiografía: https://www.revistadelibros.com/articul ... -de-franco

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Re: La guerra Civil Española

Mensaje por Garisded » Vie Ago 27, 2021 12:01 pm

¡Uf, vaya comentario demoledor! Lo de falta de innovaciones no es muy importante, para los que somos meros aficionados. Pero, desde luego, la crítica no estimula mucho la lectura del libro, qué quieres que te diga... Me parece que lo voy a olvidar.

G.

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Re: La guerra Civil Española

Mensaje por José Luis » Vie Ago 27, 2021 6:14 pm

Garisded escribió: Pero, desde luego, la crítica no estimula mucho la lectura del libro, qué quieres que te diga... Me parece que lo voy a olvidar.
Yo que tú lo leería, y entonces sacarás tu propio criterio sobre el libro. Las críticas son legítimas si están fundadas, pero muchas veces son injustas porque toman la parte por el todo. Por ejemplo, la crítica del caballero del enlace arriba adjunto incide en la ausencia de manejo de fuentes primarias por parte de Escolá (que recordemos es un historiador militar, coronel retirado del ejército), pero no creo que para hacer un estudio crítico sobre Franco como líder militar durante la GCE sea imprescindible recurrir a los documentos de archivo que cita, a modo de ejemplo, el caballero de la crítica. Hay sobrada literatura militar y política sobre Franco y la GCE que ha manejado esas fuentes, por lo que su cotejo sólo sería coyuntural. Es como si para valorar a Hitler como conductor alemán de la IIGM tuvieras que manejar todas las fuentes primarias al respecto; esto ya se ha hecho en la literatura existente, y recurrir a alguna de ellas sólo estaría justificado en caso de que hubiera dudas o falta de consenso en dicha literatura.

La crítica sobre el exceso de páginas que se vuelven una repetición innecesaria a lo ya expuesto es aplicable al grueso de la literatura histórica, política y militar. Que sea común no quiere decir que sea justificable. Yo no sufro los excesos, aunque entiendo que sin ellos muchos libros se quedarían en simples artículos.

En cuanto a no aportar nada nuevo a la historiografía, pues lo mismo que lo anterior. Muy pocos historiadores aportan algo nuevo o sustancial a la historiografía de la GCE, sobre todo en su aspecto militar. No por ello dejan de ser bienvenidas nuevas aproximaciones, perspectivas, etc. Poco más se puede hacer mientras en nuestro país no se hagan accesibles los archivos que todavía, de forma vergonzosa y antidemocrática, se mantienen cerrados bajo la indecente excusa de secretos oficiales.

Yo animo siempre a leer para que cada cual saque sus propias conclusiones sobre lo leído.

Saludos cordiales
JL
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von Thoma
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Re: La guerra Civil Española

Mensaje por von Thoma » Sab Sep 11, 2021 7:42 am

Poco más se puede hacer mientras en nuestro país no se hagan accesibles los archivos que todavía, de forma vergonzosa y antidemocrática, se mantienen cerrados bajo la indecente excusa de secretos oficiales.
Hola Jose Luis ;

Interesante, no lo sabía.
Pues con esa nueva Ley que se avecina, denominada de la memoria, más enterrados quedarán,
eso si no les prenden fuego. Y puesto que esa Ley impone una única 'verdad' histórica de los
acontecimientos de la contienda fratricida, ya no será necesario consultar, cotejar o debatir nada.

1Saludo.
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José Luis
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Re: La guerra Civil Española

Mensaje por José Luis » Sab Sep 11, 2021 6:05 pm

¡Hola a todos!
von Thoma escribió: Pues con esa nueva Ley que se avecina, denominada de la memoria, más enterrados quedarán, eso si no les prenden fuego. Y puesto que esa Ley impone una única 'verdad' histórica de los acontecimientos de la contienda fratricida, ya no será necesario consultar, cotejar o debatir nada.
Vamos a ver, von Thoma, yo creo que estás confundiendo los términos a los que haces referencia de mi cita.

En mi frase que has citado, yo me estaba refiriendo a la obsoleta, vergonzosa y antidemocrática Ley de Secretos Oficiales (Ley 9/68 de 5 de abril), que fue aprobada por las cortes franquistas en 1968 y que, pese a la tímida reforma de 1978, continúa en vigor en la actualidad.

Otra cosa muy diferente es la llamada ley de memoria histórica, cuyo objetivo principal no es, en ningún caso, escribir la historia (esto lo hacen los historiadores), sino llevar, por seguir el lema de sus máximos impulsores, “verdad, justicia y reparación” a todas las víctimas (y sus familiares) que han quedado relegadas al olvido. Sea como fuere, y por dejar este asunto al margen, esta ley (la que rige y la que se proyecta) no tiene nada que ver con lo que yo me estaba refiriendo. El objetivo básico de las leyes de memoria histórica (como quiera que se definan según el país dado) es llegar a términos con el pasado (normalmente reciente) para aceptarlo y reconocerlo, hacer justicia a sus víctimas y familiares, y aprender para no repetirlo.

La ley de secretos oficiales es algo muy diferente. En España es una completa anomalía respecto Occidente. No es que el acceso al material de archivo que no ha sido accesible hasta hoy -o que lo ha sido de manera muy parcial y arbitraria (dependiendo de quién pidiese el acceso)- vaya a cambiar sustancialmente las cuestiones esenciales de la II República, la Guerra Civil y la dictadura franquista, pero puede ayudar, sin duda, a despejar ciertos flecos de toda esta historia que hoy permanecen en disputa. Para que se me entienda, pondré dos ejemplos a continuación.

La apertura temporal y parcial del material de archivo de la antigua Unión Soviética a finales de la década de 1980 y comienzos de la siguiente, de una parte, y la apertura del material de archivo de los países que antes pertenecían a la órbita soviética, de la otra, seguido de la investigación y estudio de historiadores profesionales sobre ese enorme material, no han cambiado de forma sustancial nada de lo esencial que se conocía hasta entonces en Occidente sobre la guerra en el Frente Oriental. En cambio, ha servido para revisar (y muchas veces reescribir) muchos de los aspectos -fundamentalmente, pero no sólo- militares que hasta entonces se tenían descritos en la historiografía occidental. Y de forma similar ocurrió con el trabajo de los historiadores rusos respecto de la historiografía soviética. En este caso, pues, ya no podemos hablar de ley de secretos oficiales, sino simple y llanamente de censura estatal.

El segundo ejemplo es el italiano (que es el foco de mis lecturas durante este último año de pandemia). La historia de Italia en la IIGM (y la historia de la intervención italiana en la Guerra Civil española), en todas sus vertientes (política, económica, militar, industrial, social, cultural, etc.) ha sido contada fuera de Italia (en especial en lengua inglesa y alemana, y española en lo que toca) dejando prácticamente al margen el material de archivo italiano. Sólo a partir de la década de 1990 la literatura académica extranjera ha empezado a manejar el material de archivo italiano. Y esto ha sucedido en la propia Italia, pese a que el material de archivo, en general, estuvo accesible desde la década de 1960. De hecho, hasta la década de 1990 no se emprendió en Italia el proyecto de escribir una historia oficial de Italia en sus guerras (reconquista de Libia, Etiopía, España y la IIGM). También aquí, en la cuestión de la labor de escribir una historia oficial, España es una anomalía. Estados Unidos, Gran Bretaña e Italia tienen la suya, y Alemania también (aunque es semioficial). Retomando el asunto, todo este material de archivo italiano no ha cambiado en las cuestiones esenciales nada de lo que se conocía, pero ha tenido y tiene un impacto muy grande en muchísimos aspectos (en todos los ámbitos) que hasta entonces había narrado de forma parcial, incompleta o sesgada la historiografía fuera de Italia.

Recapitulando, una historia no se puede conocer cabalmente (hasta donde esto es posible) sin el acceso a las fuentes primarias de sus protagonistas. Si se escribe una historia de la guerra en el Frente Oriental de 1941-1945 utilizando sólo material de archivo alemán, la historia resultante es forzosamente incompleta y parcial. Y si ignoramos las fuentes primarias italianas, cualquier historia sobre Italia en la guerra resultará en similares deficiencias.

Esto es lo que pasa en algunos aspectos de la historia reciente de España. Mientras que haya material de archivo que permanece secreto, no podremos valorar su contenido ni cómo puede afectar (si es que afecta) a algunas de las cuestiones que todavía permanecen sin aclarar entre los historiadores, que tan sólo pueden especular y aventurar (unos con argumentos fundados y otros con fundamentos puramente ideológicos y partidistas).

Aparte de este enorme problema, en España hay otro problema que todavía es mayor. Como tras la muerte del dictador Franco y durante los pactos de la Transición se decretó virtualmente una especie de amnesia colectiva sobre la Guerra Civil y la Dictadura que siguió (con un efecto que no pudo ser más pernicioso en la educación, universitaria incluida), la sociedad española, en general, permanece bastante ignorante y desinteresada por esta historia. Durante los largos años de la dictadura, la historia de la Guerra Civil que escribieron los historiadores españoles (que no los hispanistas) hubo de seguir la corriente impuesta por la propaganda del régimen. Salvando contados trabajos meritorios (que, no obstante, no escapan de esta corriente), el grueso de la literatura de esa época es desechable. Los mejores trabajos durante la dictadura franquista corrieron a cargo de los hispanistas (si bien muchas de sus obras no se pudieron publicar en España durante esa época). Así pues, el grueso de la sociedad española de la época asimiló una historia de la Guerra Civil que brilló por los mitos y tergiversaciones del régimen. Al poco tiempo de la muerte de Franco, se publicaron libros de hispanistas que hasta la fecha no se habían podido publicar por la censura, así como otros libros de exiliados españoles (fundamentalmente memorias). El fin de la censura trajo consigo un aluvión de publicaciones (de diferente suerte) que entraban en la categoría de una historia revisionista, académica y popular. Contra esta revisión obligada, salió como reacción una revisión, no siempre merecedora de esta categoría, por parte de una serie de autores más o menos marcados por una agenda ideológica o política que continuó muchos de los mitos elaborados durante la dictadura. Finalmente, desde la década de 1990 y hasta la actualidad la producción literaria publicada por historiadores españoles (mayormente una joven hornada que hoy media entre los 30 y 50 años de edad) y en menor medida por hispanistas, ha sido y es enormemente abundante, cubriendo prácticamente todos los aspectos de la II República y, en mayor cantidad, de la Guerra Civil a nivel nacional y local. Todo este laborioso y prolijo trabajo de investigación ha desmontado de forma irrefutable los grandes mitos heredados del periodo de la dictadura franquista (y, aunque incomparablemente menores, los creados por las fuerzas que defendieron la República). Por tanto, hoy en día existe gran unanimidad en los asuntos centrales de la República y Guerra Civil, y no poco consenso (que no total unanimidad) entre asuntos periféricos entre los historiadores académicos españoles y extranjeros. Entonces, se preguntarán muchos, cuál es el problema español con respecto al proceso político y social de reconocimiento del pasado (tal como se dio en su día en Alemania, Francia o Italia). Pues el gran problema, desde mi punto de vista, se materializa de dos formas diferentes pero simultáneas.

En primer lugar está el déficit educativo respecto a lo que se enseña (y no se enseña) en institutos (historia) y universidades (facultades de historia) sobre la II República, la Guerra Civil y la Dictadura franquista. Lo que se enseña es poco y defectuoso, y lo que no se enseña es casi todo lo que se debiera enseñar. Yo no tengo ahora estadísticas sobre este asunto para poder hacer una valoración general, pero si me atengo a mi experiencia académica (que data de la década de 1970) sólo puedo corroborar lo que he dicho. Y si me atengo a lo que me comentan los estudiantes de instituto y facultad con los que hablo hoy en día, entonces la cosa está todavía mucho peor. Esto fuerza en la práctica un desinterés o apatía generales en la sociedad para que una parte importante de ella -como sucede en otros países de nuestro entorno- emprenda la tarea de leer lo que escriben los historiadores académicos. Una apatía que, además, se ve reforzada por la indecente lucha partidista que sobre nuestra historia han tomado una gran parte de la clase política y prácticamente todo el oligopolio mediático. Con lo que llegamos a la segunda forma de manifestarse el problema: la propaganda o guerra cultural, donde desgraciadamente queda desvirtuada, esta vez sí, la necesidad de una ley de memoria histórica (no para escribir la historia, repito).

La clase política, generalmente por mor de sus intereses partidistas y electorales, es adicta en sus discursos y manifestaciones sobre el tema a la propaganda, a la tergiversación, a la mentira de la forma más desvergonzada, y de forma muy marcada entre el espectro de la derecha y la ultraderecha. El espectro de la izquierda no está exento de estos vicios, pero no en semejante grado. Y remarco que me estoy refiriendo a la clase política en general (hay excepciones loables pero escasas). Y el oligopolio mediático (que es en términos cuantitativos de marcada tendencia conservadora) hace un tanto de lo mismo pero multiplicado por diez. La diferencia fundamental entre la clase política y el poder mediático es que este último llega a muchísima más gente por razones tan obvias que podemos dejar al margen. Además, normalmente (aunque no siempre) el poder mediático reseña y propaga libros “de historia” que jamás pasarían el filtro más básico de una editorial académica, y que, frecuentemente, sólo propagan mitos, tergiversaciones y falsedades que hace muchos años que han quedado totalmente desmontadas por la literatura académica. En cambio, rara vez reseñan y dan publicidad a las obras más prestigiosas y recientes de la literatura académica española y extranjera. En líneas generales, reseñan y dan eco a libros que son totalmente desechables, y silencian las obras que han marcado hitos en la historiografía de los últimos años. Políticos y medios tienen interés en la propaganda afín a sus intereses, mostrando un desprecio casi absoluto por la historia con mayúscula.

Bajo este marco histórico, educacional, político y mediático no es tan difícil entender el letargo histórico-cultural en que se encuentra sumida la sociedad española en general. Sin embargo, si tenemos en cuenta que la forma y medios de acceso al conocimiento histórico (y al conocimiento en general) de hoy en día son muchísimo mayores que hace 40 o 50 años (en mis tiempos sólo venían dados por la lectura de libros y artículos físicos, y los viajes al exterior), parece increíble la situación actual respecto al conocimiento de nuestra historia más reciente. La respuesta es igualmente sencilla: el conocimiento requiera preconocimiento. Me explico con el ejemplo que me parece más sencillo: Internet es una fuente casi inagotable de información sobre cualquier materia de estudio. Naturalmente, no toda esa información es fiable o cierta, sobre todo en temas como el que tratamos en nuestro foro: historia. Pero lo mismo vale para muchas otras materias. En nuestro caso, si no se tienen unos conocimientos previos y básicos sólidos sobre un determinado asunto histórico, se corre el riesgo de dar por cierta o fiable información que no lo es en absoluto. Un doctorado en historia está entrenado (lo fue a la hora de preparar su tesis doctoral) en la búsqueda y manejo de las fuentes de conocimiento: fuentes primarias, secundarias, etc. No debiera tener problemas. Un profano no lo está normalmente. Pero el profano, si hubiera tenido una educación sólida en los temas básicos de la historia de su país durante sus cursos en el instituto (y durante sus estudios de historia en la facultad en mayor medida) no estaría tan desarmado como lo está en realidad a la hora de abordar información concerniente en su aventura en la Red o en las librerías. Por tanto, no es difícil que sea víctima de información incompleta, parcial, sesgada, tergiversada o simplemente falsa. Tal y como le ocurre al ciudadano normal y corriente con los medios de comunicación (que en España, me resulta triste decirlo pero lo veo así, casi todo lo que producen es pura propaganda y/o desinformación).

Hay, pues, una frontera indeseable que separa el mundo académico y lo que produce de la vida común de la sociedad, con ésta en plena ignorancia de aquél. No es un caso único ni el más grave, pues la misma frontera en la ciencia se lleva la palma. Y es comprensible, al menos como yo lo veo, que la gente corriente y moliente no tenga tiempo (o ganas si lo tiene) para cruzar esa frontera y afrontar el esfuerzo del conocimiento. Bastante tiene con los problemas de su vida cotidiana. El problema está en otra parte, arriba. Y como casi todos los grandes problemas de España, tiene que ver con la clase política y gobernante (ausencia de una educación crítica que erradique por completo la existente basada en la obediencia, la sumisión y la memoria) y la completa sustitución de la propaganda y manipulación en los medios de comunicación por los fines y funciones del auténtico periodismo. Básicamente.

Hasta que no solucionemos estas anomalías (muchas de ellas crónicas en la historia de España) seguiremos padeciendo sus consecuencias, entre ellas la de una mayoritaria parte de la sociedad que desconoce la historia de su país y vive anclada en sus mitos.

Veo que me he extendido por demás. Mis disculpas.

Saludos cordiales
JL
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Re: La guerra Civil Española

Mensaje por José Luis » Sab Sep 11, 2021 10:59 pm

Una referencia para examinar la situación del acceso a los archivos en España: Antonio González Quintana, Sergio Gálvez Biesca, Luis Castro Berrojo (dirs.), El acceso a los archivos en España ( Fundación Francisco Largo Caballero, Fundación 1º de Mayo, 2019), disponible en pdf en https://1mayo.ccoo.es/f9d833e22a0c7b5f4 ... 000001.pdf

"Este libro pone de manifiesto el valor y la importancia del acceso libre y universal a los documentos
de los archivos, así como a la libertad de obtención de información como un Derecho Humano. Como todo Derecho Humano corresponde al Estado su tutela y garantía. Tutela y garantía que deberían implementarse por dos vías. En primer lugar, mediante la promulgación de una nueva legislación adaptada a las necesidades de los usuarios –es decir, la ciudadanía– y a los estándares democráticos internacionales. En segundo lugar, dotando a los archivos de los medios técnicos y humanos necesarios para la conservación, tratamiento y difusión de los fondos. En suma, nos referimos al desarrollo de políticas públicas archivísticas para la defensa de los Derechos Humanos. Unas políticas que han de formar parte de la lucha contra la impunidad del franquismo. Unas políticas, destinadas a garantizar los principios de Verdad, Justicia, Reparación y Garantía de No Repetición, sobre los que reiteradas veces diferentes organismos de las Naciones Unidas han llamado la atención al Estado español, dada su parálisis al respecto
".

Recomiendo vivamente este trabajo que cuenta con excelentes archivistas e historiadores españoles. Igualmente valioso es el anexo bibliográfico sobre la materia.

Saludos cordiales
JL
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