Jueves 21:
Las tropas blancas del coronel Forssell pertecenientes al Grupo Häme capturan la estación de Suinula. Las tropas están compuestas por dos batallones, una batería de artillería y el tren blindado capturado en Lyly.
Los rojos efectúan un contraataque a la estación de Suinula con 5 compañías y dos trenes blindados y consiguen sus objetivos tras un combate de un par de horas. Tras ello, los blancos efectúan un contraataque para capturar de nuevo la estación. Los cañones de los blancos consiguen varios impactos sobre uno de los trenes, mientras que el otro tren colisiona contra el primero. La llegada del tren blindado de Lyly asegura la batalla a favor de los blancos.
Los rojos, bajo el mando de Mikko Kokko, organizan un tren para atacar Suinula. Sorprenden a los blancos y recapturan la estación. Continúan su avance hacia el norte hasta que encuentran formaciones de tropas blancas en Siitama. Tras iniciarse la batalla los rojos se retiran a Kangasala.
Viernes 22:
Un tren blindado rojo ataca de nuevo Suinula, pero es rechazado por los blancos. A su vez, estos destruyen varios tramos de vía a 500 metros de Ruutana para asegurar sus posiciones.
Los blancos atacan Kangasala, donde los rojos han establecido una línea de defensa. Los blancos cuentan con más tropas y artillería, mientras que los rojos tan solo tienen tres cañones. De improviso, los servidores de dos de los cañones rojos deciden retirarse, por lo que la infantería al quedar sin apoyo artillero opta por huir. Los blancos ocupan Kangasala.
Sábado 23:
Los blancos capturan Vatiala. Un tren rojo de camino al sur, dispara a las tropas blancas sin detenerse y continúa su camino hacia Tampere.
Un tren blindado rojo comandado por Kokko, armado con 5 ametralladoras y con 300 fusileros se encuentra aún en Kangasala. Debe abrirse camino entre las tropas blancas, dirigirse a Tampere y recoger a cuanto soldado rojo encuentre por el camino. Finalmente llega a Messukylä, al oriente de Tampere, pero su estado es lamentable: lleno de impactos de balas, y con casi toda su tripulación muerta.
El coronel Wetzer da una orden a las tropas blancas: “No se deben escatimar medios para conseguir capturar los trenes blindados”
Un tren blindado rojo ataca las líneas blancas en dirección a Kavantsaari. El tren se detiene a 250 metros de los blancos y durante 20 minutos descarga una lluvia de balas sobre los enemigos. El ataque tiene más de bravuconería que de acción militar, toda vez que el enemigo responde al fuego y logra alcanzar el vagón de las municiones que estalla violentamente. Afortunadamente para la tripulación la llegada de otro tren permite la evacuación de heridos y supervivientes.