Anexión de Portugal
Publicado: Jue Mar 11, 2010 10:57 am
Esto es parte de la carta enviada desde Rusia por el general Muñoz-Grandes al ministro general Varela, en 1942
Gibraltar, Portugal y Marruecos son necesarios, vitales para España, pero no se lograrán sin guerra
No voy a relatar los planes españoles para invadir Gibraltar por aquellos años, sino que me limitaré a desarrollar este asunto siguiendo mi historia de la que considero última oportunidad de Hitler de ganar la guerra el 8 de noviembre de 1942
viewtopic.php?f=53&t=1184
viewtopic.php?f=53&t=11106
viewtopic.php?f=53&t=8873
Cuando Franco recibe el ultimatum de Hitler de que sus tropas en Francia tendrán que pasar a través de España para bloquear el estrecho de Gibraltar y atrapar así a las tropas americanas desembarcadas en Argelia, entre las inequívocas amenazas (que hablarían de, por ejemplo, "la seguridad y el futuro de la Europa enfrentada al bolchevismo y el judaísmo americano"), también se incluiría un poco de zanahoria: el alcance por España de sus metas imperiales y su justo lugar entre las naciones poderosas de Europa.
La perspectiva de una entrada repentina de España en la guerra, sin preparación previa, implicaría, como mínimo, la pérdida de las islas Canarias (territorio soberano español, no colonia o protectorado) y las pequeñas colonias africanas. Para colmo, Hitler no puede prometer que entregará Marruecos y Argelia a España una vez expulsados los aliados, porque aún considera importante la adhesión de Francia al Eje. Los asesores de Hitler le señalarían entonces a su jefe el proyecto de unificación peninsular. El estado portugués, grande como Austria y con siete millones de habitantes, le parecería a Hitler un botín para los españoles tan valioso como fue el Anschluss de su Austria natal para el Reich. Más tarde se sorprendería de lo poco importante que era para los españoles.
Pero para el Eje sí sería importante eliminar Portugal. Aunque neutral y con un gobierno fascista, Portugal era totalmente probritánico. Además, los asesores económicos de Hitler se llevarían las manos a la cabeza con la entrada de España en el Eje en noviembre de 1942: no sólo España era un país muy pobre que no se había recuperado de la devastadora guerra civil de 1936-39, sino que, para colmo, dependía de suministros americanos. Si España declaraba la guerra al Imperio británico y a los Estados Unidos, tendría que ser Alemania entonces quien reparara las escaseses españolas en trigo y combustible. Y Alemania ya andaba muy escasa ella misma. De ese modo, Portugal también podría aparecer como interesante por su interés económico. Aunque país pequeño y pobre también, algo se podría saquear de sus reservas, e incluso el desarme de su ejército podría ayudar a rearmar al ejército español, que tendría que pasar en pocos meses de 300.000 hombres a 900.000.
Quedaba el momento de la invasión. Convencido ya Franco de que anexionar Portugal le proporcionaría algo de prestancia imperial y algúnb beneficio económico, la operación comenzaría a ser planeada, dependiendo, por supuesto, del éxito alemán en Marruecos.
Según mi historia, es probable que a finales de Diciembre de 1942, tras que fracasase el intento aliado de reabrir el Estrecho de Gibraltar mediante la ocupación del Marruecos español (operación "Backbone"), Francia se adhiriera al Eje y los aliados ya no tuvieran mejor expectativa que crear un núcleo de resistencia en el sur de Marruecos, a ser posible en torno al puerto de Casablanca.
Es en ese momento cuando Franco envía a Salazar una propuesta de unificación de los dos Estados. Portugal podría seguir conservando su nombre, su bandera y su lengua (aunque el español se haría cooficial en la enseñanza y en la administración), y el mismo Oliveira Salazar podría ser Jefe de Estado tanto de Portugal como de España, mientras que Franco, modestamente, se conformaría con ser jefe de Gobierno y del Ejército (el ejército portugués sería absorbido por el español). Se podía plantear crear una nueva enseña nacional para toda la península y Lisboa como capital del nuevo Estado (José Antonio habló una vez de una España peninsular con la capital en Lisboa, la bandera de Aragón y la lengua castellana).
Naturalmente, ni Salazar ni nadie en Portugal se interesaría por semejante proyecto. Salazar se dirige a Churchill, el cual, con el ejército aliado cada vez en una situación más crítica en Marruecos (toda la flota aliada debe concentrarse en Casablanca para caso de una difícil evacuación hacia Canarias, ya República española), se limita a asegurarle que la guerra será tarde o temprano ganada por el potencial industrial infinito de los Estados Unidos, y que, mientras tanto, los portugueses deben luchar por su independencia. Y si todo sale mal, escapar a las Azores y seguir luchando desde las extensas posesiones ultramarinas (lo mismo que se propuso a Francia en junio de 1940).
Mientras esta situación tensa se prolonga, Rommel cerca y casi aniquila al ejército aliado en Marruecos, la mayor parte del cual escapa hacia las Canarias. La unidad de élite del ejército español, la división navarra, se encuentra ya en la frontera portuguesa, así como van llegando, rápidamente movilizados desde el escenario marroquí, tropas aerotransportadas alemanas de élite.
El domingo 14 de febrero de 1943, tras unas inútiles negociaciones, varios centenares de paracaidistas alemanes caen sobre posiciones estratégicas portuguesas (sobre todo, depósitos de combustible, aeródromos y los puentes y carreteras de la zona de Lisboa) y el ejército español, con los navarros en vanguardia, entran por las fronteras. La resistencia portuguesa es meramente formularia, pues no pueden hacer frente a las tropas alemanas de élite que están comenzando a ser desplazadas desde Marruecos para regresar a Europa a través de España. Salazar y su gobierno abandonan el continente hacia las Azores, bajo protección de la Royal Navy. Antes de que acabe el día, la bandera español luce en Portugal y Franco ha emulado a Felipe II. Ahora es dueño de toda la península (aunque la fortaleza de Gibraltar tardará meses en rendirse) y, en teoría, del inmenso Imperio portugués en África al que Hitler habrá agregado, sobre el papel, posesiones británicas añadidas.
Lo primero que hacen los españoles es desarmar a los portugueses, saquear lo que encuentran (no mucho, pero en la situación de España todo es valioso) y tratar de hallar portugueses colaboracionistas. Esto último sería lo más difícil.
Para los aliados, Portugal es algo positivo. Obligará a los españoles a mantener un ejército de ocupación y siempre será una posibilidad de desembarco en Europa en territorio amigo. Por otra parte, la posesión por los aliados de bases en las Azores, Madeira y Cabo Verde (y en la República española de las islas Canarias) les da el control definitivo del Atlántico.
Para Salazar, es algo negativo. Churchill respeta su fidelidad a la ancestral alianza con los británicos, pero considera que para que la resistencia antiespañola tenga más efecto, Salazar debe aliarse con la oposición democrática a su antiguo régimen. A Salazar no le queda más remedio que democratizarse un poco.
Para Alemania supone algunas ventajas. La entrada de Francia en la guerra exige que se busque de alguna parte un millón de trabajadores extranjeros para el Reich que sustituya a los prisioneros franceses liberados. Franco logra enviar más de medio millón de entre los varones españoles considerados "no políticamente aptos" para integrarse en el nuevo ejército nacional, pero los demás pueden salir de Portugal bajo diversas fórmulas que implican trabajo obligatorio. También, siguiendo la tradición nazi, se organiza una pequeña evacuación de gitanos para aliviar el peso demográfico económicamente poco productivo. Judíos, hay pocos.
Si el Eje comienza a ganar la guerra decisivamente a lo largo de 1943, entonces es posible que comience a surgir un colaboracionismo portugués.
Gibraltar, Portugal y Marruecos son necesarios, vitales para España, pero no se lograrán sin guerra
No voy a relatar los planes españoles para invadir Gibraltar por aquellos años, sino que me limitaré a desarrollar este asunto siguiendo mi historia de la que considero última oportunidad de Hitler de ganar la guerra el 8 de noviembre de 1942
viewtopic.php?f=53&t=1184
viewtopic.php?f=53&t=11106
viewtopic.php?f=53&t=8873
Cuando Franco recibe el ultimatum de Hitler de que sus tropas en Francia tendrán que pasar a través de España para bloquear el estrecho de Gibraltar y atrapar así a las tropas americanas desembarcadas en Argelia, entre las inequívocas amenazas (que hablarían de, por ejemplo, "la seguridad y el futuro de la Europa enfrentada al bolchevismo y el judaísmo americano"), también se incluiría un poco de zanahoria: el alcance por España de sus metas imperiales y su justo lugar entre las naciones poderosas de Europa.
La perspectiva de una entrada repentina de España en la guerra, sin preparación previa, implicaría, como mínimo, la pérdida de las islas Canarias (territorio soberano español, no colonia o protectorado) y las pequeñas colonias africanas. Para colmo, Hitler no puede prometer que entregará Marruecos y Argelia a España una vez expulsados los aliados, porque aún considera importante la adhesión de Francia al Eje. Los asesores de Hitler le señalarían entonces a su jefe el proyecto de unificación peninsular. El estado portugués, grande como Austria y con siete millones de habitantes, le parecería a Hitler un botín para los españoles tan valioso como fue el Anschluss de su Austria natal para el Reich. Más tarde se sorprendería de lo poco importante que era para los españoles.
Pero para el Eje sí sería importante eliminar Portugal. Aunque neutral y con un gobierno fascista, Portugal era totalmente probritánico. Además, los asesores económicos de Hitler se llevarían las manos a la cabeza con la entrada de España en el Eje en noviembre de 1942: no sólo España era un país muy pobre que no se había recuperado de la devastadora guerra civil de 1936-39, sino que, para colmo, dependía de suministros americanos. Si España declaraba la guerra al Imperio británico y a los Estados Unidos, tendría que ser Alemania entonces quien reparara las escaseses españolas en trigo y combustible. Y Alemania ya andaba muy escasa ella misma. De ese modo, Portugal también podría aparecer como interesante por su interés económico. Aunque país pequeño y pobre también, algo se podría saquear de sus reservas, e incluso el desarme de su ejército podría ayudar a rearmar al ejército español, que tendría que pasar en pocos meses de 300.000 hombres a 900.000.
Quedaba el momento de la invasión. Convencido ya Franco de que anexionar Portugal le proporcionaría algo de prestancia imperial y algúnb beneficio económico, la operación comenzaría a ser planeada, dependiendo, por supuesto, del éxito alemán en Marruecos.
Según mi historia, es probable que a finales de Diciembre de 1942, tras que fracasase el intento aliado de reabrir el Estrecho de Gibraltar mediante la ocupación del Marruecos español (operación "Backbone"), Francia se adhiriera al Eje y los aliados ya no tuvieran mejor expectativa que crear un núcleo de resistencia en el sur de Marruecos, a ser posible en torno al puerto de Casablanca.
Es en ese momento cuando Franco envía a Salazar una propuesta de unificación de los dos Estados. Portugal podría seguir conservando su nombre, su bandera y su lengua (aunque el español se haría cooficial en la enseñanza y en la administración), y el mismo Oliveira Salazar podría ser Jefe de Estado tanto de Portugal como de España, mientras que Franco, modestamente, se conformaría con ser jefe de Gobierno y del Ejército (el ejército portugués sería absorbido por el español). Se podía plantear crear una nueva enseña nacional para toda la península y Lisboa como capital del nuevo Estado (José Antonio habló una vez de una España peninsular con la capital en Lisboa, la bandera de Aragón y la lengua castellana).
Naturalmente, ni Salazar ni nadie en Portugal se interesaría por semejante proyecto. Salazar se dirige a Churchill, el cual, con el ejército aliado cada vez en una situación más crítica en Marruecos (toda la flota aliada debe concentrarse en Casablanca para caso de una difícil evacuación hacia Canarias, ya República española), se limita a asegurarle que la guerra será tarde o temprano ganada por el potencial industrial infinito de los Estados Unidos, y que, mientras tanto, los portugueses deben luchar por su independencia. Y si todo sale mal, escapar a las Azores y seguir luchando desde las extensas posesiones ultramarinas (lo mismo que se propuso a Francia en junio de 1940).
Mientras esta situación tensa se prolonga, Rommel cerca y casi aniquila al ejército aliado en Marruecos, la mayor parte del cual escapa hacia las Canarias. La unidad de élite del ejército español, la división navarra, se encuentra ya en la frontera portuguesa, así como van llegando, rápidamente movilizados desde el escenario marroquí, tropas aerotransportadas alemanas de élite.
El domingo 14 de febrero de 1943, tras unas inútiles negociaciones, varios centenares de paracaidistas alemanes caen sobre posiciones estratégicas portuguesas (sobre todo, depósitos de combustible, aeródromos y los puentes y carreteras de la zona de Lisboa) y el ejército español, con los navarros en vanguardia, entran por las fronteras. La resistencia portuguesa es meramente formularia, pues no pueden hacer frente a las tropas alemanas de élite que están comenzando a ser desplazadas desde Marruecos para regresar a Europa a través de España. Salazar y su gobierno abandonan el continente hacia las Azores, bajo protección de la Royal Navy. Antes de que acabe el día, la bandera español luce en Portugal y Franco ha emulado a Felipe II. Ahora es dueño de toda la península (aunque la fortaleza de Gibraltar tardará meses en rendirse) y, en teoría, del inmenso Imperio portugués en África al que Hitler habrá agregado, sobre el papel, posesiones británicas añadidas.
Lo primero que hacen los españoles es desarmar a los portugueses, saquear lo que encuentran (no mucho, pero en la situación de España todo es valioso) y tratar de hallar portugueses colaboracionistas. Esto último sería lo más difícil.
Para los aliados, Portugal es algo positivo. Obligará a los españoles a mantener un ejército de ocupación y siempre será una posibilidad de desembarco en Europa en territorio amigo. Por otra parte, la posesión por los aliados de bases en las Azores, Madeira y Cabo Verde (y en la República española de las islas Canarias) les da el control definitivo del Atlántico.
Para Salazar, es algo negativo. Churchill respeta su fidelidad a la ancestral alianza con los británicos, pero considera que para que la resistencia antiespañola tenga más efecto, Salazar debe aliarse con la oposición democrática a su antiguo régimen. A Salazar no le queda más remedio que democratizarse un poco.
Para Alemania supone algunas ventajas. La entrada de Francia en la guerra exige que se busque de alguna parte un millón de trabajadores extranjeros para el Reich que sustituya a los prisioneros franceses liberados. Franco logra enviar más de medio millón de entre los varones españoles considerados "no políticamente aptos" para integrarse en el nuevo ejército nacional, pero los demás pueden salir de Portugal bajo diversas fórmulas que implican trabajo obligatorio. También, siguiendo la tradición nazi, se organiza una pequeña evacuación de gitanos para aliviar el peso demográfico económicamente poco productivo. Judíos, hay pocos.
Si el Eje comienza a ganar la guerra decisivamente a lo largo de 1943, entonces es posible que comience a surgir un colaboracionismo portugués.