La evolución de la derecha tradicional alemana en un III Reich triunfante

¿Qué pasaría si…?

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La evolución de la derecha tradicional alemana en un III Reich triunfante

Mensaje por Plantigrado » Jue Nov 22, 2018 12:15 am

Yo pienso que la conquista del poder por el nazismo en Alemania en 1933 y su afianciamiento en los años siguientes no se puede entender sin tener en cuenta la complicidad implícita o explícita de sectores de la población alemana que no eran exactamente nazis en principio. Que quizá tenían una opinión despectiva hacia los judíos, pero que se hubiesen horrizado si les hubiesen planteado claramente un Holocausto. Que quizá no sentían una especial animadversión hacia las democracias angloamericanas, pero que sí veían en la URSS y el comunismo como a sus enemigos naturales.

Esos sectores posiblemente podríamos identificarlos como conservadores. Votantes de Hindenburg como Presidente de la República de Weimar o incluso nostálgicos de la monarquía de los Hollenzollern. Quizá partidarios del Zentrum o del Partido Popular Alemán en algún momento anterior.

Cuando los nazis llegan al poder yo creo que hay un proceso de asimilación en este campo de la derecha tradicional alemana. No son las fuerzas de la derecha tradicional los que se muestran especialmente beligerantes contra el nazismo en los años precedentes a la SGM, creo, aunque puedan tener diferencias. Si hay en esos años algunos núcleos de resistencia creo que son más bien de signo izquierdista y de cristianos de base, y no muy numerosos.

Supongamos que, tras estallar la SGM, los éxitos del III Reich no se detienen en Polonia y Francia. Que Gran Bretaña acaba negociando una paz favorable a los alemanes. Y que la Operación Barbarroja tiene éxito, cayendo Stalin y con él su sistema, desapareciendo o quedando en muy mala posición la URSS.

¿Os imagináis que en esas circunstancias se hubiese podido dar algo parecido a la Operación Valkyria? A mí me cuesta mucho imaginarlo. Más bien supongo que gente como Stauffenberg o como Canaris o como Rommel --sin que los tenga exactamente como unos nazis claros (aunque podríamos discutir hasta qué punto lo fueron o lo dejaron de ser) -- en esas circunstancias hubiesen sido leales a Hitler y no hubiesen conspirado.
“Mientras la guerra sea considerada como mala, conservará su fascinación. Cuando sea tenida por vulgar, cesará su popularidad”.

Oscar Wilde, escritor irlandés.

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Re: La evolución de la derecha tradicional alemana en un III Reich triunfante

Mensaje por José Luis » Jue Nov 22, 2018 9:43 am

¡Hola a todos!
Plantigrado escribió: Cuando los nazis llegan al poder yo creo que hay un proceso de asimilación en este campo de la derecha tradicional alemana. No son las fuerzas de la derecha tradicional los que se muestran especialmente beligerantes contra el nazismo en los años precedentes a la SGM, creo, aunque puedan tener diferencias. Si hay en esos años algunos núcleos de resistencia creo que son más bien de signo izquierdista y de cristianos de base, y no muy numerosos.
“Cuando los nazis llegan al poder” es una frase que, en el contexto en que la expresas, puede llevar a la confusión. Porque cuando llegaron al poder, o para ser más precisos, cuando Hitler fue nombrado Canciller del Reich por Hindenburg el 30 de enero de 1933, el gobierno que formó el nuevo canciller fue uno de coalición entre el NSDAP y el DNVP, con von Papen (independiente) como vicecanciller, y en el cual los nazis sólo tuvieron dos ministerios. Esto estaba en los acuerdos palaciegos previos que dieron el visto bueno al nombramiento de Hitler. Al día siguiente se disolvió el parlamento y se convocaron elecciones legislativas para el 5 de marzo. Mientras tanto se produjo el incendió del Parlamento en Berlín el 27 de febrero, una semana antes de las elecciones, lo que propició la aprobación el día siguiente del llamado Decreto del incendio del Reichstag (Reichstagsbrandverordnung), decreto que suspendía un montón de derechos costitucionales (libertad de expresión, de prensa, asociación, reunión, etc.) y permitía al gobierno ordenar una serie de acciones (registros y confiscaciones de bienes privados), dirigidas especialmente contra el Partido Comunista, que de otro modo serían del todo ilegales. Pese a todas estas limitaciones constitucionales y actos de terror y censura, en las elecciones de 5 de marzo el NSDAP sólo consiguió el 43,9 por ciento de los votos, lejos de la mayoría absoluta. Estos resultados obligaron a Hitler a mantener la coalición de gobierno con el DNVP.

Para liberarse de las ataduras de esta coalición y del Parlamento, el 15 de marzo Hitler propuso la llamada Ley Habilitante (Ermächtigungsgesetz), que era una enmienda a la Constitución de Weimar y que, por tanto, requería para su aprobación del apoyo de dos tercios de los miembros del parlamento que estuvieran presentes y votaran (que a la vez requería un quorum de dos tercios de todo el parlamento). Esto se consiguió finalmente gracias a que, previamente, habían sido arrestados un montón de diputados comunistas y socialdemócratas, y a los acuerdos con los católicos del Centro. La ley (que debía regir por un año) se aprobó el 23 de marzo y permitió al gobierno de Hitler legislar sin dar cuentas al Parlamento, estableciendo, de hecho, una dictadura, tras la prohibición de todos los partidos políticos excepto el nazi, único partido legal (14 de julio).

Por tanto, la Ley Habilitante fue el instrumento que posibilitó la auténtica toma del poder por los nazis. En todo el proceso que condujo a su aprobación (los acuerdos palaciegos para el nombramiento de Hitler como Canciller y el Decreto del Incendio del Reichstag, fundamentalmente), los partidos conservadores (DNVP y Zentrum), que en un principio pensaban que podía controlar y desgastar a Hitler, fueron finalmente víctimas de su propia ambición y de subestimar a Hitler. En dicho proceso fueron neutralizados (arrestados, encarcelados, asesinados o simplemente impedidos a votar) los diputados del Partido Comunista y, en mucha menor medida, los diputados socialdemócratas, neutralizando así a los oponentes políticos del NSDAP. Estos oponentes políticos y sus organizaciones sindicales no eran, como dices, poco numerosos (piensa que en las últimas elecciones legislativas federales de noviembre de 1932 los comunistas habían conseguido 100 escaños y los socialdemócratas 121, superando entre ambos los 196 escaños conseguidos por los nazis. Y pese a todo el terror previo, en las elecciones de 5 de marzo socialdemócratas y comunistas consiguieron 201 escaños de los 647 escaños del Reichstag, mientras que el NSDAP consiguió 288, sólo 92 más que en las elecciones de noviembre), pero dejaron de contar como factor político cuando sus bienes fueron confiscados, prohibidos como partidos políticos y sus líderes arrestados y encarcelados.
Plantigrado escribió: Supongamos que, tras estallar la SGM, los éxitos del III Reich no se detienen en Polonia y Francia. Que Gran Bretaña acaba negociando una paz favorable a los alemanes. Y que la Operación Barbarroja tiene éxito, cayendo Stalin y con él su sistema, desapareciendo o quedando en muy mala posición la URSS.
Me resisto a suponerlo :twisted: :twisted: :-D :-D
Plantigrado escribió: ¿Os imagináis que en esas circunstancias se hubiese podido dar algo parecido a la Operación Valkyria? A mí me cuesta mucho imaginarlo. Más bien supongo que gente como Stauffenberg o como Canaris o como Rommel --sin que los tenga exactamente como unos nazis claros (aunque podríamos discutir hasta qué punto lo fueron o lo dejaron de ser) -- en esas circunstancias hubiesen sido leales a Hitler y no hubiesen conspirado.
En ese escenario sería prácticamente impensable un golpe de estado contra Hitler (atentado o no de por medio). Podría haber gente (en el ejército y en la sociedad) contraria a las políticas criminales de Hitler, pero no moverían un solo dedo en su contra. Aunque no fue en absoluto un escenario similar al que propones, piensa en lo sucedido en Alemania después de la victoria militar de la Wehrmacht en mayo-junio de 1940 y la capitulación de Francia. Podría haber alguna contada excepción (siempre las hay), pero toda Alemania aclamó al Führer. Polonia a un margen, es cierto que no se habían puesto en marcha los asesinatos masivos que comenzarían un año más tarde en la Unión Soviética, pero incluso en 1941, en pleno desarrollo de la Operación Barbarroja, nadie en el ejército se decidió a planear y llevar a cabo un atentado y golpe de estado contra Hitler y su régimen para poner fin a esos crímenes. Algunos protestaron, pero no pasaron de ahí, salvo intentar paliar en la medida de lo posible el alcance de esos crímenes. Si Barbarroja hubiera concluido con éxito, tal como esperaban, entonces el escenario sería increíblemente peor, en este sentido.

Las decisiones trascendentales, como la de un magnicidio para posibilitar un golpe de estado, suelen ser fruto de una gran crisis provocada por la combinación de un cúmulo de circunstancias negativas. En Alemania, principalmente en una parte muy minoritaria del ejército, ya había un caldo de cultivo provocado principalmente por los crímenes nazis que predisponía a la acción, pero faltaba el factor desencadenante. Este factor no entró en juego hasta la catástrofe militar de Stalingrado, algo que produjo un malestar generalizado entre los miembros del ejército. A partir de entonces se produjo una crisis de confianza en la manera en como Hitler estaba dirigiendo la guerra, pero ese sentimiento reinante entre la mayoría de los altos oficiales y generales del ejército no fue suficiente para aglutinarlos y trasladarlo al terreno práctico, a la conspiración y la acción. Nuevamente, sólo fue un grupo minoritario de jefes (coroneles y mayores) quienes -con el apoyo de sus colaboradores en el Ejército de Reemplazo y en otros círculos de la resistencia civil y militar (éstos no activos)- decidieron llevar a cabo el primer atentado organizado contra Hitler en 1943, desgraciadamente sin éxito. Pero el desastre de Stalingrado también desencadenó el paso a la acción de la resistencia civil en la propaganda antinazi del heroico grupo de la Rosa Blanca. En este sentido, Stalingrado marcó un antes y un después en la actitud de una parte minoritaria de la sociedad alemana frente al régimen nazi, mientras que las críticas públicas comenzaron a cobrar fuerza como atestiguan los informes de los servicios de seguridad del régimen nazi.

Todo este malestar, que finalmente se concretó en el atentado del 20 de julio de 1944 (en el que, sin embargo, sólo participó un grupo relativamente minoritario del ejército y cuantitativamente irrelevante de la sociedad civil), sería del todo improbable en el escenario, nada deseable, que planteas en este hilo.

Saludos cordiales
JL
"Dioses, no me juzguéis como un dios
sino como un hombre
a quien ha destrozado el mar" (Plegaria fenicia)

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