Italia conquista el Canal de Suez en el verano de 1940

¿Qué pasaría si…?

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Re: Italia conquista el Canal de Suez en el verano de 1940

Mensaje por José Luis » Dom Ene 03, 2021 10:22 am

¡Hola a todos!

La historia alternativa que planteé en este hilo descansa, básicamente, en dos realidades contradictorias, una material y otra personal.

La realidad material indica que la Italia fascista tenía en junio de 1940 todas las cartas a su favor para invadir y capturar Malta, e inmediatamente después atacar a los británicos en Egipto con el objetivo final de conquistar Alejandría, lo que daría a los italianos el control del Canal de Suez. Esta posibilidad real requería desde un inicio (finales de mayo) tener acabado un plan de guerra para capturar Malta en junio y concentrar el grueso móvil de las fuerzas armadas del Regio Esercito con los recursos logísticos necesarios en la frontera libia con Egipto para poder llegar hasta Alejandría. Este escenario era una opción estratégica real y viable en el verano de 1940. Sin embargo, la realidad personal de la figura del Duce la hacía imposible.

Desde principios de junio de 1940, Mussolini estaba convencido de que la guerra apenas duraría unas cuantas semanas más, el tiempo necesario para que el gobierno británico aceptase una mesa de negociaciones para la paz o, en su defecto, para que los alemanes acabasen invadiendo Inglaterra. Por tanto, toda la "estrategia de improvisación" de Mussolini entre junio y agosto se basó en esta suposición.

Era una realidad aceptada por Mussolini y el EMG del Regio Esercito que Italia no estaba preparada, en ninguno de los niveles estratégicos de la guerra, para una guerra prolongada (y aquí prolongada significa no más de dos o tres meses de operaciones militares). En abril de 1940, Badoglio escribió a Mussolini declarando que "Allo stato attuale, la nostra preparazione è del 40%". En estas circunstancias, cualquier consideración estratégica que diera al traste la neutralidad italiana para embarcarse en la guerra debía contemplar unos objetivos muy limitados en tiempo y espacio, para lo cual era indispensable concentrar los recursos militares que entonces se hallaban dispersos. Y tomar medidas inmediatas para establecer un único mando central y unificado. Todo lo contrario de lo que hizo un Mussolini víctima de sus delirios de grandeza.

Antes de la decisión de intervenir en la guerra, Mussolini contemplaba cuatro campañas militares principales caso de romper su neutralidad; es decir, si las circunstancias fueran favorables. Eran cuatro opciones cuya consecución más o menos simultánea estaba absolutamente fuera del alcance de las fuerzas armadas italianas. La primera pasaba por la captura de territorio francés: Saboya, Niza, Córcega, Túnez y Gibuti (este último un puerto esencial para desarrollar el imperio de Etiopía). La segunda apuntaba a la expansión en los Balcanes, con Albania como primer objetivo de la misma. La tercera buscaba el dominio del Mediterráneo. Mussolini había dicho el 31 de marzo de 1940 que "l'Italia non sarà veramente una nazione indipendente sino a quando avrà a sbarre della sua prigione mediterranea la Corsica, Biserta, Malta e a muro della stessa prigione Gibilterra e Suez"*. La cuarta era la creación de un imperio africano desde Libia a Etiopía con la conquista de Egipto, el Canal de Suez y Sudán. Y luego, como quinta, añadiría Suiza. Estas eran las pretensiones de un lunático que tenía a su ejército de tierra mermado en un sesenta por ciento y disperso en distantes posiciones estratégicas. La marina de guerra debía atacar no sólo en todo el Mediterráneo, sino también fuera de este mar. Los objetivos del ejército del aire iban más allá de lo imaginable.

La cadena de mando italiana descansaba en Mussolini. En teoría, las directivas de Mussolini tenían que pasar por su jefe de EMG, Badoglio; en la práctica era puenteado por Mussolini. La dirección de las operaciones correspondían los jefes de las tres armas de las fuerzas armadas y sus estados mayores, sin un EMG conjunto. Y luego estaban los comandantes de los teatros de ultramar: el duque Amadeo d'Aosta como virrey de Etiopía, el general De Vecchi como gobernador del Egeo, y el mariscal Balbo como gobernador de Libia. Y estaba el general Visconti Prasca como comandante de las fuerzas del ejército en Albania. Todas esta "cadena de mando" carecía de unificación y coordinación dada la virtual independencia de la marina (almirante Cavagnari) y, dependiendo, de la aviación (general Pricolo). Los comandantes en jefe de los ejércitos de tierra apenas tenían poderes de mando sobre sus respectivas fuerzas aéreas y navales, mientras que, por otra parte, los d'Aosta, Vecchi y Balbo hacían lo que les venía en gana.

Si a estos factores descriptos unimos la incapacidad de la industria de guerra italiana (cuyo mayor problema era la corrupción) para sostener un mínimo del esfuerzo de guerra italiano y la total dependencia italiana de Alemania, la ecuación resultante para los sueños de grandeza del Duce no podía dar más resultados que un desastre total.

Por todo ello, la historia alternativa que presenté hace 15 años necesita para su viabilidad de tantos cambios de la realidad existente en 1940 que prácticamente la convierten en auténtica ciencia-ficción. El primero de todos los cambios es el más difícil de superar: la personalidad de Mussolini.

*Giorgio Rochat, La Guerre Italiane 1935-1943. Dall' impero d'Etiopia alla disfatta (Torino: Giulio Einaudi editore, 2005), p. 242.

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Re: Italia conquista el Canal de Suez en el verano de 1940

Mensaje por Schwerpunkt » Dom Ene 03, 2021 9:25 pm

Saludos a tod@s:

Estamos de acuerdo en la falta de preparación bélica, económica, organizativa y de política estratégica de la Italia fascista. Gran parte de esos fallos eran del propio Mussolini, otros eran producto de las limitaciones de la sociedad italiana de la época. Por tanto cualquier intervención italiana tenía que ser limitada y con objetivos muy claros y realistas.

En realidad el supuesto que hemos planteado es probablemente lo que debería haber sido la política estratégica militar italiana al entrar en guerra contra los Aliados. Mi interés radica en esta posibilidad si hubieran mediado una serie de circunstancias, la principal es que Mussolini abandonará su megalomanía y determinara una estrategia realista. Y evidentemente esa estrategia realista tenía que tener su traslación a la planificación y preparación operacional. Desde luego una entrada meditada y planificada hubiera posibilitado que no se perdiera un tercio de la flota mercante italiana por la improvisación con que se realizó, hubiera conseguido objetivos importantes para Italia y desde luego hubiera supuesto un golpe importante a Gran Bretaña puesto que asumimos que Francia ya estaba derrotada.

Mi interés se centra en discutir cuales hubieran sido las posibilidades e implicaciones de la conquista del Mediterráneo oriental por parte de Italia. Y realizar un análisis de las consecuencias políticas, militares y económicas además de ver las posibles ramificaciones e influencia en la Alemania de Hitler.

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Re: Italia conquista el Canal de Suez en el verano de 1940

Mensaje por Prometeo » Dom Ene 03, 2021 11:16 pm

Hola:

¿En ese "y si" el Eje podría abastecerse de petróleo en Oriente Medio?

Saludos
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Re: Italia conquista el Canal de Suez en el verano de 1940

Mensaje por Schwerpunkt » Dom Ene 03, 2021 11:47 pm

Prometeo escribió:
Dom Ene 03, 2021 11:16 pm
¿En ese "y si" el Eje podría abastecerse de petróleo en Oriente Medio?
No en el corto plazo, por múltiples razones. En primer lugar la destrucción que previsiblemente hubieran acometido los británicos y en segundo por motivos logísticos y productivos. Se puede ver una situación similar de lo que ocurrió con el petróleo del Cáucaso durante la ofensiva alemana de 1942.

http://www.forosegundaguerra.com/viewto ... 28&t=19696

http://www.forosegundaguerra.com/viewto ... 4&p=367873

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Re: Italia conquista el Canal de Suez en el verano de 1940

Mensaje por Prometeo » Lun Ene 04, 2021 12:00 am

Hola:

Me tranquiliza, porque pienso que podría haber sido otra guerra muy diferente y me ha dado un escalofrío.

Aunque como ha dicho José Luis:
El primero de todos los cambios es el más difícil de superar: la personalidad de Mussolini.
A lo que me permito añadir la de Hitler.

Por un momento se me ha ocurrido pensar en el Eje con acceso a petróleo, perdida de importancia de los objetivos del ataque sur de "Barbarroja" y mayor concentración de la operación, empeoramiento de la situación de Gran Bretaña...

Las posibilidades me han puesto los pelos de punta.

Saludos
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Re: Italia conquista el Canal de Suez en el verano de 1940

Mensaje por José Luis » Lun Ene 04, 2021 12:11 pm

¡Hola a todos!

Lo que enseña esta hipótesis histórica es que Italia tenía los recursos humanos y materiales para hacerse con Suez en el verano de 1940, pero al mismo tiempo tenía también una dictadura fascista de naturaleza corrupta dirigida por un líder enajenado de la realidad y con delirios de grandeza que convertían la opción de Suez en pura ficción. Hitler también tenía delirios de grandeza, pero era mucho más pragmático que Mussolini, al menos durante la primera fase de la guerra. No estaba en su carácter tomar decisiones estratégicas cuyos resultados fuesen efectivos a medio plazo, sino que quería resultados ya, y de ahí que viera como muy difusa la idea de una estrategia periférica contra Gran Bretaña, cuyos resultados, además de inciertos, llevarían no menos de uno o dos años. Por ello no insistió ni siquiera para que Mussolini aceptase la oferta del OKW de agosto de enviarle un contingente blindado a Libia para la esperada ofensiva italiana contra Egipto. Mussolini, por su parte, sólo aceptaba el material (tanques y cañones) pero no las tropas alemanas. Este comportamiento resulta del todo patético en un político que vivía del cuento, de la propaganda y del engaño.

Era más factible que Alemania se embarcase en una campaña africana contra los británicos en Egipto en el verano de 1940 (pues este escenario estaba en las manos de Hitler, sometiendo a Mussolini) que los italianos montasen el escenario que hemos descrito en este hilo.

Todas las historias alternativas de grandes consecuencias estratégicas pueden superar en principio cualquier escollo en lo referente a alternativas materiales factibles. Lo que no pueden superar es cambiar la personalidad de un dictador ni la naturaleza ideológica de la dictadura que encabeza. En otras palabras, no podemos cambiar a los grandes dictadores de la época, se llamen Hitler, Mussolini o Stalin, ni el entramado bajo el cual funcionaban sus estados.

Saludos cordiales
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Re: Italia conquista el Canal de Suez en el verano de 1940

Mensaje por Schwerpunkt » Lun Ene 04, 2021 2:40 pm

¡ Saludos a tod@s !

Las consecuencias de la caída del Mediterráneo oriental en manos italianas fueron múltiples. Intentaré analizarlas de la manera más pormenorizada posible...

- Los Balcanes quedan firmemente bajo la órbita germanoitaliana. Turquía seguirá con su neutralidad pero seguirá suministrando cromo sin cortapisas británicas.

- Amenaza al Oriente Medio. Aunque por razones logísticas no se pueda acometer en el corto plazo se ha creado la posibilidad de que los germanoitalianos penetren en el casi indefenso Oriente Medio británico. Si los italianos juegan bien sus cartas pueden propiciar levantamientos en la región contra los británicos, lo cual complicará la defensa británica aún más. Las posesiones de la Francia de Vichy (Líbano y Siria) quedarán más bajo la tutela de Vichy y con posibilidades de defenderse contra un ataque británico. Si en una segunda fase los italianos con apoyo técnico, logístico y de contingentes de fuerzas especialistas alemanas penetran en la zona, Gran Bretaña va a tener complicado el defender la zona.

- Presencia en el norte de Africa: evidentemente el dominio italiano afianza la presencia del Eje en la zona. El Africa de Vichy estará más unido con la metrópoli. Además del más intenso control político, habrá la posibilidad de que haya más flujos comerciales con la Europa continental (fosfatos, productos agrícolas)
Con el dominio de Egipto se abre la posibilidad de un ataque secundario hacia el Sudán.

- El petróleo de Irak e Irán. Incluso aunque los germanoitalianos hubieran conquistado la zona, empresa nada fácil debido a las limitaciones logísticas, el petróleo de la zona no les hubiera sido de utilidad por lo menos en un horizonte de dos o tres años. Era previsible que los británicos sabotearan la zona a conciencia incluyendo el único oleoducto de importancia que conectaba Kirkuk (Irak) mediante dos ramales con el Mediterráneo en Haifa y Trípoli. Los yacimientos tienen una importancia relativa en la época, 12.4 mill. de t en Irán y 4.9 mill. de t en Irak. Egipto producía unos 0.75 mill. de t pero suponemos que también la producción sería destruída por los británicos. Tengamos en cuenta que EE.UU. producía unos 200 mill. de t, Venezuela 33 mill. de t, la URSS 34 mill. de t y Rumanía, la única fuente de petróleo natural para Alemania e Italia unos 7.2 mill. de t.
La negación de estos yacimientos a Gran Bretaña no hubiera sido un golpe mortal. El petróleo hubiera podido ser sustituido mediante entregas de Venezuela y EE.UU, aunque evidentemente hubiera complicado la situación del flete británico.(*)

- Para Gran Bretaña es un período deprimente tras la derrota de Francia. La evacuación del Mediterráneo con la excepción de Gibraltar y las pérdidas materiales y navales son un golpe al prestigio británico. Además en un momento en que la Batalla de Inglaterra y del Atlántico arrecian con fuerza y los recursos están estirados al máximo los británicos deberán aprestar fuerzas para defender Oriente Medio donde no hay prácticamente fuerzas de importancia. Aunque se trasladen fuerzas desde Extremo Oriente, desde luego el panorama no es muy alentador. Aunque no constituya en absoluto la salida de la guerra se abren muchas críticas hacia la dirección de la guerra y desde luego crecerían los partidarios de llegar a algún tipo de armisticio con el Eje, si bien tampoco hay que exagerar sus posibilidades. Gran Bretaña necesitará más reveses para plantearse esa posibilidad... quizás la caída de Oriente Medio y el que no se avisten cambios en el status quo, en particular la posición de la URSS y EE.UU. en el conflicto mundial.

- ¿Cual sería el efecto en la política estratégica de Hitler ? A mi juicio esto es lo más complicado de analizar. Hitler es un hombre visceral que se mueve por ideas fijas y en especial la del aplastamiento de la Unión Soviética. Desde el punto de vista racional debería de apoyar la estrategia italiana y sacar réditos políticos y estratégicos de la misma. El principal el debilitamiento de Gran Bretaña en otras regiones con vistas a sacarla de la guerra. Y secundariamente puede resultar interesante afianzar intereses alemanes en Oriente Medio. Si se sigue este curso habría que llegar a algún acuerdo con Italia para el reparto de las zonas de interés y ocupación lo que implica una mayor colaboración. Todo esto es puramente especulativo ya que hablamos desde análisis racionales de coste-beneficio no de dogmas políticos que dominan la mente de Hitler.

Notas:
(*) Cifras de producción correspondientes a 1939.

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Re: Italia conquista el Canal de Suez en el verano de 1940

Mensaje por José Luis » Dom Ene 10, 2021 10:42 am

¡Hola a todos!

Me he pasado todas estas fiestas de año nuevo y reyes consultando las fuentes que tengo a mi disposición sobre Mussolini y el Regio Esercito para tratar de encontrar una base histórica sólida sobre la que pudiera construirse la historia alternativa de este hilo. Debo decir que no la he encontrado. Como dije anteriormente, Italia tenía los medios suficientes para poder emprender con buenas expectativas de éxito la conquista del Canal de Suez en 1940. Sin embargo, esto no basta. Era necesario que contara con antelación suficiente con una planificación estratégica, operacional y táctica para conseguir este objetivo, y que no se viera alterada ni perjudicada por el señalamiento de otros objetivos estratégicos alternativos (como las infructuosas incursiones en la frontera francesa o la lunática aventura de los Balcanes). Con unas fuerzas armadas y una industria bélica absolutamente faltas de preparación para la guerra (incluso para una guerra corta), la estrategia italiana debía concentrarse únicamente en el teatro mediterráneo y África del Norte (Egipto). Ahora bien, yo no he encontrado ningún escenario histórico previo del que pudiera arrancar esta historia alternativa.

Es cierto que Mussolini, desde su llegada al poder, no se cansó de repetir que Italia estaba encarcelada en el Mediterráneo entre los muros de Gibraltar y Suez, y que jamás podría considerarse una potencia si no se liberaba de esta prisión para empoderarse del Mediterráneo y dar salida a los mares (Adriático y Rojo) y océanos (Atlántico e Índico). Liberarse de esta prisión significaba que Italia tendría que hacer la guerra, tarde o temprano, a Gran Bretaña y Francia, y, en consecuencia, prepararse para tal fin. Pero durante todos esos años de preguerra, Mussolini no pasó de la palabrería del discurso (propaganda) a la acción de los hechos (planificación). Antes al contrario, siendo Italia el país europeo que más presupuestos destinó a las fuerzas armadas después de Alemania y la URSS entre 1932 y 1938, el grueso de esos presupuestos se consumió en la reposición del material gastado en la guerra de Etiopía y en la Guerra Civil Española, dos aventuras puramente propagandísticas e ideológicas que sangraron el potencial esfuerzo de guerra italiano. Sin embargo, sin estas dos aventuras, primero la de Etiopía y después la española, se torna difícil imaginar cómo Mussolini llegaría a acercarse a Hitler. Pues de las consecuencias políticas de estas dos intervenciones bélicas italianas en 1935 y 1936 se abriría el camino para que Mussolini se decantara por asociarse con Hitler para llegar finalmente al Pacto de Acero de mayo de 1939. Este pacto era una alianza política y militar que se hacía efectiva en todas sus cláusulas si una de las dos partes firmantes entraba en guerra con un tercero, fuese cual fuese la causa de la misma. Dicho esto, el pacto se firmó en la inteligencia consensuada entre las partes de que no habría guerra hasta 1942, cuando Italia y Alemania hubieran completado sus programas de rearme.

Bien, hasta que saltó la nueva crisis polaca de verano de 1939 (tras la violación del Pacto de Munich de 1938 por parte de Hitler con su invasión de Praga), la única decisión efectiva de Mussolini fue la invasión y anexión de Albania. Tras la amenaza de guerra entre Alemania y Polonia, los planes estratégicos de Mussolini estaban muy lejos de concretarse, y en todo caso muy alejados de los planes alemanes. El pensamiento estratégico de Mussolini en esas fechas, finales de la primavera, consideraba a Gran Bretaña y Francia inabordables en un ataque terrestre a sus áreas metropolitanas. Por tanto, Alemania e Italia debían prepararse para combatir una guerra defensiva en los Alpes, el Rin y Libia, para emprender la ofensiva en la Europa oriental y suroriental, subyugando o intimidando a Polonia y los Balcanes. Italia atacaría a las colonias británica y francesa en África Oriental con un ejército masivo que Mussolini pensaba crear. Ante la esperada estrategia de bloqueo económico que Gran Bretaña y Francia impondrían en una guerra, Italia y Alemania, razonaba el Duce, necesitarían el spazio vitale de los Balcanes como fuente de víveres y materias primas para su esfuerzo de guerra. Por ello, Mussolini pensaba que era del todo necesaria una ocupación relámpago de los Balcanes inmediatamente tras el comienzo de la guerra para minimizar los efectos del bloqueo anglo-francés y sustraer a Grecia, Rumania y Turquía de la lista de potenciales aliados de los anglo-franceses. Mussolini concluía esta estrategia, que comunicó por carta a Hitler a través de Cavallero, afirmando que Italia pondría fundamentalmente los hombres (de los que estaba sobrada) y Alemania principalmente el material. Para todo ello se necesitaban tres años de preparación.

Por increíble que parezca, lo anterior es del todo cierto* y nos sirve para constatar que en la primavera de 1939 el objetivo estratégico de Mussolini en una potencial guerra no era el Mediterráneo y África del Norte, sino los Balcanes. El spazio vitale italiano ya no era, como lo había sido hasta entonces, liberarse de la cárcel del Mediterráneo, sino empoderarse de los Balcanes. Poco tiempo después, en la primera mitad de junio, Mussolini instruyó a Ciano para que se incluyera a España y Hungría en la alianza militar. La inclusión de Hungría aumentaría el poder italiano en los Balcanes y añadiría otro frente más que los yugoslavos tendrían que defender. La de España añadiría otro frente más que defender en los Pirineos para Francia y socavaría gravemente las comunicaciones imperiales británicas y francesas. También quería incluir a Japón para dividir y debilitar las fuerzas navales anglo-francesas. Por último, quería asegurar la inclusión de Bulgaria para aislar todavía más a Yugoslavia y disminuir la capacidad rumana de amenazar a Hungría.

Se puede comprobar, pues, que en un momento tan crucial como el inicio del verano de 1939 toda la estrategia de Mussolini de cara a una guerra futura pasaba por los Balcanes. Más tarde, hacia finales de agosto, cuando Hitler estaba dispuesto a lanzar inmediatamente una guerra contra Polonia, Mussolini, tras cambiar de opinión una y otra vez frente a los argumentos de Attolico y Ciano de permanecer neutral, tuvo que rendirse finalmente y optar por la no beligerancia. Pese a que Mussolini era el dictador fascista de Italia y supremo hacedor de la política exterior, su poder no era comparable con el de Hitler. A diferencia del Führer, que no contaba con ninguna oposición institucional en Alemania (la había eliminado toda), el Duce no podía superar sin más el peso del monarca y la potencial oposición del ejército y el establishment liberal. Pese a que estaba dispuesto a cualquier coste con tal de entrar en la guerra con Alemania, al final tuvo que ceder ante la realidad de los argumentos de los que eran contrarios a la guerra. Italia no estaba preparada en absoluto para entrar en una guerra que se concebía para largo. Sin embargo, sólo nueve meses después Mussolini declaró la guerra a Francia y Gran Bretaña. Como señalé en intervenciones anteriores, lo hizo sin tener definida una planificación estratégica viable. En una próxima intervención analizaré los aspectos de la organización militar italiana que, en mi opinión, rinden inviable la hipótesis que planteé aquí hace ya más de 15 años, retomada por mi estimado compañero Schwerpunkt.

*Véase, por ejemplo, Bruce Strang, On the Fiery March: Mussolini Prepares for War (Praeger, 2003), p. 277.

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Re: Italia conquista el Canal de Suez en el verano de 1940

Mensaje por José Luis » Lun Ene 11, 2021 12:47 am

¡Hola a todos!

Mussolini era el primer mariscal del imperio, el jefe del gobierno, ministro de Guerra, Marina y Aeronáutica, y, por delegación del rey a partir del 10 de junio de 1940, comandante supremo de las fuerzas armadas italianas. La estructura de mando de las fuerzas armadas, tal como funcionaba en la práctica, era propicia para la dispersión de esfuerzos y la descoordinación entre los tres servicios del ejército.

Directamente dependiente de Mussolini estaba el Jefe del Estado Mayor General (Comando Supremo), puesto que desde 1925-27 venía desempeñando el mariscal Pietro Badoglio. En teoría, su cometido principal era asegurar la coordinación de las tres ramas de las fuerzas armadas; sin embargo, en la práctica, Badoglio, que jamás fue bien considerado por el partido fascista, no tenía poder ejecutivo para organizar y controlar las actividades de los ejércitos de tierra, mar y aire, cada uno de los cuales contaba con su propio jefe de Estado Mayor, que era, además (salvo en el de tierra), subsecretario del ministerio correspondiente a su arma. El de la marina y, dependiendo, el de la aviación actuaban de forma autónoma sin reportar a Badoglio, y, a diferencia de éste, tenían una relación directa casi diaria con Mussolini. De hecho, muchas de las grandes decisiones de Mussolini (como, por ejemplo, el envío de voluntarios a la guerra civil española en 1936) ni siquiera fueron comunicadas a Badoglio.

El general Ubaldo Soddu era el subsecretario de Guerra, mientras que el jefe del Estado Mayor del ejército (Superesercito) era el mariscal Rodolfo Graziani. Esta dualidad (Soddu-Graziani) en el ejército de tierra no tenía su correspondencia en los otros dos ejércitos. En la Marina el almirante Domenico Cavagnari era subsecretario del ministerio y jefe del Estado Mayor (Supermarina), mientras que el general Francesco Pricolo era el subsecretario de Aeronáutica y jefe del Estado Mayor (Superaereo).

Al margen de este organigrama en la metrópoli y el mar, en ultramar los comandantes supremos (Albania, Libia, AOI y Egeo) actuaban como auténticos virreyes sin tener que reportar al EMG de Badoglio.

Por tanto, el EMG (Comando Supremo) de Badoglio -que en cualquier otro ejército, debía ser responsable de sentar sus bases doctrinales, de la organización y entrenamiento de sus tropas, del asesoramiento estratégico en el ámbito militar, así como de planificar los posibles escenarios de guerra en tiempos de paz y coordinar las misiones de los servicios del ejército- apenas sirvió en la práctica para su cometido original debido a la desmedida autonomía de sus servicios (especialmente Marina y Aeronáutica) y a la estrecha relación política de sus jefes con Mussolini. Con un EMG neutralizado de esta forma, tampoco contaba Mussolini con un centro de estudios avanzados común a los tres servicios del ejército para sentar las bases de una doctrina estratégica y estudiar, en el campo estratégico, el uso coordinado de todos las fuerzas de combate, estableciendo objetivos en relación a los más probables escenarios políticos de guerra.

La existencia de la Comisión Suprema de Defensa y el Consejo del Ejército no era suficiente para suplir esas carencias estratégicas en el terreno militar. La primera porque en la práctica estaba centrada en el ámbito económico e industrial, y porque los jefes del Estado Mayor de los tres servicios del ejército eran miembros con carácter exclusivamente consultivo. El segundo porque llevaba mucho tiempo devaluado e inactivo.

Otra de los aspectos defectuosos de esta estructura venía dado por un servicio de información militar que no estaba unificado y que, por razones políticas, era poco fiable. El Servicio de Información Militar (Servizio informazioni militari, o en corto, SIM) era una creación de la posguerra siguiendo el modelo tradicional de conseguir información a través de los agregados militares en el exterior. Contaba, empero, con secciones técnicas de alto nivel para la intercepción y descifrado de las transmisiones de radio, si bien con un número insuficiente de centros extranjeros (sólo 5 en 1940). En 1940 reunía a 150 oficiales, 300 suboficiales y 400 hombres de tropas especialistas. Lo malo es que dependía del jefe del estado mayor del ejército de tierra y del subsecretario de Guerra (en 1941 fue reunificado pasando a depender del Comando Supremo), mientras que la Marina (Servizio Informazioni Segrete, SIS) y la Aeronautica (Servizio Informazioni Aeronautica, SIA) tenían sus propios servicios de inteligencia. Además, estaba muy involucrado en las disputas internas fascistas. El general Giacomo Carboni era jefe del SIM en junio de 1940, siendo sucedido por el general Cesare Amè hasta 1943. Quizá nada es más ilustrativo que lo escrito por el general Amè al respecto:

In sostanza, noi entravamo in guerra con quattro servizi informazione autonomi, non coordinati, con organizzazione, metodi e direzione diversi. Mancherei di obiettività se affermassi che tutti erano spiritualmente indirizzati verso una sentita e costante collaborazione reciproca. (En esencia, fuimos a la guerra con cuatro servicios de inteligencia autónomos, no coordinados, con diferente organización, métodos y dirección. Me faltaría objetividad si afirmara que todos estábamos encaminados espiritualmente hacia una colaboración mutua, sincera y constante)*.

En realidad no fueron a la guerra con cuatro servicios de información diferentes, sino con ocho, pues los comandantes supremos de ultramar (Libia, Etiopía, Albania y el Egeo) contaban con sus propios servicios autónomos respecto del SIM. Fue precisamente el servicio de información de Albania el que en octubre de 1940 aseguró a Ciano y a Mussolini que los griegos no presentaría batalla, al contrario de lo que sostenía el SIM. Eso que el SIM y el SIS (Marina) no había actuado mejor en mayo-junio de 1940, cuando doblaron la fuerza real de los franceses en Tunicia y multiplicaron la fuerza británica en Malta y Oriente Medio, subestimando en cambio la capacidad de las unidades británicas en Egipto. Pero hasta la policía y los carabineros tenían sus propios servicio de inteligencia autónomos (y muy buenos por cierto), así como otros departamentos (policía fiscal, ministerio de exteriores, la oficina política de la milicia, etc.) con sus propios servicios de inteligencia sin coordinación ni colaboración. Quizá todo este desbarajuste en la inteligencia militar italiana se debió a la corrupción consciente y, en consecuencia, al papel secundario que Mussolini y muchos de sus militares le otorgaron en el ámbito estratégico.

Por otra parte, los jefes militares italianos fueron, en general, bastante sinceros con Mussolini a la hora de exponerle los problemas y peligros de una guerra. Ya en septiembre de 1936, el entonces Jefe del Estado Mayor del ejército, el general Baistrocchi, envió un memorando a Mussolini recordándole la necesidad de proceder con una preparación militar que se adhiriera a su política abierta de gran potencia, so pena de perder el Imperio. El resultado fue la destitución de Baistrocchi y su reemplazo por el general Pariani, quien expresó clara y repetidamente sus pensamientos a Mussolini sobre la necesidad de prepararse para la guerra, dimitiendo finalmente en abril de 1939. El general Dallollo, comisionado para la fabricación de guerra, y la Comisión Suprema de Defensa remitieron informes periódicos a Mussolini indicando las previsiones sobre la grave escasez de materias primas y sobre su acentuación en caso de que faltasen suministros a través de Gibraltar (77 por ciento del tráfico extramediterráneo), Dardanelos (17 por ciento) y Suez (6 por ciento)**. El general Favagrossa, sucesor de Dallollo en 1939, refiriéndose al potencial de guerra industrial en curso a fines de 1939 calculó que "Para satisfacer los requerimientos, la producción debería haber sido: para la artillería, 16 veces mayor hasta 1941, luego 4 veces; para munición pequeño calibre, 4 veces; calibre medio, 14; gran calibre 10; para ametralladoras, 10 veces; para cartuchos de 4 a 7 veces; para aviones más del doble y para motores más del triple". No es extraño, pues, que expresara esta «descorazonadora falta de preparación de las Fuerzas Armadas; insuficiencia de equipo industrial en general y de guerra en particular; carencia de existencias, y posibilidades muy limitadas de producción de materias primas»***.

Así pues, cuando Mussolini presentó su memorando de 31 de marzo de 1941 su posición fue entrar en la guerra lo más tarde posible para determinar la decisión, evitando un conflicto prolongado que no habría sido soportable. Ahora bien, cómo iba a determinar la decisión cuando su estrategia era mantenerse a la defensiva en todos los frentes? Evidentemente en estas fechas Mussolini todavía no creía en el milagro alemán de unos meses después en Sedán, pero entonces, concluyendo marzo, debería tener ya definidas las posibles alternativas estratégicas a seguir a la espera del desarrollo de la guerra. Pero una actitud ofensiva sólo la contempló para la Marina, mientras que el los frentes terrestres, salvo Etiopía, había que mantener una posición defensiva. Todo esto cambiaría a partir de mayo, pero de momento cabe ya subrayar que a esas alturas de la guerra Mussolini no contemplaba ninguna operación tendente a posibilitar la historia alternativa aquí planteada. Ni tenía ese plan ni podía tenerlo, dadas las circunstancias descritas anteriormente. Ahondaré en ello en otra ocasión.

*Giorgio Rochat, Le Guerre Italiane 1935-1943. Dall'impero d'Etiopia alla disfatta (Torino: Giulio Einaudi Editore, 2005) p. 153.
**Generale Pier Luigi Bertinaria, “Il Comando Supremo e la guerra - Preparazione e ritardi”; en Commissione Italiana di Storia Militare, Storia Militare II G.M., Rainero y Biagini (eds.), L'Italia in Guerra. Il 1º anno, 1940 (Roma: Edizione Ufficio Storico SME, 1991), p. 72.
***Ibid., 79-80.

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José Luis
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Re: Italia conquista el Canal de Suez en el verano de 1940

Mensaje por José Luis » Lun Ene 11, 2021 10:18 am

¡Hola a todos!

En el memorando citado de 31 de marzo de 1940, Mussolini expresó su creencia de que la guerra sería larga al igual que el bloqueo económico anglo-francés. Sin embargo, estaba convencido de que la Italia fascista no podía permanecer durante mucho tiempo fuera de la guerra. Era "absurdo e imposible" hacerlo. Aquí volvía a su discurso de preguerra en cuanto a que Italia tenía que romper los muros de su prisión mediterránea (Gibraltar y Suez), capturar Córcega, Tunicia, Malta, Gibraltar y Suez, pero reconocía al mismo tiempo que Italia no tenía los medios suficientes para combatir una guerra prolongada y que una demora adecuada para su entrada en la guerra le permitiría continuar con sus programas de rearme. Aun así, creía que si las fuerzas italianas no aprovechaban la oportunidad de una Europa desestabilizada para asegurar su nuevo Imperio Romano, entonces Italia se vería reducida finalmente a la condición de Suiza, una potencia castrada, aunque una con diez veces el tamaño de la humilde Suiza. Presionado por Badoglio, Mussolini aceptó la realidad de un ejército muy poco preparado y poco numeroso para poder llevar a cabo operaciones militares que no se ciñeran a África Oriental, al menos en las etapas iniciales de la guerra. Por tanto, sólo la Marina tendría la misión de destruir la potencia naval británica en el Mediterráneo apoyada por la aviación.

Durante los cuatro primeros meses de 1940 Mussolini rechazó todas las ofertas económicas de los gobiernos de Gran Bretaña y Francia tendentes asegurar la neutralidad italiana o a separarla de su alianza con Alemania para atraerla al bando occidental. Esto contrarió mucho a Ciano, que buscaba por todos los medios una aproximación al lado anglo-francés. Mussolini rechazó repetidamente los ofrecimientos de Chamberlain, Reynaud e incluso Roosevelt.

A principios de abril Mussolini movilizó completamente a la Regia Marina con el futuro fin de desafiar la hegemonía naval anglo-francesa en el Mediterráneo, así como a la Regia Aeronautica, que ya había modernizado sustancialmente su flota aérea desde septiembre de 1939. Tras los éxitos iniciales de la ofensiva alemana de mayo, Mussolini maniobró para puentear al rey, que era quien tenía la prerrogativa constitucional de declarar la guerra, para declarar la guerra y asegurarse el derecho a ejercer el mando supremo de las fuerzas armadas durante la guerra. Aseguró a sus generales que Alemania derrotaría rápidamente a Francia, lo que significaría que Italia podría llevar a cabo una guerra corta y exitosa. Pero no planeó nada contra Malta y Egipto, sino que el ejército debía permanecer a la defensiva mientras que la marina y la aviación atacarían las bases británicas en el Mediterráneo para establecer un imperio romano seguro y libre de la tutela británica. Desechó como infundado el criterio de sus jefes militares respecto de la incapacidad de las fuerzas armadas para combatir al enemigo. Contra este rechazo militar a sus planes, Mussolini, vestido en su uniforme de la Regia Aeronautica, presentó a los embajadores británico y francés la declaración de guerra de Italia el 10 de junio de 1940.

De esta forma, Mussolini metió a Italia en la guerra sin tener preparada una estrategia general y unos objetivos concretos. No había el 10 de junio de 1940 un solo plan operativo contra un objetivo determinado. De ahí el caos estratégico que siguió durante las siguientes dos semanas y al que ya me he referido en una intervención anterior.

El único punto histórico del que podría partir la historia alternativa aquí planteada no tuvo seguimiento en la realidad. Cambiarlo significaría cambiar la personalidad de Mussolini, la eficiencia de los diferentes servicios de información militar italianos y el criterio del almirante Cavagnari. Me refiero a la captura de Malta, que sería el punto de partida inicial de cualquier planificación para un ataque decisivo contra los británicos en Egipto. Ya he apuntado sobre esto en mi intervención de 18 de febrero de 2012, cuando escribí:
José Luis escribió:
1) Fuerza defensiva británica en Malta.- Cuando Mussolini declaró la guerra el 10 de junio, la fuerza militar de la guarnición de Malta estaba compuesta en un 44 por ciento de ciudadanos malteses. Había un total de 34 cañones antiaéreos pesados (de los cuales 18 eran de 3,7 ó 4,5 pulgadas) y 8 ligeros en Malta. De los dos planes para el refuerzo de la defensa de Malta entonces existentes, Escala A (48 cañones AA pesados) y Escala B (112), en junio de 1940 estaban sólo completos en un 71 y 31 por ciento, respectivamente. No había un solo Spitfire ni Hurricane en Malta; sólo un puñado de Gladiators.

2) Planes italianos para la toma de Malta.- Los italianos hicieron varios estudios, antes de la guerra, sobre la estrategia a seguir, caso de guerra, con Malta. En ellos se consideró que la neutralización de Malta no era suficiente; había que ocuparla. El estudio más completo fue uno naval titulado “Proyecto para la Invasión de Malta en la Primavera de 1940”. Su premisa principal era que las fuerzas aéreas y navales italianas sólo podían aspirar a establecer un control local temporal en aguas maltesas antes de que llegasen las fuerzas británicas y francesas desde Alejandría y Orán. Por tanto, era esencial desembarcar de una tacada una gran fuerza que, al menos, doblara la que defendía la guarnición. Como sobrevaloraron exageradamente las fuerzas británicas defensivas en Malta en 15.000 tropas de infantería, 100 vehículos blindados y unos 80 cañones costeros -cuando las cifras reales eran respectivamente de 5.000, ninguno (salvo los Bren de infantería) y 26-, estimaron que la fuerza atacante debía ser de 40.000 hombres. La marina italiana no tenía barcos especiales para desembarco, pero se consideró adaptar varios vapores costeros ligeros que estarían navegando constantemente en playas escogidas en la parte septentrional de Malta. Esa gran fuerza, desembarcada rápidamente con armas ligeras solamente, tendría que superar a las fuerzas defensivas que mantenían la Línea Victoria, una línea defensiva, fortificada en el pasado siglo, que se extendía a lo largo de una escarpadura que dividía Malta en dos. Toda la flota italiana tenía que prestar apoyo artillero el día del desembarco, pero el principal papel de apoyo fue asignado a la fuerza aérea, de la que se requería no menos de 500 aviones que tendrían que lanzar fuertes y continuos ataques sobre todos los objetivos militares durante un periodo de al menos cinco días previos al asalto. El día del asalto o Día-X, debían lanzarse bombas tóxicas y 600 paracaidistas en la parte meridional de la isla como fuerza de diversión.

Cavagnari, vistas las carencias italianas (y dada la errada estimación de inteligencia), rechazó la propuesta de Graziani de la captura de Malta. Pero por órdenes de Badoglio, el estado mayor naval revisó el asunto en un análisis titulado “Proyecto de 18 de junio de 1940: El Ataque sobre Malta”. Aquí se redujo el tamaño de la fuerza invasora a 20.000 tropas, si bien se mantuvo la exagerada fuerza estimada anteriormente de las defensas británicas de Malta. El análisis concluía afirmando que “la dificultad excepcional del ataque y de las fuerzas que serían necesarias comprometer en él sólo se podrían justificar si Malta representara un objetivo decisivo”. Sin embargo, en opinión de los planificadores, dado que los británicos ya no consideraban Malta como una gran base operacional, la amenaza representada por la isla era “de importancia secundaria”. En consecuencia, bastaría el ataque aéreo y el bloqueo naval, y “Malta caerá en nuestras manos como consecuencia de la victoria final, ganada al concentrar todas nuestras energías en los teatros que contengan objetivos decisivos”.

Fuente: Douglas Austin, Malta and British Strategic Policy 1925–43 (London & New York: Frank Cass: 2004).
Aquí podemos observar varias cuestiones fundamentales. La primera es que el primer estudio antes de la declaración de guerra italiana el 10 de junio fue rechazado por Cavagnari en base a una estimación de inteligencia errada que, en consecuencia, condujo a la necesidad de desplegar para la proyectada operación un número de fuerzas y medios de los que carecían los italianos. La petición de Graziani estaba del todo justificada, pues sólo la posesión de Malta le garantizaba el flujo regular de suministros para su aventura contra los británicos en Egipto, al tiempo que sustraía a éstos la posibilidad de bombardear el puerto de Trípoli. El segundo estudio, ya con la guerra declarada, repitió el mismo error en la estimación de las fuerzas y capacidad de defensa de los británicos en Malta, al tiempo que señalaba que el objetivo no era decisivo. Por ello toda operación contra Malta se ciñó a su bombardeo con el objetivo de neutralizarla como base operativa británica, o como dijo el propio Mussolini “para esterilizarla”. Los objetivos estratégicos tras la declaración de guerra eran los mismos que había señalado Mussolini en su memorado de marzo y contemplados en el PR12, y sólo y siempre que las condiciones fuesen favorables.

¿Cómo, pues, superar este escollo histórico para poder construir esta historia alternativa? Dado el despliegue totalmente disperso de las fuerzas armadas italianas en junio de 1940, la inexistencia de un plan estratégico definido con objetivos concretos (consecuencia lógica de un Comando Supremo inefectivo y unos servicios -tierra, mar y aire- que iban por libre) fundamentados en una inteligencia eficiente y sólida, y con un capo supremo que actuaba como una veleta cambiando constantemente de dirección, resulta poco menos que ciencia-ficción recrear esta historia. Había músculo (no mucho pero suficiente), sobraba fantasía y escaseaba realismo para una aventura exitosa contra los británicos en Egipto.

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Re: Italia conquista el Canal de Suez en el verano de 1940

Mensaje por José Luis » Lun Ene 11, 2021 9:07 pm

¡Hola a todos!

Creo que el memorando de Mussolini que he citado de 31 de marzo de 1940 es tan importante de cara a lo que se plantea en este hilo que he decido reproducirlo aquí en lo tocante a los planes de guerra que contemplaba. El memorando (Promemoria segretissimo 328) se puede leer en su totalidad aquí: http://www.larchivio.com/xoom/segretissimo.htm . Yo he seguido (que es exactamente igual) a Renzo De Felice en su gigantesca obra sobre Mussolini en su volumen titulado Mussolini il Duce. Lo stato totalitario 1936-1940 (Torino: Giulio Einaudi Editore, 1981) pp. 772-775. Lo dejo en su original italiano porque creo que es relativamente fácil de entender.

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Piano di guerra

Premesso che la guerra è inevitabile e che non possiamo marciare coi franco-inglesi, cioè non possiamo marciare contro la Germania, si tratta di fissare sin da questo momento le linee della nostra strategia, in modo da orientarvi gli studi di dettaglio.

Fronte terrestre. Difensivo sulle Alpi occidentali. Nessuna iniziativa. Sorveglianza. Iniziativa solo nel caso, a mio avviso, improbabile, di un completo collasso francese sotto l'attacco tedesco. Una occupazione della Corsica può essere contemplata, ma forse il gioco non vale la candela: bisogna però neutralizzare le basi aeree di questa isola.

Ad Oriente, verso la Jugoslavia, in un primo tempo, osservazione diffidente. Offensiva nel caso di un collasso interno di quello Stato, dovuto a la secessione, già in atto, dei croati.

Fronte albanese: l'atteggiamento verso nord (Jugoslavia) sud (Grecia) è in relazione con quanto accadrà sul fronte orientale.

Libia: difensiva tanto verso la Tunisia, quanto verso l'Egitto. L'idea di una offensiva contro l'Egitto, è de scartare, dopo la constituzione dell'Esercito di Weygand.

Egeo: difensiva.

Etiopia: offensiva per garantire l'Eritrea e operazioni su Gedaref e Kassala; offensiva su Gibuti, difensiva e al caso controffensiva sul fronte del Kenia.

Aria. Adeguare la sua attività a quelle dell'Esercito e della Marina: attività offensiva o difensiva a seconda dei fronti e a seconda delle iniziative nemiche.

Mare. Offensiva su tutta la linea nel Mediterraneo e fuori.

È su queste direttive che gli Stati Maggiori devono basare i loro studi e i loro lavoro di preparazione senza perdere un'ora di tempo, poiché, malgrado la nostra attuale non-belligeranza, la volontà dei franco-inglesi o una complicazione impreveduta potrebbe metterci, anche in un avvenire immediato, di fronte alla necessità di impugnare le armi.
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Re: Italia conquista el Canal de Suez en el verano de 1940

Mensaje por Schwerpunkt » Mié Ene 13, 2021 10:49 am

Estimado Jose Luis:

Son conocidas las claras carencias materiales y económicas italianas. Sobre la absoluta falta de preparación estratégica, de mando y operacional de sobras conocida has argumentado con una gran base de consultas de fuentes la absoluta incapacidad de Mussolini y del estado que acaudillaba.

Efectivamente Mussolini fue un absoluto veleta alternando diversos planteamientos estratégicos (Balcanes, Francia, norte de Africa, volviendo a los Balcanes, etc, etc) A diferencia de la Alemania de Hitler Mussolini fue incapaz de convertir a las entidades descabezadas y puenteadas como sus estados mayores en organizaciones mínimamente coherentes y operativas. Las razones son muchas, desde la simple incapacidad de Mussolini a las realidades clientelares del estado fascista y la espantosa mediocridad de todos sus líderes políticos y militares.

No pretendo argumentar los inargumentable. Para que este escenario hipotético se hubiera podido realizar Mussolini debería de haber tenido muchos meses antes un escenario estratégico claro y convertir esas oportunidades en operaciones mediante organizaciones mínimamente coherentes. Y está claro que el estado fascista en la situación en la que se encontraba en 1939-1940 era incapaz de realizar ese esfuerzo.

Paradójicamente se consiguió mucha más coordinación, unidad de mando, operaciones y esfuerzos a finales de 1942 y 1943 cuando las duras realidades forzaron a una reconversión -no total- de las instituciones bélicas del estado fascista. Pero para entonces la guerra estaba completamente perdida...

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Re: Italia conquista el Canal de Suez en el verano de 1940

Mensaje por José Luis » Mié Ene 13, 2021 8:25 pm

¡Hola a todos!
Schwerpunkt escribió: No pretendo argumentar los inargumentable.
Me consta. Yo he buscado argumentos que posibiliten esta historia alternativa, pero no los he hallado. En principio, los italianos podrían haberla llevado a cabo, pero al final nunca dieron el paso decisivo. Voy a ver si puedo explicarlo con unos cuantos ejemplos.

Desde el punto de vista doctrinal teórico, el ejército italiano contaba con una doctrina militar que posibilitaba una ofensiva contra los británicos en Egipto. Hay dos momentos históricos determinados que sientan las bases de esa doctrina: el primero viene dado por la reforma militar del general Baistrocchi a partir de 1933 en lo que se llamó "guerra di movimento", que seguía las líneas más básicas de lo que entonces propugnaban los teóricos alemanes y soviéticos. Confería la máxima importancia a la maniobra ofensiva sorpresiva y veloz, comprometiendo el grueso de las fuerzas en un ataque decisivo que llevase la guerra al territorio enemigo. Baistrocchi concebía la batalla en 4 fases: contacto, ataque profundo, explotación del éxito y persecución a ultranza. Todo ello con las fuerzas ofensivas desplegadas en dos masas: una de ruptura y una de maniobra, operando ambas bajo un concepto aproximado al de armas combinadas. La idea era buena, pero faltaban los medios (especialmente medios de transporte y carros de combate). El punto aquí (para montar nuestra historia alternativa sobre una base histórico sólida) sería que Mussolini decidiese llenar este vacío móvil y blindado priorizando a tal fin la fabricación y producción de armamento. ¿Pero qué hizo Mussolini? Pues contra el criterio de Baistrocchi, que no quería malgastar lo poco que tenían, se decidió por la aventura de Etiopía, donde se llevó a cabo con éxito la doctrina de Baistracchi. La invasión no tenía justificación estratégica sino sólo propagandística y de orden político interno. Ahora bien, esta guerra supuso un despilfarro tremendo de material de guerra, especialmente logístico. Y acto seguido, en 1936 Mussolini ahondó muchísimo más la herida decidiendo intervenir en la GC española, también contra el criterio de Baistracchi..

Mussolini destituyó a Baistracchi como subsecretario de guerra y jefe del EM del ejército en julio de 1936 y nombró en su lugar al general Pariani en octubre del mismo año, cuya reforma militar fue la de la "guerra di rapido corso", que ponía el énfasis en el componente mecanizado y blindado mediante la reducción del complemento de infantería. Pero el problema era el mismo (falta de medios) sólo que mucho más agravado tras las aventuras de Etiopía y España. Además, la experiencia de la guerra de España llevó a una decisión de Pariani totalmente desacertada, cual fue cambiar la estructura ternaria de la división por una binaria, lo que debilitó todavía más la capacidad ofensiva.

El punto de nuestra historia sería que Mussolini -en vez de despilfarrar los pocos medios móviles y blindados, combustible, munición, etc., con esas intervenciones militares que carecían de cualquier interés estratégico- dedicara esos años de 1933 a 1939 a fabricar los recursos militares necesarios para poder acometer, llegado el caso, una ofensiva contra Egipto. No sólo no lo hizo, sino que hizo todo lo contrario.

Porque la idea de una ofensiva contra Egipto venía de antiguo. De hecho, Balbo realizó tres proyectos militares: uno en el otoño de 1935 (con dos variantes), y dos en 1936. Es verdad que no eran bajo ningún contexto planes de guerra (con sus planificaciones operacional y táctica), y ni siquiera se establecían objetivos ni direcciones de ataque concretos (sólo genéricos) ni se definía cómo operar en el terreno desértico sin coches blindados con orugas y con infantería pedestre. Lo que hizo Balbo fue precisamente redactar la lista de todo lo que necesitaba para poder pasar a planificar de verdad una ofensiva contra Egipto. Pues bien, llegados a 1939 los italianos seguían en la misma situación con "planes de guerra", "diseños operativos", "estudios", "proyectos" que apenas pasaron de lo que había hecho previamente Balbo: listas con las peticiones de los recursos necesarios.

Cuando Graziani llegó a Libia tras la muerte de Balbo no encontró ningún plan contra Egipto. ¿Y qué hizo Graziani? Lo mismo que Balbo: pedir y pedir sin recibir. Mussolini tenía otras prioridades que prácticamente cambiaban día a día según las circunstancias. Y cuando llegó la hora de la verdad, en junio de 1940, los italianos seguían en la misma situación en cuanto a la falta de una estrategia definida y concreta desarrollada en una planificación operacional y táctica. Esta es la barrera que no podemos traspasar, Schwerpunkt, más allá de que nos podamos entretener con un juego intelectual.

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