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como funcionaba su economia?
que tan buena era la calidad de vida en los dos paises??
De ante mano gracias por leer mi post y si me podrias recomendar articulos o libros respecto al tema te lo agradeceria mucho.un saludo
Moderadores: José Luis, PatricioDelfosse
Te paso una buena muestra de lo que pides, aunque desconozco si están traducidas al español. Las tres últimas son de corte biográfico.CrIzMaya44 escribió: si me podrias recomendar articulos o libros respecto al tema te lo agradeceria mucho.
"Vena violenta" implica temporalidad y excepcionalidad, una especie de arrebatamiento, de furor causado por motivos varios que cesa pasado un tiempo. En este sentido, una "vena violenta" podemos econtrarla en la vida política y social alemana de principios de la década de 1920 y de la década de 1930 (especialmente cuando todavía se podía hablar de la República de Weimar), pero lo que sucedió al poco de la llegada de Hitler al poder va más allá de lo que implica la expresión "vena violenta". Entonces, con los nazis en el poder, lo que existe mayormente es una violencia planificada y calculada, que remite en ciertas ocasiones convenientes (como sucedió con los Juegos Olímpicos de 1936), pero va escalando en grado y alcance de forma lenta pero implacablemente, desencadenándose brutalmente tras el inicio de la guerra. A la par que esto sucede, se van formulando y aprobando leyes raciales que no sólo atentan contra los derechos ciudadanos de los alemanes judíos, sino contra un importante espectro de la sociedad alemana (gitanos, asociales, discapacitados, etc.). En fin, lo que quiero significar es que en la Alemania de Hitler se recurrió al uso de la violencia para neutralizar, eliminar o encarcelar a los adversarios políticos, pero para hacer lo mismo con los que consideraban racial, social, psíquica o físicamente indignos de la raza aria, contra esos planificaron la violencia de una forma sistemática hasta llegar al clímax de los campos de exterminio y los genocidios.Barbarossa post escribió: La vena violenta del nacionalsocialismo se proyectó, esencialmente, sobre dos clases de víctimas: las que los nazis consideraban seres inferiores (judíos) y los adversarios políticos (comunistas y socialistas, fundamentalmente).
Barbarossa escribió: ↑Lun Oct 29, 2018 11:48 amCrIzMaya44, respecto de su petición de lecturas sobre este tema, creo que la mejor es, sin duda, la del libro "HITLER Y STALIN. VIDAS PARALELAS"
José Luis escribió: ↑Lun Oct 29, 2018 6:37 pm
Te paso una buena muestra de lo que pides, aunque desconozco si están traducidas al español. Las tres últimas son de corte biográfico.
CrIzMaya44 escribió: ↑Lun Oct 29, 2018 6:37 pmMuchas gracias por tu aporte!! Realmente lo aprecio mucho un saludo
El libro editado por Kershaw y Lewin constituye una aproximación interesante. Aunque no estrictamente comparativa, señala los fundamentos, a juicio de sus autores, sobre las similitudes y diferencias entre los cultos al liderazgo (primera sección del libro), el desempeño de ambos totalitarismos como "máquinas de guerra" en su enfrentamiento de 1941-1945 (segunda sección), y, ya dentro del ámbito sociológico, las cambiantes interpretaciones en las sociedades de ambos regímenes durante los años que siguieron a la guerra sobre sus legados (tercera sección). Además de Kershaw y Lewin, contribuyen al estudio gente muy reputada como Hans Mommsen, Ronald Grigor Suny, Omar Bartov, Mark von Hagen, etc.Garisded escribió: José Luis, confío mucho en tu criterio. De la bibliografía que indicas, ¿podrías recomendar un par de textos que sean, a tu juicio, los mejores?
En el mundo occidental, esto es en las democracias liberales de la actualidad, ningún tirano podría implantar una dictadura al estilo de Hitler, Stalin o Franco. El totalitarismo actual no necesita de ese anticuado y torpe modelo dictatorial; es un sistema mucho más sofisticado que opera desde la sombra sin necesidad de tiranos que lo personifiquen. Su ideología, el neoliberalismo, impone un modo de vida que refleja la esencia del Mein Kampf de Hitler, con la distinción fundamental de que no se centra en la raza, sino en el capital. Hitler escribió en dicho libro que "No hay más que un derecho humano sagrado, y este derecho es al mismo tiempo el deber más sagrado: asegurar que la sangre se preserva pura y, al preservar la mejor humanidad, crear la posibilidad de un desarrollo más noble de estos seres". En una entrevista que George Sylvester Viereck hizo a Hitler y que fue publicada por The American Monthly en octubre de 1923, el futuro Führer alemán dijo que no tenía paciencia con el "falso humanitarismo" que "nos enseña a preservar a los incapaces". El neoliberalismo no se detiene en esas memeces de la raza y los discapacitados, sino que su derecho y deber sagrados se concentran únicamente en el camino -el capitalismo financiero y especulativo- para llegar a su meta, la maximización del beneficio. Este capitalismo salvaje que implica el neoliberalismo actual no necesita de tiranos visibles que se entronen como un Hitler o un Stalin; sus tiranos se llaman mercados bursátiles que no conocen fronteras y cuya dominación es planetaria. No necesita campos de concentración y exterminio ni gulags para reformar, neutralizar o asesinar a millones de enemigos y víctimas, pues los cientos de millones de muertes que deja a su paso son víctimas de los demonios que engendra: miseria, pobreza, desigualdad, desesperación, guerra y muerte. Así como Hitler veía en los judíos a su mayor enemigo racial, los tiranos del capitalismo salvaje -los mercados- veían en la democracia a su mayor enemigo, y por ello la combatieron y la vencieron. Lo que hoy se llaman democracias liberales no son más que patéticos simulacros de derechos y libertades cuyos tenedores viven sometidos a la implacable dictadura económica y financiera del imperio bursátil.Garisded escribió: (...) Si un tirano quisiera hacerse ahora mismo con cualquier país europeo, implantando una dictadura al viejo estilo, contaría con cámaras en las calles que ya están colocadas, todos esos datos que se nos espían en móviles, tablets, etc., posibilidades inmensas de manipulación y engaño, con una población que se graba y se espía y se delata ya entre sí, y una cantidad de recursos tal que prefiero no pensarlo. El sueño de Hitler, el sueño de Stalin.